Menu

Escuche Radio América

¿Otro Jesús? - Another Jesus? The Eucharistic Christ and the New Evangelization

  • Fecha de publicación: Miércoles, 23 Abril 2008, 20:28 horas

Otro JesúsAnother Jesus? The Eucharistic Christ and the New Evangelization
¿Otro Jesús? El Cristo Eucarístico y la Nueva Evangelización
Por Roger Oakland con Jim Tetlow
Publicado por RADIO AMÉRICA

 Traducido por Judith A. de Rojas

Versión en Español editada por el pastor J. A. Holowaty

Para la reimpresión, total o parcial de esta obra, comuníquese con los editores.

Correo postal
Radio América
Casilla 2220
Asunción, Paraguay

Todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960.


Introducción

El apóstol Pablo era un hombre con una pasión por la verdad. Si bien su ministerio estaba claramente enfocado en proclamar la gracia salvadora del Evangelio de Jesucristo, también le preocupaba ver la verdad comprometida con el plan engañoso y sutil de Satanás.

Aunque Pablo había hecho todos los esfuerzos posibles para enseñarle a la iglesia de Corinto la verdad acerca de Jesús, y el hecho de que había muerto sobre la cruz para salvarlos de sus pecados, los falsos maestros y las enseñanzas erróneas se habían infiltrado en la iglesia. Obviamente algunos estaban siendo apartados del camino. Por esta razón expresó su preocupación en la siguiente forma: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2 Co. 11:3, 4).

El título para el libro que usted sostiene en su mano está inspirado en esta porción de la Escritura. Creo que la advertencia urgente que le diera Pablo a los Corintios, es el mismo mensaje que Dios desea proclamar hoy.

El plan de Satanás para engañar a Eva y a la iglesia de Corinto, no ha sido alterado a lo largo de las edades. El hecho de que hay “otro evangelio” inspirado por “otro espíritu”, que engaña a las personas para que crean que conocen al Señor Jesucristo, cuando en realidad no es así, no es nuevo. Las tendencias actuales parecen indicar que nos encaminamos por un sendero similar que conduce hacia una gran falsedad que tiene el potencial para engañar al mundo entero.

Es por esta razón que he escrito este libro. Tiene dos objetivos principales. Primero, es como un llamado de alerta para todos esos que conocen al Jesús de la Biblia, para que presten atención al llamamiento a contender por la fe y advertir a otros. Segundo, es una advertencia a todos los que pueden pensar que conocen al Señor Jesucristo, pero que en lugar de eso viven engañados creyendo en “otro” Jesús. El Señor dejó claro que hay serias consecuencias para esos que piensan que han creído en Él, pero que a cambio han sido engañados por una forma de cristianismo experimental centrado en los milagros, en lugar de una comprensión del Evangelio.

Al proclamar estos pensamientos en un mensaje conocido como “El Sermón del Monte”, registrado en el libro de Mateo, Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:21-23).

Estas palabras solemnes deberían ser un recordatorio para todos los que profesan Su nombre, para que presten atención a la declaración hecha por el Señor. Imagine lo que sería considerarse un seguidor sincero de Jesús, para luego descubrir que no estaba siguiéndolo. Mientras es posible encontrar experiencias milagrosas en el nombre de Jesucristo, no son estas experiencias las que acreditan a alguien para que vaya al cielo. En lugar de eso uno podría permanecer la eternidad en el infierno.

Los hechos que usted leerá en ¿Otro Jesús? fueron completados en un período de varios años. Así como cada pieza de un rompecabezas se suma a la integridad general de un cuadro, los eventos actuales reunidos con revelaciones de la Biblia me obligaron a escribir esto. Mientras sería más fácil no enfrentar la oposición que ocasionará el contenido de este libro, la Escritura me recuerda que contender por una fe basada en la Palabra de Dios, no es una opción. Tal como escribió Judas: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Jud. 3, 4).

Debe ser obvio por el título y por la ilustración que se observa en la carátula del libro, que mi objetivo al escribir este libro es confrontar una de las principales creencias fundamentales promovidas por la iglesia católica - la idea de la transubstanciación, el concepto de que Cristo de hecho se manifiesta sobre el altar y se encuentra dentro del copón, el recipiente donde los sacerdotes “consagran” la hostia.

Mientras este libro trata con una creencia fundamental sagrada de los católicos, no es mi objetivo atacarlos u ofenderlos. He escrito esto porque siento amor y compasión por esos que han sido engañados. El tema, de dónde permanecen por la eternidad las almas humanas, es un asunto serio. La Biblia enseña que el autor del engaño es Satanás. La meta del diablo es destruir a la humanidad y llevar como rehenes al infierno, a tantas almas como pueda. Su plan final es engañar a tantas personas como sea posible en el nombre del Salvador Jesucristo. Estoy convencido que cuando vemos a nuestros semejantes que son estafados en esta forma, debemos advertirlos en amor.

La Biblia enseña claramente que los últimos días estarán caracterizados por un gran engaño espiritual que cegará a muchos al Evangelio verdadero y que también conducirá a muchos otros que han creído la apostasía. Mientras la mentira cubre un amplio espectro de doctrinas satánicas, este libro se enfocará en un aspecto particular, en las apariciones falsas de Jesús. Tal como advirtió el Señor: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mt. 24:24, 25).

Quiero retar a cada uno que lea este libro, a que lo haga con una mente abierta. Primero, considere cuidadosa y honestamente lo que Dios ha revelado en su Palabra. Segundo, medite en los hechos que son presentados a la luz de las tendencias actuales. Permita que la luz de la Palabra de Dios brille y revele la verdad.


Evangelismo de la Pasión

El miércoles de ceniza del año 2004, se estrenó en Estados Unidos la película La pasión de Cristo. Nunca ningún film sobre Cristo había captado tanto la atención. En sus primeras dos semanas acumuló más de $200 millones de dólares, quedando destinada a convertirse en la película para adultos que reportaría más ganancias en la historia. Su subsecuente presentación alrededor del mundo tiene el potencial para influenciar a multiplicado millones de espectadores.

Aunque La pasión de Cristo fue producida y dirigida por Mel Gibson - un devoto católico romano, los católicos no estuvieron solos en su apoyo a esta monumental producción. Tal vez el mayor apoyo provino de los cristianos evangélicos que creen en la Biblia. En un esfuerzo por ganar almas para Cristo, estos cristianos están patrocinando todo tipo de eventos evangelísticos que giran alrededor de la película.

Entre los creyentes, hay una gran emoción acerca del potencial evangelístico de esta película. Millones de almas que normalmente nunca discuten de Jesucristo, ahora están hablando abiertamente sobre esta película, y acerca de Jesús - quién era y por qué murió.

Sin embargo, en este apéndice explicaremos, que apoyar este film sin explicar el Evangelio puede ser peligroso. La primera razón es bien clara. La pasión de Cristo, tal como su nombre lo indica, se concentra principalmente en la pasión, en los sufrimientos de Cristo. Sin embargo, no explica en forma adecuada el significado de estos eventos. Muchos han muerto por causas nobles, pero la muerte de Cristo es única. Como cristianos debemos usarla como punto de partida para explicar, el significado completo y propósito de la vida, muerte y resurrección de Cristo.

Evangelismo católico

Algo que no sorprende es que muchos católicos también estén usando la película como una oportunidad para evangelizar. Ascension Press y Catholic Exchange han provisto una guía católica y volumen de compañía de la película titulado Una guía a la Pasión: 100 preguntas acerca de “La pasión de Cristo”.

El autor Matthew Pinto compartió con la agencia de noticias Zenith, cómo el libro “ayudará a católicos y no católicos a entender la Eucaristía y el significado de María presentado en la película, a conocer el caso de Cristo, aprender sobre la iglesia que instituyó Jesús y responder en conformidad con sus vidas de fe”.

En la entrevista, Zenith le hizo al autor Matthew Pinto la siguiente pregunta - “¿Por qué es una guía católica importante a fin de comprender el film?” Pinto replicó: “La guía católica es necesaria, porque los evangelios son completamente católicos, tal como lo es la película. Aunque todavía muchos no verán o entenderán las enseñanzas más sublimes que el director y los escritores formularon a través de este film épico’.

“Un espectador secular, por ejemplo, probablemente no comprenderá que la imagen de la cabeza de la serpiente que es aplastada, es una referencia a Génesis 3:15. Asimismo, el fuerte énfasis Eucarístico y Mariano del film es algo que captará fácilmente un católico bien catequizado, pero que muchos católicos no catequizados o protestantes no percibirán en toda su profundidad’.

“Tal como está declarado en la introducción del libro, para entender la teología e imágenes profundas Marianas y Eucarísticas, realmente se requiere una comprensión profunda del catolicismo”.

“Nuestros hermanos y hermanas protestantes, quienes deben ser alabados por su fervor evangélico y creatividad para promover esta película, generalmente no tienen conocimiento de estos asuntos”.

Además, Matthew Pinto explicó que esta “herramienta de testimonio” proveería “un comentario escena por escena sobre los aspectos teológicos y artísticos del film” para ayudar a los católicos, educar y evangelizar a los no católicos. Cuando se le preguntó: “¿Anticipa la guía el escepticismo protestante acerca de los elementos Eucarísticos?” - replicó: “Simplemente explicamos la conexión entre el sacrificio del Calvario y el sacrificio de la Misa’.

“El director usa una técnica transversal en la película que traza un paralelo entre la última cena y la crucifixión, y exploramos esta conexión en el libro”.

La entrevista concluyó con esta pregunta: “¿Qué respuesta ha tenido de las parroquias católicas y de los fieles?” El señor Pinto concluyó con estas palabras: “Teníamos confianza de que la respuesta sería fuerte, pero ha sido mucho más fuerte de lo que esperábamos. A las personas les encantó. Alguien me propuso que este libro es probablemente el de mayor venta en la historia católica - con ventas adelantadas de cerca de 140.000 libros en dos semanas - gracias al poder de la Internet y lo oportuno del libro en relación con este gran evento cultural católico’.

“Creo que la película presenta una de las oportunidades más críticas de nuestra generación en la evangelización”.

La meta y efecto de La pasión de Cristo

Algunos han hecho esta pregunta: ¿Era la intención de Mel Gibson que la película estuviera centrada en la Eucaristía católica y en María? En una entrevista que diera en la cadena televisiva EWTN, y tal como está registrado en este lugar de Internet, http://tmatt.gospelcom.net/column/2004-01/21, mientras explicaba los aspectos “más conmovedores, emocionales y eficaces” de la misa católica en latín, el señor Gibson manifestó su meta e intención al hacer este film, dijo: “La meta de la película es estremecer a las audiencias modernas al yuxtaponer tan abiertamente el ‘sacrificio de la cruz con el sacrificio del altar’ - el cual es la misma cosa”.

Esta entrevista fue televisada alrededor del globo en EWTN - la organización más grande del mundo que trasmite programas católicos de televisión. Claro está, Roma le exige a todos los católicos que deben creer que Cristo es sacrificado una y otra vez sobre los altares católicos de cada misa. Pero... ¿Influenciará esta película a otros para que adopten esta creencia anti-bíblica?

Aunque el efecto a largo plazo de esta película no se sabrá por un tiempo, ya ejerció una influencia profunda en los actores y el equipo de trabajadores. Jim Cavaziel - el actor que desempeñó el papel de Jesús, explicó del cambio que experimentaron los participantes de la película. En la siguiente declaración hecha por Carl Limbacher tomada de un artículo titulado “El Cristo de Mel Gibson revela la crucifixión”, escrito el 25 de enero del 2004, se dice que muchos del equipo de trabajadores se convirtieron al catolicismo.

Y leemos en este sitio de Internet http://newsmax.com/archives/ic/2004 /1/25/145119/shjtml: “En su primera entrevista con los medios noticiosos acerca de su papel estelar en la película de Mel Gibson ‘La pasión de Cristo’, James Cavaziel - el Jesús de Gibson - detalló el viernes, el sufrimiento de filmar las escenas de la crucifixión, notando que la experiencia en general inspiró a muchos en el equipo de trabajadores a que se convirtieran al catolicismo”.

Además, Cavaziel declaró que el filmar la historia de Cristo “realmente cambió la vida de personas”. Según la entrevista, Cavaziel también le dijo a Gibson, “Creo que es muy importante que tengamos misa todos los días - al menos yo lo necesito para desempeñar el papel de este tipo”.

Luego, en una declaración adicional centrada en el corazón del propio asunto, Cavaziel dijo: “Sentía que si iba a hacer el papel de él, iba a necesitar el sacramento en mí. Gibson proveyó eso”.

Claro está, el sacramento a que Cavaziel se estaba refiriendo, es el Sacramento de la Eucaristía. Éste es el corazón y núcleo de la fe católico romana. Como ya hemos mostrado en el capítulo cuatro de este libro, el Cristo Eucarístico no es el Cristo bíblico. Nosotros también sabemos que tener “el sacramento en mí” no tiene valor espiritual alguno. Pero... ¿Entienden esos hombres el evangelio bíblico?

La conexión “María”

En un artículo escrito por Catherine L. Keefe titulado “Jornada del alma del actor”, Jim Cavaziel compartió, cómo “María” lo preparó para desempeñar su monumental papel. Keefe, al escribir sobre la jornada espiritual de Cavaziel declaró: “La fe de Jim ha crecido a pasos agigantados. Algunos de sus despertares espirituales, giran alrededor de la Madre Bendita, el Rosario y Medjugorje, Bosnia, en donde muchos creen que la Virgen María ha estado apareciendo desde 1981. Visité el sitio en noviembre del 2000”.

El artículo explicaba lo que tuvo lugar cuando Jim Cavaziel rezó con Ivan Dragicevic, un misionario de Medjugorje que viaja por el mundo hablando acerca de sus encuentros con “María”. En principio Cavaziel tenía dudas respecto a Ivan y sus visiones. Sin embargo, el haber rezado con Dragicevic cambió la mente del actor. Esto era lo que decía parte del artículo: “Yo le dije a Ivan, ‘Oiga, estoy aquí, ¿está ella en esta habitación?’ Dragicevic le aseguró que María estaba allí, Cavaziel oró diciendo: ‘No sé si puedo creer que estás aquí, pero si estás, anda y cocíname con microondas. Haz lo que quieras hacerle a mi alma’. De súbito sintió que la paz le rodeaba. Y dijo: ‘Fue uno de los días más hermosos de mi vida’”.

Cavaziel lleva puesta una medalla de Nuestra Señora de Medjugorje en una cadena de oro alrededor de su cuello, una de tres medallas. También tiene un escapulario con figura de cruz que declara: “Soy católico, por favor llame a un sacerdote”. La tercera describe al papa Juan Pablo II.

Una declaración adicional del actor que desempeñó el papel de Jesucristo en La pasión de Cristo de Mel Gibson revela más acerca de lo que Cavaziel cree: “Cavaziel se anima cuando explica cómo María lo lleva más cerca de su Hijo Jesús, cuya presencia en la Eucaristía es tan significativa para él. Explica que la Eucaristía lo inspira para apartarse del pecado. Eso a cambio, hace su vida de oración más sincera”.

Finalmente, en otra entrevista registrada por el sitio oficial de Medjugorje en Internet, el señor Caviezel reitera cómo “María” en Medjugorje lo preparó para desempeñar el papel de Jesús. Dijo: “La catarsis para mí a fin de desempeñar este papel fue a través de Medjugorje, por medio de las apariciones de nuestra Señora. En preparación, yo usé todo lo que Medjugorje me enseñó. Mel Gibson y yo, asistíamos a misa cada día juntos. Algunos días no pude ir a misa, pero recibía la Eucaristía”.

Cavaziel también explicó el papel que cree que desempeñó la aparición de María al hacer posible la filmación de la película: “Creo que el film fue algo hecho por María para su Hijo. Como fue hecho por ella, será atacado por el enemigo...”

La María católica

Al escudriñar la Escritura sabemos que la “María” de las apariciones es de origen demoníaco, y que el Jesús Eucarístico es un cristo falso. Como cristianos que creemos en la Biblia debemos usar cada oportunidad para explicar quién es Jesús y clarificarle el evangelio de gracia a esos que están confundidos.

Sin embargo, muchos cristianos aparentemente no se dan cuenta que el productor de La pasión, cree en un cristo falso y en una María que no es bíblica. De hecho, Mel Gibson apoya la idea de que María es una “tremenda corredentora y mediadora”. En una entrevista con la revista Christianity Today, citada el 6 de marzo del 2004, en http://www.christianitytoday.com/movies/commentaries/passion-elmarymothers.html, Mel compartió su asombro de que los cristianos evangélicos hubieran aceptado mejor que nadie la descripción en su film, de Cristo y María. He aquí dos citas de la entrevista: “De hecho, estoy asombrado de la forma cómo la audiencia evangélica ha respondido sin esfuerzo a esta película, más que ningún otro grupo cristiano. Y añade: ‘Lo que es más asombroso es que la película es tan Mariana’.

“Gibson sabe que los protestantes no consideran a María en la misma forma que los católicos. Y Gibson va más allá de muchos cuando la llama ‘una tremenda corredentora y mediadora’”.

Durante La Pasión, vemos mucho de la agonía de Jesús a través de los ojos de María. El fuerte vínculo espiritual entre Jesús y María es prominente a través de toda la película. Su participación, su obra “corredentora”, también se sugiere en el film. Sin embargo, muchos cristianos no reconocen el significado.

Dos citas más del artículo Christianity Today, muestran que la respuesta a la María de la película ha sido profunda: “Gibson dice: ‘La forma cómo el film describe a María ha sido una especie de revelación para los evangélicos, quienes no entienden la realidad de una madre y un hijo’.

“Y eso fue lo que observé: En ambas presentaciones de ‘La Pasión’ que asistí, las mujeres protestantes hablaban identificándose con María, como una madre que está viendo el sufrimiento de su hijo. Desde cualquier punto que se vea en su espiritualidad, la forma cómo Gibson trata a María es conmovedora, toca profundamente el instinto maternal en las espectadoras”.

Claro está que María sí sufrió durante la pasión de su Hijo. Sin embargo, la narrativa bíblica no se concentra en María. El centro de la Biblia - desde Génesis hasta Apocalipsis - es el gran amor del Padre por la humanidad. El Dios eterno y Creador demostró su gran amor por el mundo enviando a su Hijo unigénito a morir por nuestros pecados. Mientras Jesús clama al Padre varias veces en la película, a María se le da un papel mucho más prominente que el que le da la Biblia. ¿De dónde recibió Mel su inspiración para incluir estas escenas no bíblicas?

La dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

El señor Gibson ha declarado públicamente, que su film se basó en parte, en los mensajes y visiones recibidos por una mística católica del siglo XIX. Las revelaciones y visiones de la hermana Ana Catalina Emmerick, están contenidas en el libro titulado La dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. El libro dice: “Ella estaba acostumbrada a recibir conocimiento divino impartido en visiones de toda clase, y fue a menudo favorecida por visitas de la Madre de Dios y Reina del Cielo”.

En la portada posterior del libro, está dada esta descripción: “La dolorosa Pasión relata con precisión increíble los sufrimientos horrendos por los que tuvo que pasar nuestro Salvador en su sobrehumano acto heroico de Redención. También iluminando está su descripción de la participación de María en los sufrimientos de su Hijo, de tal manera que este libro le da al lector una comprensión patética de por qué a Nuestra Señora se le llama a menudo ‘Corredentora’ y ‘Reina de los Mártires’”.

La página de dedicación dice: “Al Inmaculado Corazón de la Virgen María, Madre de Dios, Reina del Cielo y Tierra, Señora del Sagrado Rosario, Ayuda de los Cristianos y Refugio de la Raza Humana”.

Debido al tremendo interés en La Pasión de Cristo, este libro se ha convertido en un éxito de ventas instantáneo. Las librerías católicas correctamente lo anuncian como “El libro que inspiró a Mel Gibson a filmar La Pasión de Cristo”. La siguientes citas, tomadas directamente del libro de Ana Catalina Emmerick, confirman que Mel Gibson concibió muchas de sus escenas no bíblicas - Marianas y Eucarísticas - de esta visionaria.

Dice en la página 172 de su libro: “La Bendita Virgen siempre estaba unida a su Divino Hijo por comunicación interior espiritual, por consiguiente, estaba completamente consciente de todo lo que le ocurría a él - ella sufrió con él, y se unió a él en su oración continua por sus asesinos”.

Y en las páginas 224 y 225: “Pronto después que vi a María y Magdalena aproximarse al pilar en donde Jesús había sido azotado... ellas se arrodillaron en el suelo cerca del pilar, y limpiaron la sangre sagrada con el lino que había enviado Claudia Prócula, la esposa de Poncio Pilato”.

Página 283: “Al pie de la cruz, la Virgen Bendita, colmada con sentimientos intensos de amor maternal, le suplicó a su Hijo que le permitiera morir con él...”

Página 294: “Ella miró una vez más a su amado Hijo - la carne de su carne, hueso de sus huesos, corazón de su corazón”.

Hay muchas otras cosas no bíblicas incluidas en el film, que provienen directamente de este libro. Por ejemplo, en la película, después que Pedro niega a Jesús, cae a los pies de María y dice: “Madre, lo he negado”. Este episodio es de la página 174 del libro. El personaje no bíblico de Verónica quien limpia el rostro ensangrentado de Jesús es tomado asimismo de las páginas 258 y 259. La manera cómo María recibe y sostiene en sus brazos a Jesús, plasmado en el cuadro La Piedad, es también tomado de la página 316 del libro.

La Eucaristía en la película y el libro

Otro tema de gran importancia en La dolorosa Pasión, es su referencia repetida al Jesús Eucarístico. En el libro, al igual que en la película, Jesús se refiere a la “copa” como el “cáliz”, tanto en el huerto de Getsemaní como en la última cena. Los católicos entienden esta referencia a la Eucaristía. Adicionalmente, la representación de la última cena también proviene directamente del libro, donde leemos en la página 83: “Jesús estaba sentado entre Pedro y Juan, las puertas estaban cerradas, y todo se estaba haciendo en la manera más misteriosa e imponente. Cuando se destapó el cáliz, Jesús oró y le habló a sus apóstoles con la máxima solemnidad. Yo lo vi dándoles una explicación de la cena, y la entera ceremonia, y a la fuerza me recordó a un sacerdote enseñando a otros a decir la misa”.

La película está colmada con referencias al “Sacrificio de la Misa”, la “Presencia Real” y la “Bendita Eucaristía”. No sorprende, que durante el film cuando se destapa el pan, la cámara relampaguea y cambia a una escena de Jesús siendo azotado. Cuando la sangre de Jesús gotea desde la cruz, la cámara contrapone una escena en donde se está vertiendo el vino en un cáliz durante la última cena.

En el film, cuando están lanzando acusaciones contra Jesús en el proceso, un airado judío cita el capítulo 6 de Juan, diciendo que este hombre dijo “que debemos comer su cuerpo y beber su sangre para vida eterna”. Esta escena también es tomada directamente de la página 158 del libro.

Claro está, tal acusación no se encuentra registrada en la Biblia, pero la implicación en la película es clara - Los tercos falsos acusadores niegan la transubstanciación, mientras que los fieles a Jesús saben que ésta es la clave para la vida eterna.

Esta es una cita final del libro que coincide con las creencias católicas de Mel Gibson. Dice la señora Emmerick en la página 114: “Se me dejó saber que estas manifestaciones diabólicas eran todas esas personas que en formas diversas insultan y ultrajan a Jesús, real y verdaderamente presente en el Santo Sacramento. Yo reconocí entre ellos a todos aquellos que en alguna forma profanan la bendita Eucaristía”.

Efectos duraderos

De manera comprensible, muchos cristianos no están conscientes de las referencias católicas en la película. Las escenas extra bíblicas son vistas simplemente como licencia artística de inofensivas afinidades católicas. Sin embargo, es claro que este no es el caso.

Mel Gibson declaró, tal como fue citado el 17 de febrero del 2004 en The New Yorker, que la película “refleja sus creencias”. También dijo: “Creo que no hay salvación para esos que están fuera de la iglesia católica...” Aunque Mel ha cambiado mucho sus ideas desde entonces, es claro que es un director católico con consejeros teológicos católicos, que produjo una película católica, que pretende evangelizar a las personas dentro de la iglesia católica. Según el sitio católico de Internet Catholic Passion Outreach, en http://passion.catholicexchange.com, citado el 11 de febrero del 2004: “La Pasión de Cristo ofrece una oportunidad única en la vida para que usted propague, fortalezca y comparta la fe católica con su familia y amigos”.

Michael Brown, un autor católico y proveedor del sitio de Internet Spirit Daily, ha escrito e informado en forma extensa sobre La Pasión de Cristo en su lugar en Internet. En su artículo del 28 de febrero del 2004, titulado “La Pasión es vista como una película con el potencial para causar efectos profundos y perdurables”, explica el papel que puede desempeñar la película en unir a los cristianos.

Leemos en http://www.spiritdaily.com/gibsonviewing.htm, citado el 28 de febrero del 2004: “Se sabe que sólo es una película, pero podría ayudar a unir a los cristianos. Nunca he visto una posibilidad mejor para el diálogo ecuménico popular. Todos tenemos asuntos de interés mutuo - y aunque Gibson es católico, un tradicionalista en eso, su apoyo más ferviente hasta ahora, ha provenido de los bautistas, pentecostales y evangélicos”.

Además del potencial del film para unir a los cristianos e incentivar el diálogo ecuménico, el señor Brown hace notar otros de los resultados potenciales de la película: “Otro efecto involucra a María. Esta película presenta a la Madre Bendita en una forma que la reintroduce nuevamente ante los protestantes. Ellos pudieron verla como alguien con quien se pueden relacionar. Se encuentra en la tierra. Ríen con ella, lloran con ella. Ellos apreciarán más, al igual que todos los demás, todo por lo que tuvo que pasar. Se espera que aprendan a amarla’.

“Por medio de las escenas de la última cena, es posible que también logren tener una comprensión mejor de la Eucaristía”.

Nuestra comisión

No hay duda que Mel Gibson es sincero. Él y las multitudes de católicos que han aceptado la María católica y al Jesús Eucarístico, son sinceros en su deseo de guiar a las almas hacia la iglesia católica. Sin embargo, aunque sinceros, también están engañados. No todos los católicos están conscientes de las enseñanzas anti-bíblicas de Roma con respecto a María y la Eucaristía. No obstante, muchos han abrazado estas mentiras. Quiera Dios que nosotros como creyentes, prestemos atención a la exhortación final de Pablo a Timoteo: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Ti. 4:2-5).

Como cristianos debemos estar equipados para presentar la verdad en amor. A menudo esto requiere que expongamos el engaño con la luz de la Palabra de Dios.

Recuerde también, que hay muchas cosas buenas que han resultado de esta controversia. A muchos cristianos se les ha dado una plataforma única para dar testimonio público de por qué Jesús murió y resucitó de entre los muertos. Muchos otros cristianos están usando la película como una oportunidad para testificar en teatros y otros lugares.

Las personas están buscando por significado espiritual, propósito y satisfacción. Ojalá Dios capacite a cada uno de nosotros por medio de su Espíritu, para ser testigos fieles a esta generación. Quiera Él que testifiquemos la Palabra de Verdad. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef. 1:13). Y le mostremos a las almas la Palabra de vida - Jesucristo. “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” (1 Jn. 1:1).


El engaño en Su Nombre

La Biblia enseña que Dios tiene un adversario. Desde la caída de Adán y Eva en el huerto del Edén, el mundo ha sido influenciado por Satanás, “el cual engaña al mundo entero” (Ap. 12:9).

Su meta siempre ha sido cegar las mentes humanas “el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Co. 4:4). Sin embargo, cuando una persona le hace caso a la luz de la Palabra de Dios, su corazón y mente son iluminados por la verdad.

La Escritura también revela que la agenda de Satanás para engañar a la humanidad se intensificará justo antes del retorno de Jesús. Satanás hará un esfuerzo final para engañar al mundo, y en esta ocasión en el nombre del Salvador, de Jesucristo. Este capítulo documentará este escenario, mostrando que la Biblia nos advierte acerca de este tiempo de gran engaño espiritual.

La guerra invisible

¿Se ha percatado de que nos encontramos en medio de una guerra que tiene lugar a nuestro alrededor, 24 horas al día, cada día de la semana? Esta batalla no involucra el uso de artillería física, sino que tiene lugar en el plano espiritual.

Así como una bala, una granada o una bomba pueden ocasionar muerte y destrucción, los misiles que nos disparan nuestros oponentes espirituales son igualmente devastadores. Sólo que en este caso, el campo de batalla es la mente humana. La información que permitimos que entre a nuestras mentes puede ser espiritualmente letal.

El apóstol Pablo dejó este punto claro. Al escribirle a los Efesios les advirtió acerca de la dimensión invisible que se esfuerza por atacar a los seres humanos y destruirlos espiritualmente, les dijo: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef. 6:11-13).

Después de identificar al enemigo, Pablo traza la estrategia necesaria si queremos saber cómo trabaja el enemigo y cómo debemos reaccionar. Declaró: Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Ef. 6:13-16).

La “verdad” o “el escudo de la fe” sobre el cual Pablo escribió, es la Palabra de Dios. Jesús también dejó esto bien claro. Proclamó: “Tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).

Entonces, es vitalmente importante que si vamos a protegernos de “los dardos de fuego del maligno”, lo hagamos sabiendo todo lo que Dios ha dicho, tal como está registrado en la Biblia.

Una Palabra más segura

Otro principio importante encontrado en la Biblia, es el hecho de que podemos conocer el porvenir con confianza plena antes de que tenga lugar - esto claro está, cuando la Escritura hace referencia al futuro. Tal como escribió Pedro: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada” (2 P. 1:19, 20).

Las declaraciones de la Biblia con respecto al futuro son inspiradas por Dios y exactas. También es aparente que hay ciertos eventos o circunstancias que el Señor quiere que sepamos por adelantado. Pedro nos dice que es importante que prestemos atención cuidadosa cuando Dios nos revela el futuro. Estas declaraciones precisas serán como una luz brillando en un lugar oscuro, que nos ayude a comprender y a estar preparados.

Cristos falsificados

El capítulo 24 de Mateo es una de las porciones de la Escritura más conocidas y estudiadas, cuando se refiere a aprender acerca de los eventos de los últimos días. En este capítulo están registradas numerosas declaraciones de Jesús, cuando respondió a la pregunta que le hicieron sus discípulos: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mt. 24:3).

Si bien la contestación de Jesús a esta pregunta vierte luz sobre un número de eventos que ocurrirán, advirtió sobre un área que claramente parece ser la señal más significativa de todas las que estaban mencionadas. Mientras los terremotos, las hambres, guerras, pestes y la anarquía irán en aumento, Él destacó el engaño espiritual, incluso como mucho más importante que estas cosas, dijo que era la señal principal a la que debíamos estar atentos. Proclamó que esta mentira espiritual tendría lugar en su nombre.

Por ejemplo, considere su primera respuesta: “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mt. 24:4, 5).

Es obvio que estas palabras de Jesús fueron expresadas en una forma que demanda nuestra atención. Hay un sentido de urgencia y un llamado a la conciencia - “Mirad” - significa que estemos atentos o alertas. El hecho que el engaño tendrá lugar en el nombre de Cristo y “muchos” serán seducidos por otros “muchos” es también muy significativo. Mientras esta declaración por sí sola debería ser suficiente para advertirnos del engaño espiritual en los últimos días, Jesús además enfatizó la magnitud de esta falsedad al decir: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mt. 24:11).

Jesús pasó a describir varios otros eventos que ocurrirán antes de su venida, y luego regresó al tópico del engaño que tendrá lugar en su nombre. En esta ocasión, el Señor fue incluso mucho más específico respecto al tipo de fraude que ocurrirá. Advirtió de un tiempo cuando se manifestarán apariciones falsas de seres que se proclamarán como el “Cristo” y estas apariciones estarán acompañadas por lo que describió como “grandes señales y prodigios” de una variedad engañosa. Leemos: “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mt. 24:23, 24).

Además, para añadirle claridad a la naturaleza de estas apariciones falsas, Jesús declaró: “Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mt. 24:26, 27).

Los aposentos

Al leer el capítulo 24 de Mateo es aparente que el engaño espiritual que tiene lugar en el nombre de Jesús está asociado con apariciones falsas. Pero aún más específicamente, el Señor Jesús deseaba que supiéramos los lugares exactos en donde ocurrirían estas apariciones falsas.

Para que no hubiera necesidad de especular respecto a este asunto tan importante, Jesús proveyó la ubicación precisa en donde se manifestarán estas apariciones engañosas. Mientras nuestra Biblia en español versión Reina Valera 1960, dice que los cristos falsos aparecerán en “los aposentos” y el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español en “los aposentos interiores”, el examinar la palabra original en griego tameion nos provee una interesante revelación. Dice el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento: “Tameion - Denota, en primer lugar, una cámara de almacenamiento, y después cualquier estancia privada o reservada”.

En otras palabras, la palabra original en griego tameion, de hecho se refiere a cierta clase de recipiente para guardar o dispensario. ¿Un vaso o recipiente para guardar o distribuir a un cristo falso? Le suena extraño, pero si continúa leyendo, ¿no será posible que esta predicción futura de Cristo esté en el proceso de cumplirse hoy?

Él nos dijo anticipadamente

El versículo 25 del capítulo 24 de Mateo es una declaración hecha por Jesús que tiene importancia profunda: “Ya os lo he dicho antes”. Los discípulos habían inquirido por señales de los tiempos que se manifestarían al final de la edad. Jesús les respondió la pregunta. Al contestarle a los discípulos, el Señor estaba capacitando a cualquiera que lea estos versículos hoy, para que también lo sepa de antemano. Se nos advirtió anticipadamente que cuando viéramos que estarían ocurriendo estas cosas que fueron profetizadas, sabríamos que estamos viviendo en el período de tiempo que precederá el pronto regreso de Jesús.

¿Otro Jesús?

El título de este libro no fue algo que se me ocurrió sin pensarlo y considerarlo seriamente. Es obvio que el título ¿Otro Jesús? fue seleccionado para estimular a todos los que profesan ser cristianos a que escudriñen las Escrituras cuidadosa y honestamente con relación a la identidad del Jesús verdadero. Pero... ¿Hay una diferencia entre el Cristo Eucarístico del catolicismo romano y el Jesús de la Biblia? Ésta es la pregunta que nos hacemos.

La Biblia enseña que nuestro destino eterno depende del conocimiento que tengamos del Jesús verdadero - quién es Él y lo que ha hecho. Si una de las metas de Satanás es engañar a las personas para que crean en “otro Jesús”, entonces todos los que se llaman a sí mismos cristianos necesitan estar en guardia. A fin de conocer a Jesús necesitamos estar seguros de quién es. Tal como declaró en el capítulo 8 de Juan: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Jn. 8:24).

La única forma como podemos estar seguros de que conocemos al Jesús bíblico, es entendiendo la Palabra de Dios. Como el propio Jesús declaró: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Jn. 15:4-7).

A pesar de estas claras advertencias, sabemos que la Escritura nos dice que muchos serán engañados para que crean en “otro Jesús”. Estas personas estaban convencidas de que conocían al Jesús de la Biblia, pero en lugar de eso fueron engañadas por Satanás. De acuerdo con las propias palabras del Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:21-23).

El propio hecho que Jesús nunca los conoció, quiere decir que ellos nunca le conocieron a Él. Esto claramente sugiere que personas sinceras que creen en “Jesús” pueden ser engañadas y permanecer por la eternidad en el infierno, porque optaron por creer en “otro Jesús”.

Estoy consciente que algunos de los que lean el título de este libro pueden sentirse ofendidos. Tal vez hagan el siguiente comentario: “¿Otro Jesús? El Cristo Eucarístico y la Nueva Evangelización, atreverse a decir que el Jesucristo del catolicismo romano no es el Jesús de la Biblia - ¡qué absurdo y blasfemo! Todo el mundo sabe que los católicos creen en un Jesús histórico, bíblico y ortodoxo, que nació de una virgen en Belén, el Hijo de Dios, el Jesús que murió en la cruz y resucitó de los muertos. ¿Cómo puede alguien atreverse a sugerir que no es el Jesús verdadero quien puede salvarnos de nuestros pecados?”

Sin embargo, en este libro documentaremos, que hay una diferencia significativa. En 2 Corintios 11:4, el apóstol Pablo advirtió acerca de “otro Jesús”. ¿Supone usted que este “otro Jesús” sobre el que estaba previniéndonos era similar a Jesús o muy diferente? Si Satanás deseaba falsificar al Jesús de la Biblia, ¿no sería razonable sugerir que este Jesús falsificado sería un Jesús bíblico mezclado con unas pocas características no bíblicas?

Considere por qué Pablo les advirtió a los Gálatas y a los Corintios respecto a este mismo peligro. Ellos habían aceptado ansiosamente al Jesús bíblico, pero con una tergiversación, le habían añadido requerimientos adicionales para la salvación. En lugar de ser solamente Jesús, era Jesús más las obras.

Pablo no vaciló en hablar la verdad con valentía. Su reprensión fue severa: “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” (Gá. 3:1).

Por consiguiente, es importante que estemos armados con un arsenal de la Escritura que nos ayude a identificar cómo discernir a los impostores que se hacen pasar por Jesús. En 2 Corintios 11:4, Pablo nos da la única respuesta que necesitamos para detectar una falsificación. Dijo: “Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado...” Cualquier Jesús que no es el de las Escrituras, no es el Jesús de la Biblia.

A los católicos se les exige que acepten la Eucaristía

Es cierto que muchos católicos no aceptan las doctrinas romanas concernientes a la transubstanciación. Hay católicos que niegan que Jesucristo está literal y físicamente presente en la Eucaristía. Sin embargo, la posición de la iglesia sobre esto es bien clara. Dice en Los Cánones y Decretos del Concilio de Trento:

 

“CANON I. Si alguno negare, que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y substancialmente el cuerpo y la sangre juntamente con el alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y por consecuencia todo Cristo; sino por el contrario dijere, que solamente está en él como en señal o en figura, o virtualmente; sea excomulgado.*

 

CANON VIII. Si alguno dijere, que Cristo, dado en la Eucaristía, sólo se recibe espiritualmente, y no también sacramental y realmente; sea excomulgado.*

 

CANON VI. Si alguno dijere, que en el santo sacramento de la Eucaristía no se debe adorar a Cristo, hijo unigénito de Dios, con el culto de latría, ni aun con el externo; y que por lo mismo, ni se debe venerar con peculiar y festiva celebridad; ni ser conducido solemnemente en procesiones, según el loable y universal rito y costumbre de la santa Iglesia; o que no se debe exponer públicamente al pueblo para que le adore, y que los que le adoran son idólatras; sea excomulgado”.*

El Cristo de los últimos días

Mientras he escrito otros libros relacionados con el tópico del engaño espiritual en los últimos días, este libro se centrará específicamente “en las apariciones mentirosas de cristos falsificados”, tal como advirtió Jesús. Más específicamente, este libro presentará un escenario documentado por hechos, basado en eventos actuales que están asociados con un “Cristo” que supuestamente se está apareciendo sobre los altares de las iglesias católicas en todo el mundo. Me estoy refiriendo al Jesús Eucarístico que se manifiesta aparentemente por un proceso sobrenatural llamado transubstanciación, basado en la creencia que el sacerdote católico tiene el poder de transformar una hostia en la presencia real de Jesús. Es este “Cristo Eucarístico” que puede ser contenido en un sagrario o custodia e incluso ser exhibido para adorarlo.

Es obvio por las palabras de advertencia de Jesús, que el engaño a que estaba refiriéndose sería muy efectivo y convincente. Muchos serían engañados por estas apariciones falsas y los milagros que estarían asociados con ellas.

El escenario que voy a presentar basado en los eventos actuales, tiene el potencial para alinearse exactamente con lo que dijo Jesús que ocurriría. Si este es el caso, entonces es absolutamente imperativo advertir a las personas lo que está ocurriendo y hacia dónde nos encaminamos.


 

Una visión misionera

Durante las décadas pasadas, un número de hechos ha llamado mi atención resultando en la documentación para este libro. Cada mensaje que he escrito que trata con el tópico del engaño espiritual lo he redactado en una forma similar. Primero, noto un tema en particular o el argumento del asunto que ha llamado mi atención por diferentes medios. Segundo, un buen número de textos de la Escritura que vierten luz sobre el asunto vienen a mi mente. Más tarde, me siento movido por un sentimiento de urgencia a compartir o advertir a otros. Cuarto, más artículos, libros y fotografías siguen colocándose en su lugar, añadiendo apoyo y documentación adicional.

El libro que usted está leyendo no es la excepción. La jornada comenzó a finales de la década de 1990 cuando la palabra Eucaristía atrajo mi atención de un número de fuentes diferentes. Como no estaba familiarizado con el término, tuve la necesidad de hacer investigaciones suplementarias.

Descubrí que la doctrina de la Eucaristía de la iglesia católico romana, se basaba en el concepto de la transubstanciación, una creencia que asegura que el sacerdote católico tiene el poder para cambiar una hostia de harina en el cuerpo, sangre, alma y divinidad real de Jesús. Además, aprendí que esta creencia básica era el propio fundamento de la fe católica.

Pero hubo otro aspecto de la Eucaristía que llegó a ser aparente para mí. Me encontré con un número de testimonios dados por individuos que habían encontrado lo que ellos describieron como una experiencia Eucarística. Aseguraron, que este evento les cambió la vida, influyó en su conversión en la iglesia católico romana.

Fue así, como estando tan interesado me encontré con una publicación de la prensa desde el Vaticano, respecto a las declaraciones hechas por el papa Juan Pablo II, respecto al significado de la Eucaristía y su llamado para que la Eucaristía fuese el centro de la visión misionera de la iglesia católica. El papa hizo estas declaraciones en el Congreso Eucarístico, celebrado en Roma durante el año del Jubileo Católico en junio del 2000.

 

El Papa y las misiones

En su homilía presentada en el cuadragésimo séptimo Congreso Internacional Eucarístico, el 21 de junio del 2000, el papa Juan Pablo II habló de la Eucaristía como el origen y centro de la labor misionera de la iglesia católica. Estas fueron sus palabras registradas en el L’ Osservatore Romano, del 28 de junio del 2000. La homilía que se titulaba Homilía del santo Padre - Incentivos Eucarísticos cristianos a las misiones, decía en parte: “El Congreso pone la Eucaristía en el centro del Gran Jubileo de la Encarnación y expresa toda su profundidad espiritual, eclesiástica y misionera. De hecho, es de la Eucaristía, que la iglesia y cada creyente toma la fuerza indispensable para proclamar y llevar testimonio ante todos del Evangelio de salvación. La celebración de la Eucaristía, el sacramento de la Pascua del Señor, es en sí mismo un evento misionero, el cual siembra la fértil semilla de nueva vida en el mundo”.*

Además, elaborando en lo que el papa describió como el aspecto misionero de la Eucaristía, su mensaje prosiguió: “La Eucaristía es un sacramento ‘misionero’, no sólo porque la gracia de las misiones fluye de ella, sino también porque contiene en sí misma el principio y fuente eterna de salvación para todos”.*

Este llamado a una visión misionera centrada en la Eucaristía me fascinó. El papa, la cabeza de la iglesia católica, estaba convocando a los católicos para que se convirtieran en misioneros, orientados a centrar su atención en la importancia de la Eucaristía. La trascendencia de esto, se reflejaba además en la siguiente declaración fervorosa: “Esta reflexión sobre el significado y contenido misionero de la Eucaristía, no puede dejar de mencionar a esos destacados ‘misioneros’ y testigos de la fe y amor de Cristo, quienes son los mártires. Las reliquias de los mártires, preservadas desde la antigüedad... son una señal clara del poder que fluye del sacrificio de Cristo. Esta energía espiritual incentiva a todos los que son alimentados por el Cuerpo del Señor para ofrecer sus vidas para él y para sus hermanos y hermanas al entregarse a sí mismos sin reserva y, si es necesario, incluso derramando su propia sangre”.*

Finalmente, en un esfuerzo para animar a los católicos a que se involucren en un programa para promover la evangelización Eucarística, el papa retó a sus seguidores al decir, “Que el Congreso Internacional Eucarístico por medio de la intercesión de María, Madre del Cristo ofrecido en sacrificio por nosotros, ayude a que los creyentes sean más conscientes de la responsabilidad misionera que se deriva de su participación en la Eucaristía. El ‘Cuerpo dado’ y la ‘Sangre derramada’ son el más alto criterio que siempre deben usar al entregarse a sí mismos para la salvación del mundo”.*

Los Caballeros de Colon

El 17 de febrero del 2002, noté un aviso que también atrajo mi atención a la Eucaristía, publicado en la revista Parade, insertada en el periódico Orange County Register. Esta noticia, divulgada en el periódico por los Caballeros de Colón, parecía confirmar que la visión del papa Juan Pablo II para la evangelización Eucarística estaba en camino.

En la parte superior del aviso de una página, había una foto del papa dándole la hostia a una monja durante la misa. Y debajo estaban escritas estas palabras: “Dios desea compartir su vida con usted, al unirnos a su Hijo, Jesucristo - no sólo en forma mental o espiritual, sino completamente. Fue por eso que Jesús nos dio la sagrada Eucaristía, su propio Cuerpo y Sangre para que la comamos. La Santa Comunión es alimento para el creyente por entero, corazón, mente, cuerpo y alma. Y el alimento es el propio Jesús. Es el Cuerpo y Sangre de Cristo, no sólo un símbolo, sino la cosa real”.

Debajo de este parágrafo había una oferta hecha por los Caballeros de Colón para proveer información adicional a todos los que estuvieran interesados en saber más acerca de la Eucaristía. El aviso seguía diciendo: “Le invitamos a que solicite nuestro folleto gratuito sobre la Sagrada Eucaristía, para que descubra lo que creen los católicos y por qué. No vamos a llamarlo o a colocar su nombre en una lista de correo: sólo deseamos que se entere acerca del regalo que Cristo desea darle. Que descubra la verdad sobre la Sagrada Eucaristía y encuentre el secreto de los santos”.

Como estaba interesado en saber más respecto a lo que creen los católicos, en particular sobre la Eucaristía, recorté el cupón que ofrecían como parte del aviso y lo envié a la dirección de los Caballeros de Colón. Varias semanas después recibí un folleto en el correo titulado “Preguntas y respuestas sobre la Eucaristía”. El panfleto descrito como parte de “Verita Series” también tenía un subtítulo adicional en la primera página que decía - “Proclamando la fe en el tercer milenio”.

De inmediato procedí a leerlo. Ahora mi comprensión sobre la Eucaristía y su significado para la iglesia católica, con relación al llamado del papa a la evangelización, llegó a ser hasta cierto punto más clara. Bajo un subtítulo “Por qué la Eucaristía es tan importante para la iglesia”, leí: “La Eucaristía es el corazón de la vida de la iglesia. En la celebración del misterio de la fe, el propio Cristo es presentado a su pueblo. Rica en simbolismo y aún más rica en verdad, la Eucaristía porta dentro de sí misma la entera realidad de Cristo intercediendo en su labor salvadora para nosotros. En breve, cuando la iglesia se congregue en adoración de Dios, y ofrezca el sacrificio Eucarístico, no sólo estará Cristo verdadera y realmente presente bajo la apariencia del pan y el vino, sino que también continuará su labor redentora de salvación”.

Había también otras declaraciones que llamaron mi atención. Desde una sección titulada “¿Qué significa la presencia real de Cristo en la Eucaristía?”, leí: “La forma en la cual Jesús está presente en la Eucaristía no puede ser explicada en términos físicos, porque trasciende las necesidades ordinarias de espacio y medida. Es un misterio sobrenatural, que la persona que llega a estar completamente presente en la misa es el mismo Salvador Resucitado, quien está sentado a la mano derecha del Padre. Al llegar a estar presente sacramentalmente, la condición de Cristo no cambia. No tiene que abandonar el cielo para hacerse presente en la tierra”.

En otra sección titulada “¿Qué significa la transubstanciación?”, logré recopilar revelaciones complementarias. Decía: “...Que por la consagración del pan y el vino, allí tiene lugar un cambio en la entera sustancia del pan, que se transforma en la sustancia del cuerpo de Cristo nuestro Señor, y la entera sustancia del vino, en la sustancia de su sangre. A este cambio, la santa iglesia católica le ha llamado apropiada y correctamente transubstanciación”.

Pero mi introducción a la Eucaristía y mi comprensión de su significado para la fe católica, todavía no era completo. Había otra área de suprema importancia que abrió mi entendimiento y me proveyó una de las mayores revelaciones que inspiró este libro. En otra sección del folleto de los Caballeros de Colón, titulada “¿Por qué la Eucaristía se mantiene en el sagrario?”, leí: “La presencia real perdura después de la celebración de la liturgia Eucarística. Es por esta razón que hay un sagrario en la iglesia. Una vez que la comunión ha sido distribuida, las hostias restantes son colocadas dentro de la custodia para proveer el viático para esos que se vuelven a la iglesia en la hora final y también para proporcionar un punto central para oración y adoración de Cristo y su presencia real”.

Ahora, por primera vez, me dí cuenta plenamente de la idea que enseña la iglesia católica, que “la presencia real de Cristo”, está de hecho contenida y reside en un sagrario, dentro de cada iglesia católica. La cámara de la custodia contiene la Eucaristía y se encuentra dentro de cada iglesia católica, sobre el altar. Según el Diccionario Webster, el sagrario Eucarístico es “Un receptáculo para los elementos consagrados de la Eucaristía; una caja ornamental usada para guardar las hostias de la comunión”. A todo lo ancho del mundo, se anima a los católicos a visitar, orar, venerar y adorar a “Cristo”, quien está guardado dentro de estas custodias, a las que llaman el “Santísimo”.

Una declaración adicional, dejó esto aún más claro: “Con el paso del tiempo, la reflexión reverente guió a la iglesia a enriquecer la devoción Eucarística. La fe en que Jesús está realmente presente en el sacramento, conllevó a los creyentes a adorar a Cristo morando con nosotros permanentemente en el sacramento. En dondequiera que se encuentre el sacramento, allí está Cristo, quien es nuestro Señor y nuestro Dios; por lo tanto, siempre es adorado en este misterio. Tal adoración es expresada de muchas maneras: en genuflexión, adoración de la Eucaristía y en las diversas formas de devoción Eucarística que la fe ha fomentado”.

 

Evangelización Eucarística

Pero había más. El folleto de los Caballeros de Colón también enfatizaba la “Evangelización Eucarística”, exactamente lo mismo que el papa había declarado en el Congreso Eucarístico en junio del 2000. A la conclusión del panfleto había un llamado vibrante para los católicos, a comprender mejor lo que enseña la iglesia a fin de que pudieran ser mejores católicos. En una sección titulada “¿Por qué es tan importante prepararme a mí mismo para recibir la Eucaristía?” se hizo la siguiente declaración: “Las encuestas recientes indican que un número significativo de católicos no tiene una comprensión completa de la Eucaristía y específicamente de la presencia real de Cristo en el Bendito Sacramento. Sea cual fuere la causa de tan mala interpretación de la fe, todo el que se aproxima a la mesa del Señor necesita reconocer el significado de sus acciones y la importancia de su preparación espiritual”.

Siguiendo esta declaración, otro parágrafo claramente expuesto, revela el significado verdadero del Bendito Sacramento como el corazón y núcleo de la fe católica. A fin de ser un “cristiano” en conformidad con la tradición católica romana, la transubstanciación debe ser aceptada sin excepción. Dice: “A menudo en las bodas, funerales y otros ocasiones religiosas en donde están presentes esos que no comparten nuestra fe, existe la tentación entre los que asisten, de tratar de evitar cualquier tipo de incomodidad al invitar a los no católicos a recibir la Eucaristía. Sin embargo, a quienes no están en completa comunión con la iglesia, no les está permitido participar de la mesa del Señor como si fueran miembros totales, copartícipes de la plena vida sacramental de la iglesia. El recibir la comunión crea la percepción pública de que quien recibe al Señor, está en total unidad con la iglesia católica”.

Finalmente, si queda todavía alguna duda con respecto a la importancia de la Eucaristía como el punto central de la evangelización y el propio corazón del sistema de creencias católicas, considere la siguiente declaración tomada del folleto de los Caballeros de Colón: “Los católicos creemos que la Eucaristía es una acción de celebración comunitaria que significa unidad en la fe, vida y adoración de la comunidad. La recepción de la Eucaristía por cristianos no unidos plenamente con nosotros, implicaría una unidad que todavía no existe y por la cual debemos orar”.

 

El padre Tom Forest acerca de la evangelización

La declaración del papa en el Congreso Eucarístico en junio del 2000, y el folleto de los Caballeros de Colón promoviendo la Eucaristía como el corazón de lo que los católicos consideran como evangelización, me recordó una declaración hecha por el padre Tom Forest en 1990. Encontré esta cita mientras estaba haciendo investigaciones para mi libro Nuevo Vino y el Vino de Babilonia.

A finales de la década de 1990, mientras los protestantes evangélicos y los católicos progresaban al unir sus manos y poner a un lado sus diferencias al firmar el documento “Evangélicos y católicos unidos”, descubrí que había evidencia de una fuerte agenda católica implícita para atraer a todos esos que no eran católicos, para que se convirtieran en tales.

Por ejemplo, en una reunión de evangélicos y católicos en una conferencia en Indianápolis en 1990, el padre Tom Forest habló a un grupo que era exclusivamente católico. Durante esta reunión, el Roman Catholic Doubletalk de Indianápolis, registró así sus palabras: Nuestra labor es hacer a las personas cristianas tan ricas y plenas como podamos al llevarlos hacia la iglesia católica. De tal manera que la evangelización nunca es totalmente exitosa, es sólo parcial, hasta que el convertido se hace un miembro del cuerpo de Cristo al ser guiado hacia la iglesia católica’.

“No, usted no sólo invita a alguien para que se convierta en cristiano. Los invita a que se hagan católicos... ¿Por qué debe ser esto tan importante? Primero que todo, hay siete sacramentos, y la iglesia católica tiene todos los siete. En nuestros altares tenemos el cuerpo de Cristo, bebemos la sangre de Cristo. Jesús está vivo en nuestros altares... Nos convertimos en uno con Cristo en la Eucaristía...’

“Como católicos tenemos a María, y esa Madre nuestra, Reina del Paraíso, está rezando por nosotros hasta que nos vea en gloria. Como católicos tenemos el papado, una historia de papas desde Pedro hasta Juan Pablo II (hoy Benedicto XVI), tenemos la roca sobre la cual Cristo edificó su iglesia. Ahora como católicos - y esta me encanta - tenemos el purgatorio. ¡Gracias a Dios! Soy una de esas personas que nunca iría hasta la Visión Beatífica sin él. Es la única forma de ir...’

“Por lo tanto, como católicos... nuestra labor es usar el resto de la década evangelizando a todos los que podamos en la iglesia católica, en el cuerpo de Cristo y hacia el tercer milenio de historia católica”.

 

Conectando los puntos

Era obvio para mí que la visión misionera enfocada alrededor del punto central de la Eucaristía era un tópico digno de investigar. Si el papa y los otros estaban enfatizando la importancia de la Eucaristía para la evangelización y allí tenía la evidencia de que estaban teniendo lugar conversiones debido a experiencias Eucarísticas, este tema obviamente demandaba atención adicional.

Conforme más y más información se colocaba en su lugar, los versículos de la Biblia vertieron luz sobre la tendencia que está desarrollándose. Finalmente, tracé un bosquejo y presenté el tópico del ¿Otro Jesús? El Cristo Eucarístico y la Nueva Evangelización a varios grupos pequeños. Un buen número de personas me animaron a compartir la información en la forma de un libro. Y éste es el resultado.


Entendiendo la Eucaristía

El título de este libro contiene la palabra Eucaristía. Como yo, usted tal vez ha oído la expresión, pero si le piden que explique su significado tendría dificultad para hacerlo. En el capítulo anterior introducimos el tema de la Eucaristía citando palabras del papa y también examinando varias declaraciones tomadas del folleto los Caballeros de Colón que fue designado a ayudar a las personas a entender verdaderamente lo que quiere decir y lo que significa la Eucaristía. Sin embargo, al tratar con este tópico y la importancia de esta idea en relación con el asunto, tema de este libro, hay otros aspectos de la Eucaristía que necesitamos añadir.

El propósito de este capítulo será examinar la Eucaristía con más detalle al investigar varias fuentes de información católicas.

Transubstanciación

No es posible comprender lo que quiere decir la Eucaristía sin tener una comprensión del término transubstanciación. La autora católica Joan Caroll Cruz provee la siguiente definición en su libro Milagros Eucarísticos: “Es la palabra aprobada oficialmente por el Concilio de Trento para expresar el cambio de la entera sustancia del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Después de la consagración sólo la apariencia o ‘accidentes’ - tal como color, gusto, olor, cantidad, etc. - del pan y el vino permanecen”.

Según este punto de vista, durante el acto de la consagración, llevada a cabo por un sacerdote, el pan - la hostia y el vino se transforman milagrosamente en la presencia real de Jesucristo. Mientras el pan y el vino permanecen todavía como pan y vino después de la consagración, se cree que tuvo lugar un proceso místico. Es así como Jesús supuestamente está presente en forma física sobre el altar, y quien ingiere la hostia consagrada lo come físicamente.

Para una verificación adicional de que este punto de vista es la base de la doctrina católico romana, citaré de la edición de enero/febrero del año 2000 de la revista Envoy, un diario bimensual católico de apologética y evangelización. Allí dice que el propósito de la publicación de esta revista “es presentar las verdades de la fe católica en un estilo fresco y contemporáneo, destacando a los principales escritores católicos de hoy, gráficos a todo color y un formato innovador y alegre”. Según la declaración misionera de la revista, “Envoy es una división de la Fundación Misioneros de la fe, una organización sin ánimo de lucro dedicada a propagar el evangelio mediante la divulgación radial e impresa, la evangelización personal y programas para el estudio de la Biblia”.

En la portada de la edición de enero/febrero del 2000, está una ilustración que muestra gráficamente las manos de un sacerdote católico sosteniendo “una hostia consagrada”, mientras que el trasfondo es el cielo y las nubes. El título en la portada de la revista dice: “Esto luce como pan, sabe como pan y se siente como pan. ¿Es esto Dios?”. La palabra “Dios” está en mayúscula. La “O”, que es de hecho la hostia consagrada, es el objeto que se destaca en la portada.

Un artículo por el autor Dave Armstrong, con el mismo título como el que se ilustra en la portada, se encuentra en la página 34 de la revista. La siguiente declaración hecha por Armstrong provee información auxiliar del punto de vista católico de la transubstanciación. Armstrong declara: “En conclusión, vamos a examinar la naturaleza real de lo que ocurre en el milagro de la transubstanciación. El cambio ‘accidental’ acontece cuando las propiedades externas no esenciales (los accidentes) son cambiados de alguna forma. Por ejemplo, el agua puede adoptar las propiedades de sólido como hielo, de gas como vapor, todo lo cual, mientras permanece químicamente siendo la misma. Por otra parte, el cambio sustancial, produce algo enteramente diferente. En nuestra experiencia natural de cada día, un cambio de la sustancia siempre está acompañado por un cambio correspondiente de accidentes, o propiedades externas. Un ejemplo sería la metabolización del alimento, el cual se transforma literalmente hasta convertirse en parte de nuestros cuerpos como resultado de la digestión’.

“Pero la Eucaristía es una transformación sobrenatural, en la cual tiene lugar un cambio sustancial sin cambio accidental. De esta manera las propiedades externas del pan y del vino continúan después de la consagración, pero la esencia y sustancia de ellos, son reemplazados por la sustancia verdadera y real del Cuerpo y Sangre de Cristo”.

Es también importante mencionar que David Armstrong es un convertido al catolicismo. Admite que en un tiempo no entendió la importancia de la transubstanciación. Sin embargo, ahora pregunta: “¿Cómo pude tener una comprensión tan insuficiente de la Sagrada Eucaristía, el foco central de la adoración cristiana?”

Como muchos otros que se han convertido al catolicismo, Armstrong recibió iluminación sobre el significado de la Eucaristía al estudiar a “Los padres de la iglesia”. Y escribe: “La evidencia de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, entre los Padres de la Iglesia, es la más apremiante de cualquier otra doctrina histórica, las cuales ahora cuestionan los protestantes”.

Ahora, Armstrong está convencido que la hostia consagrada es Dios y que representa el cuerpo y la sangre real y verdadera de Cristo. Y concluye: “Esto es lo que requiere fe, y lo que hace que muchos tropiecen, porque es un milagro de una naturaleza muy sofisticada, uno que no se presta a ‘prueba’ empírica o científica. Pero, en un sentido, no es más difícil de creer que la transformación de agua a hielo, en el cual las propiedades externas cambian, mientras que la sustancia - la estructura molecular - no. La Eucaristía simplemente involucra el escenario opuesto: la sustancia cambia mientras que las propiedades externas no”.

 

El poder del sacerdote

Según la fe católica, sus sacerdotes tienen el poder para manifestar la presencia de Jesús sobre el altar. En el momento de la consagración, supuestamente tiene lugar el proceso milagroso conocido como transubstanciación. Tal como declara Joan Caroll Cruz en su libro Milagros Eucarísticos: “El pan eucarístico sin levadura que se transforma en el Cuerpo y Sangre de Cristo en el momento de la consagración en la misa. (Una hostia grande para el sacerdote y muchas pequeñas para la congregación son consagradas en la misa). La palabra se deriva del latín ‘hostia’ o ‘víctima’ ya que en el Santo Sacrificio de la Misa, Jesucristo se ofrece a sí mismo a Dios el Padre como víctima y propiciación por nuestros pecados. (De tal manera que la misa es la renovación del Sacrificio único del Calvario)”.

A fin de establecer este punto de vista, los católicos aseguran que el Señor Jesucristo enseñó la transubstanciación durante la última cena. Además también creen que fue en ese momento cuando Jesús ungió a sus discípulos con el poder para transformar el pan y vino en Su presencia real y verdadera. A cambio la iglesia católica enseña que este poder ha sido transferido a lo largo de los siglos a un sacerdocio elegido por sucesión apostólica y ordenación sacerdotal.

David Pearson, otro de los autores que contribuye con la revista Envoy, explica este escenario en su artículo “¿Adoran galletitas los católicos?” publicado en la página 14, del volumen 7.2, del año 2003. Escribe: “... los primeros comulgantes recibieron la Primera Comunión del propio Sumo Sacerdote. El Cordero sin mancha de Dios, próximo a ser sacrificado por los pecados de ellos y del mundo entero de todos los tiempos, le dio de comer a sus doce apóstoles - nuestro primer grupo de obispos - su propio cuerpo y sangre, bajo la apariencia de pan y vino, de su propia mano’.

“Eso es lo que ocurre hoy en cada misa. Jesús, el Cordero de Dios perfecto de Pascua, usa las gracias de la sucesión apostólica y ordenación sacerdotal (la ‘imposición de las manos’ en la iglesia primitiva) para alimentar a cada generación con su carne y sangre hasta que retorne en gloria’.

“‘Cuando Jesús regrese nuevamente al final del tiempo, no tendrá una sola gota de gloria más, que la que tiene ahora mismo sobre los altares y en los sagrarios de nuestras iglesias’ - escribe el teólogo católico Scott Hahn en ‘La Cena del Cordero’: La misa como cielo en la tierra’.

“‘Hoy, aunque nos hallamos a miles de kilómetros de esa pequeña colina en Israel, estamos allí con Jesús en el aposento alto, y nos encontramos con Jesús en el cielo, en dondequiera que vayamos a misa’. Él bien pudo haber añadido, en dondequiera que permanezcamos - o regresemos - después de misa para adorar a Jesús en el Bendito Sacramento”.

 

Scott Hahn sobre el poder de los sacerdotes

El doctor Scott Hahn es otro católico convertido y celoso promotor de la Eucaristía. Más tarde examinaremos su testimonio en detalle. Ambos, él y es esposa Kimberly, han testificado que la Eucaristía desempeñó un papel principal en su conversión a la iglesia católica. Hahn, un profesor de teología en una universidad católica en Steubenville, Ohio, autor de un buen número de libros, también escribe una columna regular titulada “Asuntos de Escritura” para la revista Envoy.

En un artículo que leía en su encabezamiento “El orden paternal de sacerdotes: Una carta abierta a nuestro clérigo católico, en un tiempo de crisis”, entusiásticamente le recuerda a los sacerdotes católicos del poder con que han sido investidos. Escribe: “Como sacerdotes del nuevo pacto, ustedes están conformados a Cristo en una forma única y poderosa. La tradición cristiana habla de una ordenación en los términos más asombrosos. Es una forma común de decir entre los católicos, que el sacerdote se transforma en Cristo, en otro Cristo. El Catecismo nos dice además en los parágrafos 1548 y 1549, que el sacerdote ‘goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo a quien representa’ y como Cristo, es ‘imagen viva de Dios Padre’. Por el ministerio ordenado, especialmente por el de los obispos y los presbíteros, la presencia de Cristo como cabeza de la Iglesia se hace visible en medio de la comunidad de los creyentes”.

Luego, al seguir elevando el sacerdocio a un nivel de divinidad, Hahn exalta a hombres pecadores comunes y corrientes, al decir: “Los teólogos se refieren a un cambio ontológico - un cambio en el propio ser del hombre - que tiene lugar con el sacramento del santo orden. El catecismo dice en los parágrafos 1582 y 1583: ‘El sacramento del Orden confiere también un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado... porque el carácter impreso por la ordenación es para siempre’”.*

Luego, comparando este cambio sobrenatural atribuido al sacerdocio con la transformación que tiene lugar durante la consagración de la hostia, Hahn concluye: “El gran padre de Capadocia Gregorio de Nisa, comparó este cambio sacramental con la transformación que ocurre en la Eucaristía, explica que el pan, en un principio es pan común y corriente, pero cuando lo consagra la acción sacramental, se le llama el Cuerpo de Cristo... El mismo poder de la palabra hace al sacerdote digno de veneración y honor. La nueva bendición lo separa de la vida común, ordinaria. Ayer, era uno más de la multitud, una de las personas. Ahora, de súbito se ha convertido en guía, un líder, un maestro de justicia e instructor de misterios ocultos. Y esto ocurre sin que tenga lugar ningún cambio en el cuerpo y forma. Pero mientras parece que es el hombre que era antes, su alma invisible realmente ha sido transformada a una condición superior por algún poder y gracia invisible”.

 

Evangelización Eucarística

Anteriormente me referí al padre Tom Forest, director de Evangelización 2000, un vocero del Vaticano. Él indicó que la evangelización verdadera debe basarse en el hecho que los cristianos no están completos hasta que se convierten en católicos. Señaló la importancia de los sacramentos que ponen la fundación para lo que significa ser católico.

Las fuentes de información católica declaran que la Eucaristía es el sacramento más importante de todos. Por ejemplo en el libro Milagros Eucarísticos, Joan Caroll Cruz declara: “La Eucaristía es el Sacramento en el cual, bajo las apariencias de pan y vino, están verdadera y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de Cristo, como el alimento productor de gracia para nuestras almas. Más específicamente, la Hostia consagrada y el vino consagrado, que es su Sangre Preciosa”.

También leemos en el Catecismo Católico:

1324: “La Eucaristía es ‘fuente y cima de toda la vida cristiana’. Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua”.*

Además, para dejarlo absolutamente claro, la Eucaristía es el corazón y centro de lo que significa ser católico, el Catecismo, además hace notar:

1327: “En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar”.*

También es un hecho que la iglesia católica enseña que La Eucaristía de hecho representa a Cristo como un sacrificio por los pecados y que durante el “sacrificio de la Misa” Cristo es diariamente sacrificado por nuestros pecados en una manera no sangrienta. Tal como declara El Catecismo Católico:

1367: “El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: Es una y la misma víctima, que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, que se ofreció a sí mismo entonces sobre la cruz. Sólo difiere la manera de ofrecer. Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la Misa, se contiene e inmola incruentamente el mismo Cristo que en el altar de la cruz ‘se ofreció a sí mismo una vez de modo cruento’; …este sacrificio es verdaderamente propiciatorio”.*

Por lo tanto, es aparente entonces que la Eucaristía, o lo que es lo mismo Jesús presente en cada altar católico, es de una importancia principal para el catolicismo y la fe católica. Verdaderamente el Jesús Eucarístico es el Jesús del catolicismo. Pero... ¿Es el Jesús Eucarístico el Jesús de la Biblia?

En el siguiente capítulo examinaremos la Escritura con relación a la enseñanza católica de la transubstanciación. Este capítulo escrito por Jim Tetlow y adaptado de su libro publicado previamente, Mensajes del cielo, proveerá una base bíblica para refutar la idea de la transubstanciación.


La Eucaristía: Una crítica bíblica

Como mencioné en la introducción, este libro ha sido redactado con toda la información que he recolectado durante varios años de una diversidad de fuentes. Mientras estuve en esta jornada conocí a otros que también están en el mismo camino, investigando, acumulando hechos y analizándolos desde una perspectiva bíblica. Una persona que ha contribuido grandemente en mi investigación por la verdad, es un buen amigo, Jim Tetlow.

Conocí a Jim después de hablar en una conferencia profética en la parte norte del estado de Nueva York. La meta de Jim, como la mía, ha sido producir material fidedigno sobre el tópico de apologéticas bíblicas que presentan al cristianismo inteligente y comprensiblemente. Durante los años pasados he tenido el privilegio de trabajar con Jim en tres proyectos principales de video: Conteo hacia la eternidad, Una cuestión de orígenes y Mensajes del cielo.

m también ha sido el autor de un libro titulado Mensajes del cielo: Un examen bíblico de los mensajes de la Reina del Cielo en los últimos días, publicado por Producciones Eternas. El libro trata con el tópico de las apariciones Marianas y cómo pueden ser ellas interpretadas a la luz de las Escrituras, Jim fue criado como católico y le enseñaron las creencias fundamentales de la iglesia católico romana.

Jim me ha dado permiso para incluir en esta serie, algunos de los tópicos más importantes que escribió al respecto en Mensajes del cielo. El resto de este capítulo, es una adaptación del apéndice B de su libro.

 

La Eucaristía mantiene el escenario central

La Eucaristía es el centro de la fe católico romana. Es el componente central de la misa. El sacramento de sacramentos. Sin duda, la iglesia de Roma conceptúa la doctrina de la Eucaristía y la presencia real de Cristo como de máxima importancia. La falla en reconocer esta verdad es considerada por Roma como un grave sacrilegio. El Catecismo oficial de la iglesia católica no deja duda sobre este punto. Dice:

1324: “La Eucaristía es ‘fuente y cima de toda la vida cristiana’. Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan”.*

2181: “La Eucaristía del Domingo fundamenta y ratifica toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto...” *

2120: “...El sacrilegio es un pecado grave sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, pues en este sacramento el Cuerpo de Cristo se nos hace presente sustancialmente”.*

 

Doctrina católica

La iglesia católica enseña que una vez que el sacerdote católico ha consagrado la hostia de pan durante la comunión, el pan eucarístico se convierte en el cuerpo, sangre, alma y divinidad literal y real de Jesucristo. A este proceso se le llama transubstanciación y está descrito en el Catecismo de la iglesia católica, párrafos 1373 al 1377. Por consiguiente, la hostia de la comunión ya no es más pan, sino Jesús bajo la apariencia de pan, y es por consiguiente digno de adoración y reverencia. El Catecismo Católico declara brevemente:

1374: “...En el santísimo sacramento de la Eucaristía están ‘contenidos verdadera, real y substancialmente’ el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero...”*

1380: “...La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto Eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración”.*

1418: “Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración...”*

 

¿Qué enseña la Biblia?

Ya hemos documentado lo que enseña la iglesia católico romana concerniente a la Eucaristía. Pero... ¿Qué dice la Biblia? La Biblia anima a los creyentes a estudiar “todo el consejo de Dios” (Hch. 20:27), y como dice 1 Tesalonicenses 5:21, a “Examinarlo todo y retener lo bueno”. Cada cristiano debe “Procurar con diligencia presentarse a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15). Obedecer el mandamiento de Dios es probar todas las cosas, por eso escudriñaremos las Escrituras para determinar qué enseña la Biblia concerniente a la Cena del Señor.

La última cena fue celebrada por los cristianos del primer siglo en obediencia a las palabras de Jesús: “Haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19). Esta celebración fue establecida por el Señor en la cena de Pascua cuando simbólicamente se ofreció a sí mismo como el Cordero Pascual de expiación. Su muerte real al día siguiente fue el cumplimiento de la profecía. Sólo Pablo usa la frase “la cena del Señor” en 1 Corintios 11:20, aunque se alude a ella en Apocalipsis 19:9, en donde se dice que los creyentes celebrarán “la cena de las bodas del Cordero”. Alrededor del año 100 de la era cristiana, los padres de la iglesia comenzaron a llamar a esta ocasión la Eucaristía, queriendo decir con esto acción de gracias por la bendición pronunciada sobre el pan y el vino. Dice el Diccionario Holman Bible, que los cristianos han celebrado la cena del Señor regularmente como una señal del nuevo pacto sellado por la muerte y resurrección de Cristo. Hoy la Eucaristía significa mucho más, que simplemente acción de gracias.

 

Éste es mi cuerpo

¿Por lo tanto qué fue exactamente lo que Jesús ordenó durante la última cena? Aquí está la descripción bíblica de los eventos que rodearon la última cena, cuando el Señor “...tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lc. 22:19, 20).

Además, los proponentes de la Eucaristía católica señalan a las palabras de Jesús registradas en el capítulo 6 del Evangelio de Juan. Aunque este capítulo no trata de ninguna manera con lo que dijo el Señor en la última cena, ciertamente sus palabras tal parece que estuvieran relacionadas con la comunión: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Jn. 6:51-55).

Vamos ahora a examinar la Palabra de Dios para entender el contexto y significado de la Escritura que atañe a la comunión (Las instrucciones de la Escritura concerniente a la comunión pueden encontrarse en los siguientes pasajes: Mateo 26:17-35; Marcos 14:12-31; Lucas 22:7-23; Juan 13:1-17, 26 y 1 Corintios 11:17-34).

 

Metáforas y Símiles

En toda la Biblia el contexto determina el significado. Los cristianos toman la Biblia literalmente a menos que el contexto exija una interpretación figurativa o simbólica. Antes de explorar las palabras de Jesús en el capítulo 6 de Juan y en otros lugares, revisemos unos pocos ejemplos de simbolismo en la Escritura. Estoy seguro que los eruditos están de acuerdo conmigo cuando digo que estos versículos son metafóricos. Una explicación sigue a cada pasaje:

“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él” (Sal. 34:8).

Trate y experimente las promesas de Dios para que descubra que son verdaderas.

“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn. 4:14).

Para esos que reciben el don de la salvación, el Espíritu de Cristo morará en sus almas, dándoles la seguridad que tienen vida eterna.

“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo” (Ez. 3:1, 2).

Recíbala en su corazón, incorpórela en su ser, y obedezca la Palabra de Dios.

• En un punto Jesús dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19). Los judíos pensaban que el Señor hablaba del templo literal en Jerusalén, pero si seguimos leyendo en Juan 2:20 y 21, encontramos que se estaba refiriendo a su cuerpo.

• En otra ocasión, dijo: “Yo soy la vid verdadera...” (Jn. 15:1). Claro está, sabemos que Jesús no quiso decir que era una planta literal de vid, enrollada alrededor de una estaca.

• Cuando la Biblia dice de Dios en Salmos 91:4 que “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro...”, entendemos que el Creador no es un pájaro con plumas. Dios es el origen de toda la vida y nuestro proveedor y protector y estas figuras ilustran vívidamente esto.

En toda la Biblia se usa el lenguaje figurativo para comparar una cosa con otra, a fin de que quienes escuchan puedan visualizarlo y entenderlo fácilmente. Es aparente al escudriñar la entera Palabra de Dios, que el Señor a menudo emplea metáforas para pintarle imágenes al lector. De hecho, la Biblia nos dice que el Señor Jesucristo lo usó regularmente, para describir figurativamente una cosa como algo más. “Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba” (Mt. 13:34). Él mismo declaró: “Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre” (Jn. 16:25). Sin embargo, la Biblia siempre debe ser interpretada literalmente a menos que el contexto exija una explicación simbólica. Por lo tanto, ¿qué es lo que demanda el contexto del Evangelio de Juan y de otros evangelios?

 

Juan capítulo 6

Si leemos todo el capítulo 6 del Evangelio de Juan, no sólo tenemos el contexto, sino también unas revelaciones asombrosas de lo que quiso decir Jesús, cuando declaró que debemos comer su carne y beber su sangre. El capítulo 6 comienza con el relato de Jesús alimentando a los 5.000, seguido por la narración del momento en que caminó sobre el agua. Comenzando en el versículo 22, encontramos que al día siguiente, las personas estaban buscando al Señor por las razones equivocadas, lo cual podemos entender por las palabras de Jesús en los versículos 26 y 27: “Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre”.

Estos versículos comienzan a estructurar el contexto de lo que sigue, específicamente, que Jesús enfatizó la necesidad de ellos de buscar la vida eterna. Él pasa a explicarles cómo obtener la vida eterna. Y en el versículo 28, cuando las personas le preguntaron, “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Jn. 6:28, 29).

Aquí el Señor Jesucristo especifica que sólo hay una obra que place a Dios, y eso es creer en Él como el enviado de su Padre. Jesús volvió a enfatizar esto en el versículo 35: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Jn. 6:35). Note el imperativo “el que a mí viene... y el que en mí cree”. Jesús vuelve a repetir lo mismo en el versículo 40 donde dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn. 6:40).

 

El pan de vida

Jesús no pudo haber sido más claro - cuando nos acercamos y confiamos en Él, recibimos vida eterna. En este punto en la narrativa, los judíos se quejaban porque había dicho: “Yo soy el pan que descendió del cielo” (Jn. 6:41). Jesús respondió a sus murmuraciones en los versículos 42 al 58, en donde dice que verdaderamente “...Es el pan que descendió del cielo...” (Jn. 6:58), y que deben comer su carne y beber su sangre para obtener vida eterna. Sin embargo, vamos a recordar el contexto de esta declaración. Primero, Jesús se contrasta a sí mismo con el maná que descendió del cielo sobre sus antepasados y los sostuvo durante su jornada, aunque finalmente todos ellos murieron. Sin embargo, ahora se ofrece como el pan vivo, haciendo que esos que lo coman vivan para siempre.

Jesús no es ese maná perecedero que sus antepasados comieron en el desierto, es el pan eterno de vida que vive para siempre. Sólo con participar en esta vida eterna podemos esperar vivir con Él para siempre. Este contraste fortalece su mensaje principal, el cual está registrado en el versículo 47 en donde dice: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Jn. 6:47). Note que el Señor dice que tan pronto creemos en Él tenemos vida eterna, esto en el tiempo presente. No es algo que aspiramos o esperamos poder alcanzar en el futuro, sino más bien algo que recibimos de inmediato al creer.

Cuando Jesús dijo estas palabras se encontraba en la sinagoga de Capernaum, “Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum” (Jn. 6:59), y no tenía entonces ni pan, ni vino. Por consiguiente, o estaba ordenando que fuesen caníbales o hablaba figurativamente. Si hubiera hablado literalmente, entonces habría contradicho directamente a Dios el Padre, quien ordenó: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Gn. 9:4). Por consiguiente, como el propio Jesús dijo, que “la Escritura no puede ser quebrantada” (Jn. 10:35), es obvio que estaba hablando metafóricamente. Y eso fue exactamente, tal como lo explican sus propias palabras en los versículos subsiguientes.

 

La carne para nada aprovecha

Después de esto, en el versículo 60, encontramos que muchos de sus discípulos dijeron: “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (Jn. 6:60). Jesús estaba al tanto de sus quejas y respondió en los versículos 61 hasta el 64 diciendo: “...¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar” (Jn. 6:61-64). Pero, espere un minuto, el Señor dice que ¡“la carne para nada aprovecha”! Pero... ¿Es que acaso Jesús no había dicho que debemos comer su carne? Sin embargo, si la carne no aprovecha para nada, entonces debía estar hablando en términos espirituales. Y eso fue exactamente lo que dijo - “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.

Jesús usa exactamente la misma palabra griega sarx, para carne, tal como hizo en los versículos anteriores. ¡Por consiguiente, debemos concluir que comer su carne literal para nada aprovecha! Si es el Señor mismo quien establece el contexto del diálogo, haríamos muy bien en escucharlo. Él afirmó que las palabras que hablaba eran espíritu y que la carne de nada aprovecha.

Si eso no es lo suficientemente claro, las palabras de Pedro no dejan espacio para la duda. Siguiendo inmediatamente el diálogo con los judíos, algunos de los cuales se apartaron, Jesús le dijo a los doce apóstoles: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” (Jn. 6:67). La respuesta de Pedro es profunda, se encuentra registrada en los versículos 68 y 69: “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. ¡Asombroso! Pedro no dijo que tenemos que creer que debemos comer su carne para vivir. Sino que “hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. ¡Esta es la confesión de fe que conduce hacia la vida eterna, no el comer la carne de Jesús y beber su sangre! Esto también concuerda con la totalidad de las Escrituras. Permítame presentarle una muestra.

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Ro. 10:9).

“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:30, 31).

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn. 3:36).

 

Sentido espiritual

En el capítulo 6 de Juan, Jesús claramente contrasta los beneficios temporales del maná físico con los beneficios eternos de la vida en el Espíritu. Este tema se repite a lo largo de la Palabra de Dios. En toda la Biblia, los beneficios limitados y temporales de la carne son contrastados con los beneficios infinitos y eternos del Espíritu. El consumir maná, incluso maná celestial, tiene valor limitado. Sin embargo, el recibir la vida de Cristo, al depositar nuestra confianza y esperanza en Él, tiene valor infinito. El capítulo 8 de Romanos explica esta verdad: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu... Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz... y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Ro. 8:1, 5, 6, 8, 9).

 

Las siete veces que Jesús declara “Yo soy”

Además de las enseñanzas del Señor Jesucristo en el capítulo 6 de Juan, tenemos revelación adicional de su mensaje al leer el entero Evangelio de Juan, así comenzamos a comprender plenamente lo que quiso decirnos cuando declaró: “Yo soy el pan de vida” (Jn. 6:35). En el Evangelio de Juan, el Señor hace siete declaraciones en primera persona que están enumeradas a continuación:

1. Juan 6:35 “Yo soy el pan de vida”.

2. Juan 8:12 “Yo soy la luz del mundo”.

3. Juan 10:9 “Yo soy la puerta”.

4. Juan 10:11 “Yo soy el buen pastor”.

5. Juan 11:25 “Yo soy la resurrección y la vida”.

6. Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”.

7. Juan 15:5 “Yo soy la vid”.

Los creyentes deberían amar estas siete declaraciones de “Yo soy”. Jesús no sólo está afirmando que es Dios, sino que está definiendo quién es Dios. Retrospectivamente, en el libro de Éxodo, Moisés le pregunta a Dios, cuál es su nombre. “Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos” (Ex. 3:11-15).

En el Evangelio de Juan, Jesús expone y explica quién es Dios. Si su alma está hambrienta, Él le diría: “Yo soy el pan de vida”. Si está buscando iluminación y entendimiento, “Yo soy la luz del mundo”. ¿Anda en busca de una entrada hacia una vida abundante? Él nuevamente le diría: “Yo soy la puerta”. ¿Necesita guía y protección? Jesús le diría: “Yo soy el buen pastor”. ¿Está buscando vida eterna? El Señor Jesucristo diría “Yo soy la resurrección y la vida”. Jesús conoce sus necesidades mucho mejor que usted. Cualquier cosa que necesite, Jesús le dirá: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. “Yo soy la vid” - Si moras en Mí, supliré todas tus necesidades.

Lo que el Señor Jesucristo está afirmando en el capítulo 6 de Juan y a través de todo el Evangelio, es “Yo soy todo lo que necesitas. Te he creado y sé y entiendo que me necesitas a Mí para estar completamente satisfecho”. Jesús es nuestro todo, en todo. No importa lo que pensemos que necesitamos, sólo Jesús puede suplir nuestras necesidades verdaderas. Al estudiar el entero Evangelio de Juan, vemos claramente que Jesús no está proclamando que es literalmente un pan, de la misma forma como tampoco está declarando que es vino, o una puerta de madera. En lugar de eso, afirma que es nuestro Dios y Creador, y que lo único que necesitamos es a Él. Entender la Palabra de Dios es crucial.

 

El capítulo 6 de Juan no se relaciona con la Última Cena

Antes de dejar el capítulo 6 del Evangelio de Juan, debemos admitir que este capítulo no trata directamente con la última cena o con la doctrina de la Eucaristía. Vale la pena repetir, ¡qué el capítulo 6 de Juan no tiene nada que ver con la última cena! Recuerde, de acuerdo con esta narrativa, Jesús no tenía ni pan, ni vino y nunca siquiera mencionó el vino. Mientras los proponentes de la transubstanciación a menudo se refieren a estos versículos para apoyar sus doctrinas, en ninguna parte de este capítulo Jesús les dio a sus discípulos instrucciones acerca de cómo celebrar la comunión, mucho menos describió aquí la última cena. Por consiguiente, debemos reconocer que se trata de un evento separado.

Juan trata con la última cena comenzando en el capítulo 13, pero el 6, es un tema separado. En el capítulo 6, el Señor nunca alude siquiera a un procedimiento a seguir concerniente a la comunión, tampoco le dice a sus discípulos que instituyan un sacerdocio que consagre pan y lo convierta en su carne literal. Él no enseña aquí, ni en ninguna otra parte de la Biblia, a adorar su cuerpo y sangre bajo la figura de pan y vino.

 

Capítulo 13 de Juan

En el capítulo 13 del Evangelio de Juan, están registrados los eventos de la última cena. En los versículos 2 y 4 leemos: “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase... se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó” (Jn. 13:2, 4). Por lo tanto vemos que para ese tiempo en el relato de Juan, Jesús ya había bendecido el pan, “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19).

Lo que es interesante en el relato de Juan de la última cena, es que después que Jesús bendijo el pan y dijo: “Esto es mi cuerpo”. Siguió refiriéndose al pan bendecido y consagrado como simple pan. El versículo 26 dice: “Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón” (Jn. 13:26). ¿Será que Jesús perdió la pista de lo que estaba haciendo? ¿Habló incorrectamente? ¡No! De acuerdo con sus propias palabras, el pan permaneció siendo pan incluso después que lo bendijo.

De hecho, el capítulo 13 de Juan menciona el pan cinco veces. En cada caso, al pan bendecido se le sigue considerando como simple alimento. Por ejemplo, leemos en el versículo 27: “Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto” (Jn. 13:27). La Palabra de Dios nos dice que Satanás entró en Judas, inmediatamente después de recibir el pan. No hay indicación alguna de que Juan creyera o pensara en la transubstanciación.

 

Mateo, Marcos y Lucas

En Mateo 26:17-29, Marcos 14:12-25 y Lucas 22:7-23 encontramos relatos paralelos de lo que tuvo lugar la noche antes que Jesús fuera crucificado. En Lucas 22:15-19 Jesús le dijo a sus discípulos: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:15-19).

Previamente hemos presentado varios ejemplos mostrando que a menudo Dios usa el lenguaje figurado para describirse a sí mismo y para ilustrar una verdad espiritual. Hay muchas razones bíblicas de por qué las palabras de Jesús en la última cena deben ser tomadas figurativamente. A continuación seguiremos examinando por qué.

 

El Cordero Pascual

Los capítulos 12 y 13 de Éxodo describen los eventos del cordero pascual original. Cada año los judíos debían observar la Pascua como un memorial de su liberación de la esclavitud. En esa noche se sacrificó un cordero sin mancha y su sangre fue aplicada sobre los postes y dinteles de cada una de las casas de los creyentes. La sangre del cordero cubrió a esos que confiaron en el Señor. Todos los que rociaron la sangre del cordero fueron librados, mientras que esos que ignoraron la advertencia de Dios fueron destruidos.

La Escritura explica claramente que “...Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Co. 5:7). Cuando Juan el Bautista vio a Jesús, proclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29). Jesús cumplió con cada uno y todos los tipos del Antiguo Testamento que señalaban a la venida del Mesías. Esto incluyó el Cordero Pascual. Durante la última cena, Jesús declaró que Él mismo se convertiría en nuestro cordero sustituto, de que moriría en nuestro lugar. Todos los que se arrepintieran de sus pecados y depositaran su confianza en Él serían librados de la esclavitud del pecado y la muerte.

Claro está, durante la última cena Jesús no se convirtió en un cordero literal, ni tampoco el pan se transformó en su cuerpo literal. Para los creyentes judíos, debería haber sido claro que el propio Jesús iba a ser sacrificado por sus pecados. Jesús iba a cumplir con la profecía judía de que el Mesías llevaría los pecados de ellos en su propio cuerpo.

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores” (Is. 53:5-12).

“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2:24).

Era su cuerpo al que se le iba a dar muerte y su sangre la que sería derramada por nuestros pecados. Los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento, las cuales eran semblanzas de Cristo - tendrían cumplimiento en el Hijo de Dios. Ya no habría ninguna necesidad de ofrecer sacrificios por nuestros pecados. El propio Dios de una vez y para siempre expiaría por todos los pecados. Eso fue lo que Jesús quiso decir cuando se refirió a los elementos de la Pascua como su cuerpo y sangre.

Al día siguiente su cuerpo verdaderamente fue quebrantado y su sangre derramada por los pecados del mundo. Su mandamiento a los creyentes fue: “Haced esto en memoria de mí”. Por consiguiente el recibir la comunión es un recordatorio, no es que Jesús está siendo sacrificado nuevamente. En la última cena Jesús no instituyó un sacerdocio. Tampoco en ninguna forma ordenó la transubstanciación. Y definitivamente no reconoció ningún sacrificio continuo. No, las buenas nuevas son “...Que con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados... Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (He. 10:14, 18).

Así como los judíos celebraban la Pascua como recordatorio de su liberación de la esclavitud, nosotros celebramos la cena del Señor en memoria de nuestra liberación de la esclavitud del pecado. Jesús es nuestro Cordero de Pascua, aunque no es un cordero literal.

 

El cuerpo de Jesús está en el cielo

Marcos 16:19 nos dice que “El Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”. Jesús ascendió físicamente para estar a la mano derecha del Padre. Pedro lo dice en esta forma, que Jesús “...Habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades” (1 P. 3:22). El cuerpo único glorificado de Jesús está en el cielo. Esto tiene sentido cuando recordamos que dijo: “Haced esto en memoria de mí”. Si el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesús están con nosotros en la Eucaristía, las palabras “Haced esto en memoria de mí” no tendrían sentido. Un servicio recordatorio no se celebra por alguno que está con nosotros, sino por alguien que ya partió.

Ahora, claro está, Jesús es Dios, y “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:24). Jesús está con nosotros espiritualmente y como es omnipresente, está presente en todas partes, por lo tanto ahora mismo se encuentra con nosotros - en dondequiera que estemos. Pero su cuerpo glorificado está en el cielo. “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (He. 10:12-14). Es claro que el cuerpo de Jesús está en el cielo y que nosotros debemos recordar lo que hizo por nosotros en la cruz al celebrar la Santa Cena.

 

Los hechos de la iglesia primitiva

La iglesia primitiva celebró la comunión frecuentemente y lo que hizo se encuentra registrado en el libro de Hechos. Vamos a examinar cómo los apóstoles y discípulos celebraban la comunión después de la ascensión de Jesús. Leemos en el libro de Hechos:

“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch. 2:42).

“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hch. 2:46).

“Y habiendo dicho esto, (Pablo) tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también” (Hch. 27:35, 36).

Los apóstoles del Señor, esos mismos que estuvieron presentes en la última cena, partían el pan diariamente, celebraban la comunión y ni una sola vez se refirieron al pan como el cuerpo literal, sangre y divinidad de Jesús. Incluso, el domingo, el cual es el día en que el Señor resucitó, ellos se refirieron a la comunión como simple pan. En un versículo clave en el libro de Hechos leemos: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hch. 20:7).

Note que los discípulos partían el pan el domingo, en memoria de la muerte y resurrección de Jesús. Escudriñe como lo hicimos nosotros, y así se dará cuenta que no hay ni siquiera insinuación alguna en el entero libro de Hechos que los discípulos consideraban el servicio de comunión, como algo más aparte de un servicio recordatorio. ¡Esto no disminuye su importancia, más bien enfatiza que la razón para la celebración de la comunión es recordar la obra completa de la cruz y que Jesús ahora está en el cielo como nuestro Rey triunfante!

 

Dios no mora en templos hechos de mano

Lo que es interesante en el libro de Hechos, es la declaración enfática repetida por los discípulos, que Dios no mora en templos.

“Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano...” (Hch. 7:48).

“Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hch. 17:22-25).

• Esta verdad también está repetida en el libro de Hebreos: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (He. 9:24).

¡El sagrario Eucarístico es un “lugar santísimo” hecho con manos humanas! Aún más, la Biblia declara que Cristo no está allí sino en el cielo. Además, la palabra griega para templo es naos, la cual también puede ser traducida como un lugar santo o sitio de adoración. Dios dice que no mora allí, sin embargo la iglesia católica insiste que Jesús está presente en todos los sagrarios Eucarísticos del mundo. La hostia de la comunión la hacen las manos de los hombres, y la Biblia declara que “el Altísimo no habita en templos hechos de mano” (Hch. 17:25).

 

Abstenerse de sangre

Además, el apóstol también le ordenó a los creyentes a abstenerse de sangre. En el libro de Hechos, encontramos que los apóstoles y ancianos se reunieron para considerar ciertas costumbres judías que se habían introducido en la iglesia primitiva. Su decisión dada por Santiago, es como sigue: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hch. 15:19, 20).

Si los apóstoles y los discípulos originales en forma repetida le ordenaron a los nuevos creyentes que se abstuvieran de sangre, tal como vemos en Hechos 15:29; 21:25, ¿por qué la iglesia católica le impone a sus seguidores que coman el cuerpo y la sangre de Jesús? Si la comunión, la hostia consagrada, se convierte en el cuerpo, sangre, alma y divinidad literal de Jesús, entonces el participar de la comunión va en contra del mandamiento del Espíritu Santo que nos ordena abstenernos de sangre. Esto es una contradicción directa.

Desde el propio principio Dios le ordenó a la humanidad que se abstuviera de sangre: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Gn. 9:4). Moisés reiteró este mandamiento, “Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre” (Lv. 17:12). “No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos” (Lv. 19:26). Los profetas asimismo repitieron el mandamiento de Dios: “...Y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre...” (1 S. 14:34b).

En el libro de Hechos, los discípulos judíos estaban confirmando que Dios - quien no puede mentir y no cambia - lo ordenó en el Antiguo Testamento. Por consiguiente, sólo una interpretación figurativa de la última cena está en armonía con la entera Palabra de Dios.

 

1 Corintios 11

Algunos proponentes de la Eucaristía argumentan que el capítulo 11 de 1 Corintios apoya la transubstanciación. Ellos se refieren al versículo 29 que declara: “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí”. Una lectura profunda del capítulo 11 de 1 Corintios, revela que los corintios no estaban haciendo una distinción apropiada entre la comunión y las comidas comunes y corrientes. No discernir el cuerpo del Señor significa no discernir en el pan y el vino, los símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, sino participar de ellos irreverentemente, como si se tratara de un banquete común y corriente.

Es evidente que esta fue la primera ofensa de los corintios. Esos que comían y bebían de una manera indigna, estaban emborrachándose y comiendo egoístamente ante otros miembros del cuerpo de Cristo. En los versículos 20 y 21 Pablo declara que esto era el problema. No hay indicación que el apóstol Pablo creyera o enseñara la transubstanciación.

De hecho, Pablo repetidamente se refirió al pan bendito como pan, después de haberlo bendecido. “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa” (1 Co. 11:27, 28). Note que Pablo declara en el versículo 26: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”.

Note también que Pablo explica que debemos celebrar la cena del Señor “hasta que él venga”. La frase “hasta que él venga” presupone que el Señor ha ascendido a las alturas. Son muchos los versículos de la Escritura que declaran que el cuerpo único de Jesús está en el cielo:

“...Por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades” (1 P. 3:21, 22).

“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mt. 26:64).

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro. 8:34).

“La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales” (Ef. 1:20).

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Col. 3:1).

“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas... Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena... Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (He. 1:3; 9:24, 25; 12:2).

Por consiguiente, la cena del Señor es un recordatorio de su muerte y resurrección “hasta que él venga”. Esto concuerda con lo que Jesús ordenó cuando dijo: “Haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19).

Finalmente, es aparente que el capítulo 11 de 1 Corintios usa lenguaje figurado para describir la comunión. La copa es una figura: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre...” (1 Co. 11:25). La copa, claro está, no es el pacto real, sino símbolo de él. “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Co. 11:26). Es obvio que no vamos a beber la copa, sino que es una referencia figurada al vino que se encuentra dentro de ella.

 

La obra consumada

Tal vez el aspecto más perturbador de esta doctrina católica es que Cristo es sacrificado una y otra vez diariamente por los miles de sacerdotes católicos, y de que al recibir la Eucaristía los católicos obtienen el perdón de los pecados. En otras palabras, la iglesia católica enseña que la Eucaristía es una ofrenda de sacrificio capaz de expiar por nuestros pecados. Por consiguiente, Cristo siempre está sufriendo y muriendo cada vez que un sacerdote consagra la hostia. Así es como lo explica el Catecismo, en los siguientes parágrafos:

“1414 En cuanto a sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales.*

1405 ...En efecto, cada vez que se celebra este misterio, ‘se realiza la obra de nuestra redención’.*

1366 La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa - hace presente, el sacrificio de la cruz...”*

Esta enseñanza contradice directamente la Palabra Dios. Cuando Jesús murió sobre la cruz, proclamó: “Consumado es” (Jn. 19:30). La palabra griega que usó fue tetelestai. Es un término contable que significa: “Pagado por completo”. ¡La obra de nuestra salvación está completa! Cristo compró nuestra redención de una vez y para siempre en la cruz. Jesús no es sacrificado perpetuamente en la Eucaristía, tal como enseña la iglesia católica. El participar de la Eucaristía no apacigua a Dios, tampoco expía por el pecado. Si usted es católico, entonces los siguientes versículos pueden ser transformadores y revolucionarios si simplemente acepta la Palabra de Dios.

“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (He. 9:24-28).

“Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados... Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (He. 10:11-14, 18).

“Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive” (Ro. 6:9,10).

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1 P. 3:18).

 

Encarnación, Ascensión, Segunda Venida

Hay muchas otras Escrituras que refutan la transubstanciación. Por ejemplo, la transubstanciación contradice la doctrina bíblica de la encarnación y ascensión. La Biblia nos dice que Jesús tenía un sólo cuerpo preparado para Él por el Padre. “...Mas me preparaste cuerpo” (He. 10:5). “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:14).

Además, la Escritura nos dice claramente que el cuerpo único glorificado del Señor Jesucristo está en el cielo:

“...Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades” (1 P. 3:21c, 22).

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Col. 3:1).

“El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” (Ef. 4:10).

Son muchas, pero muchas las Escrituras que repiten una y otra vez que el cuerpo de Jesús está en el cielo:

“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mt. 26:64).

“Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mr. 14:62).

“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios” (Mr. 16:19).

“Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios” (Lc. 22:69).

“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (Hch. 7:55).

Luego entonces, si el cuerpo de Jesús está en el cielo, no puede encontrarse en los miles de sagrarios alrededor del mundo.

La transubstanciación también contradice las enseñanzas de la Biblia concerniente a la segunda venida de Cristo. Muchos católicos que creen que el Señor retornará a la tierra física y visiblemente, también creen que Cristo vendrá primero en su “forma Eucarística”. Sin embargo, la Biblia una vez más refuta esta noción:

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:9-11).

“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (Mr. 13:26).

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Ap. 1:7).

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos...” (Jud. 14, 15a).

Jesús ascendió al cielo físicamente y retornará en su cuerpo glorificado - no en forma de una hostia. Además, si la Biblia nunca le adscribe más de un lugar a su cuerpo físico en un momento dado - tampoco debemos hacerlo nosotros. Cuando Jesús retorne en su cuerpo glorificado todo ojo le verá, por consiguiente la transubstanciación es anti-bíblica.

En el libro final de la Biblia, se describe la segunda venida de Cristo y se confirma como sigue: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos” (Ap. 19:11-14).

 

Misterio y milagros

La iglesia católica se refiere a la misa como un misterio. Sin embargo, la Biblia nunca alude a la comunión como un misterio, por lo tanto nosotros tampoco podemos hacerlo. Recuerde la advertencia en la Escritura de que no debemos corromper la verdad simple y pura del Evangelio: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Co. 11:3).

Cuando el sacerdote consagra la hostia no ocurre nada. El pan sigue luciendo como pan, se siente, huele y sabe como pan. No hay ni un sólo milagro en la Biblia, en donde todas las evidencias externas revelen que no ha ocurrido nada. Los milagros en la Biblia siempre son tangibles y prácticos. Moisés en realidad separó las aguas del mar Rojo - no simplemente le pidió a las personas que lo cruzaran antes de dividirlo. Elías de hecho hizo descender fuego literal del cielo ante el horror de los profetas falsos. Jesús sanó literalmente a los enfermos, limpió a los leprosos y resucitó a los muertos. Dios nunca trató con la humanidad usando “milagros virtuales”.

Algunos pueden señalar a supuestos milagros Eucarísticos como evidencia de que la hostia consagrada es el cuerpo y la sangre literal de Cristo. Sin embargo, la Biblia nos advierte de que tales engaños ocurrirán en los últimos días. “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis” (Mt. 24:24-26).

El supuesto Jesús de la Eucaristía es un falso cristo, el cual según muchos profetas mentirosos se encuentra en los aposentos de miles de iglesias católicas. Además, como vamos a documentar son muchas las señales y prodigios mentirosos que acompañan la exposición y adoración de la Eucaristía. No sorprende que la Biblia revele que estos milagros Eucarísticos tangibles tienen un origen demoníaco.

 

El sacrificio “incruento”

La iglesia católica enseña que la Eucaristía es un sacrificio “incruento” - es decir sin sangre, en el cual Cristo es verdaderamente “inmolado” u ofrecido como víctima. De hecho, el término “hostia” se deriva de una palabra en latín que significa víctima. Por consiguiente, la ofrenda de la hostia es la perpetuación del sacrificio de Cristo de una manera incruenta para hacer expiación por nuestros pecados. Sin embargo, la Biblia declara de forma concisa que sin sangre no hay remisión de pecados:

“...Y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22).

“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Lv. 17:11).

Adicionalmente, en la Escritura nunca encontramos mención al pan o al vino como sacrificio. En la última cena el Señor tomó el pan y el vino de una mesa, no de un altar. Todos los sacrificios en la Biblia se hicieron sobre el altar. De hecho, Dios ordenó a los judíos en estas Escrituras que sólo tuvieran un altar:

“Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová... Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando” (Dt. 12:11, 13, 14).

“Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré” (Ex. 20:24).

“Toda la congregación de Jehová dice así: ¿Qué transgresión es esta con que prevaricáis contra el Dios de Israel para apartaros hoy de seguir a Jehová, edificándoos altar para ser rebeldes contra Jehová?” (Jos. 22:16).

Ciertamente, los discípulos judíos de Jesús sabían esto. Al igual que Dios, Jesús nunca se contradeciría a sí mismo. Las mesas son para comer y los altares para sacrificios.

 

Consecuencias eternas

Claramente, la doctrina católica de la Eucaristía es contraria a la Palabra de Dios. Pero... ¿Cuán serio es este error doctrinal? ¿Es lo suficientemente serio para determinar el destino eterno de una persona? Irónicamente, la siguiente cita de Peter Kreeft, quien fuera protestante y ahora es un fuerte proponente de la Eucaristía católica, expresa con exactitud el significado y consecuencias de someterse a esta creencia. Esto es lo que dice en las páginas 159 y 160 de su libro Jihad Ecuménico: “¡Qué punto de división es la Eucaristía! Uno de los dos lados, está bien, pero bien equivocado. Yo decía antes de esto: si los protestantes están en lo correcto, los católicos están cometiendo el terrible error de adorar idólatramente el pan y el vino como Dios. Pero si los católicos están correctos, los protestantes están en el error, igualmente terrible, de rehusarse a adorar a Cristo en donde está y están perdiéndose de la unión ontológica más real con Cristo que es posible en esta vida, en la santa comunión”.

Considere las repercusiones de lo que ha escrito Kreeft. Si los católicos están equivocados en su creencia y adoración de la Eucaristía, entonces son culpables de idolatría. Por consiguiente, están violando directamente el primero y segundo mandamientos, que dicen: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Ex. 20:3-5).

Es imperativo que creamos y dirijamos toda adoración hacia el Jesús verdadero de la Biblia. El Señor advirtió que habría muchos cristos falsos. Siendo este el caso, ¿no deberían todos los que profesan ser cristianos escudriñar las Escrituras diligentemente para determinar la verdad? Este es el deseo de Dios:

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

“Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lc. 4:4).

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).


La Custodia

En los primeros cuatro capítulo de este libro hemos documentado el significado distinto y la importancia crítica que tiene la Eucaristía en la fe y práctica para millones de católicos romanos. Además, se ha provisto documentación que revela la importancia tremenda que la iglesia católica ha depositado en la Eucaristía como un medio para evangelizar a los no católicos. Finalmente, haciendo uso de fuentes de información católica, hemos discutido extensamente la transubstanciación a la luz de la Biblia.

El hecho que la iglesia católica acepta y promueve la idea que la presencia del Señor Jesucristo se manifiesta en una hostia consagrada no puede ser cuestionado. Además, se asegura que sólo los sacerdotes católicos ordenados tienen el poder para realizar el procedimiento místico llamado transubstanciación. Por añadidura, quienes reciben la hostia tienen a Cristo dentro de ellos porque han comido el cuerpo de “Jesús”. Estas enseñanzas son fundamentales y necesarias para que una persona se convierta en un católico genuino de acuerdo a la fe romana.

Mientras los teólogos católicos aseguran que estas ideas las apoya la Escritura, la Biblia revela que adorar un pedazo de pan es claramente una distorsión de sus enseñanzas. Jesús instruyó a sus discípulos para que tomaran pan y vino como un recordatorio del sacrificio que haría, el cual tuvo cumplimiento con su muerte sobre la cruz. La salvación siempre debe ser comprendida a la luz de la obra que Jesús completó en la cruz, no en un ritual que puede ser repetido una y otra vez, dependiendo de un grupo selecto de individuos que tienen el poder místico de ordenar su comparecencia en la forma de una hostia.

Es cierto entonces que el Cristo Eucarístico es el “Jesús” que es promovido por la iglesia católica. Si esta enseñanza es un error es obvio que hay serias consecuencias.

Pero hay otro aspecto del Cristo Eucarístico que tenemos que discutir. No sólo este “Cristo” se aparece sobre el altar en la forma de pan y vino, sino que la iglesia católica también enseña y promueve que esta “presencia” puede ser contenida y adorada en un recipiente llamado custodia.

En la Biblia no encontramos ni una sola referencia a la palabra custodia. De hecho, la idea que Dios puede ser contenido y exhibido en un vaso hecho por los hombres, contradice directamente la Palabra de Dios: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas” (Hch. 17:24).

¿Exhibiendo a Jesús?

Puedo recordar vívidamente la primera vez que encontré el término custodia. Durante el período de tiempo en que estaba realizando investigaciones para el libro Nuevo vino y el vino de Babilonia, me entregaron un número de libritos y folletos sobre el tópico de las apariciones Marianas, las manifestaciones sobrenaturales de la virgen María.

En uno de esos libritos encontré una fotografía de un objeto interesante que nunca había visto antes. Se llamaba custodia. La aparición de esta custodia de inmediato atrajo mi atención - una cruz, un sol resplandeciente y una luna decorando un objeto que tenía una ventana circular de vidrio que parecía ser la abertura hacia una cámara central que contenía una hostia.

Más tarde descubrí que la custodia era un componente esencial de la misa. Es el recipiente que diseñó la iglesia católica para exhibir las hostias consagradas para el propósito de adorar a “Jesús”. De acuerdo con una fuente de información católica, la custodia es definida como, “Un vaso, hecho usualmente de oro o metal precioso que se usa para la exposición del Bendito Sacramento. La parte principal es un vidrio circular a través del cual puede verse la hostia consagrada. Rodeando este vidrio circular está un sol resplandeciente de ‘rayos’ dorados. Una cruz corona el recipiente, el cual se yergue sobre un pedestal y es sostenido por una base circular. Un dispositivo con figura de luna, o un círculo doble de oro o metal dorado permite que la hostia se mantenga segura y en posición vertical cuando es expuesta en la custodia”.

La Enciclopedia Católica y la Custodia

Si no hay mención de la custodia en la Biblia, ¿qué es entonces lo que enseñan los católicos respecto al origen de la custodia y cómo aceptaron a esa custodia? Para responder a esa pregunta debemos ir a la Enciclopedia Católica, donde dice: “Custodia - un vaso con figura de torre para preservar y exhibir algunas veces reliquias y el Bendito Sacramento, finalmente, tal como hoy, es el nombre del vaso que sostiene el copón. Es decir, que en el tiempo presente en el lenguaje eclesiástico, es sólo el nombre para el receptáculo o estuche que se coloca sobre el mesa del altar mayor o de otro altar en el cual se guardan los vasos que contienen el Bendito Sacramento como el copón, custodia o sagrario. Como una regla, en las catedrales e iglesias monásticas no está colocada sobre el altar mayor, sino sobre un altar lateral, o el altar de una capilla especial sacramental; esto se hace a causa de la reverencia debida al Santo Sacramento y para evitar impedir el curso de las ceremonias en funciones solemnes en el altar mayor. Por otra parte, en iglesias parroquiales se coloca generalmente sobre el altar mayor, como la posición más conveniente”.

La Enciclopedia Católica provee información adicional respecto al origen e historia de la custodia: “En la edad media no había costumbre uniforme con relación al lugar donde se guardaba el Bendito Sacramento. El Cuarto Concilio Lateran y muchos sínodos diocesanos y provinciales celebrados en la edad media requerían sólo que la hostia fuese guardada en un receptáculo seguro y bien cerrado. Cuando mucho exigían que fuese colocada en un lugar evidentemente limpio. Sólo unos pocos sínodos designaron el lugar con más exactitud, tal como el Sínodo de Colonia celebrado en 1281 y de Münster en 1279 los cuales ordenaron que se mantuviera por encima del altar y protegida bajo llave. En general, se pueden distinguir en los tiempos medievales, cuatro métodos de preservar el Bendito Sacramento:

• En un armario en la sacristía, una costumbre que está asociada con la usanza cristiana primitiva;

• en una alacena en la pared del coro o en una proyección de una de las paredes construida como una torre, y se le llamaba Casa del Sacramento, y algunas veces se elevaba hasta una bóveda;

• en una paloma o copón, rodeado por una cobertura o receptáculo y generalmente coronado por un pequeño baldaquín - una especie de dosel de tela o seda, el cual cuelga sobre el altar por una cadena o cordón;

• finalmente, sobre la mesa del altar, ya sea solo en el copón o en un receptáculo similar a un tabernáculo, o en una pequeña alacena arreglada en la madera detrás del altar o un panel del altar”.

La Enciclopedia Católica provee revelación adicional sobre el tópico de cómo se originó la devoción al Bendito Sacramento. Dice: “La idea de exponer el Bendito Sacramento para veneración en una custodia parece haber evolucionado primero a fines del siglo XIII o a comienzos del XIV. Cuando se inició en los primeros años del siglo XIII la elevación de la hostia en la misa, probablemente como una forma de protesta en contra de los puntos de vista teológicos de Peter Chanter, poco a poco fue arraigándose fuertemente en la mente popular la idea de que había una virtud especial y mérito en el hecho de mirar al Sacramento Bendito. Esta idea fue ganando tanto favor, que ver la hostia al momento de la elevación, era juzgado como la parte más vital de la asistencia a la misa’.

“En ciertas iglesias en España se colocaba una cobertura de terciopelo negro detrás del altar, a fin de que se pudiera ver más fácilmente desde lejos, las manos del sacerdote y la hostia; en otras se le daban órdenes estrictas al sacristán o monaguillo de que de ninguna manera debía permitir que el humo del incensario obstruyera la vista de la hostia. Además, leemos que cuando una persona estaba muriendo y no podía recibir el Santo Viático, porque vomitara o por cualquier otra causa, le llevaban el Bendito Sacramento y lo sostenían frente de él o ella para que lo mirara. De hecho, permanece hasta este día una prohibición virtual de esta práctica entre las rúbricas del ‘Rituale Romanum’.

“Bajo la influencia de esta idea, en las procesiones que llegaron a ser cosa común después de la institución de las fiestas de Corpus Christi en 1246, el Bendito Sacramento comenzó poco a poco a ser transportado en vasos transparentes que semejaban nuestras custodias actuales. Por consiguiente creció una costumbre, especialmente en Alemania, de mantener el Bendito Sacramento expuesto de continuo en las iglesias. Fue prohibido por muchos sínodos, pero se llegó a una especie de compromiso mediante la construcción del ‘Sakramentschauschen’ del cual existen todavía muchos ejemplos en Europa Central’.

“Estos tabernáculos de gran altura y apariencia imponente, eran erigidos en las partes más conspicuas de la iglesia y allí el Bendito Sacramento era guardado en una custodia detrás de una puerta enrejada de metal, la cual permitía una vista más o menos libre del interior. Fue así como se instituyó esta práctica, aunque mantenida parcialmente bajo control por los decretos sinodales, de añadirle solemnidad a cualquier función, incluso la propia misa, al exponer el Bendito Sacramento continuamente”.

En este capítulo hemos examinado el tópico de la custodia y el papel que desempeña para comprender la Eucaristía y el Cristo Eucarístico. Debe quedar ya claro, que una fe que se basa en la tradición y no en la Biblia, puede abrir la puerta a serio engaño, la misma clase de engaño de que nos advierte la Biblia que hará que las personas vayan al infierno.

En el siguiente capítulo examinaremos cómo se está promoviendo la Eucaristía como un medio de evangelización para llevar a las personas a la iglesia católica. Una vez más analizaremos las tendencias actuales, apoyados por varios artículos de fuentes católicas. Al hacerlo aprenderemos más acerca del Jesús Eucarístico que puede ser exhibido en una custodia o contenido en un tabernáculo.


La Nueva Evangelización

Cuando los cristianos hablan del término evangelización, usualmente se están refiriendo a los esfuerzos por cumplir la gran comisión. Justo antes de ascender al cielo, Jesús delegó a cada creyente para que proclamara las buenas nuevas cuando dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mr. 16:15). El Evangelio de Jesucristo es muy simple, es un mensaje que hasta un niño puede entender.

El Evangelio es acerca del plan del Señor para salvarnos de nuestros pecados. Desde la caída del hombre, todos hemos nacido en este mundo separados de Dios nuestro Creador por el pecado. Hace unos dos mil años, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, de manera sobrenatural vino a este planeta, nació de una virgen, mientras aquí en la tierra vivió una vida sin pecado. Murió sobre la cruz en el Calvario y su sangre fue derramada como un sacrificio por nuestras culpas. Todos los que aceptan y creen en Jesús, lo que es y lo que ha hecho, pueden entrar en una relación con el Creador del universo. Esta unión permanecerá por la eternidad. Este es el simple Evangelio.

Desafortunadamente, Satanás siempre ha tenido una agenda para complicar el Evangelio y confundir a las personas a fin de que crean en algo menos o algo más que lo que enseña su mensaje. Pablo habló de “otro evangelio” cuando les advirtió a los Corintios y los Gálatas acerca del peligro de ser engañados:

“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2 Co. 11:4).

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente” (Gá. 1:6).

Satanás es un maquinador inteligente. El seducir a las personas en nombre del Salvador es parte del plan final del diablo. Es importante entender entonces, que no a todo lo que se le llama “evangelio” es el Evangelio verdadero. Además, sigue el hecho, que el término evangelización, si se basa en el evangelio falsificado, engañará a las personas para que crean que van a ir al cielo, cuando en lugar de eso se encuentran camino hacia el infierno.

En este capítulo trataremos con un programa actual llamado “La nueva evangelización”. Este programa que es promovido por la iglesia católica está designado a ganar al mundo para Cristo - el Cristo Eucarístico. Pero si el Cristo Eucarístico no es el Jesús de la Biblia, esto significaría que la nueva evangelización está apartando a las personas del camino.

En este capítulo presentaremos los hechos acerca de la nueva evangelización. Usted decidirá si este programa le muestra a las personas al Jesús de la Biblia.

¿Qué es la Nueva Evangelización?

¿Mientras ha estado leyendo un libro o un artículo, se ha encontrado alguna vez con un término que nunca había visto antes y de súbito su mente fue iluminada? El significado de lo que escuchó llega a ser aparente, tal como si encendiera la luz en un cuarto a oscuras. Ese fue el caso para mí cuando leí la frase nueva evangelización.

Estaba leyendo un artículo publicado por Zenith, el Mundo visto desde Roma, que presentaba una noticia basada en declaraciones que hiciera el papa Juan Pablo II. La crónica atrajo mi atención porque se trataba de un anuncio que hizo el papa sobre la Eucaristía. Se titulaba “Por qué el papa escribiría una Encíclica sobre la Eucaristía: Para volver a avivar el asombro” y fue colocado en Internet el 17 de abril del 2003 por www.zenith.org/english.

Aunque estaba completamente consciente de que el papa había declarado que la Eucaristía era el punto central para la visión misionera de la iglesia católica en el Congreso Eucarístico en junio del 2000, la idea de que hubiera escrito una Encíclica sobre la Eucaristía para “Avivar el asombro” de la Eucaristía, era algo nuevo para mí. Leí la crónica con gran interés. La siguiente declaración hecha por el papa fue bien iluminadora, estas fueron sus palabras: “...la iglesia sólo será apta para aplicarse al reto de la nueva evangelización si es capaz de contemplar y entrar en una relación profunda con Cristo en el sacramento que hace real su presencia”.*

Además, el artículo en el Zenith daba más detalles acerca de cómo deseaba ver el papa que se desarrollaba este programa, decía: “Con la presente Carta encíclica, deseo suscitar este asombro eucarístico, en continuidad con la herencia jubilar que he querido dejar a la Iglesia con la Carta apostólica ‘Novo millennio ineunte’ y con su coronamiento mariano ‘Rosarium Virginis Mariae’. Contemplar el rostro de Cristo, y contemplarlo con María, es el programa que he indicado a la Iglesia en el alba del tercer milenio, invitándola a remar mar adentro en las aguas de la historia con el entusiasmo de la nueva evangelización”.*

Además, dejando claro como el cristal que el nuevo programa de evangelización estará estrechamente asociado con el sacramento de la Eucaristía, el papa concluyó: “Contemplar a Cristo implica saber reconocerle dondequiera que Él se manifieste, en sus multiformes presencias, pero sobre todo en el Sacramento vivo de su cuerpo y de su sangre. La Iglesia vive del Cristo Eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada”.*

Los hechos acerca de la “Nueva Evangelización”

Claro está, una pieza de documentación no es suficiente cuando se presenta un caso. A fin de saber más acerca de qué es este programa de “Nueva Evangelización”, decidí buscar más información.

No necesité mucho tiempo para descubrir que había más fuentes disponibles que confirmaban que había tal programa. Un artículo que fue particularmente de ayuda lo encontré en el sitio de Internet de la red de televisión Eternal World. Bajo el título “La nueva evangelización: Edificando la civilización de amor”, de abril del 2003, leí: “Conforme el santo padre le encomienda el tercer milenio a la bendita Virgen María, EWTN inaugura su nuevo sitio especial de evangelización. Este sitio será para siempre un trabajo en progreso, conforme continuamos llevándoles información acerca de la fe católica en los cinco continentes. Esperamos que la información sobre los sínodos sea una ayuda a aquellos cuya misión es evangelizar, una misión que nos pertenece al menos a través de la oración. El material histórico, estadístico y devocional deberá darle a cada visitante un sentido de la universalidad de la iglesia y su misión. Al igual que ser un impulso para extender la nueva evangelización por oración y acción”.

Luego una declaración adicional y muy significativa: “Bajo la protección de santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones y nuestra Señora de Guadalupe, a quien el papa ha encomendado la nueva evangelización, que el Espíritu de Dios haga posible el Nuevo Pentecostés al cual la iglesia mira anticipadamente con esperanza”.

Esta declaración tal vez sorprenda a los protestantes carismáticos que entusiásticamente están uniendo las manos con los católicos por el bien del evangelismo. El programa católico está encomendado a “nuestra Señora de Guadalupe”. Además, sería bueno averiguar lo que quiere decir “el Nuevo Pentecostés” que está esperando la iglesia católica. Recuerde, Pablo también advirtió a los Corintios acerca del “otro espíritu” que estaba asociado con “el otro evangelio” y “el otro Jesús”.

Evangelistas de la Nueva Evangelización

El actual papa Joseph Ratzinger es uno de los voceros para el programa de la nueva evangelización que fue iniciado por el papa anterior Juan Pablo II. El 12 de diciembre del 2000, en una alocución a catequistas y maestros de religión, Ratzinger habló sobre la necesidad para el programa de la nueva evangelización. Dijo: “La iglesia siempre evangeliza y nunca ha interrumpido el sendero de evangelización. Ella celebra el milagro de la Eucaristía cada día, administra los sacramentos, proclama la palabra de vida - la Palabra de Dios y se compromete a sí misma a las causas de justicia y caridad. Y esta evangelización da frutos: da luz y gozo, da el sendero de luz a muchas personas; muchos otros viven ignorantes de la luz y el calor que irradia de la evangelización permanente’.

“Sin embargo, podemos ver un proceso progresivo de la cristianización y una pérdida de valores humanos esenciales, lo cual es preocupante. Una gran parte de la humanidad de hoy no encuentra el Evangelio en la evangelización permanente de la iglesia: Es decir, la respuesta convincente a la pregunta: ¿Cómo vivir?’

“Es por esta razón que estamos buscando, junto con la evangelización interrumpida y permanente, que nunca debe ser interrumpida, una nueva evangelización, capaz de ser escuchada por un mundo que no encuentra acceso a la evangelización ‘clásica’. Todo el mundo necesita el Evangelio; el Evangelio está destinado a todos y no a un círculo específico, es por eso que estamos obligados a mirar por nuevos caminos para llevarle el Evangelio a todos”.*

Estas palabras fueron pronunciadas por el actual papa Joseph Ratzinger en diciembre del 2000, haciendo aún más significativa la declaración del papa anterior ya citada. Si la iglesia católica estaba “buscando” un nuevo método de evangelización para la “nueva evangelización” en el año 2000, aparentemente ese método ahora ha sido descubierto y apoyado. Recuerde, el papa pidió que se volviera “a avivar el asombro Eucarístico” asociado con la nueva evangelización.

Más evidencia

Una pieza más de evidencia de que la Eucaristía es una clave para entender la nueva evangelización proviene de un anuncio que descubrí en la revista Envoy. En la página 9 de un número publicado en el 2003, mi atención fue atraída por la pregunta que constituía el titular para el artículo, el cual decía: “¿Responderá al llamado del Santo Padre para la nueva evangelización?” Debajo del título, se presentaba la siguiente información: “El regalo de la fe católica es de tan asombrosa magnitud que tenemos una obligación importante para compartir. Los Niños de la Fundación del Padre, un apostolado de evangelización católica sin ánimo de lucro, está regalando más de 100.000 libros gratis, cintas grabadas y panfletos este año. Hay tres formas cómo usted puede ayudar a este poderoso esfuerzo evangelístico:

1. Distribuir esta literatura gratuita a su parroquia, compañeros de trabajo, familia, amigos, etc.

2. Unirse a nuestro grupo informal de oración ‘Amigos de Nuestra Señora’.

3. Ayudarnos a comprar materiales de evangelización adicional para distribución gratuita”.

Sin embargo, lo que realmente atrajo mi atención fue la portada principal de un libro que era presentado como parte de este aviso publicitario. Se titulaba “El sacramento más bendito: Nuestro Señor está verdaderamente presente: Cuerpo, alma y divinidad para hacerle feliz ahora y por la eternidad”. Su autor era fray Stefano Manelli de la orden franciscana. En la portada de este libro estaba una custodia. En el lugar donde normalmente debía encontrarse la hostia aparecía un rostro - supuestamente el de “Jesús”.

Ordené una copia de este folleto que era promovido como un instrumento para la nueva evangelización distribuido por los Niños de la Fundación del Padre. Al leer el panfleto noté un número significativo de declaraciones. Por ejemplo ésta que dice: “Hagámonos la pregunta: ¿Qué es la Eucaristía? Es Dios en medio de nosotros. Es el Señor Jesús presente en los sagrarios de nuestras iglesias con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Es Jesús velado bajo la apariencia de pan, pero real y físicamente presente en la hostia consagrada, es de esta forma como mora entre nosotros, trabaja dentro de nosotros y para nosotros y está a nuestra disposición. El Jesús Eucarístico es el Emanuel verdadero, el ‘Dios con nosotros’ (Mt. 1:23)”.

También encontré esta declaración que desafía cualquier base bíblica: “Con la comunión, Jesús entra en mi corazón y permanece corporalmente presente en mí, todo el tiempo que perduran las especies sacramentales (la apariencia de pan), que es por aproximadamente 15 minutos. El Santo Padre enseña, que durante este tiempo, los ángeles me rodean para que continué adorando y amando a Jesús sin interrupción. San Bernando escribió: ‘Cuando Jesús está corporalmente presente en nuestro interior, los ángeles nos rodean como guardias de amor”.

O una tercera declaración que parece reflejar que hay una fuerte experiencia espiritual que actúa como una atracción poderosa hacia el Cristo Eucarístico: “Todos los santos han comprendido por experiencia, la maravilla divina del encuentro y unión con Jesús en la Eucaristía. Ellos han entendido que una santa comunión devota significa estar poseído por Él y poseerlo. En una ocasión San Gemma Galgani escribió, ‘Ahora es noche, la mañana se aproxima y entonces Jesús me poseerá y yo poseeré a Jesús’. No es posible tener una unión más profunda y más total: Él en mí y yo en Él, el uno en el otro. ¿Qué más podríamos desear?”

Nuevo enfoque en la Eucaristía

Russell Shaw reportero del Catholic Herald escribió un artículo titulado “Nuevo enfoque en la Eucaristía” que fue publicado en Internet el 2 de octubre del 2003. En este artículo resumió los varios eventos promovidos por el papa Juan Pablo II y luego hizo una pregunta importante: “El fallecido papa Juan Pablo II y el Vaticano últimamente han estado dedicando más que el alto nivel ordinario de atención a la Eucaristía, y ahora aparentemente tienen la intención de destinar incluso mucho más. Eso hace que surja una pregunta obvia: ¿Por qué?’

“Una señal clara fue la Encíclica ‘Sobre la Eucaristía y su relación con la iglesia’, la cual publicó Juan Pablo II el último jueves santo. En la encíclica de 14.500 palabras, en el parágrafo decimocuarto combina doctrina, amonestación y testimonio de fe en una forma distintiva, altamente personal’.

“Luego está la probabilidad aparente que la nueva asamblea general del Sínodo mundial de obispos, sea sobre la Eucaristía. De ser así, eso significa otro documento papal sobre ese tema un año o dos después de la reunión’.

“Considerando todos los puntos a los que llama la atención el papa, ésta es una cantidad notable de tiempo y energía para invertir hablando del Santísimo. Pero... ¿Cuál es la razón?”

Dos declaraciones muy interesantes que encontré en www.perpetualadoration.org/ws200.htm, otro lugar de Internet, en un artículo que se titulaba “Apostolado para la adoración perpetua de la Eucaristía”, parecen responder a la pregunta que hace Russell Shaw. Descrito como el “El apostolado norteamericano de los misioneros del Santísimo”, este grupo define además las metas del programa de la nueva evangelización aprobado por la iglesia católica romana, dice: “La práctica regular de la adoración de la Eucaristía, que fomenta la adoración perpetua, debe estar a la raíz de la respuesta. Nos capacita para responder al llamado del santo padre con ‘generosidad y santidad’. Llena nuestros corazones con ‘nuevas actitudes de humildad, generosidad y sinceridad hacia la gracia purificadora’. Nos preparará para la ‘nueva evangelización’ la cual ayudará a restaurar todas las cosas en Cristo’.

“En su carta encíclica sobre la Eucaristía, ‘Domincae cenae’, el papa Juan Pablo II dijo: ‘Que nuestra adoración nunca cese’. Eso es la adoración perpetua: la adoración que nunca cesa. Por lo tanto continuemos trabajando duro por la propagación de la adoración perpetua de tal manera que el deseo de adoración perpetua del santo padre pueda cumplirse en cada parroquia en el mundo y que los cristianos en este milenio puedan testificar el triunfo del Inmaculado Corazón de María y el Reinado Eucarístico de Cristo”.

¿Será posible que el programa de la nueva evangelización use la adoración Eucarística para volver a avivar el asombro Eucarístico, y más y más personas sean atraídas por la experiencia hacia el Cristo Eucarístico? Es un hecho que el “cristianismo” que se basa en la experiencia sin apoyo bíblico es una de las formas más efectivas para descarriar a las personas. ¿Si la nueva evangelización señala a las personas el Cristo Eucarístico que está asociado con experiencias profundas que incluyen sanidad, milagros, señales y prodigios, tendrá esto el potencial para engañar?

En este capítulo hemos examinado el nuevo programa de evangelización aprobado por la iglesia católica para el tercer milenio. A continuación analizaremos uno de los métodos aprobados por la iglesia católica que promueve un “asombro” centrado en el Cristo Eucarístico y la adoración Eucarística.


Adorando la Eucaristía

No hace mucho tiempo estaba cambiando los canales de televisión del cable, cuando encontré un programa en el que una señora estaba dando su testimonio. Dijo que aunque por muchos años había sido una escéptica del fenómeno síquico y el ocultismo, un día decidió desconfiar de sus dudas y darle una oportunidad al reino síquico. Después de repetir un mantra una y otra vez, notó que su personalidad comenzó a cambiar. Pronto se vio transformada a otro nivel de conciencia. Su entero punto de vista del mundo fue diferente a partir de entonces.

¿No es interesante cómo las personas pueden ser arrastradas hacia un sistema de creencias basado en una experiencia que los convence de que han encontrado la verdad?

Mientras visitaba la parte norte del estado de Nueva York, un amigo mío me acompañó al centro turístico mormón de información en la base de la colina Cumorah. Pronto nos vimos rodeados por un número de misioneros mormones que estaban más que dispuestos a hablarnos sobre su fe. Cuando les pregunté, cómo sabían que el mormonismo era verdadero y que no estaban siendo engañados, me dieron una respuesta basada en sus experiencias.

Los misioneros dijeron que sabían que lo que creían era de Dios porque habían recibido el “testimonio”. Cuando les pregunté qué querían decir con “haber recibido el testimonio”, explicaron que habían experimentado “ardor en el pecho”. Cuando les inquirí en dónde podía encontrarse en la Biblia lo del ardor en el pecho, me respondieron que no todo lo que hace Dios está en la Biblia.

En varias ocasiones le he pedido a los mormones que me den información más detallada sobre esta experiencia. Todo lo que me han respondido es que debo orar y pedirle a Dios que me dé la experiencia del “ardor en el pecho” que verifique la veracidad del mormonismo. Tal parece que esta experiencia es muy importante para los mormones. Una vez que la tienen, y como tal parece que se trata de algo genuino, es muy difícil convencer a un mormón que su “evangelio restaurado” no es el Evangelio verdadero de Jesucristo.

En este capítulo deseamos discutir una práctica particular apoyada por la iglesia católica que promueve un cristianismo centrado en una experiencia personal con el Cristo Eucarístico. Voy a presentar los hechos basándome en eventos actuales y luego examinaremos las Escrituras para revelación y conocimiento.

 

¿Qué es la adoración Eucarística?

Hasta ahora, hemos estado tratando principalmente con la creencia católica de la transubstanciación y la doctrina de “la presencia real de Jesucristo”. Se asegura que la hostia contenida en la custodia se materializa convirtiéndose en Jesús durante la misa mediante el poder de la consagración.

Pero hay otro aspecto del Cristo Eucarístico que necesita ser investigado. Es la enseñanza promovida por la iglesia católica que proclama por la adoración del Cristo Eucarístico mientras está contenido dentro de la custodia. A fin de verificar esta creencia examinaremos varias fuentes de información católica.

Hay numerosos lugares en Internet que apoyan específicamente la adoración Eucarística. A fin de definir más claramente lo que significa ser “un adorador de la Eucaristía” citaré de uno de estos lugares. Esto fue lo que leí en www.medjugorje.org/adore.htm, citado el 2 de febrero del 2004: “Los católicos creemos que durante la misa que atendemos cada semana (para algunos de nosotros diariamente), el sacerdote (durante la consagración) pronuncia estas palabras mientras sostiene la hostia de la comunión, ‘Él tomó el pan y dio gracias. Partió el pan, se lo dio a sus discípulos y dijo: Tomen de esto todos y cómanlo, éste es mi cuerpo el cual es dado por ustedes’. Cuando el sacerdote dice ‘éste es mi cuerpo’ es en ese instante, cuando por medio del milagro de la transubstanciación, el pan y el vino que ofrecemos como el sacrificio incruento para nuestro Señor verdaderamente se convierte en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesús. Es su presencia verdadera en la forma de pan y vino. Es Cristo”.*

Luego proveyendo detalles respecto a una práctica llamada la Adoración Perpetua, el sitio de Internet dice: “La adoración perpetua es cuando el sacerdote toma una hostia consagrada, tal como la que se describe arriba y la coloca en una custodia (custodia viene del latín ‘monstrare’ que significa mostrar, exponer, ver). La custodia es entonces puesta enfrente del sagrario (una caja ornamentada la cual contiene la custodia y cualquier hostia consagrada) o sobre el altar de la iglesia o capilla para adoración”.*

Tercero, con referencia a por qué la adoración perpetua es tan importante, se hace una declaración adicional: “¿Qué hace usted en realidad durante la adoración? Usted puede comprometerse a ser un ‘adorador’ que se auto-programa para una o más horas por semana delante de la propia presencia de nuestro Señor, expuesto en la custodia. Significa que usted pasará algún tiempo a solas con Jesús, para rezar sus oraciones favoritas, leer la Biblia, contemplar hechos de fe, esperanza, caridad, acción de gracias, reparación, rezo del rosario o hacer cualquier tipo de adoración devota que lo satisfaga delante de nuestro Señor. Usted sólo puede sentarse y no decir nada simplemente acompañándolo a Él, justo como haría con un amigo querido”.*

 

El Papa y la adoración Eucarística

Es posible que después que haya leído estas tres citas, una pregunta venga a su mente. ¿Es esto realmente lo que enseñan los católicos como creencia, o se trata sólo de alguna idea promovida por un grupo marginal en Internet que no tiene autoridad para representar lo que apoya el Vaticano? Obviamente, esa es una pregunta legítima. A fin de responder a esta interrogante, vamos a examinar una declaración hecha por el papa.

Encontré esta afirmación en la publicación Zenit del 17 de abril del 2003, en el artículo que cité anteriormente, respecto a lo que el papa Juan Pablo II llama “avivar el asombro Eucarístico”. Al propio final de ese artículo, se asegura que el papa dijo: “No hay duda de que la reforma litúrgica del Concilio ha tenido grandes ventajas para una participación más consciente, activa y fructuosa de los fieles en el Santo Sacrificio del altar. Desgraciadamente, junto a estas luces, no faltan sombras. En efecto, hay sitios donde se constata un abandono casi total del culto de adoración Eucarística”.*

Mientras es obvio que el papa fue fortalecido por lo que llamó “una participación más consciente, activa y fructuosa de los fieles en el Santo Sacrificio del altar”, también tenía algunas preocupaciones. Tal como declaró: “En efecto, hay sitios donde se constata un abandono casi total del culto de adoración Eucarística”.*

Es aparente que si este “abandono” de la adoración Eucarística ha producido lo que él llama “sombras”, debe estar a favor de la práctica.

El hecho que el papa anterior Juan Pablo II es un promotor de la adoración Eucarística puede ser documentado de varias fuentes. Por ejemplo, en un mensaje pronunciado por el papa Juan Pablo II sobre el tópico de la adoración perpetua de la Eucaristía en el cuadragésimo quinto Congreso Internacional Eucarístico, en Sevilla, España, en junio de 1993, el papa dijo, tal como aparece citado en Internet con fecha 20 de febrero del 2004 en www.blessedsacrament.com/theology/q173.html: “Amados sacerdotes, hombres y mujeres religiosas, muy amados hermanos y hermanas, es para mí un motivo de gozo especial postrarme con ustedes delante de Jesús en el Santísimo en un acto de humilde adoración, de alabanza hacia el Dios misericordioso, de acción de gracias hacia el Dador de todo lo que es bueno, de súplicas ante Él quien siempre está vivo para interceder por nosotros’.

“La adoración perpetua de Jesús en el Santísimo ha sido el hilo que ha unido todos los hechos de este congreso Eucarístico internacional. Espero que esta forma de adoración, con la exposición permanente del Santísimo, continuará hacia el futuro. Específicamente, espero que el fruto de este congreso resulte en el establecimiento de adoración perpetua en todas las parroquias y comunidades cristianas a través del mundo”.

 

El Catecismo Católico y la adoración Eucarística

Cuando no se está seguro de lo que enseña en realidad la iglesia católica, siempre es importante volverse al Catecismo. En su introducción, el papa Juan Pablo II apoya este documento como una fuente verdadera de la doctrina católica. En una declaración pronunciada el 11 de octubre de 1992, a la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo, el papa le dio su apoyo al Catecismo de la siguiente forma: “El Catecismo de la iglesia católica, el cual aprobé el 25 de junio pasado y cuya publicación ordené hoy por virtud de mi autoridad apostólica, es una declaración de la fe de la iglesia y de la doctrina católica, testificada o iluminada por la Sagradas Escrituras, la tradición apostólica y el magisterio de la iglesia. Lo declaro como una norma segura para enseñar la fe y por lo tanto un instrumento válido y legítimo para la comunión de la iglesia. ¡Ojalá sirva para la renovación a la cual el Espíritu Santo llama incesantemente a la iglesia de Dios, el cuerpo de Cristo, sobre su peregrinaje a la luz constante del Reino!”*

A fin de establecer lo que declara el Catecismo de la iglesia católica acerca del tópico de la adoración Eucarística citaré algunos parágrafos:

1183 El tabernáculo debe estar situado ‘dentro de las iglesias en un lugar de los más dignos con el mayor honor’. La nobleza, la disposición y la seguridad del tabernáculo eucarístico deben favorecer la adoración del Señor realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.*

1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. ‘La Iglesia católica ha dado y continúa dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión’.*

1379 El Sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santo sacramento.*

1380 Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por muestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado ‘hasta el fin’ (Jn. 13:1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros, y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor:

La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración. (Juan Pablo II, lit. Dominicae Cenae, 3).*

Podría mencionar numerosas referencias del Catecismo, respecto a la adoración Eucarística, sin embargo con las que cité ya, creo que el punto queda bien claro. La adoración Eucarística no es una idea insignificante manufacturada por un grupo marginal de fanáticos experimentales. La práctica es apoyada firmemente por el papa y es una necesidad fundamental para todos aquellos que llaman a la iglesia católica su iglesia.

 

Poniendo la práctica en práctica

Una de las razones para escribir este libro es para informar a las personas acerca de una tendencia actual que ya está en camino, y para advertir que la Biblia enseña claramente del potencial para el gran engaño venidero en el nombre de Cristo. En las ocasiones que he hablado a otros creyentes de la Biblia, respecto a algunas de las cosas que he mencionado en este libro, me he encontrado con una actitud de indiferencia. Un pastor me preguntó: “¿Por qué desperdicia su tiempo hablando de esto? No es un tópico importante. Ni siquiera los católicos creen ya en tal ridiculez”.

He encontrado que comentarios como estos son completamente desanimadores. Cuando a las personas se les advierte respecto a lo que está ocurriendo, a menudo no desean escuchar. O incluso si oyen, a la mayoría no le preocupa. Varios líderes cristianos me han dicho: “¿Por qué no podemos simplemente estar o no estar de acuerdo?” Pero el hecho que estas cosas están sucediendo, y que son apoyadas por la autoridad de la iglesia católica me obligan a hacer sonar la alarma.

En el caso de la adoración Eucarística, sería bueno examinar los hechos. La magnitud del movimiento que promueve la adoración Eucarística es asombroso. Aunque no es nada nuevo, como ya he señalado, se está propagando cada vez más y haciéndose más popular.

Por ejemplo, si tiene acceso a Internet, hay un sitio en inglés llamado “Asociación de la presencia real”, localizado en www.therealpresence.org/index.html. Allí en la página principal usted verá una puerta abierta con tres frases que se hacen alternativamente visibles: “Salga de las tinieblas”, “Llegue a la luz” y “Visite al Señor”. Un golpecito adicional al ratón sobre el directorio abrirá otra página que muestra un mapa de Estados Unidos con el encabezamiento “Iglesias y capillas que tienen la adoración Eucarística” y la siguiente declaración suplementaria: “Para encontrar un sitio de adoración más cercano a usted, coloque el cursor - la flechita indicadora - sobre un estado en el mapa o en uno de los enlaces debajo, entonces busque la ciudad”. Luego vuelva a golpear con el dedo el ratón sobre cualquier estado o todos los estados. Verá miles de iglesias, el lugar donde están ubicadas las iglesias, y la lista del tiempo específico de la adoración Eucarística.

Si todavía no está convencido de que este fenómeno está de hecho ocurriendo, haga una búsqueda en Internet sobre el tópico de la adoración Eucarística. Estoy seguro que este ejercicio le abrirá los ojos al hecho de que hay una agenda global para promover la adoración Eucarística, cumpliendo de esta forma con el reto que Juan Pablo II presentó con estas palabras en el Congreso Eucarístico en Sevilla en 1993: “La adoración perpetua de Jesús en el Santísimo ha sido el hilo que ha unido todos los hechos de este congreso Eucarístico internacional. Espero que esta forma de adoración, con la exposición permanente del Santísimo, continúe hacia el futuro. Específicamente, espero que el fruto de este congreso resulte en el establecimiento de adoración perpetua en todas las parroquias y comunidades cristianas a través del mundo”.*

 

Ver es creer

Uno todavía bien podría preguntarse - ¿realmente creen las personas en la adoración Eucarística o se trata sólo de otra enseñanza de la iglesia católica que nadie sigue en realidad? En el otoño del 2003, yo, junto con un pastor amigo visitamos la Catedral de San Patricio en la ciudad de Nueva York. Como ya había revisado el lugar en la Internet “La presencia real”, sabía a dónde ir y qué vería.

Detrás del altar principal en donde se realiza la misa, había un área donde las personas estaban arrodilladas rezando delante de una custodia. Detrás de esta custodia que contenía una hostia consagrada, había una gran estatua de María. Varios guardianes estaban observando el área asegurándose que a los adoradores se les permitiera adorar en silencio.

Otro ejemplo de la adoración Eucarística en acción puede demostrarse al visitar un lugar en inglés en Internet llamado “Visita al Salvador” en www.savior.org. En la página principal leerá la siguiente declaración: “La misión de la organización Salvador es el conocimiento creciente y devoción a nuestro Señor en el Santísimo. También buscamos llevar la imagen viva de su Presencia viviente a los hogares, los lugares de trabajo y a las áreas remotas alrededor del mundo”.

Varios testimonios están disponibles en este lugar, dados por individuos que han visitado el sitio. Una cámara de Internet está enfocada sobre una custodia que contiene una hostia consagrada, todos los días, por 24 horas diarias. A los visitantes al lugar se les aconseja que adoren a “Jesús” en línea - bajo el control de una computadora central. Un testimonio dado por Cindy de Alabama, dice: “Sé que parecerá absurdo, pero supongo que debo comenzar desde el principio. Anoche fue la primera vez que recé mi rosario enfrente de Jesús en línea. Poco después de terminar de rezar el rosario, vi un rostro distinto. Todavía puedo ver sus ojos, la corona de espinas, la nariz y la barba. No puedo explicarlo, pero imagino que él debe estar muy complacido con el trabajo de ustedes. No estoy loca. Yo voy y adoro el Santísimo. Voy y adoro a Jesús en el sacramento bendito en persona, en donde vivo, pero sólo quería rezar frente a él en el hogar anoche en su sitio de Internet, en lugar de no adorarlo para nada. Cuando vine a escribir a ustedes todavía veía su rostro. Estaré diciéndo a muchas otras personas acerca de qué bendición es su lugar para todos alrededor del mundo”.

 

Idolatría

Previamente en el capítulo cuatro hemos demostrado por la Escritura que el Jesús Eucarístico no es el Jesús de la Biblia. Por consiguiente, el Cristo Eucarístico debe ser un cristo falso. Venerar o adorar a alguien o a cualquier cosa diferente al verdadero Dios vivo, se le llama idolatría en la Biblia. Sólo el Creador merece toda nuestra adoración, no ningún ser creado.

Pero... ¿Cuán seria es la idolatría? Vamos y revisemos varios pasajes de la Escritura, comenzando con el segundo mandamiento:

“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Ex. 20:4, 5).

“Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén” (Dt. 27:15).

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:9, 10).

“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar” (Ap. 9:20).

Es claro que Dios aborrece la idolatría y que adorar a alguien más o cualquier otra cosa o imagen tiene graves consecuencias eternas.

 

Recopilando la información

Por ahora, si ha leído los capítulos anteriores, un cuadro debe estar tomando forma en su mente. Un rápido repaso general de lo que ya hemos cubierto tal vez hará este cuadro más claro.

Es el hecho que el papa ha llamado a la iglesia católica para una visión misionera centrada en mostrarle a las personas el Jesús Eucarístico. Este Jesús Eucarístico, de acuerdo al dogma católico, puede estar manifestado sobre el altar de una iglesia católica y colocado en exhibición en un recipiente. Es también un hecho que la iglesia católica cree que venerar al “Cristo Eucarístico” es un acto de adoración que puede resultar en una experiencia profunda con la cual todos los católicos deben llegar a estar familiarizados.

Pero está también un hecho, que la Biblia enseña que adorar imágenes esculpidas que son creadas supuestamente para representar a Dios, son una abominación para el Creador. Por consiguiente, si esta práctica de la adoración Eucarística es simplemente una costumbre basada en la tradición y sin antecedente en la Escritura, también debe ser que Dios debe mirarla como engañosa y equivocada. Además, para que alguien o algún grupo acepte algo que está mal, como si proviniera de Dios, se requiere un engaño espiritual protagonizado por un mentiroso espiritual.

Finalmente, si la Biblia enseña que hay un embustero espiritual que tiene una agenda para engañar en el nombre de Cristo, y de que habrá un tiempo cuando tendrán lugar apariciones falsas de Cristo asociadas con señales y prodigios mentirosos, ¿no cree que es razonable advertir a las personas cuando veamos que está ocurriendo esto mismo?

A continuación examinaremos señales y prodigios asociados con el Cristo Eucarístico.


 

Milagro Eucarístico

¡Señales y prodigios! La propia mención de los milagros hace que la persona promedio les preste atención.

Los seres humanos estamos destinados a vivir en un mundo físico que percibimos por nuestros sentidos. Recopilamos información que llega a nuestros cerebros por lo que vemos, sentimos, tocamos, gustamos y olemos. Sin embargo, hay también una dimensión espiritual que existe más allá de la dimensión material.

Cuando consideramos el área de las señales y prodigios, estamos tratando con fenómenos que ocurren en la entrecara de las dimensiones natural y espiritual. Desde la aparición de Satanás a Eva en el huerto del Edén, nuestro planeta ha estado trabado en una batalla constante que involucra un combate entre los reinos espiritual y natural. Debido a que hay dos lados de la dimensión espiritual, la santa y la profana, es obvio que no todo lo que se origina del reino espiritual, necesariamente proviene de Dios.

El apóstol le advirtió a la iglesia en Efeso acerca de este asunto tan importante, escribió: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:11, 12).

Aunque la Biblia enseña que Dios es un Dios que realiza señales, prodigios y milagros, también nos advierte que hay una dimensión espiritual que puede ser engañosa y extraviar a las personas. De hecho, de acuerdo con Jesús, una de las señales de los últimos días sería el hecho de que este período de tiempo estaría caracterizado por un gran engaño que involucra “señales y prodigios mentirosos”. Tal como Jesús declaró: “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mt. 24:23, 24).

No hace mucho tiempo, después que publicara el libro del cristianismo basado en la experiencia, titulado ¿Bendición o engaño?, recibí una llamada telefónica de una dama anciana que estaba molesta por el contenido del libro. Como vivía en mi misma área, estuve de acuerdo en reunirme con ella y discutir sobre lo que le preocupaba. Descubrí que estaba enojada debido a la declaración que hice en el libro, advirtiendo del peligro potencial de las señales y prodigios y el papel que desempeñarán al engañar a las personas en los últimos días. Ella estaba convencida que la Biblia enseña que Jesús no podrá retornar hasta que tenga lugar un gran despertar espiritual y el mundo entero se acerque a Jesús gracias a las señales y prodigios.

Desafortunadamente, este punto de vista es aceptado por un vasto número de cristianos profesantes. De hecho, se hace cada vez más aparente que el mundo está siendo preparado y condicionado para aceptar las “señales y prodigios mentirosos” que prepararán a la humanidad para el engaño sobre el que advirtió Jesús que tendría lugar en su nombre.

Este capítulo es acerca de señales y prodigios que están asociados con el Cristo Eucarístico. Aunque los milagros Eucarísticos han sido algo común en el pasado, las tendencias actuales indican que este fenómeno está aumentando.

 

¿Qué es un milagro Eucarístico?

Encontré el término milagro Eucarístico por primera vez cuando estaba leyendo un panfleto sobre los mensajes que habían sido recibidos de una aparición que aseguraba ser María, la madre de Jesús. Estos mensajes fueron supuestamente revelados a una mujer con el nombre de Ida Peerdeman de la ciudad de Amsterdam. La señora Peerdeman asegura que recibió su primer mensaje el 25 de marzo de 1945.

En la introducción del folleto había una declaración que mencionaba que 600 años antes de la visita a Peerdeman, tuvo lugar un evento en Amsterdam que llegó a ser conocido como el “Milagro de Amsterdam”. Este supuesto milagro estaba asociado con la Eucaristía. Según el folleto: “El milagro ocurrió cuando el sacerdote fue llamado para administrarle los últimos ritos a un hombre enfermo agonizante el 15 de marzo de 1345. Después de la confesión, él recibió la sagrada comunión, pero poco después tuvo que devolver. La mujer que lo cuidaba barrió todo incluyendo la hostia vomitada y lo arrojó en el fuego que ardía en la chimenea. Sin embargo, la Santa Forma permaneció intacta flotando por encima de las llamas. Fue tomada y guardada en un cofre de lienzo por algún tiempo y luego silenciosamente llevada a la iglesia. Al día siguiente la encontraron de regreso en el cofre. El suceso se repitió dos veces. Finalmente, las autoridades eclesiásticas entendieron que el milagro debía ser hecho público y decidieron que la hostia fuese llevada a la iglesia en procesión solemne. Siguiendo las investigaciones oficiales, el obispo de Utrecht permitió la proclamación del milagro en 1346. Fue así como se estableció la fiesta solemne del Santísimo y muchos peregrinos llegaron a Amsterdam”.*

Este primer encuentro con el “Milagro de Amsterdam” desencadenó mi interés por investigar más. Descubrí un libro titulado Milagros y el fenómeno de la Eucaristía en la vida de los santos, escrito por Joan Carroll Cruz. Fue este libro el que me mostró que el “Milagro de Amsterdam” era simplemente la punta superior de un témpano flotante.

La portada posterior del libro de la señora Cruz me ofreció un punto de vista general de su contenido. Decía: “En numerosas ocasiones en la historia de la iglesia, hemos visto que Dios ha ofrecido pruebas milagrosas visibles de la enseñanza católica, de que a las palabras sagradas de consagración en la misa, el pan y el vino sobre el altar verdaderamente se transforman en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. ‘Milagros Eucarísticos’ de Joan Carroll Cruz relata 36 de tales milagros Eucarísticos mayores en la historia de la iglesia. Ella cuenta de hostias que se convirtieron en carne visible, hostias que sangraron, hostias que se han tornado duras como el pedernal cuando las recibieron personas en pecado mortal, hostias que han levitado, que han manifestado su presencia oculta por luces misteriosas, ‘vino’ consagrado que se ha convertido en sangre visible, etc. al igual que muchos milagros que ocurrieron después de haberse cometido sacrilegios contra la sagrada Eucaristía. Los eventos narrados aquí cubren una amplia gama histórica, siendo el primer milagro descrito el de Lanciano, Italia en el siglo VIII y el último en Stich, Baviera en 1970”.

Tal como dije, el libro presenta un relato cronológico del siglo VIII hasta el presente, respecto a supuestos milagros ocurridos asociados con la Eucaristía. Sin embargo, en ningún lugar de la obra se usa la Biblia para apoyar estos milagros. Cruz aseguró que su propósito al escribir el libro era impresionar a los lectores acerca de la importancia de creer en la transubstanciación. En la introducción ella escribe: “El más grande tesoro en la iglesia católica es sin duda, la Sagrada Eucaristía - en la cual Jesucristo humildemente asume la apariencia de pan. Así se conserve en simples capillas o grandes basílicas, la Eucaristía permanece como una señal de la falta de deseos del Padre Celestial de estar separado físicamente de sus hijos’.

“Por otra parte, sus hijos no siempre han apreciado esta presencia, y por doloroso que sea considerarlo, muchos han abusado del don recibiéndolo indignamente, al dudar de la Presencia Real de Dios en la hostia sagrada, o al tratar el sacramento con indiferencia. Por estas razones el Salvador en ocasiones ha ofrecido pruebas demostrando su presencia al realizar milagros Eucarísticos de varias clases”.

Esto nos lleva a un punto interesante. Si el “Salvador” es de hecho la razón para estos milagros Eucarísticos, ¿existe algún registro documentado que muestre que los milagros Eucarísticos de hecho han sido instrumental para ayudar a las personas a entender el Evangelio del verdadero Salvador Jesucristo? ¿O acaso estas personas sólo fueron impresionadas para que creyesen en la presencia real en la hostia, la cual es la fundación de la iglesia católico romana?

 

Consecuencias históricas de negar la transubstanciación

Es también importante mencionar que no todos están de acuerdo en que los milagros Eucarísticos que ocurrieron en el pasado eran de Dios. Por ejemplo, J. C. Ryle al escribir acerca de la historia de la Eucaristía desde otra perspectiva, explica lo que sucedió cuando las personas rehusaron aceptar la creencia católico romana en la presencia real.

Dice en las páginas 54 y 55 del libro Luz desde el tiempo antiguo de J. C. Ryle: “El punto a que me refiero es la razón especial por la que nuestros reformadores fueron quemados. Grande en realidad sería nuestro error, si suponemos que sufrieron por el vago cargo de rehusar someterse al papa o desear mantener la independencia de la iglesia de Inglaterra. ¡Nada de eso! La razón principal de por qué ellos fueron quemados fue debido a que rechazaron una de las doctrinas peculiares de la iglesia romana. En casi cada caso, de esta doctrina dependía su vida o su muerte. Si la aceptaban podían vivir, si la rechazaban, debían morir. La doctrina en cuestión era la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo en los elementos consagrados de pan y vino en la cena del Señor”.

O considere la siguiente cita tomada del Libro de los Mártires de Fox. La señora Prest de Cornualles fue acusada de negar la transubstanciación por las autoridades católicas. Sus palabras finales al obispo antes de comenzar a ser quemada en la hoguera son muy iluminadoras. Dijo: “Os preguntaré yo a vos si podéis negar vuestro credo, que dice que Cristo está perpetuamente sentado a la diestra de su Padre, en cuerpo y alma, hasta que vuelva; o que Él está en el cielo como nuestro abogado, para interceder por nosotros ante Dios su Padre. Si es así, Él no está en la tierra en un trozo de pan. Si Él no está aquí, y si no mora en templos hechos con manos, sino en el cielo, ¿qué?, ¿le buscaremos aquí? Si Él no ofreció su cuerpo una vez para siempre, ¿por qué hacéis otra nueva ofrenda? Si con una ofrenda lo hizo todo a la perfección, ¿por qué vosotros con una falsa ofrenda lo hacéis todo imperfecto? Si Él debe ser adorado en espíritu y en verdad, ¿por qué adoráis un trozo de pan? Si Él es comido y bebido en fe y verdad; si su carne no es provechosa para estar entre nosotros, ¿por qué decís vosotros que hacéis que su carne y sangre, diciendo que es provechosa tanto para el cuerpo como para el alma? ¡Ay! Yo soy una pobre mujer, pero antes que hacer lo que decís, prefiero no vivir más. He acabado, señor”.*

 

¿Puede repetirse la historia?

Ya que vivimos en el aquí y el ahora, estamos limitados a lo que sabemos y a lo que observamos en el presente. Sin embargo, si hacemos el esfuerzo para investigar lo que ha ocurrido en el pasado, descubriremos que entender el pasado es a menudo la clave para comprender el presente. Esto es especialmente verdadero cuando examinamos el pasado y el presente desde una perspectiva espiritual.

Salomón dejó este punto claro, él escribió en el libro de Eclesiastés: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después” (Ec. 1:9-11).

Este principio bíblico es particularmente importante en nuestro estudio de los milagros Eucarísticos. ¿Podrían ser los milagros Eucarísticos la causa de conversiones masivas al catolicismo romano en el futuro? Si las personas murieron por oponerse a la transubstanciación en el pasado, será posible que esto vuelva a ocurrir nuevamente?

Las tendencias actuales indican que los milagros Eucarísticos están aumentando. Por ejemplo, Michael Brown en su libro Secretos de la Eucaristía, presenta un relato de lo que cree es ejemplo del día moderno en la siguiente cita: “De manera increíble, los milagros eucarísticos son tales hoy, que pronto habrá demasiados para relatar. Como con cualquier otra cosa debemos esperar verificación. Y sea lo que sea que podamos sentir, debemos ser obedientes al obispo local. Permítame presentarle un ejemplo reciente. En febrero de 1996, en la Iglesia Misión de la Sagrada Familia en Barbeau, Michigan, se informó que una hostia consagrada en una copa de ablución próxima al sagrario comenzó a cambiar de color. Había sido colocada allí para que se disolviera, porque un ministro Eucarístico la había dejado caer durante la misa, pero en lugar de disolverse en el agua, comenzaron a suceder cosas extrañas. Una semana después de que fuera colocada en la copa, la hostia se fue tornando de color rojo. Había una mancha en la hostia del tamaño de una moneda de diez centavos de dólar. Pronto creció y se oscureció’.

“Mientras al obispo le preocupaba que se tratara de un simple caso de hongo, lo cual ha ocurrido en algunos casos, la hostia pronto se vio rodeada en un ‘líquido rojo como la sangre que impedía mucho ver todos los detalles. ‘El plato estaba completamente rojo carmesí’ - aseguraba el padre Mquesten. Según el sacerdote, al cabo de tres semanas la hostia tenía la apariencia de ‘carne’. Lucía como un radiante corazón rojo con un rojo más oscuro en el medio”.

Una segunda referencia respecto a un milagro Eucarístico reciente es tomada de una carta enviada por el obispo Claudio Gatti el 15 de junio del 2000, a los cardenales, obispos y sacerdotes. De acuerdo con el obispo Gatti, él también experimentó un milagro Eucarístico del día moderno. Dice en el sitio de Internet www.madredelleucarista.it/eng/letters5.htm, citado el 3 de diciembre del 2003: “El 11 de junio del 2000, día de la fiesta de Pentecostés, mientras estaba celebrando la santa misa en la iglesia ‘Madre de la Eucaristía’, tuvo lugar un gran milagro Eucarístico. Tan pronto como acabé de pronunciar las palabras de la consagración del pan, la sangre comenzó a brotar de mi hostia. El tiempo se detuvo para mí. Estaba inclinado sobre la hostia que sostenía firmemente en mis manos y contemplaba con la mirada fija a la sangre divina que estaba esparciéndose sobre una gran parte de su superficie”.*

Tercero, un testimonio dado por el padre Johnson Karoor, un sacerdote católico en India, indica que estos milagros Eucarísticos están teniendo lugar alrededor del mundo. Este testimonio fue publicado en Internet el 10 de julio del 2003, en el http://malankara.net/eucharist/eucharist.htm. Decía: “El 28 de abril del 2001, como de costumbre, celebrábamos el rezo de la novena a san Judas, en la iglesia parroquial en Chirattakonam. Alrededor de las 8:49 de la mañana, expuse la sagrada Eucaristía en la custodia y comenzamos la adoración. Durante la adoración, vi tres puntos en la santa forma. Dejé de rezar las oraciones e impulsado por alguna especie de inspiración divina me quedé erguido mirando la Eucaristía. Cuando concluyó la novena le dí a los fieles la bendición Eucarística. Luego llamé la atención de los fieles a la custodia y ellos testificaron que veían tres puntos en la Eucaristía. Les rogué a los fieles que permanecieran rezando y guardé la sagrada Eucaristía en el sagrario’.

“Celebré la santa misa el lunes 30 de abril y al día siguiente salí para Trivandrum. Después de regresar de Trivandrum el sábado por la mañana del 5 de mayo del 2001, abrí la iglesia para el servicio litúrgico. Me puse las vestiduras sacerdotales y abrí el sagrario. De inmediato noté la figura de un rostro humano en color amarillo sobre la Eucaristía. Estaba que no sabía qué hacer. Sólo me quedé parado allí por unos pocos segundos. Les pedí a los fieles que se pusieran de rodillas y oraran. Pensé que era algo que yo estaba experimentando solo. Mantuve la sagrada Eucaristía en la custodia y le pregunté a quien me ayudaba en la misa si veía algo en la Eucaristía. ‘Veo una figura’ - dijo. Vi a los fieles mirando resueltamente a la custodia observando la figura. Comenzamos la adoración, durante ese tiempo vimos que la figura iba aclarándose cada vez más. No tenía fuerza para decirle nada a los fieles. Me puse a un lado por algún tiempo. No pude controlar mis lágrimas”.

 

Más apariciones

Entre más investigaba y leía, más me daba cuenta que se está estableciendo un patrón obvio. Las noticias de milagros Eucarísticos son cada vez más convincentes para esos que han testificado estos eventos. De hecho, se han reportado en diferentes partes, historias del rostro de “Jesús” asociado con la hostia consagrada.

Una declaración que Michael Brown hace en su libro Secretos de la Eucaristía, puede darnos cierta revelación respecto hacia dónde conduce esta tendencia. Dice en la página 19: “Sólo un sacerdote puede consagrar. Las manos consagradas son de abrumadora importancia, sin embargo poco apreciadas. Cuando la hostia es sostenida en el aire, usted casi puede sentir la presencia de esos muchos santos y ángeles. Casi se puede ver el rostro de Cristo en la hostia grande. Se percibe un silencio y también un sentimiento de tranquilidad. El Príncipe de Paz ha llegado, ha entrado, está con nosotros”.

Basados en las tendencias actuales que han llamado nuestra atención es cada vez más y más obvio, que algo muy significativo está próximo a ocurrir. El llamado del papa por una visión misionera centrada en la Eucaristía, realzado por la adoración Eucarística parece estar teniendo resultados.

¿Qué pasará si las apariciones Eucarísticas continúan aumentando más frecuentemente en las iglesias católico romanas? ¿Qué si personas de otros credos comienzan a oír acerca de estas apariciones y luego empiezan a experimentarlas por sí mismos? ¿Qué ocurriría si comenzaran a manifestarse señales y prodigios incluyendo sanidades milagrosas? ¿Qué si estas apariciones fuesen tan poderosas que musulmanes, hindúes, protestantes e incluso escépticos, se convirtieran?

 

Corrupción

Antes de concluir este capítulo, esos familiarizados con la Palabra de Dios, tal vez ya advirtieron otro aspecto anti-bíblico de importancia en la Eucaristía. Incluso, se sabe que proponentes de la transubstanciación reconocen que la hostia consagrada - la presencia real de Jesús, se torna mohosa, corrupta e incluso se pudre si no se ingiere en un tiempo razonable. Claro está, si los elementos consagrados fueran verdaderamente el cuerpo de Jesús, esto sería imposible. La Biblia declara repetidamente que el cuerpo de Jesús NO experimentaría corrupción. El apóstol Pedro, citando Salmos 16 de David, explica esto en el libro de Hechos, dice: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción... Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción” (Hch. 2:27, 29-31).

En el siguiente capítulo continuaremos presentando un escenario que muestra cómo el mundo está siendo preparado para un cristianismo basado en las experiencias, fundado en señales y prodigios mentirosos que tienen el potencial para unir a todas las religiones del mundo por la causa de la paz.


Conversíones Eucarísticas

Según el Catecismo Católico, la Eucaristía es el compendio y la suma de la fe católica. A fin de convertirse en un católico romano, una persona debe aceptar que Jesucristo verdaderamente está presente en la hostia consagrada.

A lo largo de este libro hemos estado examinando la importancia de la Eucaristía para la fe católico romana. Primero documentamos que el llamado del papa Juan Pablo II para una visión misionera para la iglesia católica romana, está centrado en la Eucaristía. Segundo, vimos cómo el papa continuó con esta visión al retar a los fieles “Para volver a avivar el asombro” en la Eucaristía mediante la práctica de la adoración Eucarística.

Se presentó evidencia adicional para mostrar que este “avivamiento” por la Eucaristía está teniendo gran impacto. No sólo vimos que en todo el mundo hay programas activos en movimiento para adorar la hostia, sino que también hay un buen número de testimonios presentados por adoradores de la Eucaristía que muestran que los milagros Eucarísticos están impactando a los católicos.

Mientras estos milagros parecen edificar la fe de los fieles y hacer de los católicos mejores católicos, es necesario hacer una pregunta. ¿Qué papel está desempeñando la Eucaristía como un instrumento evangelístico para influenciar a esos que no son católico romanos? En otras palabras, hay alguna evidencia que indique que la nueva evangelización centrada en la Eucaristía y en la adoración Eucarística es efectiva para atraer a las personas al Cristo Eucarístico? ¿Se ha demostrado que la Eucaristía es un medio efectivo para evangelizar a los no católicos en la fe católica?

En este capítulo proveeremos documentación para demostrar que hay evidencia de que la nueva evangelización centrada en la Eucaristía está ganando convertidos. Presentaremos varios testimonios de individuos que se han convertido al catolicismo - quienes explican cómo la Eucaristía desempeñó un papel central en su proceso de conversión.

 

Peter Kreeft

De acuerdo con lo publicado en http://peterkreeft.com/about.htm, el doctor Peter Kreeft es profesor de filosofía en el Boston College. Es un contribuyente regular de varias publicaciones cristianas, tiene amplia demanda como conferencista y es autor de más de 40 libros que tratan con espiritualidad, apologética y filosofía. El doctor Kreeft, quien en un tiempo fuera un protestante de la iglesia holandesa reformada, se convirtió al catolicismo romano. Es considerado por muchos como un líder en el área de la apologética cristiana, incluso por los protestantes.

Uno de los libros de Peter Kreeft es Jihad Ecuménico. En la portada trasera de su libro aparecen un buen número de testimonios de apoyo por líderes evangélicos muy conocidos. Dice por ejemplo Chuck Colson en la contraportada del libro: “Peter Kreeft es uno de los principales apologistas en Estados Unidos, ingenioso, penetrante y poderoso. En la vanguardia de la cultura guerrera de hoy, Kreeft es uno de los guerreros intelectuales más valiosos”.

Y prosigue a continuación el comentario de James Innell Packer: “El animado librito inicia un tema que se extiende más allá. Con una perspectiva divertida, Kreeft busca en las actitudes, alianzas y estrategias que requiere el estado de asuntos de los creyentes. Católicos, protestantes y ortodoxos, de la misma manera necesitan valorar la visión de Peter Kreeft de las cosas - preferiblemente unidos en una discusión. ¿Qué, si él está en lo correcto?”

A fin de entender la jornada espiritual del doctor Kreeft, sería de mucha ayuda examinar un buen número de declaraciones de testimonio que él hace en Jihad Ecuménico. Por ejemplo, respecto al papel que desempeñó la Eucaristía en su conversión al catolicismo romano, él escribió en la página 145 de su libro: “En mi conversión del Calvinismo Holandés Reformado al catolicismo romano, el dogma católico que más me atrajo fue el de la Eucaristía”.

Ahora, como un fuerte promotor de la iglesia católico romana, Kreeft cree que la enseñanza de la transubstanciación y la “presencia real de Cristo” en la Eucaristía tiene el potencial para ganar a otros protestantes de regreso a la “Madre de todas las iglesias”. A pesar de que reconoce que el punto de vista de la iglesia católica sobre el sacramento de la Eucaristía fue instrumental para causar división entre protestantes y católicos en el pasado, cree que existe el potencial para que la Eucaristía ahora sea un instrumento evangelístico para llevar de regreso a los “hermanos separados” al catolicismo romano. Tal como declaró en la página 145 de su libro: “Ningún dogma católico es tan distintivo y tan aparentemente anti-ecuménico como el dogma de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Sin embargo, este dogma tal vez sea la causa principal del ecumenismo y reunión final”.

Además, prediciendo que el ecumenismo para el futuro sería promovido por los mismos factores que en un tiempo causaron la división, Kreeft continúa en la página 158: “Encuentro que esta doctrina, la cual parece rechazar y dividir, al mismo tiempo atrae y une. Lo mismo con María: Ella - quien es un punto de división entre católicos y protestantes - es posible que una las iglesias una vez más y cure las lágrimas en el cuerpo visible de su Hijo sobre la tierra, ella, la misma que parece dividir a católicos de los protestantes. Las doctrinas católicas más distintivas, especialmente esas concernientes a la Eucaristía y María, pueden ser las más unificadoras y atractivas”.

Finalmente, Peter Kreeft expresa su preocupación sincera por esos protestantes que todavía rehúsan aceptar la enseñanza católica de la presencia real de Cristo en una hostia. Sigue diciendo en la página 159: “Cuando pienso en lo mucho que mis hermanos y hermanas protestantes están perdiendo al no tener la presencia real de Cristo en la Eucaristía; cuando me arrodillo ante la Eucaristía y me doy cuenta que estoy verdaderamente ante la presencia real de Cristo, tal como estuvieron los apóstoles, pero que mis hermanos y hermanas protestantes no saben eso, no lo creen - en principio siento una terrible diferencia entre yo y ellos. ¡De qué cosa tremenda se están perdiendo!”

 

Scott Hahn

En el sitio de Internet http://www.scotthahn.com, dice que el doctor Scott Hahn es un profesor de teología y Escritura en la Universidad Franciscana de Steubenville, en donde ha enseñado desde 1990. Es el fundador y director del Centro Saint Paul para Teología Bíblica.

Hahn entró a la iglesia católica en la Pascua de 1986. Es un ex-ministro presbiteriano ordenado con 10 años de experiencia ministerial en congregaciones protestantes, y ex-profesor de teología en el Seminario Teológico en Chesapeake. Recibió su título de bachiller en las artes con una triple especialización en teología, filosofía y economía del Grove City College, Pennsylvania, en 1979, una maestría de teología del Seminario Teológico Gordon-Conwel en 1982 y doctorado en teología bíblica de la Universidad Marquette en 1995.

Un conferencista y maestro excepcionalmente popular, el doctor Hahn ha dado numerosas conferencias, nacional e internacionalmente sobre una amplia variedad de tópicos relacionados con la Escritura y la fe católica. Sus enseñanzas han sido efectivas para ayudar a cientos de protestantes y católicos disidentes a volver a abrazar la fe católica.

Tanto Scott como su esposa Kimberly han escrito acerca de su jornada espiritual que los llevó de regreso a la iglesia católico romana en un libro titulado Roma dulce Roma: Nuestra jornada hacia el catolicismo. En la portada trasera del libro se hace una declaración que provee información adicional sobre la familia Hahn, dice: “Para la última década, Scott y Kimberly Hahn han estado hablando alrededor de la nación - y grabando cassettes que circulan el globo - compartiendo con miles sobre su conversión a la iglesia católica, la verdad y esplendor de la fe católica. Ahora estos excelentes, esposo y esposa católicos, han puesto finalmente su historia por escrito en la que relatan su increíble jornada espiritual ‘de regreso al hogar’ en la familia de Dios, la iglesia católica”.

En Roma dulce Roma: Nuestra jornada hacia el catolicismo, Scott Hahn nos ofrece un relato paso a paso de un encuentro Eucarístico que fue instrumental en su conversión al catolicismo romano. Hahn describe en detalle lo que le ocurrió un día cuando asistía a la misa católica. Escribió: “El día que cometí una ‘fatal metida de pata’ - decidí que era tiempo para mí de ir a misa por mí mismo. Finalmente, resolví pisar el umbral de la parroquia Gesu de la Universidad Marquette. Exactamente antes del medio día, me deslicé calladamente en el sótano de la capilla para la misa diaria. No estaba seguro de qué me esperaba; quizás estaría a solas con el sacerdote y dos monjas ancianas. Fue así como ocupé un asiento como un observador en una banca en la parte de atrás’.

“De súbito un montón de personas ordinarias comenzaron a llegar de la calle - gente común y corriente. Entraban hacían la genuflexión, se arrodillaban y se ponían a rezar. Su devoción simple pero sincera era impresionante’.

“Luego sonó una campana y un sacerdote caminó en dirección al altar. Yo permanecí sentado; no estaba seguro si era prudente arrodillarme. Como calvinista evangélico, se me había enseñado que la misa católica era el mayor sacrilegio que un hombre podía cometer - al volver a sacrificar a Cristo - así que no estaba seguro qué debía hacer”.

Hahn luego describe en detalle los pensamientos y sentimientos que lo abrumaron cuando el sacerdote prosiguió con la consagración de la hostia: “Después de pronunciar las palabras de consagración, el sacerdote sostuvo la hostia. Sentía como si la última gota de duda hubiera sido extraída de mí. Con todo mi corazón susurré: ‘Mi Señor y mi Dios. ¡Eso es realmente tú! Y si eres tú, entonces deseo tener plena comunión contigo. No deseo vacilar y volver atrás’.

“Y recordé mi promesa: 1990. Oh, sí, tenía que volver a recuperar el control - yo soy un presbiteriano, ¿cierto? Y con ese pensamiento salí de la capilla, sin decirle ni a un alma dónde había estado o lo que había hecho. Pero al día siguiente, estaba de regreso, y el siguiente y el siguiente. Al cabo de una semana o dos me encontraba atrapado. No sé cómo decirlo, pero estaba locamente enamorado de nuestro Señor en la Eucaristía. Su presencia para mí en el bendito sacramento era poderosa y personal. Conforme permanecía sentado en la parte trasera comencé a arrodillarme y a rezar con los otros quienes ahora sabía eran mis hermanos y hermanas. ¡No era un huérfano! Había encontrado mi familia - era la familia de Dios”.

Pronto el proceso de conversión fue completado. Hahn fue vencido por su experiencia, convencido de que verdaderamente había descubierto la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Estas son sus propias palabras en las páginas 88 y 89 de su libro: “Día tras día fui testigo del entero drama de la misa, vi el pacto renovado ante mis propios ojos. Sabía que Cristo deseaba que lo recibiera por fe, no sólo espiritualmente en mi corazón, sino asimismo físicamente: sobre mi lengua, a través de mi garganta y hacia mi entero cuerpo y alma. Esto era lo que significaba la encarnación. Era la plenitud del Evangelio’.

“Cada día después de la misa, pasaba entre media a una hora rezando el rosario. Sentía que el Señor desataba su poder a través de su Madre ante el bendito sacramento. Le rogué que abriera mi corazón y me mostrara su voluntad”.

 

Kimberly Hahn

Mientras Scott se convirtió en 1986, la conversión de Kimberly no ocurrió sino cuatro años después. En una sección de Roma dulce Roma: Nuestra jornada hacia el catolicismo, Kimberly describió la lucha que experimentó viviendo en un matrimonio mixto con su esposo recién convertido al catolicismo romano. Escribió en las páginas 105 y 106: “Traté de adaptarme a la vida de Scott como católico. La semana después de Pascua, Scott dirigió un estudio bíblico en nuestro hogar y yo permanecí sentada allí. Cuando se le pidió a un joven que iniciara con una oración, él rápidamente rezó un Ave María. Abandoné el cuarto en agonía, caí de rodillas en mi habitación y lloré amargamente - ¡Cómo se atrevía a pronunciar esas palabras en mi casa, echándole sal a mi herida abierta desde la conversión de Scott! Más tarde, traté de reunirme nuevamente con ellos, pero sus comentarios y expresiones de devoción católica me abrumaban. Pronto Scott trasladó el estudio bíblico fuera del hogar, por lo cual me sentí muy agradecida”.

Finalmente, Kimberly suavizó su posición y estuvo de acuerdo en asistir a misa con su esposo. Ella describe así en la página 142 los pensamientos que pasaron por su mente: “Una tarde tuvimos la oportunidad de estar en misa en donde tuvo lugar una procesión Eucarística al final. Nunca había visto esto antes. Conforme observaba, hilera tras hilera de hombres y mujeres adultos se arrodillaban e inclinaban la cabeza en reverencia cuando pasaba la custodia, yo pensé: ‘estas personas creen que es el Señor, y no sólo pan y vino. Si éste es Jesús, esa es la única respuesta apropiada. Si uno se arrodilla ante un rey hoy, ¿cuánto más ante el Rey de reyes, el Señor de señores? ¿Será correcto no arrodillarse?’

“Pero continúe rumiando, ¿qué sino es? Si quen está en la custodia no es Jesús, entonces lo qué están haciendo ellos es total idolatría. Por lo tanto, ¿será correcto arrodillarse? La situación destacaba lo que Scott había dicho desde el principio: de que la iglesia católica no es solamente otra denominación - o es verdadera o es diabólica”.

Conforme pasaba el tiempo, la perspectiva protestante de Kimberly de la Eucaristía y María cambió gradualmente. Finalmente se encontró a sí misma como su esposo Scott, en la posición en la que tuvo un encuentro Eucarístico que cambió su vida. Y sigue diciendo en la página 162: “Durante un tiempo de oración la semana antes de Pascua, estaba asombrada de lo mucho que la custodia parecía simbolizar para la iglesia católica. Como muchos protestantes, me preocupaba que María, los santos y los sacramentos eran obstáculos entre los creyentes y Dios, de tal manera que para acercarse uno a Dios tenía que ir a su alrededor. Ellos parecían complicar la vida con Dios innecesariamente - como acrecentamiento en los lados de tesoros hundidos, tenían que ser descartados para tener lo que era importante’.

“Pero ahora podía ver que la verdad era lo opuesto, el catolicismo no era una religión distante, sino una presencia orientada - los católicos eran los únicos que tenían a Jesús físicamente presente en las iglesias, los veía como tabernáculos vivos después de recibir la Eucaristía. Y como Jesús es la Eucaristía, el mantenerlo a él en el centro permite que todas las ricas doctrinas de la iglesia emanen de él, de la misma forma como los hermosos rayos dorados brotan de la hostia en la custodia”.

 

Paul Thigpen

Paul Thigpen, doctor en filosofía es el editor jefe de Publicaciones Servant, director asociado de la revista Envoy y autor exitoso de más de 25 libros. Thigpen, es un ex-pastor evangélico protestante que se hizo miembro de la iglesia católica en 1993.

Uno de los libros del señor Thigpen es Jesús te adoramos: Oraciones ante el Santísimo. En la sección introductoria de este libro, Thigpen comparte su testimonio con respecto a la importancia de la adoración Eucarística y cómo desempeñó un papel significativo en su conversión personal al catolicismo romano. Dice: “Sentía al principio como un anhelo, un dolor que resistía todo remedio, un hambre que rehusaba ser saciada. Estaba perplejo. Qué había en estas iglesias católicas que deseaba alcanzar cada vez que las visitaba para rezar’.

“Por seguro, se trataba de la presencia Eucarística. Pero hasta que me convertí yo mismo en católico y aprendí sobre esa gloriosa, velada realidad, sólo podía maravillarme de la paz, gozo y fortaleza que encontraba siempre que me arrodillaba frente al sagrario. Era perseguido por el Dios oculto’.

“Finalmente llegó el día cuando en realidad probé del pan del cielo - ¿podía haber otro día más feliz? Él se unió a mí, más íntimamente de lo que nunca pude haber imaginado. Pero a partir de esos años, ese banquete sólo agudizó el hambre de Él, tal como le ocurriera a muchos de los santos, entre más nos alimentamos de Él, más lo deseamos”.

 

Más encuentros Eucarísticos

Más y más protestantes están testificando que han sido atraídos a la iglesia católica, especialmente por medio de la Eucaristía. Algunos dicen que han encontrado la presencia de Cristo en una forma nueva y excitante. Una de tales personas es el pastor presbiteriano Steven Muse. Muse es uno de los autores contribuyentes del libro María la madre de todos: Perspectivas protestantes y experiencias de Medjugorje, publicado por Loyola University Press y editado por Sharon E. Cheston.

Según Muse, su visita a Medjugorje cambió su vida, especialmente después que encontró al Cristo Eucarístico. Él escribió en la página 57 de su libro María la madre de todos: Perspectivas protestantes y experiencias de Medjugorje: “El hecho permanece, que nunca antes en mi vida había tenido un encuentro tal con Cristo en la Eucaristía. Creo que esto se debió a que nunca recibí el pan y el vino como el cuerpo y la sangre de Cristo, de tal manera que lo que amaba en mi corazón y creía en mi mente nunca lo experimenté como real, en el aquí y el ahora de mi cuerpo físico, de la forma cómo lo encontré a él una y otra vez durante la semana entera. Algunas veces esto ocurrió dos veces al día cuando recibía la comunión tanto en la mañana en la misa en inglés, y nuevamente en la tarde en la misa croata, en donde ni siquiera entendía lo que se decía o cantaba, sino que sólo rezaba el rosario en mi propio idioma con los otros, como si hubiera estado diciendo el ‘Ave María’ toda mi vida. Lo que era cierto era que el Padre, Hijo y Espíritu Santo eran real. Y María también era real”.

Mientras Muse testificó de un encuentro real con “Cristo” y luego con “María” cuando visitaba Medjugorje, otros protestantes bien conocidos, tal como Benny Hinn, han hecho predicciones de que “Cristo” se manifestará en las plataformas de sus cruzadas. El 29 de marzo del 2000, en un programa del Club 700 con Steve Brock, Hinn hizo la siguiente declaración en la televisión: “El Espíritu Santo ha hablado, me dijo que está próximo a manifestarse. Oh, tengo que decirles esto antes de que nos vayamos. Recibí una palabra de profecía de Ruth Heflin, ¿saben ustedes quién es Ruth Heflin? Ruth profetizó acerca de mí por allá por los años setenta. Todo lo que dijo ha ocurrido. Ella sólo me envió una palabra por medio de mi esposa y dijo, que el Señor le habló audiblemente y le hizo saber que va a aparecerse físicamente en una de nuestras cruzadas en los próximos meses. Sí, eso fue lo que afirmó, que el Señor le habló en forma audible y le dijo: ‘Infórmale a Benny que voy a aparecerme físicamente en la plataforma de sus reuniones’. ¡Señor, hazlo en Phoenix, Arizona, en el nombre de Jesús! Y también en Kenya, Señor, por favor, Señor, de hecho, hazlo en cada cruzada en el nombre de Jesús”.

Para esos que han seguido el ministeio de Benny Hinn, la anterior declaración no debería sorprenderlos. Hinn previamente había asegurado que “Jesús” se materializó ante él durante la misa católica mientras estaba participando de la comunión en una iglesia católica en Amarillo, Texas. Hablando con Paul Crouch, en la cadena de televisión Trinity Broadcasting en el programa “Gloria a Dios”, el 24 de diciembre de 1997, Hinn describió así su experiencia: “La siguiente cosa que estaba sintiendo era en realidad la forma de un cuerpo, la figura de un cuerpo. Y mi cuerpo... se fue quedando completamente dormido... Y Dios en realidad me dio una revelación esa noche, que cuando participamos de la comunión, no se trata sólo de la comunión, Paul Crouch. Estamos participando del propio Cristo Jesús. Él no dice: ‘Tomen y coman, esto representa mi cuerpo’. Él dijo: ‘Ésto es mi cuerpo, que por vosotros es partido...’ Cuando participan de la comunión, están recibiendo a Cristo y eso sana el cuerpo. Cuando participan de Jesús, ¿cómo pueden estar débiles?... ¿enfermos? ... Por lo tanto esta noche, cuando participemos de la comunión, no estaremos compartiendo el pan. Estaremos recibiendo lo que Él dijo que recibiríamos, ‘Su cuerpo’”.

Mientras Benny Hinn no es considerado como un católico romano por sus seguidores, la declaración previa indica, que ha sido influenciado por la enseñanza católico romana del Cristo Eucarístico. El ministerio de Hinn ha ejercido una influencia poderosa sobre las personas en todo el mundo. Sería interesante ver si su aceptación de la transubstanciación y la presencia de Cristo en la Eucaristía se hará cada vez más obvia.

 

Sanando al estilo de la iglesia católica

Mientras varios testimonios documentados en la primera parte de este capítulo han revelado ya, cómo varios individuos han sido atraídos a la iglesia católico romana, el siguiente testimonio explica cómo un pastor pentecostal se convirtió al catolicismo romano y cómo usa ahora la Eucaristía en su “ministerio de sanidad”.

El 4 de marzo del 2004, Michael Brown publicó un artículo en su página de Internet http://www.spiritdaily.com titulado: “Ex-pastor pentecostal relata el milagro que ocurrió con la sangre preciosa”.

Este artículo es acerca de un ex-pastor pentecostal, el doctor Bob Rice de 33 años quien se convirtió al catolicismo. Brown comienza su artículo de la siguiente forma: “Cuando su primera esposa murió y él volvió a casarse, fue con una mujer católica, lo cual finalmente conllevó a su conversión - y a una continuación de eventos asombrosos. En la iglesia Pentecostal a la cual pertenecía no aceptaban a su esposa, fue así como la abandonó y comenzó exclusivamente a atender la misa católica. Unos tres meses después de haber dimitido de su iglesia, empezó a sentirse incómodo por no poder recibir la comunión, iniciando de esta forma su jornada hacia el catolicismo”.

En principio el doctor Rice no estaba convencido de que la presencia real de Cristo se manifestaba cuando el sacerdote consagraba el pan y el vino. Consideraba que esto era simbólico. Sin embargo, su punto de vista comenzó a cambiar. Brown, relata lo siguiente sobre la experiencia del doctor Rice, quien según él, dijo: “El Señor comenzó a tratar conmigo acerca de que esto es lo que ocurre cuando el sacerdote católico realiza la consagración’. Cuando preguntó por qué un ministro protestante no podía hacer lo mismo, le respondieron que sólo un sacerdote puede hacerlo, porque está en el linaje apostólico de sucesión. El doctor Rice afirma: ‘Como el sacerdote está en esa sucesión, por eso tiene la autoridad para orar sobre el pan y el vino’”.

Según dice el señor Brown, después que el doctor Rice había sido un católico por cerca de un año, tuvo un encuentro sobrenatural con “la exposición del Santísimo”. Brown escribe: “Fue después de ser un católico por cerca de un año, que Rice, un antiguo chofer de camiones y pastor de seis iglesias, tuvo un encuentro con la exposición del Santísimo. ‘Ahora, ¿qué es esto?’ - pensaba el ex-ministro, quien aún poseía unas pocas tendencias anticatólicas y todavía tenía sus dudas respecto a la presencia real. Pero todo se iba a disipar ese día. Asegura: ‘Cuando estaba sentado allí mirando al Santísimo, de súbito, el rostro de Cristo se me apareció en el centro del Santísimo. Y dije: ‘¡Está bien Señor, capté el cuadro!’”

Según Michael Brown, el doctor Rice se ha transformado de protestante pentecostal con un ministerio de sanidad, a católico romano que lleva a cabo sanidades ante el Santísimo. Pero eso no es todo. Conforme a las palabras de Brown: Rice ve la iglesia católica como a un “gigante dormido”. Y dice el ex-ministro protestante: “Entre más tiempo he sido católico y más estudio, más llego a estar absolutamente convencido de que la iglesia católica es asombrosa. La iglesia católica siempre ha sido apostólica - y nosotros debemos actuar como lo que es. Las señales, prodigios, milagros y todo lo demás que tuvo lugar en la iglesia hace 2.000 años, debería estar ocurriendo hoy, porque la iglesia no ha cambiado”.

Desde que se convirtiera en un sanador católico romano, Rice ha cambiado su estrategia para sanar. Declara: “Ahora hago todo lo que puedo para guiar a las personas hacia la Eucaristía para sanidad. Mi principal mensaje es ser sanado a través de la misa, porque Jesús está verdaderamente presente en la Eucaristía - la cual es Él - y si Jesús es Dios - lo cual es - y si Dios no puede ser separado de su poder, lo cual no puede ser, entonces ese mismo poder que estuvo disponible hace 2.000 años, que hizo que los ciegos vieran, los sordos oyeran y los tullidos caminaran, ese poder que expulsó a los demonios, limpió a los leprosos y resucitó a los muertos, ese poder que habló y el entero universo vino a existir, también está presente en la sagrada Eucaristía, porque Jesús es la sagrada Eucaristía”.

Finalmente, Michael Brown describió una experiencia que tuvo el doctor Rice mientras atendía misa en una iglesia en Florida. Tal vez esto nos permita vislumbrar hacia dónde puede encaminarse en el futuro, este cristianismo basado en las experiencias. Comenta: “En la catedral en Venice, Florida, el doctor Rice dice que el sacerdote dejó caer una hostia sin darse cuenta, cuando estaba administrándole la comunión a uno de los acólitos. Se le cayó del copón sin que lo notara. Y sigue narrando: ‘De tal manera que cuando Anita y yo fuimos a recibir la comunión, me incliné hacia el sacerdote y le dije: ‘Padre, dejó caer a Jesús en el suelo’. Él me devolvió una mirada en blanco, casi atolondrada, y le repliqué: ‘Me permite tener el privilegio de rescatar a nuestro Señor del piso?’, y él respondió: ‘Sí, por seguro’.

“Y así fui al área del santuario, me incliné, levanté a Jesús del suelo, luego caminé alrededor de la parte trasera del altar, me arrodillé ante el altar e ingerí la Eucaristía. Regresé a mi sitio, me senté, y luego me arrodillé’.

“Cuando lo hice, el impacto de la presencia de Dios me abrumó como nunca antes lo había experimentado en mi vida. Jamás había sentido su presencia como en esa ocasión. Estuve profundamente emocionado por tres horas. Era increíble. Y este ex-pentecostal sabe por qué, y dice: ‘Cuando ingerimos la sagrada Eucaristía, estamos recibiendo al Dios que por su Palabra hizo que todo este universo existiera’”.

 

¿Rescatando ídolos?

Tal parece que el doctor Rice y muchos otros basan sus creencias en experiencias poderosas en lugar de hacerlo en la Biblia y en el simple sentido común. En la Biblia encontramos que a los ídolos se los pueden robar, pueden caerse e incluso necesitan ser rescatados. En el libro de Génesis cuando Labán se enteró de que se habían robado sus ídolos, acusó a Jacob diciendo: “¿Por qué me hurtaste mis dioses?” (Gn. 31:30).

Cuando los filisteos llevaron el Arca del Pacto al templo del dios Dagón, el ídolo repetidamente cayó al suelo. Los filisteos levantaban el ídolo del suelo y lo volvían a colocar en su lugar, sólo para encontrar que estaba roto en el suelo la mañana siguiente: “Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod. Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar. Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente. Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy” (1 S. 5:1-5).

Los capítulos 40 al 46 de Isaías representan quizá el contraste bíblico más completo entre el Dios Todopoderoso que creó y lo mantiene todo, en contra de los ídolos vanos de los paganos. Le recomiendo que lea estos capítulos y se pregunte a sí mismo si acaso el Cristo Eucarístico es el Dios vivo y verdadero, o si es como los ídolos inútiles adorados y hechos por las manos de hombres. Claro está, el Dios verdadero no necesita ser rescatado. Por el contrario, nosotros necesitamos ser rescatados por Él.

 

Cristianismo basado en experiencia

En este capítulo hemos examinado varios testimonios de individuos que han tenido un encuentro con el Cristo Eucarístico. Hemos visto cómo el programa de la nueva evangelización, actualmente en moción, está mostrando definitivamente señales de éxito. Podría presentar numerosos otros testimonios que confirman un poder espiritual místico adictivo que parece arrastrar a las personas hacia el Cristo Eucarístico.

Como ya hemos visto, en casi cada relato de conversión hay un denominador común. Cada persona que se ha convertido a la iglesia católica, lo ha hecho debido a experiencias profundas, poderosas y a menudo gratificantes. Estas personas fueron atraídas por el sentimiento de que estaban perdiéndose de un encuentro espiritual más profundo. Todos ellos reconocieron una especie de sensación que era genuinamente satisfactoria.

Es obvio que una tendencia definida está en movimiento. Un cristianismo basado en experiencias, centrado en señales y prodigios asociados con encuentros que señalan hacia el Cristo Eucarístico o a su madre, la Madre de la Eucaristía.

Pero hay otra influencia poderosa que no ha sido investigada. Hay numerosos relatos de todas partes del mundo que una mujer ha estado manifestándose en forma de apariciones, llamando la atención hacia su hijo, el Cristo Eucarístico. Esta mujer, a quien los católicos llaman la Reina del Cielo, es supuestamente la madre de Jesús.

Sólo el tiempo dirá si en el futuro habrán o no conversiones en masas en la iglesia católica. Una cosa es por cierta, hay bastantes individuos que aseguran que han recibido mensajes e inspiración del mundo espiritual prediciendo que el reino del Cristo Eucarístico y su madre está a la vuelta de la esquina.


La conexión "María"

Cuando usted lee a través del Antiguo y Nuevo Testamento, una cosa llega a ser obvia. Todo el cristianismo es acerca del Señor Jesucristo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16). El cristianismo es creer sólo en Jesús. La Escritura es la que testifica del Jesús verdadero. El Señor dejó esto bien claro: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Jn. 5:39, 40).

La entera Biblia nos guía, testifica y está centrada en el Salvador único de este mundo. Cuando Felipe encontró a Natanael, le dijo:

“Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret” (Jn. 1:45).

“Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lc. 24:27).

El añadirle a la Palabra de Dios o pervertirla, tiene resultados devastadores. Hacer eso, o seguir a quienes lo hacen, es muy peligroso. En el último capítulo de la Biblia, leemos esta sombría advertencia: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida...” (Ap. 22:18, 19).

De acuerdo con la Biblia, si usted sigue a un cristo falso basándose en fuentes que no tienen nada que ver con la Escritura, terminará separado del Cristo verdadero y pasará la eternidad en el infierno.

 

La “María” católica señala hacia el Cristo Eucarístico

Anteriormente cité porciones de un artículo publicado en la revista Zenit el 17 de abril del 2003. Este artículo informaba que el papa Juan Pablo II había hecho un llamado a los católicos en una encíclica que había escrito titulada Ecclesia de Eucharistia, para que se volvieran a concentrar en la Eucaristía y la adoración Eucarística. En ese mismo día, Zenit publicó otra noticia que fue igualmente importante. El título para este artículo era “María tiene un lugar en la última Encíclica: El papa la describe como una ‘Mujer de la Eucaristía’”.

El artículo comenzaba de la siguiente forma: “El último capítulo de la encíclica de Juan Pablo ‘Ecclesia de Eucharistia’ está dedicada a la virgen María - una sorpresa en un documento consagrado al Santísimo Sacramento”. Luego esta interesante declaración de la decimacuarta encíclica papal: “Así como Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía”.*

Luego colocando una fundación para la iglesia católica que no se encuentra en ningún lugar de la Escritura, Zenit citó estas palabras del papa: “La relación de María con la Eucaristía se puede delinear indirectamente a partir de su actitud interior - María es mujer Eucarística. En cierto sentido, María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios”.*

El artículo entonces concluyó con otra declaración profunda hecha por el papa: “María está presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras celebraciones Eucarísticas. María Santísima, en quien el Misterio Eucarístico se muestra, más que en ningún otro, como misterio de luz”.*

¡Piense en las implicaciones de esta declaración! Según el dirigente de la iglesia católico romana, cuando el sacerdote ordenado consagra la hostia durante la misa, no sólo aparece “Jesús”, sino también la madre de “Jesús”. Claro está, esos que han leído la Biblia, saben que sólo Dios es omnipresente.

Puede documentarse que una mujer que asegura ser la madre de Jesús, ha estado apareciendo en numerosos lugares en todas partes del mundo por algún tiempo. Aunque me referí a este tema en mi libro Vino nuevo y el vino de Babilonia, puede encontrar una exposición más detallada y completa en el libro Mensajes del cielo escrito por Jim Tetlow. Este libro revela que la “María” de las apariciones, y de la iglesia católica, no es la María de la Biblia.

Esos que siguen las apariciones están bien conscientes de que hay una conexión con “María Eucarística” que es extremadamente importante. A continuación documentaremos esta asociación basándonos en información del libro de Jim Tetlow Mensajes del cielo.

 

Paz mediante la devoción Eucarística

A todo lo ancho del mundo, la aparición de María está enfatizando la importancia de la Eucaristía. Con el número cada vez más creciente de apariciones Marianas, ha habido un incremento correspondiente en la adoración Eucarística. Esto no sorprende a millones que son devotos de la “Madre bendita”. Los que siguen sus mensajes están conscientes de esta interesante predicción hecha por el santo católico Juan Bosco en 1862: “Habrá caos en la iglesia. La tranquilidad no retornará hasta que el papa tenga éxito atracando la barca de Pedro entre los pilares gemelos de la devoción Eucarística y la devoción a Nuestra Señora. Esto tendrá lugar un año antes del fin del siglo XX”.*

Muchos creen que esta profecía está próxima a cumplirse. Por ejemplo, en los años más recientes, la aparición ha animado a la formación de grupos para la adoración perpetua de la Eucaristía. Estos grupos suman miles alrededor del mundo. El único propósito de ellos es venerar, adorar y orar a Jesús en la Eucaristía durante todo el día, perpetuamente.

 

La era Mariana y Eucarística

Claro está, las apariciones de María siempre han enfatizado la gran importancia de la Eucaristía. En particular, la reina del cielo ha declarado en forma repetida que la Eucaristía, una vez consagrada por un sacerdote, se convierte en el cuerpo literal, sangre, alma y divinidad de Jesús, y que por consiguiente es digna de venerar y adorar. Por ejemplo “María”, centró mucho su atención en la presencia verdadera de su Hijo en la Eucaristía, en las ahora famosas apariciones a Catalina Laboure en Rue du Blac, París en 1830.

Los teólogos marianos concuerdan en forma consistente, de que las revelaciones en 1830 en París a Catalina Laboure, comenzaron oficialmente una era de María. Es obvio que el tema de esta aparición es consistente con el creciente número de apariciones que se han manifestado en los siglos XVIII, XIX, XX y en este siglo XXI. De hecho, casi todas las apariciones populares hoy, enfatizan la importancia de la Eucaristía. “María” enfáticamente aconseja a todos los creyentes a que reciban el sacramento bendito tan a menudo como sea posible, a fin de recibir las gracias necesarias para la salvación. Ella también insiste en el papel importante que tendrá el Jesús Eucarístico en los últimos días.

En conjunción con estos mensajes, se han reportado muchos “milagros Eucarísticos”. Estos milagros incluyen hostias para la comunión que sangran y palpitan, que no se descomponen, que hablan y hostias que se transforman en la imagen de un hombre - supuestamente Jesús. Las pruebas en varios lugares de las apariciones confirman, que la sangre que emana de las hostias milagrosas es auténtica. La aparición presenta estos milagros como prueba de que Cristo verdaderamente está presente bajo la apariencia de una hostia consagrada de comunión.

 

Nuestra Señora de Fátima enfatiza la Eucaristía

Esos que creen en las apariciones Marianas, están unidos en su creencia de que con el paso de los siglos las apariciones cada vez más hacen énfasis en la importancia central de la Eucaristía. Por ejemplo, el doctor Thomas W. Petrisko dedica su libro Madre del secreto a explorar este vínculo interesante entre las apariciones claves Marianas y la prominencia Eucarística. Éste es su sumario de las apariciones de Fátima en la página 113 de su libro: “Las apariciones de la bendita Virgen María en Fátima, Portugal en 1917 a tres pastorcitos, se recuerdan más por las señales increíbles y secretos que fueron confiados allí. Sin embargo, debe decirse que el cielo verdaderamente marcó los eventos con un significativo empuje para que los fieles centraran su atención en la presencia verdadera de Jesucristo en la Eucaristía... En 1916, un año antes de la primera aparición de la Virgen María,... los niños recibieron la visita de un ángel sosteniendo un cáliz en su mano izquierda. Una hostia estaba suspendida por encima del cáliz y algunas gotas de sangre de la hostia caían en el cáliz. Dejando el cáliz suspendido en el aire, el ángel se arrodilló al lado de los niños y les dio la comunión diciendo, ‘tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, terriblemente ultrajado por los hombres desagradecidos’. Luego les dijo que repitieran tres veces la siguiente oración: ‘Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Te adoro profundamente y te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los que es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores”.*

 

La Eucaristía ocupa el centro del escenario en Medjugorje

Hay una innegable y poderosa devoción a la Eucaristía en el lugar de la aparición de Fátima. Sin embargo, el énfasis de la Reina Eucarística del Cielo es indiscutiblemente mucho mayor. Nuestra Señora de Medjugorje le ha dicho vez tras vez a los visionarios, que veneren y adoren a Jesús en la Eucaristía y que participen frecuentemente de la santa comunión. La visionaria de Medjugorje Vicka Ivankovic nos dice lo que la “Madre Bendita” le explicó a ella acerca de presencia verdadera de Cristo en la Eucaristía. Y esto es lo que está registrado en las páginas 185 y 186 del libro del señor Petrisko: “La Madre Bendita dice que durante cada misa, Jesús llega en persona, en forma tangible. Nosotros podemos recibir a Jesús, en forma física en nuestro cuerpo... Esta es nuestra forma de aceptar a Jesús en nuestro corazón. Jesús llega vivo a nosotros por medio de la Eucaristía”.

Esos que han visitado a Medjugorje o han examinado los mensajes de Nuestra Señora, están convencidos que la aparición enseña que la Eucaristía es el origen y cúspide de la vida católica. Por ejemplo el finado padre Joseph A. Pelletier, A. A., un conocido teólogo, escribió en su libro La Reina de Paz visita a Medjugorje, que el tema de las apariciones de Medjugorje es principalmente Eucarístico. Leemos en la página 185 del libro del padre Pelletier: “Entre más se ha dado conocer información, ha llegado a ser cada vez más claro que la Eucaristía ocupa el escenario central en Medjugorje, y que desde el principio mismo nuestra Señora habló a seis videntes acerca de la Eucaristía y su importancia, con más frecuencia de la que se podía sospechar. Esto ayuda a entender porqué la santa sede da tanto énfasis a la misa y la adoración pública del Santísimo”.

Nuestra Señora de Medjugorje guía hacia la Eucaristía

El padre Rene Laurentin en su libro ¿Está la Virgen María apareciéndose en Medjugorje?, coincide con fray Pelletier respecto a Medjugorje y la Eucaristía. Dice Petrisko en la página 187 de su libro, que Fray Laurentin escribe: “Nuestra Señora de Medjugorje guía hacia Cristo. Cuando se le preguntó cuál oración es la mejor, ella respondió: ‘Es la misa, y ustedes nunca serán capaces de agotar su grandeza. Es por eso que deben estar allí humildes y preparados’. En Medjugorje la virgen nos lleva hacia la Eucaristía. El rosario y la aparición conllevan a la misa. María algunas veces se presentó mostrando a Cristo en su infancia - en la primera aparición en la navidad de 1983, o en su pasión. Al mostrarnos a Cristo, ella continúa diciendo: ‘Haced lo que Él os diga’ (Jn. 2:5)”.

Claro está, la parte más importante de la misa es el sacrificio, en donde Cristo se ofrece en la Eucaristía. No sólo Nuestra Señora de Medjugorje aconseja a los fieles a atender la misa y participar del sacramento bendito frecuentemente, sino que también promueve la veneración y adoración de la hostia consagrada.

Dice Richard J. Beyer en Medjugorje día por día, meditación del día 18, mensaje de Nuestra Señora de Medjugorje dado el 15 de marzo de 1984: “Amados hijos, estoy especialmente agradecida de que estén aquí esta noche. Adoren incesantemente el Santísimo Sacramento del Altar. Sepan que siempre estoy presente cuando los fieles están adorando”.*

También dice en la página de Internet http://medjugorje.org citado el 28 de septiembre de 1998, sobre el mensaje de Nuestra Señora de Medjugorje dado el 25 de septiembre de 1995: “Amados hijos, hoy los invito a enamorarse del Santísimo Sacramento del Altar. Adórenle, hijitos, en sus parroquias y en esta forma están unidos con el mundo entero”.

 

Garabandal enfatiza la Eucaristía

Los mensajes que diera la aparición de María que se manifestó en Garabandal, España, hacen eco a esos dados en Medjugorje. Y comenta en la página de Internet http://biblia.com/garabandal/mensajes.htm, sobre el mensaje de octubre de 1961, que la Virgen dijo: “Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia, visitar al Santísimo con frecuencia, pero antes tenemos que ser buenos, y si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos nos vendrá un castigo muy grande”.*

En su libro Madre del secreto, el doctor Thomas W. Petrisko escribe lo siguiente en la página 157, respecto a la importancia de la Eucaristía en Garabandal, España: “Mientras se advierte el supuesto carácter sobrenatural y elemento profético de las apariciones en Garabandal, muchos expertos interpretan su mensaje como predominantemente Eucarístico. Esta opinión la realza el hecho de que se fotografió a los visionarios recibiendo sobres sus lenguas, de un ángel, hostias de comunión invisibles y luego visibles”.

Ted y Maureen Flynn en su libro El trueno de la justicia, coinciden en que Garabandal tiene un tema predominantemente Eucarístico, y afirman en la página 164 de su libro: “Otro evento extraordinario de Garabandal enfatiza la importancia de la Eucaristía. Un ángel se apareció portando un cáliz de oro. El ángel le pidió a los niños que pensaran en Ese a quien iban a recibir. Les enseñó que rezaran el ‘Yo Pecador’, después de lo cual les dio la sagrada comunión. También les enseñó el ‘Alma de Cristo’ en acción de gracias. Estas intervenciones directas ocurrieron regularmente siempre que el sacerdote de la villa vecina de Cosio no podía llegar a Garabandal”.

 

En todas partes “María” enfatiza la Eucaristía

Las apariciones desde los cuatro extremos del globo expresan este tema común y central. La Eucaristía tiene el poder para transformar el mundo. La Eucaristía debe ser adorada. La adoración Eucarística traerá paz y unidad. Los mensajes se han originado de lugares tan diversos como Amsterdam, Holanda; Akita, Japón; Roma, Italia; Naju, Corea; Bayside, Nueva York y Budapest, Hungría, todos trasmitiendo esta idea común. Lo que citaré a continuación son muestras de los numerosos mensajes de las apariciones enfatizando la gran importancia de la Eucaristía.

En esta página de Internet, www.geocities.com/Athens/Forum/6832, citado el 16 de febrero del año 2000, en Mensajes a la visionaria Marisa Rossi, leemos: “Nuestra Señora se está apareciendo en Roma”, “Mensajes de la Madre de la Eucaristía”. “Nuestra Señora se le ha estado apareciendo en privado a Marissa Rossi en Roma. En junio de 1993, ella le dijo que sus mensajes sobre la Eucaristía fueran hechos públicos... Nuestra Señora dijo: ‘Soy la MADRE DE LA EUCARISTÍA’ y desea que se propague una gran devoción renovada por todo el mundo, por este gran sacramento”.*

Dice en otro mensaje dado el 31 de mayo de 1967: “Durante la consagración de súbito vi una luz que provenía del cáliz... Cuando fui a tomar la santa comunión y regresé a mi lugar, la sagrada hostia comenzó a moverse sobre mi lengua y escuché la voz de la Señora decir, ‘Ahora te has encontrado con el Señor’”.*

En la página 219 del libro de Peter Heinzt Una guía de las apariciones, dice sobre el mensaje de Nuestra Señora a la hermana Dolores de Budapest, Hungría: “¡Usted debe creer firmemente que Jesús está verdaderamente presente en la hostia como Hombre y Dios! Debe creer que realmente va a tener un encuentro con Él, y más que eso, a unirse con Él en la Eucaristía”.

Dice en la página de Internet www.roses.org, citado el primero de octubre de 1998, en mensajes de Nuestra Señora de las Rosas a Verónica Lueken, que en la página 299, del volumen 1 del libro Bayside Prophecies, leemos: “Mi hijo siempre estará allí en la Eucaristía. La mano debidamente ordenada y consagrada de un representante legal, su sacerdote, siempre podrá llevarles a ustedes el cuerpo y sangre de mi Hijo en la Eucaristía... Él llega a ustedes física y espiritualmente...”

Dice en las páginas 194 y 195 de la versión en inglés de John M. Haffert, Akita: Las lágrimas y mensaje de María, en la porción Mensajes de Nuestra Señora de Akita, Japón, a sor Agnes Sasagawa, el 6 de julio de 1973: “¿Rezas de todo corazón la Oración de las Siervas de la Eucaristía? Entonces recemósla juntos. ‘Sagrado Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la santa Eucaristía, consagro mi cuerpo y alma para que sea enteramente uno con tu Corazón, siendo sacrificado en este mismo instante sobre todos los altares del mundo, y dándole alabanza al Padre imploro por la llegada de su Reino”.*

En http://web.frontier.net/Apparitions/Cain.msgs94.html, apareció citado bajo el título “Apariciones de Jesús y María”, citado el 16 de febrero del año 2000 en Mensajes de Nuestra Señora a Cyndi Cain: “En estos días oirán hablar de muchos fenómenos Eucarísticos que están ocurriendo. Serán renovados en su reverencia total por mi Divino Hijo en el Santísimo Sacramento, y pronto llegará el tiempo cuando el Tabernáculo retornará a su legítimo y debido lugar en la iglesia”.

En www.nd.edu/~mary/Naju.html, citado el 15 de mayo del año 2000 en la página “La historia de Naju - Mensajes de la Madre Bendita a Julia Kim, Naju, Corea el 27 de julio de 1993", leemos: “Yo he manifestado las imágenes de la Sagrada Eucaristía en varias formas, de tal modo que mis niños puedan comprender la importancia de la Sagrada Eucaristía. Transfórmense urgentemente en ardientes llamas de amor, reparación y adoración por el Señor, quien está en el Sacramento Bendito”.

 

El Reinado Eucarístico de Jesús

Además, la aparición de María explica que la culminación de sus manifestaciones introducirá el Reinado Eucarístico de Jesús. Al padre Stefano Gobbi, el dirigente del Movimiento Sacerdotal Mariano, ella le proclama, ¡qué el Jesús Eucarístico pronto transformará la humanidad!

Leemos en la página 676 del libro de fray Stefano Gobbi, A los sacerdotes, los hijos amados de Nuestra Señora: En el mensaje dado al padre Gobbi, el 26 de febrero de 1991, en Brasil, dice: “Hoy les pido a todos que abran las puertas de par en par a Jesucristo quien está llegando. Soy la Madre del Segundo Adviento y la puerta que se está abriendo en la nueva era. Esta nueva era coincidirá con el más grandioso triunfo del Reinado Eucarístico de Jesús. Por esto, les invito en este año extraordinario, a que hagan florecer en todas partes el culto de adoración, de reparación y de amor por la Santísima Eucaristía... Permitan que la Eucaristía se convierta en el centro de su oración, de su vida...” *

También dice en la página 640 de este libro del padre Gobbi, en el mensaje dado al padre Gobbi, el 12 de abril de 1990, en Italia: “De hecho, la llegada del glorioso reinado de Cristo coincidirá con el grandioso esplendor de su reinado Eucarístico entre ustedes. El Jesús Eucarístico liberará todo el poder de su amor, el cual transforma las almas, la iglesia y toda la humanidad”.

Y dice en la página 29 del libro de Paul A. Mihalik, La Virgen María, fray Gobbi y el año 2000: “El glorioso reinado de Cristo coincidirá con el triunfo del reinado Eucarístico de Cristo... Jesús se hará manifiesto por encima de todo en el misterio de su presencia Eucarística”.

 

Estableciendo el vínculo

Los expertos Marianos están de acuerdo, en que lo profetizado por el triunfante corazón inmaculado de “María”en Fátima, está directamente asociado con la adoración del Santísimo Sacramento. El padre Martin Lucia, al escribir en el diario Immaculata, explica que todas las apariciones Marianas culminarán victoriosamente en el reinado Eucarístico de Jesús.

Dice en la página 268 del libro Madre del secreto de Thomas W. Petristko: “El mensaje de todas las apariciones Marianas, tanto pasados como presentes, es que el triunfo del Inmaculado Corazón de María culminará en el reinado Eucarístico del Sagrado Corazón de Jesús. El reinado Eucarístico llegará mediante la adoración perpetua de Jesús en el Santísimo Sacramento”.

No sorprende que el propio papa aluda a esta culminación de apariciones en su Encíclica Madre del Redentor, donde dice: “Con razón la piedad del pueblo cristiano ha visto siempre un profundo vínculo entre la devoción a la Santísima Virgen y el culto a la Eucaristía; es un hecho de relieve en la liturgia tanto occidental como oriental, en la tradición de las familias religiosas, en la espiritualidad de los movimientos contemporáneos incluso los juveniles, en la pastoral de los Santuarios marianos, María guía a los fieles a la Eucaristía”.*

 

Milagros Eucarísticos

Claro está la María humilde de la Biblia nunca se refirió ni siquiera una vez a la Eucaristía. Tampoco instruyó jamás a los seguidores de Cristo a adorar la Eucaristía. Sin embargo, estos mensajes dados por la “Madre de la Eucaristía” alrededor del mundo, muestran que la aparición que asegura ser María, de manera consistente dirige a los seguidores a que se concentren en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Para corroborar estos mensajes de “María”, en muchos de los lugares en donde se han manifestado las apariciones, han ocurrido milagros Eucarísticos, tal como hostias que sangran.

Por ejemplo, en Betania, Venezuela, el lugar de una popular aparición de María, una hostia sangrante fue analizada químicamente. Se encontró que la muestra examinada era de sangre humana. He aquí un sumario de los milagros Eucarísticos en Betania, tal como están registrados en el libro Formación Cenáculo manual y libro de oración. Este libro escrito por Bryan y Susan Thatcher, es distribuido por los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia y presenta la crónica de muchos de los milagros Eucarísticos.

Y dice en la página 81 de este manual: “Todos los milagros enumerados ocurrieron hace varios siglos. Pero los milagros que sucedieron durante la misa en Betania, Venezuela, tuvieron lugar en la fiesta de la Inmaculada Concepción en 1991. Una hostia consagrada, verdaderamente la carne de Nuestro Señor, comenzó a sangrar. Un grupo médico concluyó que el material que brotó de la hostia era sangre humana. El obispo local lo proclamó como una señal de la transubstanciación, diciendo: ‘Dios está tratando de manifestarnos que nuestra fe en la hostia consagrada es auténtica’”.

“En Betania han ocurrido muchos otros eventos extraordinarios, incluyendo numerosas supuestas apariciones de la Madre Bendita, de las cuales han sido testigos miles de personas, múltiples sanidades físicas y espirituales y una mística llamada María Esperanza, quien tiene el don de los estigmas, le aparecen las heridas de Jesús en Viernes Santo. A ella la han visto levitando durante las misas, y muchos de sus conocidos la han visto en bilocación - es decir que se aparece en dos sitios al mismo tiempo mientras reza.* El propio obispo ha sido testigo del fenómeno y escribió en una carta pastoral que después de un estudio cuidadoso, declaraba que las apariciones son auténticas y de carácter sobrenatural”.

Podría mencionar muchos más casos. Por ejemplo, está registrado en Internet en http://members.aol.com/bjw1106/maria9.htm, citado el 28 de agosto de 1998, que en Stich, Alemania en 1970, una hostia sangrante manchó los ornamentos de la capilla Bÿvara local. Los sacerdotes fueron incapaces de determinar la fuente de la mancha, así que enviaron los ornamentos para análisis químicos al Instituto Policlínico de la Universidad de Zurich. Nadie en el Instituto fue advertido de la fuente de la mancha. La mancha fue analizada por cuatro diferentes métodos de identificación química y en cada caso, el resultado fue el mismo, las manchas eran de sangre humana.*

 

Apariciones de “Jesús” confirman al Cristo Eucarístico

Si las apariciones de “María” no convencen a los escépticos y si los milagros no son suficientes para persuadir a los cínicos, entonces hay una validación incluso mucho más fuerte ofrecida para los fieles. El propio “Jesús” se está apareciendo. Sí, se han reportado apariciones de “Jesús” a todo lo ancho del mundo, si bien en una frecuencia menor, y estas apariciones también le dan atención a la presencia verdadera de Jesús en la Eucaristía.

Dice en las páginas 57 y 58, del volumen VII, Santa Barbara, California, publicaciones Queenship, en Mensajes de “Jesús” para John Leary, bajo el título Prepárese para la gran tribulación y la era de paz: “En la iglesia de San Andrés, en Edmonton, Alberta, Canadá, después de la comunión, podía ver la hostia en la custodia, la que luego fue cubierta rápidamente. Jesús dijo: ‘Mi querido pueblo, hoy ustedes celebran la institución de mi Santísimo Sacramento por mi presencia manifestándose en el pan y el vino en la misa. Crean, mis fieles, que estoy verdaderamente presente en el pan y el vino consagrados. Ustedes han testificado muchos milagros de mi sangre real brotando de la hostia como evidencia para esos incrédulos. Les digo, en cada misa ustedes son testigos de mi milagro en la transubstanciación, cuando el pan y el vino se transforman en mi cuerpo y sangre. Aprovechen este tiempo para adorarme, cuando exponen mi hostia, porque llegará un tiempo cuando este privilegio será quitado. Le recomiendo a todos ustedes que animen a sus sacerdotes para que tengan la Adoración Perpetua de mi hostia. Yo le traigo muchas bendiciones a esos que pueden visitarme y darme alabanza y adoración’”.

Luego leemos en el volumen XI, página 8: “Los científicos han comprobado en muchos de los milagros, que se trata de sangre verdadera. Incluso, a pesar del hecho de las pruebas técnicas, hay todavía muchos que no creen en mi presencia real. Esta negación de mi presencia, es el peor de los insultos y una falta de respeto para mi don de la Eucaristía. Es por eso que esas mismas personas que rechazan mi presencia, no sienten la necesidad de confesar sus pecados. Esos que enseñan en contra de mi presencia real, y descartan estos milagros, son los blasfemos reales... Esos que no aman mi Santísimo Sacramento, son los tibios que vomitaré de mi boca”.*

 

¿Por qué la Eucaristía?

Hay más mensajes Eucarísticos y milagros reportados. Pero la pregunta que debemos hacernos es ¿por qué? ¿Por qué la aparición de María aconseja a los fieles a que veneren y adoren la hostia consagrada? Sus muchos mensajes sobre la Eucaristía han incentivado la formación de grupos Eucarísticos de oración y de adoración perpetua de la Eucaristía, multiplicados por miles a todo lo ancho del mundo. ¿Era esta su meta? ¡Obviamente sí! Pero... ¿Acaso no podría tener una meta mayor en mente?

En el libro Mensajes del cielo, el autor Jim Tetlow demuestra con la Palabra infalible de Dios que las apariciones de María contradicen las Escrituras y presentan un evangelio falso. Ella, o más exactamente eso, no es la María de la Biblia, sino una falsificación satánica. Por consiguiente, ¿se esforzaría un demonio por guiar a las personas para que adoren y confíen en el Jesús verdadero de la Biblia? ¿O no es más probable que estos impostores dirijan a las personas del mundo para que adoren a otro “Jesús” o un cristo falso?


El reinado Eucarístico de Cristo

El Señor Jesucristo puede ser encontrado en toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. El Antiguo Testamento profetizó la venida del Mesías, cientos de años antes de que naciera Jesús.

• La Biblia predijo en Miqueas 5:2 que el Salvador nacería en Belén: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

• Que nacería de una virgen: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Is. 7:14).

• Que sería enteramente Dios y hombre. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Is. 9:6, 7).

• Que sería de la descendencia de Abraham: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra... En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Gn. 12:3; 22:18).

• Que sería un descendiente del rey David: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” (Jer. 23:5, 6).

• Que viviría una vida sin pecado. “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca... Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Is. 53:9, 11).

• Que sería crucificado y muerto por nuestros pecados. “Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies” (Sal. 22:16). “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:10). También Isaías 52:13-53:12.

• Que resucitaría de los muertos: “Porque no dejarás mi alma en el Seol” (Sal. 16:10). “Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol” (Sal. 49:15). “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” (Mal. 4:2).

• Que ascendería al cielo: “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios” (Sal. 68:18).

El Nuevo Testamento y la historia confirman, que Jesús cumplió con todas esas profecías y muchas más. También nos dicen que Jesús resucitó de los muertos, que se le apareció corporalmente a sus discípulos y muchos otros antes de ascender en cuerpo al cielo:

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen” (1 Co. 15:3-6).

“Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo” (Lc. 24:50, 51).

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos” (Hch. 1:9).

“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (He. 10:12, 13).

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (He. 1:1-3).

“Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:10, 11).

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Ap. 1:7).

Segunda Venida o manifestaciones

Las anteriores declaraciones acerca de Jesús, están apoyadas todas por la Escritura. Sin embargo, a pesar de la abrumadora evidencia, no todo el que asegura ser un cristiano está de acuerdo con la interpretación literal de estos versículos bíblicos. En particular, están esos que creen que Jesús se manifestará en su presencia Eucarística, antes de gobernar y reinar en su cuerpo glorificado.

En este capítulo deseamos examinar el papel que el Cristo Eucarístico podría desempeñar con relación a la segunda venida de “Jesús” y los últimos días. La Biblia enseña claramente que la segunda venida de Cristo será en un momento de tiempo y que cada persona sobre la tierra testificará simultáneamente el retorno de Jesús: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Ap. 1:7).

Sin embargo, las enseñanzas asociadas con el Cristo Eucarístico parecen estar preparando al mundo para un escenario alternativo de la segunda venida, llamado a menudo el Reinado Eucarístico de Jesús.

Apariciones de “Jesús”

Michael Brown es un periodista investigador. Su experiencia de conversión tuvo lugar en 1983. Desde esa fecha ha visitado 25 lugares alrededor del mundo en donde supuestamente se ha aparecido María. Es autor de numerosos libros y sus artículos han aparecido en publicaciones tales como Reader’s Digest, New York Magazine, The Atlantic Monthly, Discover y The New York Times.

Su página en Internet es Spirit Daily. Cada día publica artículos que relatan los eventos actuales y su punto de vista de la profecía bíblica. Muchos de sus comentarios tratan con tópicos relacionados con las apariciones Marianas y el papel que según él desempeñan estas apariciones en preparar al mundo para lo que depara el futuro. Brown también escribe extensamente sobre el tópico de la Eucaristía y da a entender en sus mensajes de que estamos próximos a entrar en una era caracterizada por lo que se conoce como el Reinado Eucarístico de Cristo.

El primero de julio del 2003, Spirit Daily publicó dos artículos que trataban sobre el tema de Cristo y el futuro. Un artículo se titulaba “Manifestación de Jesús podría tomar forma, convertirse en apariciones a escala completa”. Y así era como comenzaba el artículo: “Esto sería algo, ¿cierto? Un reportaje de que Jesús se está apareciendo en algún lugar remoto - tal como se está manifestando María. Sólo podemos imaginar el efecto que tendría. Sólo podemos imaginar el diluvio de peregrinos’.

“Ya sabemos lo que ocurrió cuando la Madre Bendita se apareció en Fátima, Lourdes y Medjugorje. Miles y luego millones, decenas de millones, en cada uno de estos lugares - se apresuraron a sentir la gracia asociada con lo que los teólogos clasifican como ‘apariciones corpóreas’ de primer grado’.

“No eran simples visiones. Ni manifestaciones fugaces. Eran apariciones de primer grado - ¿Y cuánta más gracia habría si se manifestara una visión corpórea de primera clase de Jesús?’

“Tal cosa nunca ha ocurrido, no desde la Ascensión. Sí han habido muchas visiones, incontables visiones del Señor, visto supuestamente por un número incalculable de individuos místicos”.

El señor Brown dejó claro su punto. Mientras las apariciones Marianas han sido cosa común y propagada, no se puede documentar ni una sola “aparición corpórea de primer grado” de Cristo. Tal como resume Brown: “No, Él ha estado en segundo plano, esperando por una manifestación mayor. Es como si ella hubiera estado preparando el camino. Es como si sus apariciones fueran precursoras de cómo se aparecerá Él un día. Al mismo tiempo tenemos que ser cautelosos: si se manifestara tal aparición, ¿podría ser un engaño? ¿Podría ser lo que la Escritura nos advierte cuando dice que no debemos prestar atención a esos que dicen que Cristo está apareciéndose aquí o allá o en el desierto?”

Manifestaciones de “Cristo”

Mientras Michael H. Brown está obviamente enterado de las Escrituras que se encuentran en el capítulo 24 de Mateo advirtiendo sobre las falsas apariciones de Cristo, en relación a la segunda venida, tal parece que no toma estas advertencias muy seriamente. En el mismo día, publicó un segundo artículo titulado “Predicciones provocan pregunta clave: ¿Enfrentaremos la segunda venida o una manifestación?” En este artículo, Brown provee un escenario interesante para la segunda venida que claramente señala al Cristo Eucarístico: “¿A qué nos estamos refiriendo con ‘manifestación’? Nos hemos apresurado a plantear estas preguntas debido al diluvio de profecías durante los 20 años pasados, y las predicciones recientes de que Jesús pronto se manifestará o incluso regresará formalmente. En nuestras mentes, las preguntas claves son: ¿Cuál es más probable - una manifestación o su verdadera segunda venida?... ¿Habrá una multiplicación de sus supuestas apariciones? ¿Habrá también una intensificación de poder, al igual que milagros asociados con el Santísimo Sacramento?”

Brown pasa a responder su propia pregunta, clarificando cómo cree que se aparecerá “Jesús” aquí en el planeta tierra en el futuro. Desde entonces y hasta ahora, las apariciones Marianas han sido cosa común, él sugiere que en el futuro Cristo podría manifestarse en apariciones similares. Escribe: “Ahora mismo tales manifestaciones están principalmente asociadas con la Madre Bendita. ¿Estarán ellas muy pronto asociadas predominantemente con el propio Cristo? ¿Llegará el día cuando una imagen de Cristo se aparecerá milagrosamente, en la misma forma como la famosa imagen de Guadalupe, o se manifestará igualmente como lo ha hecho María, en lugares tales como Lourdes, Medjugorje y Fátima?”

Según el señor Brown, las apariciones de este “Jesús” tendrían un tremendo impacto en el mundo y en las religiones mundiales. Además, sugiere que una “vidente” católica de nombre María Esperanza ha pronosticado que Jesús vendrá en una forma que muchos no esperan. Y prosigue a decir: “¿Será esto lo qué ocurrirá? ¿Se aparecerá pronto Cristo a las personas en varias partes del mundo tal como hizo durante esos 40 días que siguieron a su resurrección? No es de extrañar, porque ya hay informes de que los musulmanes están recibiendo sueños de Jesús, y que en otro lugar aprobado por la iglesia, en Betania, Venezuela, la vidente María Esperanza ha pronosticado recientemente que Jesús vendrá en una forma que es ‘muy diferente’ a lo que muchos conciben”.

Luego Brown, expone otro punto clave. Clarifica que esta “teoría de la manifestación” se ajusta a la posición católica sobre la segunda venida. Este punto de vista católico romano rechaza la creencia que sostienen muchos cristianos evangélicos, de que Cristo retornará literalmente y gobernará aquí en la tierra por mil años. Brown escribe: “Esto nos recuerda la amonestación bíblica de que vendrá como ‘un ladrón en la noche’ - y una vez más - sugiere a una serie de manifestaciones sobrenaturales que a la venida final - contrario a lo que muchos evangélicos creen de que vendrá como un mesías real de carne y hueso para gobernar literalmente la tierra por mil años. Ese concepto es rechazado por la iglesia católica”.

Aunque la iglesia católica rechaza el reinado literal de Cristo por mil años sobre la tierra, el capítulo 20 del libro de Apocalipsis es muy claro. En este capítulo se describe claramente el reinado milenial de Jesús: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Ap. 20:4).

Manifestaciones Eucarísticas

Tristemente, el señor Brown y muchos otros prestan más atención a los mensajes de las apariciones que a la Palabra de Verdad. Michael Brown confirma que su teoría de la manifestación se basa en los mensajes de las apariciones. La “María” que a menudo se llama a sí misma la Madre de la Eucaristía predice que ella anunciará el reino venidero de su hijo, el Cristo Eucarístico. Tal como declara: “En Medjugorje la Madona supuestamente le dijo a los videntes el 8 de enero de 1984: ‘No piensen que Jesús va a manifestarse nuevamente en el pesebre; amigos, Él nace en sus corazones’. ¿Sugiere esto una manifestación Eucarística, una renovación espiritual, la cual también ha sido profetizada por María Esperanza, quien dice que comenzará muy pronto? ‘De la misma forma cómo resucitó - así es como Dios se va aparecer a usted, y a mí, en la forma de una aparición’ - asegura la famosa mística - si bien tenemos que discernir si esto es una venida formal, o nuevamente una manifestación”.*

El escenario que propone Michael Brown respecto a la segunda venida de Jesús no es único. Durante los años pasados he descubierto que hay muchos otros que insinúan un escenario similar.

En un artículo publicado en el www.perpetualadoration.org, leemos que, “Fray José Iannuzzi, OSJ, está de acuerdo en que Cristo reinará gloriosamente sobre la tierra, no físicamente, sino en la Eucaristía. En su libro ‘El triunfo del Reino de Dios en el milenio y tiempo final: Una creencia correcta de la verdad en la Escritura y las enseñanzas de la iglesia’, él argumenta de los escritos de los padres y doctores de la iglesia, del magisterio y de las Sagradas Escrituras, de que habrá un florecimiento del reino de Cristo sobre la tierra el cual permanecerá por un período de tiempo, no necesariamente mil años literales, durante los cuales Cristo reinará gloriosamente sobre la tierra, no físicamente, sino en la Eucaristía. Dice que durante este período el Corazón Eucarístico de Jesús ‘cultivará en los fieles un espíritu de intensa adoración y veneración nunca antes visto’. ¡Tal vez la propagación de la adoración perpetua que estamos viendo, sea una señal de más por venir!”

El secreto más grande del mundo revelado

Thomas W. Petrisko ha escrito un libro titulado Madre del Secreto: Desde los milagros Eucarísticos hasta las apariciones Marianas, el cielo ha tratado de iluminar y defender lo que fuera en un tiempo el mayor secreto de la iglesia”. Petrisko explica lo que significa el Reinado Eucarístico de Jesús. Mientras Petrisko mantiene que la presencia de Cristo en la Eucaristía siempre ha sido una creencia sagrada de la iglesia católico romana, cree que pronto viene el tiempo, cuando el mundo entero será testigo del Reinado del Cristo Eucarístico.

Como un resumen, podemos examinar una declaración hecha en la caratula posterior del libro de Petrisko: “En Madre del Secreto, el doctor Thomas W. Petrisko traza para nosotros la emocionante historia de esta parte importante de nuestra fe. Y revela, cómo lo que fuera en un tiempo el gran secreto de la iglesia está próximo a convertirse en la piedra angular de una nueva era gloriosa, en la cual Jesucristo vendrá pronto a reinar a través de todo el mundo en el sacramento de la sagrada Eucaristía”.

Además, para clarificar lo que quiere decir Petrisko con “una nueva era gloriosa, en la cual Jesucristo vendrá pronto a reinar a través de todo el mundo en el sacramento de la sagrada Eucaristía”, declara en la página 12: “Los visionarios pronostican que la humanidad se moverá de un reino agnóstico, prácticamente ateo, hacia un mundo que se complace en la realidad de Dios y cree en la presencia de lo sobrenatural. Los profetas dicen que la humanidad entonces prosperará en una fe segura y confiada en esta realidad, gobernará por la paz verdadera y el reinado de la iglesia será supremo. Más notablemente, muchos visionarios católicos insisten en que el mundo finalmente llegará a tener un entendimiento profundo del poder, la misericordia y gracia que está disponible en la milagrosa presencia verdadera de Jesucristo en el sacramento de la sagrada Eucaristía”.

Petrisko, como Michael Brown, está de acuerdo en que “María”, la madre de Jesús, desempeñará un papel crucial en el proceso de conversión que debe tener lugar en el mundo si la humanidad va a aceptar el reinado Eucarístico de Cristo. Esta mujer que se aparece ha estado anunciando una “nueva era” futura en la que el Cristo Eucarístico traerá paz al mundo.

Petrisko declara en la página 24: “De acuerdo con la Virgen María, es particularmente la fe en este alimento Eucarístico lo que llevará a cabo los grandes cambios en esta nueva era. María dice que mucho del mundo, no sólo creerá en este misterio, sino que también participará de él. Verdaderamente se ha dicho, que el triunfo del Corazón Inmaculado de María durante nuestros tiempos gloriosamente conducirá al mundo hacia una nueva era de paz verdadera. En ese tiempo la Sagrada Eucaristía será mejor conocida, apreciada y atesorada. Será un reinado, no sólo dentro de la iglesia y vidas individuales, sino en naciones enteras. ¡De tal manera, que el poder infinito y gracia disponible en la Eucaristía no será ya más el secreto más grande del mundo!”

La nueva era

Dado el anterior escenario presentado por Petrisko, es claro que cree que el Cristo Eucarístico junto con la “Madre de la Eucaristía”, muy pronto desempeñarán un papel importante en la evangelización del mundo hacia la iglesia católica romana. Petrisko resume su visión del futuro en la página 286, citando una declaración que hiciera el padre Martín Lucia en un artículo escrito por el diario Immaculata: “El mensaje de todas las apariciones Marianas, tanto pasadas como presentes, es que el triunfo del Corazón Inmaculado de María culminará en el Reinado Eucarístico del Sagrado Corazón de Jesús. El reinado Eucarístico llegará por medio de la adoración perpetua de Jesús en el Santísimo Sacramento”.

Hay numerosos otros que apoyan la idea de que la Madre de la Eucaristía y el Cristo Eucarístico se manifestarán pronto y gobernarán y reinarán sobre el mundo entero. Ted y Maureen Flynn son los autores del Trueno de la justicia, el cual investiga el lado profético de los mensajes provenientes de la Reina del Cielo. Ellos declaran en la página 12 de su libro: “Así como Juan el Bautista preparó el camino para la primera venida de Jesús, María prepara el camino para su segunda venida. María proclama que se aproxima un nuevo mundo y era, y el triunfo de su Inmaculado Corazón y el segundo Pentecostés - el derramamiento del Espíritu Santo - que introducirá el Reinado del Sagrado Corazón de Jesús. La Madre Bendita habló a través del padre Gobbi el 13 de octubre de 1990, sobre el glorioso reinado de Jesús en su segunda venida: ‘El glorioso reinado de Cristo, el cual será establecido en su medio y la segunda venida de Jesús en el mundo, están cerca, a la mano. Este es su retorno en gloria. Su glorioso regreso para establecer su reinado en medio de ustedes y para traer a toda la humanidad, redimida por su sangre más preciosa, de regreso al estado de su paraíso terrenal. Eso que se está preparando es tan grande que nunca ha existido nada igual desde la creación del mundo”.

Reinado global

¿Es ésta última frase que acabo de citar simplemente el sueño de unos pocos católicos marginales extremistas? Considere lo siguiente. El padre Don Stefano Gobbi es el dirigente del Movimiento Mariano de sacerdotes. Más de 100.000 de los 400.000 sacerdotes católicos en el mundo, son miembros de esta organización. El Movimiento Mariano de sacerdotes ha compilado un libro que contiene cientos de mensajes dados supuestamente al padre Gobbi por “María”. He aquí un ejemplo: “Como Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía, siempre permanece con ustedes, y esta presencia suya que se tornará cada vez más fuerte, brillará sobre toda la tierra como un sol y marcará el principio de una nueva era. La llegada del glorioso reinado de Cristo coincidirá con el más grandioso esplendor de la Eucaristía. Cristo restaurará su glorioso reino en el triunfo universal de su reinado Eucarístico, el cual se desplegará en todo su poder y tendrá la capacidad para cambiar corazones, almas, individuos, familias, sociedades y la propia estructura del mundo”.

Como ya hemos documentado en el capítulo cuatro, la Eucaristía católica, no es el Jesús de la Biblia. Sin embargo, estos autores, los visionarios y el propio papa, parecen que le dan más crédito a las apariciones, experiencias y tradiciones de la iglesia, que a la Palabra de Dios. Cuando ignoramos las advertencias de Dios y aceptamos revelaciones extra bíblicas sin probarlas con la Escritura, somos vulnerables a toda clase de engaño.

Bud MacFarlane Jr. es el autor de la novela católica Traspasado por una espada que ha sido un éxito de ventas. En su libro el señor MacFarlane retrata un cuadro asombrosamente detallado de los eventos finales, basado no en la Biblia, sino principalmente en apariciones, visionarios y dogmas de la iglesia.

Permítame a continuación citarle lo que dice en las páginas 552 y 553 del libro del señor MacFarlane: “A menos de un año, en un día jueves, en la villa montañosa de Garabandal, España, una cruz gigante apareció en el cielo por encima de los pinos. Era el gran milagro de Garabandal. Millones de los presentes fueron sanados instantáneamente de enfermedades mentales y físicas, tal como fuera profetizado. La Cruz era de dos pisos de alto, rodeada por una nube luminosa, y estaba suspendida nueve metros en el aire por encima de un sembrado de árboles de pino. La televisión satélite emitió su imagen alrededor del mundo. Las personas podían caminar hacia ella, mirarla, pero no podían sentir nada cuando trataban de tocarla’.

“Era similar a la Cruz que cada persona sobre la faz de la tierra había visto durante la Gran Advertencia. Pero había una diferencia: no había cuerpo sobre la Cruz de Garabandal. Suspendida arriba estaba una hostia sagrada. Torrentes de luz celestial roja y blanca provenían de la hostia. El cuerpo del Señor Resucitado. La nube vaporosa iluminaba la Cruz y la Hostia Sagrada en la noche’.

“La Cruz permanece allí hasta este día. Más de 2.000 millones de peregrinos han llegado de todo el mundo para verla en persona... Además, todos ‘encontraron’ a la Inmaculada Concepción, a María a los pies de la Cruz durante sus advertencias”.

Escenarios similares son presentados por la veintena de apariciones y creídas por los millones de seguidores. Podría citar muchas fuentes adicionales para mostrar, cómo personas que profesan ser cristianas están siendo engañadas por los mensajes de las apariciones, experiencias que no son de fiar y enseñanzas anti-bíblicas.

¿Qué depara el futuro?

Como declarara previamente en este capítulo, la Biblia enseña que Jesús es el Hijo de Dios. Él murió clavado de la cruz, resucitó de los muertos, y luego ascendió al cielo a preparar un lugar para todos los que depositarán su confianza sólo en Él. Mientras que en la actualidad mora en el cielo, retornará. El libro de Hechos nos ofrece detalles concernientes a la ascensión corporal de Jesús desde el monte de los Olivos al cielo.

Tal como registró Lucas: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:9-11).

Note la claridad de las palabras que se usaron. “Este mismo Jesús” que partió del planeta tierra para el cielo, “vendrá como le habéis visto ir al cielo”. ¿Hay alguna posibilidad de que pueda confundirse la segunda venida de Cristo con las “manifestaciones” futuras de un cristo falso que está apareciéndose en las iglesias a todo lo ancho del mundo?

El propio Jesús declaró exactamente cómo retornaría. Su regreso en su segunda venida serán visto por todos. Leemos en el capítulo 24 de Mateo: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt. 24:30).

El apóstol Juan reiteró esta verdad en el libro de Apocalipsis: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Ap. 1:7).

Note que cada persona viva sobre el planeta será testigo de la gloriosa aparición y retorno de Jesucristo a la tierra. No hay ninguna forma posible de que tan majestuosa aparición de Jesucristo a la segunda venida, pueda compararse jamás a las llamadas apariciones del Cristo Eucarístico que se dicen que transformarán el mundo.

Advertencias de engaño

Sólo esos que confían en las apariciones, en revelaciones privadas, señales y prodigios, podrán ser engañados por las manifestaciones Eucarísticas. Sólo esos que no aman y conocen la Palabra de Dios, la Palabra de verdad, podrán ser persuadidos a creer que las manifestaciones Eucarísticas son equivalentes o precederán su segunda venida. “Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts. 2:9-12).

Ya para concluir este capítulo, explicaremos nuestra esperanza y razón para escribir este libro, que es, para que usted reciba vida eterna en Jesucristo al obedecer el Evangelio verdadero y seguir al único Dios verdadero. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3).


El Evangelio bíblico y el Jesús de la Biblia

 El tiempo dirá si el Jesús Eucarístico reinará o no en el mundo. Sin embargo, la pregunta inmediata que usted debe hacer es - “¿Reinará el Jesús Eucarístico en mi corazón?” ¿Confiará en otro “Jesús” debido a Roma o por las apariciones que lo apoyan? ¿Confiará en otro “Jesús” por que ha experimentado un milagro o sentido su presencia? ¿O seguirá al Jesús de la Biblia?

Sólo la Biblia, la Palabra de Dios, es infalible. “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:20, 21). Es verdad, “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Sabemos esto por las profecías cumplidas. Hay docenas de profecías concernientes sólo a Cristo que se cumplieron. Además, hay cientos de profecías sobre Israel y las naciones gentiles que se han cumplido. Las probabilidades de que todo esto hubiera ocurrido por casualidad son demasiado pequeñas para considerarlas.

Al menos 40 hombres en diferentes países, en tiempos diversos, en tres idiomas distintos, en un período de más de 1.600 años, escribieron la Sagrada Palabra. No tenían forma alguna de colaborar los unos con los otros, pese a todo la Biblia tiene un tema unificado. Narra una historia consistente. Ningún otro libro puede jactarse de tal diseño inteligente.

La Santa Biblia ha resistido siglos de esfuerzos por ser quemada y prohibida. Sin embargo, tal como profetizó Jesús ha sobrevivido. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24:35). De hecho, ha prosperado. Hoy la Biblia se encuentra disponible en más de 2.300 idiomas y dialectos, tal como así está registrado en www.biblesociety.org. Este libro asombroso registra la vida de la única Persona perfecta. Ningún otro libro, ni ningún otro hombre pueden comparársele.

No hay riesgo al aceptar la Biblia como nuestra autoridad final.

La fe no es un sentimiento

• La Biblia declara simplemente: “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Co. 5:7).

• La Biblia explica además, que la fe salvadora en Dios viene cuando escuchamos y obedecemos la Palabra de Dios. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro. 10:17).

• Los cristianos deben seguir sólo a Jesucristo, quien es la propia Palabra de Dios. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:1, 14).

• Debemos morar en Él, tal como declara la Biblia: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Jn. 8:31).

“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Sal. 119:9).

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 3:15).

No obstante, la Escritura nos advierte que no debemos caminar por la vista - tal como las apariciones, visiones, sentimientos o emociones. Todos sabemos que las apariciones pueden ser ilusorias. Nuestros sentidos pueden engañarnos.

• Jesús nos advierte, “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Jn. 7:24).

• Durante los últimos días, el engaño se multiplicará. Dice la Escritura: “Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Ts. 2:9).

“Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Ti. 3:13).

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti. 4:1).

Sentimientos, experiencias y engaños

Un denominador universal común asociado con la Eucaristía y las apariciones, involucra los relatos de encuentros intensos y sentimientos gratificantes. Muchos experimentan una sensación de serenidad. Otros, una presencia espiritual o un calor. Algunos ven visiones, mientras otros se comunican con la aparición. Sin embargo, como lo explican los pasajes anteriores de la Escritura, Satanás y sus demonios pueden conjurar señales falsas, sentimientos y experiencias. Estas experiencias pueden hacer que quien las experimenta, sienta un sentimiento falso de paz con Dios, mientras en realidad están conduciendo a la persona hacia una trampa.

Aunque la Biblia reconoce que la experiencia de los creyentes con Dios es única y a menudo en forma intensa, también nos advierte que los sentimientos, visiones, emociones y experiencias a menudo pueden ser de alguna forma engañosos. Debemos buscar a Dios en su Palabra. Cualquier experiencia que tengamos debe ser probada por la Palabra de Dios. “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Ts. 5:21). Si nuestro filtro espiritual no es la ley de Dios, su testimonio o su Palabra, podemos extraviarnos fácilmente. “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Is. 8:20).

¿Seguir su corazón o la Ley de Dios?

El mundo nos dice que sigamos lo que nos dicta nuestro corazón - que respondamos a nuestros sentimientos. Por otra parte, la Biblia declara enfáticamente: “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado” (Pr. 28:26). Nuestros sentidos y sentimientos pueden dirigirnos hacia un sendero que conduce a la destrucción en vez de la vida. Necesitamos un corazón nuevo, uno guiado por Dios y su testimonio digno de confianza. Tal como declara la Biblia:

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr. 14:12).

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9).

“Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo...” (Ez. 18:31).

Dios nos dice que necesitamos corazones nuevos. Y usted tal vez pregunte: ¿Qué hay de malo con el corazón que tengo? Una vez más es la Palabra de Dios la que actúa como una linterna eléctrica divina mostrándonos la oscuridad y depravación de nuestro corazón.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (He. 4:12).

“Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz” (Pr. 6:23).

Las malas noticias

Dios nos dice que necesitamos corazones nuevos. Pero... ¿cómo recibimos ese corazón nuevo? Antes de explicar la provisión de la gracia compasiva de Dios, primero debemos entender el dilema de la humanidad. La Biblia declara que “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23). La Escritura es enfática, “Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Sal. 14:3). Por esto no podemos confiar en nuestros viejos corazones, porque están inclinados al error y al pecado.

Para ver si la declaración de Dios no es justa y exacta, necesitamos examinar sus diez mandamientos dados en el capítulo 20 de Éxodo:

1. “No tendrás dioses ajenos delante de mí.

2. “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra... No te inclinarás a ellas, ni las honrarás...

3. “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano...

4. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo...

5. “Honra a tu padre y a tu madre...

6. “No matarás.

7. “No cometerás adulterio.

8. “No hurtarás.

9. “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

10. “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.

¿Alguna vez ha usado el nombre de su Creador - el de Jesucristo o el de Dios - en vano, o lo que es peor lo ha usado como una maldición? Piense en lo ofensivo que es esto a su Creador. Es el Dios que lo entretejió en el vientre de su madre. Le bendijo con ojos que contemplan la belleza de su creación, y le dio papilas gustativas para que se deleite con la gran variedad de sus alimentos. Piense en la maravilla de sus oídos, y cómo la música puede inspirarlo y refrescarlo. La verdad es que, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg. 1:17). ¿Se da cuenta por qué Dios considera la blasfemia muy seria?

¿Ha mentido alguna vez? Mentiritas blancas y mentirillas, son mentiras ante los ojos de Dios. Se nos ordena que digamos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. ¿Lo hace usted?

¿Se ha robado alguna vez algo? Su valor no viene al caso. Hacer trampas en un examen o engañar con las cifras en los impuestos, es robar. Por favor, recuerde Dios ve el pasado como el presente. Él no olvida.

¿Ha cometido adulterio alguna vez? ¿O ha deseado hacerlo en secreto? Jesús dijo, “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:28).

¿Ha cometido alguna vez un asesinato? La mayoría dice ser inocente, hasta que se da cuenta que sentir odio en el corazón es asesinato ante los ojos de Dios. “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” (1 Jn. 3:15). Piense en las personas a quienes les gustaría quitar de su camino. Reflexione en aquellos que le desagradan y esos que le han causado dolor o vergüenza. Odiarlos en su corazón es asesinato.

Si respondió sí a estas preguntas, entonces por lo que admitió es un blasfemo, mentiroso, ladrón, adúltero y asesino en su corazón. Cuando pecamos, pecamos en contra de un Creador santo. Y Dios nos advierte, que “...la paga del pecado es muerte...” (Ro. 6:23). El pecado causa tanto muerte física como eterna en el lago de fuego. “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Ap. 20:15).

Las buenas noticias

Afortunadamente, este no es el fin de la historia. Las buenas noticias son que “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:9). En su gran amor, Dios se hizo un hombre en la persona del Señor Jesucristo, para cumplir la ley y pagar el castigo que demandaban nuestros pecados. Nosotros pecamos, no obstante Jesús murió en nuestro lugar. La Biblia declara:

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8).

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6:23).

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

Jesús murió en lugar nuestro y luego resucitó de entre los muertos derrotando la muerte. Todo el que se le acerca arrepintiéndose de sus pecados y depositando su confianza en Él, será salvo. Es así como recibe un corazón nuevo - y vida eterna. Eso fue lo que Jesús implicó cuando dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:3, 7). Nuestro espíritu llega a vivir cuando simplemente creemos en el Señor y su provisión.

El regalo

Es importante entender que Dios ofrece la salvación a todos como un regalo. Sólo Jesús podía pagar el castigo que demandaban nuestros pecados. No podemos sobornar a Dios con nuestras “buenas obras” o porque asistimos a la iglesia. Ningún ritual o sacramento puede apaciguar su justicia divina. Debemos descansar enteramente en los méritos de Jesucristo. La Biblia declara:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef. 2:8, 9).

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gá. 2:16).

“Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Jn. 6:28, 29).

El Jesús bíblico

El Jesús de la iglesia católico romana es el Jesús Eucarístico. El Jesús de las apariciones Marianas también es el Jesús Eucarístico. Sin embargo, en la Biblia no encontramos al Jesús Eucarístico.

• El capítulo 1 de Juan declara que Jesús es el Creador de todas las cosas. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jn. 1:1-3).

• Que es eterno. “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Ap. 1:8).

• Que no cometió pecado. “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” (1 Jn. 3:5).

• Que es inmutable - es decir que no cambia.“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (He. 13:8).

• En el capítulo 1 de Colosenses leemos que Jesús, quien hizo todas las cosas, es quien nos redimió de nuestros pecados. “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Col. 1:13-18).

• La Palabra de Dios también declara que Jesús es omnipotente, “El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil. 3:21).

• Omnipresente “...He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:20).

• Y omnisciente, “Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios” (Jn. 16:30).

No le parece razonable preguntar: ¿Cómo puede Jesús, el Creador eterno, depender de un sacerdote católico romano para manifestar su presencia? En ningún lugar de la Biblia dice que Jesús puede ser colocado y confinado dentro de un recipiente hecho de manos humanas. Tampoco que se necesita de un sacerdote para que invoque su presencia.

Además, el hecho que el Jesús Eucarístico es supuestamente sacrificado una y otra vez en cada misa, demuestra otro conflicto mayor con la Biblia. Leemos en el libro de Hebreos: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna” (He. 9:11-15).

Según la Escritura, el sacrificio final ha sido hecho “una vez para siempre”. Jesús obtuvo “eterna redención”. Como Él mismo dijo: “Consumado es” (Jn. 19:30). El aposento alto está vacío. No hay nadie sobre la cruz. Y la tumba está vacía. Jesús resucitó. ¡Aleluya! Ahora mora en el corazón de quienes han confiado y creyeron en Él. ¡Verdaderamente esta es razón para que nos regocijemos!

Jesús dijo: “...Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:20). El apóstol Pablo nos dice que Cristo mora en el corazón de cada creyente. “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor” (Ef. 3:17). Los cristianos somos el templo de Dios - el Espíritu de Dios mora en nosotros. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Co. 3:16). Si ingerir el pan consagrado fuese la forma verdadera de recibir a Cristo, sólo haría que su presencia estuviese con nosotros por un corto período de tiempo. Cristo sólo estaría en usted mientras el pan permanece en el tracto digestivo. El resto del tiempo estaría ausente. Pero el Jesús bíblico dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Jn. 15:4). El Señor Jesucristo siempre está con cada creyente.

Consecuencias serias

Tal parece que el libro de Hebreos incluye una advertencia para esos que crucifican a Cristo repetidamente y lo exponen al vituperio. Leemos en el capítulo 6: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (He. 6:1-6).

¿Está usted dispuesto a arriesgarse y exponer a Jesús al vituperio por seguir al Cristo Eucarístico? Tenga en mente que Jesús fue crucificado una sola vez por los pecados. Que derramó su sangre sobre la cruz de una vez y para siempre. Se hizo el sacrificio y nuestros pecados fueron pagados en su totalidad.

Clame al Jesús verdadero

Si nos arrepentimos, nos apartamos y renunciamos a nuestros pecados y simplemente reconocemos lo que Él hizo y le pedimos que nos perdone por lo que hemos hecho, entonces podemos entrar en una relación con Jesús, nuestro Creador y Redentor, que perdurará para siempre. Tal como Pablo escribió en Romanos: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Ro. 10:8-13).

Todo lo que se requiere es clamar al Señor. Si llegamos delante de Él con un corazón sincero y le pedimos que perdone nuestros pecados, lo hará. En el libro de Hechos, Lucas registró: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:8-12).

Es éste Jesús, el Jesús de Nazaret, el “Jesús” de quien habló Pedro, el Jesús verdadero. Quiera Dios que cada uno de nosotros se asegure de saber quién es, porque conocemos su Palabra.

Oración por salvación

Dios amado, tu Palabra dice que si confieso con mi boca al Señor Jesús y creo en mi corazón que Él resucitó de entre los muertos, seré salvo. Porque con el corazón creemos para justicia, y con la boca confesamos para salvación.

Confieso ante ti mis pecados y te pido que me perdones. Te pido que seas mi Señor y mi Salvador. Por favor, guía y dirige mi vida a partir de este punto mediante tu Santo Espíritu. Ayúdame a conocerte mejor, día a día, conforme leo tu Palabra.

En el nombre de Jesús, Amén.

Modificado por última vez enJueves, 05 Enero 2012 04:07
volver arriba