David y Goliat como semblanzas proféticas
Saúl, el primer rey de Israel aceptó el trono con renuencia. Se excusó con el profeta Samuel argumentando que era un miembro de la familia más pequeña y de la tribu menos importante, la de Benjamín: “Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?” (1 S. 9:21).