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El libro de Job

  • Fecha de publicación: Martes, 25 Marzo 2008, 15:31 horas

El libro de Job es único en su contenido, por eso es tan importante estudiarlo, por la cantidad de enseñanza que tenemos en él. Dicen los versículos 1 hasta el 5 del capítulo 1: "Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días".

Hay muchas cosas que sabemos de Job y muchas otras que desconocemos, como por ejemplo, en qué tiempo vivió. La Escritura dice que moraba en Uz. Al investigar en dónde se encuentra este territorio, descubrí que se discute en cuanto al lugar exacto, geográficamente hablando, de esa tierra donde vivía Job. Hay algunos indicios en el sentido que el patriarca vivió antes de la época de Moisés y que el libro probablemente lo escribió Moisés, o que bien pudo haber sido el propio Job.

Una de las razones por qué se cree que Job vivió mucho antes, probablemente en la primera parte del libro de Génesis, siguiendo la historia desde la creación, es porque en él no se hace mención a patriarcas como Abraham, Moisés, Jacob, sus doce hijos, etc., tampoco al Pentateuco. Solamente se habla de él como un hombre (tal como se describe en estos primeros versículos) recto, temeroso de Dios, quien tuvo que pasar por muchas cosas.

El libro de Job NO es una novela, ni cuento, mucho menos se trata de un personaje ficticio, sino que Job era un hombre que vivió en un lugar llamado Uz, tenía hijos e hijas, riquezas, era temeroso de Dios, era juez, tenía ciertos amigos, y era muy generoso y justo delante del Creador y de los hombres.

El libro de Job es el primero considerado como poético, siendo los otros, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantares. Son muy pocas las iglesias que estudian este libro, sin embargo su riqueza es incalculable.

• Víctor Hugo, dijo: «El libro de Job es, quizás, la obra maestra más grande de la mente humana». Nosotros vamos a verificar que tuvo mucha razón al decir esto. Estoy convencido que nos dejará huellas maravillosas imborrables a medida que avancemos.
• Thomas Carlyle, comentó al respecto: «Llamo a este libro, aparte de toda teoría acerca de él, una de las cosas más grandiosas que jamás se han escrito. Es nuestra primera y más antigua exposición del problema eterno, el destino del hombre y el trato de Dios con él. Pienso que ninguna cosa hay escrita de igual mérito literario».
• Felipe Schaff, declaró: «Se levanta como una pirámide en la historia de la literatura, sin antecesor y sin rival». Este es Job, tanto él como persona, como también el libro

Sus enseñanzas son prácticas y profundas. Debido a todo lo que él sufrió muchos creen que en realidad este hombre nunca existió. Sus argumentos tratan de describir el por qué del sufrimiento, el ser humano como tal y Dios y los misterios que rodean el proceder del creador para con el hombre. Hay mucho campo que encontraremos para gozar de las enseñanzas de este libro.

• El libro de Job no contesta la pregunta del por qué del sufrimiento, no espere eso... habla mucho, pero no hay una respuesta.
• No ofrece una panacea para el dolor del hombre sufriente, no hay tal.
• No discute las maquinaciones de Satanás en contra del hombre.
• Usa a varios personajes quienes, junto con Job, procuran explicar las vivencias de los humanos. Están los amigos de él que vinieron después para "consolarlo", y nosotros analizaremos un poco lo que dijo cada uno de ellos.

El libro de Job, diríamos también, usa a varios personajes quienes, juntos con Job, procuran explicar misterios, pero no llegan a una conclusión.

Desde ya puedo anticipar que nos encontraremos con muchas y gratas sorpresas. Este libro va a servir también para estudiantes que asisten a la escuela secundaria y universidades. Es una pena que nuestros jóvenes que están estudiando no estén debidamente equipados para contradecir a aquellos profesores que se burlan de las Escrituras, del creacionismo, etc.

¡Hallaremos respuesta para algunas interrogantes y descubriremos que ya en el pasado tan lejano, la ciencia no estaba tan en "pañales" como a veces pensamos!

Veremos que algunos procesos geológicos y geofísicos mencionados en el libro, fueron descubiertos por científicos hace cosa de 200 ó 300 años, pero que ya en ese tiempo Job lo sabía, además del hecho que realmente no sabemos cuántos años tiene este libro

Vamos a dejar los datos que son difíciles de establecer, como por ejemplo el lugar exacto de la "tierra de Uz" que ya mencioné y cosas de ese tipo.

Durante este estudio descubriremos que ¡VALE LA PENA SERVIR A DIOS AUNQUE TENGAMOS QUE SUFRIR MUCHO SIN ENTENDER POR QUÉ! Enfrentar lo peor de la vida. Que todavía vale la pena permanecer fiel.

Este libro como ningún otro anima al hombre, al ser humano a no quejarse cuando tiene que sufrir, sólo aceptar la aflicción, porque la Biblia nos habla de las ventajas del dolor, del sufrimiento.

Siempre recuerdo a un misionero que escribió: «Acabo de descubrir las ventajas del dolor». Él acababa de visitar un leprosario, un hospital de leprosos, quienes pierden totalmente la sensibilidad. Poco a poco la piel y la carne se va desprendiendo de sus dedos y de otras partes del cuerpo, porque eso es lo que hace la lepra, ya que la persona afectada no siente dolor. Bueno, lo mismo también ocurre en la vida espiritual.

Volvamos al libro de Job y veamos ahora lo que tiene. Yo lo comparo con «El Oratorio del Mesías», una obra para coros y orquestas. Allí está toda la historia, desde la creación, las profecías y el Mesías. Se llama «El Mesías», porque realmente el Mesías es el centro de la obra, la que termina con el Apocalipsis.

Para muchos el Apocalipsis los asusta y deprime, sin embargo el Apocalipsis nos abre la puerta al cielo. Durante todo el tiempo, desde Génesis muy al comienzo, vemos ya la puerta al infierno, porque trae consigo la muerte, la separación del hombre con Dios. El hombre se separa de su Creador debido al pecado, o Dios se separa del hombre por causa del pecado que le había anticipado, pero al final todo es una gran reconciliación y cambio cuando terminamos el Apocalipsis.

Dice en los versículos 2 y 3: "Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales". La palabra "grande" era para referirse a sus bienes. Job se distinguía por su enorme capacidad económica. Eso es evidentemente lo que se dice aquí, que nadie como él tenía tantas cosas.

Entre él y sus diez hijos había perfecta armonía, lo que no ocurre en todas las familias: "E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos" (Job 1:4).

Si el mayor cumplía años, entonces llamaba a sus nueve hermanos y compartía con todos. Y luego el otro, y así cada uno, cada hermano y cada hermana cuando cumplían años hacían un banquete. Esto significa que cada año estos hijos de Job tenían verdaderos banquetes, gozando de una vida armoniosa entre hermanos.

Bueno es recordar aquí lo que dice el salmista: "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!"(Sal. 133:1). Está hablando de hermanos, de una misma familia, de habitar juntos. No quiere decir que están viviendo en el mismo lugar, sino que están en buenas relaciones. Sin duda los hijos de Job vivían en armonía. Se entendían y celebraban sus cumpleaños cada vez que llegaban las fechas respectivas.

La piedad y el temor de Dios en la persona de Job se nota por la manera cómo trataba de ayudarles para que no se excedieran en sus momentos de alegría mientras festejaban sus cumpleaños: "Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días" (Job 1:5).

Esto significa que Job no solamente ofrecía holocaustos en los días de sus cumpleaños, sino que lo hacía todos los días. Entonces ofrecía diez, ya sea ganado vacuno u ovejas o lo que fuera y decía: «Recibe este sacrificio por si mis hijos pecaron».

Job sabía de los sacrificios, pero hay que recordar que los paganos que vivían entre los israelitas, quienes habitaban antes ahí donde estaba Abraham en Caldea, que es el Irak de hoy, también ofrecían sacrificios.

Ellos no ofrecían holocaustos a Dios, sino a sus dioses, sacrificaban animales y hasta llegaban a ofrecer a sus propios hijos, los quemaban. Uno de los dioses era un ídolo de metal con una boca de buey, la calentaban hasta quedar al rojo y tiraban allí al bebé vivo. Ellos eran paganos y no sabían lo que hacían, pero lo hacían, aunque también ofrecían sacrificios de animales y tenían sistema sacerdotal.

Muchas de las cosas que luego Dios perfeccionó en la vida de los hebreos ya eran conocidas, por ejemplo algunos se preguntan: ¿Cómo fue que Jacob se casó con dos hermanas? Entonces era un polígamo y eso está prohibido en la Biblia. Bueno, Abraham también y David, ni que hablar, tenía doce esposas, una docena.

Bueno, lo que pasaba es que era la costumbre de esa época. Cuando Sara le dijo a Abraham que se uniera con su sierva para tener descendencia, eso era una práctica común. Por eso él lo aceptó y tuvieron a Ismael. Ahora tienen el problema con los árabes, la descendencia de Ismael. No era correcto, pero eso era lo que ellos sabían hasta que llegó la Ley. Luego, ya con el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, allí ya se enumeran cosas que no se deben hacer y con el tiempo definitivamente se borró la poligamia y se practicó sólo la monogamia, sólo una esposa para un esposo.

Ahora continuemos con el análisis de Job: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (Job 1:6-11).

¿Quiénes eran esos... "hijos de Dios" que vinieron a presentarse delante del Señor, y junto con ellos Satanás? ¿Qué tiene que ver Satanás con los hijos de Dios? Bueno, no cabe duda que aquí se habla de los ángeles. Pero, entonces... ¿Eran ángeles leales a Dios o rebeldes? ¿Eran demonios o mensajeros de Dios? Aunque les parezca extraño estos ángeles naturalmente eran los caídos y con ellos vino Satanás. Pero... ¿Cómo sabemos que Satanás estaba con ellos, que Satanás no estaba con los ángeles leales? Porque él fue apartado de ellos definitivamente desde entonces y hasta ahora. Pero los ángeles que le siguieron... ¿cuántos eran esos ángeles que se rebelaron junto con Satanás? Para entonces él no tenía ese nombre, sino que era el querubín grande, protector. Era el comandante de los ejércitos angélicos en el cielo, pero un día se rebeló. Esto podemos leerlo en el capítulo 29 de Ezequiel, pero no vamos a tocar eso en este artículo.

Si embargo, lo que sí sabemos es que de todas las miríadas de ángeles que Dios creó, un tercio se sublevó cuando se rebeló Satanás el jefe ellos. Nadie sabe cuántos había, si supiéramos hoy cuántos demonios hay sabríamos cuántos ángeles creó Dios. Los ángeles fueron creados por Dios directamente, los ángeles no se casan, no procrean, no hay aumento de ángeles, por eso cuando Jesús habló respecto al futuro de los humanos dijo que en la resurrección, es decir, en el futuro no se casarán ni se darán en casamiento; es decir, no se casará el hombre con una mujer para seguir la familia, no habrá tal cosa, ¿por qué? Porque seremos como los ángeles, esto significa que Él nos dará una nueva creación, así como creó a cada ángel en particular.

Hay una especie de desafío, Satanás desafía a Dios. Dios le dice: ¿De dónde vienes? Y él le responde "de rodear la tierra". Por eso estamos tan bien, tenemos un buen visitante que rodea el globo terráqueo y ejerce sobre sus habitantes una influencia increíble. Todos los crímenes, la inmoralidad, el engaño, la mentira, la rebeldía, los patoteros, los homicidios, los suicidios, las estafas, etc., todo es producto de Satanás. Él tiene una influencia increíble y la única protección que puede tener el hombre es Jesucristo.

Cuando el Señor Jesucristo salva al pecador, ese pecador tiene un respaldo maravilloso y Satanás poco o nada puede hacer en su contra, a menos que uno diga: «Bueno, yo fui salvo, pero seguiré siendo empleado del Diablo». Muchas veces uno lo hace sin saberlo.

Entonces Satanás se presenta y Jehová le dice a Satanás: "…¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

¿De cuántos de nosotros podría decir Dios lo que dijo acerca de Job, mientras entabló una conversación con Satanás? Dios sabía lo que iba a pasar, pero Satanás no, porque no es omnisciente. El diablo realmente estaba convencido que Job iba a ceder, que iba a darle la espalda a Dios y renunciar a su fe, el Creador sabía que Job no lo haría, que permanecería fiel.

Cuando Dios le preguntó a Satanás por dónde andaba, él contestó que acababa de rodear la tierra. Eso indica que ningún continente escapa de su influencia, él lo rodea. Aquí otra vez podemos ver, que la tierra es redonda, porque Satanás la rodea. Es bueno asimismo que recordemos que otros ángeles le acompañaron, es decir, que vinieron los ángeles y él junto con ellos. ¡Qué bueno nos sería recordar que Satanás trabaja sin sueldo, no descansa, no tiene días feriados ni vacaciones!

En Apocalipsis se habla de algo que nos viene muy bien: "Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche" (Ap. 12:10).

¿Acaso no acusó Satanás a Job? Esto es exactamente lo que hace con nosotros, nos acusa delante de Dios día y noche, y no importa si tiene o no tiene razón. Pero hay alguien que nos defiende, y es el Señor Jesucristo, tal como dice 1 Juan 2:1b: "... abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". Ese abogado intercede por nosotros día y noche, ¿por qué?, porque tenemos a un "fiscal" acusador, pero un abogado infalible. Siempre digo: «Nunca perdí un 'pleito' con este abogado, tampoco me cobró un centavo, ganó todos los pleitos». Tenemos que dar gracias a Dios por lo que Él es para nosotros.

En 1 Corintios 10:13, dice: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". Dios controla lo que Satanás hace con nosotros, así como controlaba lo que le hacía a Job, le limitaba, tal como veremos un poco más adelante.

Tenemos que saber lo que dice en 1 Pedro para que nuestra vida no sea miserable: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (1 P. 5:8, 9). Eso de resistir firmes en la fe, es seguir creyendo, que a pesar de lo que Satanás puede hacer con nosotros, e incluso aunque fallemos, nuestra fe no debe fallar. Debemos seguir creyendo que Dios nos ama, nos sostiene, porque ya nos perdonó. Sabemos que solos no podemos contra Satanás, así que resistir al diablo es seguir creyendo que el Señor nos sigue amando, "que los mismos padecimientos (que tenemos nosotros), se van cumpliendo en (nuestros) hermanos en todo el mundo".

Usted tal vez cree que es el primero cuando cae en alguna falta, en algún grave pecado y dice: «Sí que soy un hipócrita» ¡Y claro que lo es!, «Sí que soy malo» ¡Y claro que lo es!, «Sí que he pecado» ¡Y claro que pecó! ¿Pero sabe dónde están los que no pecan más? ¡Ya están en el cielo! El mismo drama que vive usted, se cumple en los hijos de Dios en todo el mundo, por eso dice Pedro que sabemos "que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo". No dice en los mundanos, sino en "vuestros hermanos".

Los cristianos en todas partes sufren tentaciones, caen, lloran, claman y debe seguir adelante. Lo que nunca debe faltarnos es seguir creyendo que a pesar de lo que hacemos, de lo que somos, de lo que vivimos, de los altibajos que experimentamos, el amor de Él no ha mermado. Siempre debemos recordar esto.

Ahora ¿sabía Satanás que Job no cedería? No, Satanás no lo sabía. Si lo hubiera sabido, no lo habría intentado. Satanás no es omnisciente, solamente Dios lo sabe todo, sólo él sabía que Job no cedería ante los intentos de Satanás.

En cuanto a Job, estaba equivocado. Job no era un creyente del montón. Si lo colocamos en la fila de los cristianos, Job era diferente. No dependía de su linda familia, sus riquezas, ni de su maravilloso carácter. No tenía su esperanza en lo que poseía. Él mismo comprobó que en cosa de poco tiempo, perdió a sus hijos y todas sus posesiones fueron destruidas. Él, sin saberlo, estaba preparado para lo que venía, y Satanás crujía los dientes, porque Job no cedía.

Satanás siempre ha tenido y tiene hasta hoy, mucho éxito con cristianos fieles quienes terminan por prostituirse en su fe y conducta, pero tiene que pedir permiso a Dios cuando quiere molestarnos, o quiere intervenir en nuestra vida, y al darle permiso el Señor lo controla.

Gracias a nuestro Padre Celestial, que Satanás no tiene completa autonomía. No puede por sí mismo atacar a ninguno de los hijos de Dios, sino hacer solamente lo que él le permite. En el versículo 12 dice: "Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová" (Job 1:12).

Seguro que conferenció con sus ayudantes de inmediato, para ver por dónde comenzaría a crearle problemas a Job. La única restricción que Dios le dio fue «no pongas tu mano sobre él». Aunque todo eso cambió un poco después, ya que Dios permitió que le tocara a él también.

Continuemos ahora con los versículos 13 al 19: "Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:13-19). Notemos ahora, todo lo que ocurrió:

1) Murieron todos sus hijos en la casa del hermano mayor.
2) Fueron robados sus animales y los trabajadores muertos.
3) Cayó fuego "de Dios" (¿no sería de Satanás?) y quemó las ovejas.
4) Vino una turba de caldeos y robaron todos los camellos... ¡Y eran tres mil!
5) No solamente se llevaron a los camellos, sino que mataron a quienes trabajaban con ellos.
6) Mientras sus hijos celebraban el cumpleaños del hijo mayor, un verdadero tornado se desató y en un momento se desplomó el edificio matando a los siete hijos de este hombre.

¿Qué haría usted si recibiera una noticia tras otra informándole que su esposa ha muerto, que sus hijos también, que le robaron sus bienes, que su casa se quemó, y usted se quedó sin nada?

¿Qué hizo Job cuando escuchó todo esto? "Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito". En otras palabras, Job dijo: «Nada tenía cuando nací, ni siquiera ropa, vine así y nada tomo consigo para irme». Y bendijo, alabó, y admiró una vez más a Dios. En otras palabras estaba diciendo: «Bueno, así es Dios». Él no sabía nada de lo que Satanás había provocado y cómo había desafiado a Dios. Solamente comprendía que servía a Dios y que el creador controlaba todo cuanto había ocurrido: "En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno" (Job 1:21, 22).

De todo cuanto tenía hasta hacía unas horas Job quedó completamente sin nada, salvo su esposa.

Alguien muy bien dijo: «Nunca olvidemos que Job no podía leer el Libro de Job». Nosotros hoy, mirando retrospectivamente tenemos toda esta información y si llegáramos a sufrir algo diríamos: «Bueno, ya hay un precedente muy claro, conozco el libro de Job».

Fue Pablo, no Job quien escribió las palabras de Romanos 8:35-39 y 1 Timoteo 6:6, 7, que dicen: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom. 8:35-39). "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar" (1 Ti. 6:6, 7).

Eso es exactamente lo que Job dice, «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré, cuando lleven mi cuerpo hasta el lugar de mi sepultura». "Jehová dio, y Jehová quitó". Claro está, en este caso habría podido decir: «Jehová dio y Satanás quitó», pero no afirmó eso, porque Satanás nada podría haber hecho sin el consentimiento de Dios. Esto puede ocurrir en la vida de quienes no pertenecen al Señor, pero a aquellos que le pertenecen, no les sucederá nada a menos que Él lo permita. Por ejemplo hay algunos textos que debemos vincular con lo que estamos hablando ahora, y son los siguientes:

"¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado" (Lm. 3:37-39).

Si pecaste está bien que lamentes el pecado cometido, esto agrada a Dios, pero porque hay desgracia, esto no.

"He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal" (Job 5:17-19).

"Él hiere, y sus manos curan". "En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal". ¿Se dio cuenta? ¡No en siete, sino en seis! Job tuvo que sufrir seis desgracias. Ese es exactamente el número total que él menciona acá:

1) Murieron todos sus hijos,
2) Le robaron todos sus animales,
3) Cayó fuego del cielo y naturalmente quemó las ovejas,
4) Vino una turba de caldeos y robaron los camellos,
5) No solamente se llevaron a los camellos, sino también mataron a sus siervos, y
6) Mientras sus hijos celebraban el cumpleaños del hermano mayor se desplomó el edificio y murieron todos.

Ahora volvamos a leer lo que dijo uno de los que vinieron y hablaron con él, y es muy llamativo saber esto, por ejemplo: "Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal". Es muy interesante, porque Dios creó todas las cosas en seis días y el sexto día es la creación del hombre. Son seis mil años de sufrimiento estilo Job que corresponde a la raza humana y ya estamos comenzando el séptimo milenio desde la creación. Quiere decir esto que es muy poco lo que falta para que todo sea restaurado, tal como ocurrió con Job. Si Dios nos permite terminar este libro veremos lo que ocurrió al final.

¡Cómo a Job se le duplicaron o hasta triplicaron virtualmente todas sus cosas, excepto sus hijos! Con la diferencia que se dice que sus hijas, lo que no se dijo al comienzo, que eran las más hermosas que había en el mundo entero, tal fue su recompensa.

Recuerden, seis eran los males y como dice aquí y en la séptima no te tocará el mal. Así será cuando llegue el milenio, así a ustedes les guste o no, eso es lo que yo veo en la Biblia:

"Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (He. 12:6).
"Los azotes que hieren son medicina para el malo, y el castigo purifica el corazón"(Pr. 20:30).
"…¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?" (Am 3:6b).

Preguntas:

¿Por qué Dios permitió tanto sufrimiento a Job?
¿Realmente Satanás creía que Job renunciaría a su fe en Dios?
¿Qué fue lo que sostuvo a Job, firme en su fe?
¿Sufrió el patriarca como sufriría hoy cualquiera de nosotros o Dios le rodeó de tal fortaleza y presencia suya que no sentía nada de dolor por la muerte de sus hijos ni por la pérdida de todos sus bienes? Tenga mucho cuidado si quiere contestar esta pregunta.
¿Ocurrió realmente esto o se trata de una historia ficticia para ofrecernos un ejemplo del sufrimiento de un gigante de Dios?
¿Qué podría significarnos el contenido de Job 5:19?: "En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal".

Debemos notar que estas palabras las pronunció Elifaz, uno de los amigos de Job, quienes vinieron a consolarlo y acompañarlo en su dolor.

A ellos los vamos a estudiar en los próximos artículos, cómo cada uno habló y esto sí que tenemos que recordar, que ellos no hablaron por su cuenta, que dijeron cosas que no eran buenas, pero no cabe duda que todo el libro de Job, así hable Job o uno de sus amigos que vinieron a verle, todo es inspiración divina.

¿Por qué Dios permite tanto sufrimiento?

¿Por qué tantos cristianos fieles al Señor sufren tanto?

• Porque Dios les está dando una forma cristiana más completa mediante el sufrimiento. De la misma forma como el herrero da forma de algo, a un hierro en bruto, después de calentarlo mucho hasta ponerlo al rojo vivo en la fragua, y luego de colocarlo en el yunque y golpearlo con el mazo. Cuántos de esos golpes estaremos recibiendo nosotros los cristianos cada día. ¿Verdad que duele? Él nos está formando, está haciendo algo de ese hierro en bruto. Por eso es que el cristiano también debe ser golpeado.
•Dios los está preparando para una tarea de mayores dimensiones.
• Porque en buena salud, comodidades y opulencia, está colmado el criadero de los cristianos carnales y mundanos. Tristemente, los bienes materiales no hacen buenos cristianos
• Porque cuando el cristiano sufre sin quejarse, el Señor se goza en verlo merecedor de ese... "galardón completo" que se menciona en la Biblia.
• Porque Dios quiere que cada cristiano que renuncia a una vida indiferente logre una estatura moral y espiritual digna de Su nombre.
• Porque el mundo necesita de hombres y mujeres curtidos en el taller del sufrimiento.
• Porque el sufrimiento aunque debilita el cuerpo, al mismo tiempo fortalece en la misma proporción las manifestaciones espirituales del cristiano sufrido.
• Porque Dios quiere que aprendamos a depender enteramente de Él, no de nuestra salud física, comodidad material o conocimiento y logros intelectuales.
• Porque el mismo Señor sufrió hasta el Calvario, y ocurría, y sigue ocurriendo con los hombres que llegan a ser grandes en los ojos de Dios, quienes, casi sin excepción vivieron y viven una vida de verdadero tormento. El autor a los Hebreos dice que algunos "…fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros" (He. 11:35-40).

Esto es lo que corresponde a los cristianos. Así que está bien que tengamos un poquito de Job, y si Dios quiere que tengamos más de Job, bueno él controla. Pueden estar seguros que de cuando en cuando hasta la fecha, Satanás se presenta ante Dios y nos acusa.

El libro de Job debe servirnos de clara enseñanza para ver cuánta riqueza hay en él para la llamada vida moderna, que aunque se le llame moderna en ocasiones es muy salvaje.


Capítulo 2

Ahora pasemos al capítulo 2, el cual comienza cuando Satanás y sus ángeles visitan por segunda vez a Dios: "Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida" (Job 2:1-6).

Con las modificaciones necesarias, Dios le hace la misma pregunta a Satanás, haciéndole ver que Job no le era fiel por el hecho que lo hubiera bendecido y le hubiera dado mucha riqueza: "Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?" (Job 2:3).

Satanás hace honra a su título de mentiroso, engañador y destructor, ese es su trabajo. Jesús lo expuso bien claro en el siguiente versículo, cuando les dijo a esos que se oponían a él: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Jn. 8:44). Este es el Satanás que se presentó para acusar a Job dos veces.

En Juan 10:10, el Señor describe el oficio de Satanás, quien hace exactamente eso: "hurtar, matar y destruir": "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".

Usted decide quién será su amo, aunque por naturaleza su amo es éste que hurta, mata y destruye. La muerte vino de Satanás, primero intervino en el huerto del Edén, sedujo a Eva y la indujo para que desobedeciera a Dios. Luego ella incitó a Adán para que desobedeciera y los dos se convirtieron en pecadores. A continuación intervino en la vida de sus dos hijos, y Caín terminó por darle muerte a su hermano menor Abel. El resto lo dejó ya por cuenta de ellos. Sabía que había hecho su parte, no hacía falta más. Él siempre completa su trabajo, lo hace al pie de la letra consciente que su deber es matar, hurtar y destruir, pero Jesús vino para que tengamos vida, y vida en abundancia que significa vida eterna.

Eso fue exactamente lo que el diablo hizo en la vida de Job, como su oficio es matar, mató a sus diez hijos, aniquiló y hurtó su ganado, y destruyó la vivienda de su hijo mayor donde estaba reunido con todos sus hermanos comiendo y bebiendo. Virtualmente lo destruyó todo.

Dios admite que Satanás lo provocó para que destruyera al pobre Job, o como dice literalmente "para que lo arruinara sin causa". Hay que tener en cuenta estas palabras, porque luego vamos a continuar analizando cuando examinemos las conversaciones de los amigos de Job, que eran tres, aunque después se presentó un cuarto que era más joven, y quien finalmente también habló.

Satanás no se da por vencido fácilmente, es admirable porque es perseverante, insiste y no se rinde. Eso lo comprobamos en el hecho que regresó nuevamente para ver si conseguía ampliar su solicitud, ya que no puede dañar a nadie sin el permiso de Dios. Nunca debemos pensar que si el diablo falla en su primer intento por perjudicarnos, nos dejará en paz. Tampoco se le ocurra imaginar que porque es hijo de Dios, no va a atacarlo. Justamente nosotros somos su blanco, los mundanos ya le pertenecen, así que ellos no tienen problema con él. Los mundanos no pueden desertar, porque nunca fueron parte de la familia de Dios, sino de la suya y el único que los pueden sacar de allí es el Señor mismo.

Sin duda, siendo que Satanás no cuenta con los atributos divinos, no sabía cuán fiel a Dios era Job.

En los capítulos 4 de Mateo y 4 de Lucas está registrada la tentación a la que fue sometido nuestro Señor, pero es Lucas quien menciona que Satanás lo dejó "por un tiempo": "Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo" (Lc. 4:13).

A él no le importan sus derrotas. Por esto volvió nuevamente ante Dios pidiendo que le ampliara el permiso para poder castigar sin causa al justo Job. Su rotunda victoria en la primera oleada de ataques le molestó mucho.

El Señor le concedió el pedido, pero de nuevo le puso una limitación: "Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida" (Job 2:4-6). Dios de nuevo le pone una restricción, le advierte que no tiene derecho a matarlo, pero sí puede herirlo en su cuerpo.

Hay que notar que la primera vez Satanás dijo que si Dios le quitaba sus riquezas, Job se volvería en su contra, pero como es mentiroso y padre de la mentira, al comprobar su fracaso, cambió y añadió: «Bueno está bien, él no cedió, sigue creyendo en ti, sigue confiando en ti, pero si le mandas una enfermedad...» Y ya tenía en mente, cuál sería la enfermedad porque tenía cheque en blanco, podía hacer lo que quería; enfermarlo en la forma que quisiera, pero no le salió bien: "Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (Job 1:9-11).

Como el diablo no tiene problemas para mentir, ahora dice otra cosa, aunque realmente lo que quiso manifestar fue: «Dáñalo con una enfermedad y verás cómo comenzará a maldecirte. El hombre es capaz de sufrir grandes pérdidas, pero al tocar su salud y enviarle una grave enfermedad, entonces se torna rebelde e incrédulo. ¿Por qué no haces la prueba y me permites dañar su cuerpo?»

El Señor aceptó su idea, con la única limitación de que no le podía ocasionar la muerte. Fue entonces cuando Satanás se fue bastante optimista, tratando de escoger la enfermedad más dolorosa, la mayor deformidad a su apariencia y lo más despreciable a la vista.

Un poco de reflexión

¿Estará Satanás solicitando permiso para causarnos un daño determinado?

¿Es posible que algunos de los cristianos tan fieles que han sufrido y siguen sufriendo hasta lo increíble, sean el blanco de nuestro enemigo?

¿Pone límites Dios a Satanás cuando él está decidido a lanzarse en contra nuestra? Esto es lo que dice la Escritura:

• "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Co. 10:13).
• "Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado" (Sal. 34:19, 20).
• "Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría" (Sal. 30:5).
• "Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad" (Sal. 41:1-3).
• "E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás" (Sal. 50:15).
• "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti" (Is. 43:2).
• "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Co. 4:17, 18).
• "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" (2 Co. 12:7-9).

No debemos quejarnos cuando vienen las aflicciones, porque es entonces cuando tenemos mayor comunión con los sufrimientos de Cristo: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría" (1 P. 4:12, 13).

Cuando estamos sufriendo física, emocionalmente, o de ambas cosas, en cierto modo estamos colocándonos al lado del Señor. Él sufrió por nosotros, no debemos quejarnos si tenemos que padecer por Él.

Un día el Señor enjugará las lágrimas de los sufrientes, de todos los tiempos y en todos los lugares: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron" (Ap. 21:4).

¿Qué ventajas obtenemos de los sufrimientos?

• Los sufrimientos nos alejan de los placeres carnales.
• Los sufrimientos nos acercan más al Señor y a depender de él.
• Los sufrimientos nos conducen a la humildad y a reconocer nuestras limitaciones.
• Los sufrimientos no son agradables para el cuerpo, pero sí para el alma.

La mayoría de los grandes hombres de las Escrituras experimentaron padecimientos.

Muchos de los grandes hombres y mujeres desde el nacimiento de la Iglesia hasta hoy, soportaron limitaciones físicas, enfermedades incluso martirio.

Consideremos lo que nos dice 1 Pedro 1:6, 7 y 2 Corintios 12:7-10: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 P. 1:6, 7).

"Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Co. 12:7-10).

Satanás, como ya vimos, hizo entonces una terrible sugerencia: "Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida" (Job 2:4-6).

El versículo 5 en particular nos hace ver que Satanás ya había ideado el tipo de dolor que ocasionaría a Job en el caso de obtener el correspondiente permiso "...extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne..."

Es obvio que su intención era herir a Job de una manera, que sintiera dolor en su carne, piel y esqueleto. Al presentarle su "plan de horror" a Jehová, Satanás sintió gran satisfacción, cuando le dijo: "He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida".

¿Imagina usted lo que es capaz de hacer el maligno cuando obtiene casi "cheque en blanco" para dañar a un hombre del calibre de Job?

Lo convirtió en un espanto: "Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza" (Job 2:7, 8).

• Le quitó a todos sus hijos.
• Hizo desaparecer sus bienes en un instante.
• Job ya no tenía esperanzas, ni planes basados en su condición de hombre sano, temeroso de Dios y bendecido por él, porque estaba en la miseria material y física.

Pero... ¿A qué se refiere la... "sarna?" ¿No se estremece al leer Job 2:6? "Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida".

No se alarme, porque aunque Dios le dijo a Satanás que Job estaba en su mano, de ninguna manera significa que lo abandonó a cargo de semejante "niñero".

No obstante, el patriarca debía enfrentar más perdidas: "Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle. Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande" (Job 2:7-13).

• Satanás se sintió triunfante al recibir permiso para herir a Job: "Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza" (Job 2:7, 8).
• Job jamás imaginó que llegaría algún día a estar en esta terrible condición. No esperaba tal cosa, él era muy fiel a Dios y nunca se le ocurrió pensar que esa sería su paga. El "tiesto"era un pedazo de una vasija de barro, seco y muy duro que usaba para rascarse. Su sillón cómodo y especial era ahora la ceniza donde permanecía sentado.
• Su esposa era su única esperanza, pero ella le sugirió que lo mejor era que maldijera a Dios y se muriera: "Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" (Job 2:9).
• La respuesta de Job no se hizo esperar: "Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios" (Job 2:10).

¡Cuán fácil es contar las bendiciones envueltas en buena salud, buen trabajo, hijos sanos, esposos que se aman, ausencia de alcohol, tabaco y de todo otro vicio, comprensión y armonía en la familia! Pero... ¿Qué ocurre cuando vienen las adversidades? ¿Cuando repentinamente se quebranta nuestra salud? La pregunta retórica de Job es muy elocuente: "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?"

Debemos notar que Job no dice que fue Satanás quien maquinó el asunto, porque sabía que él no tiene autoridad sobre aquellos que pertenecen a Dios. Nosotros tenemos que meternos esto en la cabeza y si hay algún consuelo en el dolor, en el sufrimiento, es que Dios nunca permitirá que padezcamos lo que no podemos aguantar. Si ya nuestras fuerzas no nos dan, sucederá una de dos: o partiremos a Su presencia y olvidaremos todo dolor, o bien Él lo quitará. El Señor sabe lo que es mejor para nosotros.

• Job sabía muy bien que Dios continuaba controlando la situación.
• No buscó a algún "sanador" para que expulsara de su cuerpo el demonio de la sarna.
• Job no entendía el por qué, pero sabía que Dios sí entendía todo y se conformó con eso.
"Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle" (Job 2:11). Pero... ¿Cuál era el significado de los nombres de los amigos de Job?
• Elifaz significa «Dios es victorioso».
• Bildad «Hijo de disputa».
• Zofar «Gorrión o el que se levanta temprano», también significa «corona».
• Eliu, quien también va a aparecer más adelante, significa «Su Dios es él», es decir «Dios es Jehová».

Este último era un joven amigo de Job y aparece más adelante. Pero... ¿Cómo reaccionaron estos "amigos" cuando vieron a Job?

¿Qué le dice usted a un amigo cuando lo visita en el hospital porque se entera que sufrió un accidente grave y quedó desfigurado?

¿Qué le dice a un amigo que está gravemente enfermo tendido en su cama?

¿Disimula su impresión tan trágica o descarga inmediatamente una serie de palabras de alarma? ¡Usted se va a morir, porque así le pasó a mi tío, mi vecino, primo, etc.! ¡Sí... esto es fatal amigo, qué mal que estás!

Estos "consoladores", primero lloraron, seguramente en voz alta porque dice: "...Alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos..." (Job 2:12).

¿Para qué habían venido ellos?: "...Porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle" (Job 2:11).

Como tiro de gracia, hicieron algo más:

• "Lloraron a gritos".
• "Cada uno de ellos rasgó su manto".
• "Los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo".

Esta era la forma de expresar su desesperación y Job lo entendía muy bien. El silencio por siete días y siete noches fue el mejor consuelo que le ofrecieron: "Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande" (Job 2:13).

¿Qué nos enseña todo esto?

• Que nada hemos traído al nacer y nada llevaremos al perecer: "Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21).
• Que Satanás y sus ángeles (el tercio que se rebeló contra Dios) hacen "visitas" de cuando en cuando porque necesitan permiso divino para herir a algún hijo de Dios.
• Que aunque Satanás puede causarnos daño, es el Señor quien controla todo y no permitirá que nos dañe más de lo que podamos soportar.
• Que Satanás no tiene atributos divinos, él no sabía que Job jamás cedería. Estaba seguro de que renunciaría a su fe.
• Que lo mejor para nosotros es saber, que eso que Dios nos da y tenemos hoy, mañana podríamos perderlo y quedarnos sin nada, pues Él da y Él quita (Job 1:21).
• Que un cristiano puede que pierda todo: sus bienes, sus hijos, el cuidado y ayuda de su esposa, incluso su salud hasta el punto de resultar repugnante como lo fue Job a su propia esposa, pero jamás perderá al Señor.
• Que cuando una persona sufre alguna calamidad, no debemos apresurarnos a decir: «¡Ya tiene su merecido ese... hipócrita, pues... si fuera sincero hijo de Dios, jamás habría sufrido lo que sufre...» Nunca debemos apresurarnos a juzgar ni condenar a nadie, porque nosotros simplemente no sabemos: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5). Cualquier juicio que pronunciemos es antes de tiempo, porque hay cosas ocultas que solamente el Señor conoce, tal como en el caso de Job.
• Que si vamos a acompañar al sufriente, al dolido, preparémonos para no causarle aún mayor dolor, y que el sufriente tenga que decirnos: "...Consoladores molestos sois todos vosotros" (Job 16:2b).
• Que el mejor consuelo para quien tiene un padecimiento, es la presencia silenciosa de quien está dispuesto a sufrir con él: "Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande" (Job 2:13).
• Que nunca debemos depender más de nuestra salud, nuestros bienes, nuestra apariencia y la capacidad que el Señor nos ha dado, ni siquiera depender de nuestro cónyuge. Todo lo podemos perder, excepto la ayuda y la dirección del Señor. Si nosotros no tomamos esto muy en serio, el día del sufrimiento, el día de dolor, no podremos sobrepasarlo y nos dejaremos llevar probablemente por las críticas, los juicios que emiten otros.

Hay un miembro en nuestro cuerpo que es muy malo, la lengua. Y con la lengua herimos mucho más que con el puño o en cualquier otra forma. La herida es muy dolorosa, sobre todo cuando prejuzgamos a una persona antes de tiempo, antes de tener evidencias y a veces nunca podremos tener las evidencias que queremos y ya juzgamos.

A medida que estemos avanzando hasta el final notaremos que todos ellos, básicamente decían lo mismo, que en pocas palabras es esto «Nunca se ha visto que Dios castigue a una persona inocente, algo estás escondiendo Job, ¿por qué no confiesas tu pecado?»

La grandeza de Job estuvo en que nunca dejó de confiar en Dios, este es el epílogo de todo esto, que al final Dios les dice al trío de "llorones": «Ustedes me han ofendido, han ofendido a Job, si él no ora por ustedes, muerte es lo que los espera».

Así que Job tuvo que interceder por ellos para salvarlos de alguna situación peor. Nunca sufrimos solos, el Señor está a nuestro lado. ¡QUÉ ÉL NOS AYUDE!


Capítulo 3

Job maldice el día de su nacimiento: "Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido" (Job 3:1-3). Job maldice la noche en que fue concebido y también el día cuando nació.

¿Para qué se escribió todo esto en la Biblia? ¿Qué ganamos con leer la maldición de Job por haber nacido? Veremos que sí, que hay mucho que aprender en todo esto.

Otro que hizo lo mismo fue el profeta Jeremías, dijo: "Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?" (Jer. 20:14-18).

Es muy fácil entender por qué Job pronunció estas maldiciones, pero muy poca gente descubre la razón que tuvo Jeremías para hacer lo mismo. Bueno, Jeremías profetizó en un tiempo cuando la nación de Israel se había alejado mucho de Dios, y el creador le reveló que debido a esto, Israel perdería su nación e iría cautiva a Babilonia, a más de mil kilómetros de distancia. El gobernante del imperio babilónico llevaría cautivo a los judíos y ellos perderían el templo, su ciudad, su gobierno, etc., es decir lo perderían todo. Jeremías habló de esto que luego ocurrió, pero había muchos otros profetas que aparecieron solos y que no eran profetas de Dios, aunque se las daban de tales.

¿Y qué cree usted que la gente quería escuchar? Todo lo contrario de lo que Jeremías profetizaba. Por eso lo perseguían, por decir cosas que ante ellos los hacía parecer como un antipatriota, un sublevado, cualquier cosa menos profeta de Dios. Sin embargo, todo lo que Jeremías dijo, luego se cumplió. Mas como quería tener cierto alivio le pidió a Dios que le revelara algo tan lindo como decían los otros, que mentían. Pero... ¿Cómo iba ser la verdad linda, cuando lo feo venía y Dios ya se lo había revelado? Este era el drama de Jeremías.

Ahora vamos a examinar cómo Job maldice ese día y no olvidemos que lo hizo cuando ya esa sarna repulsiva le cubría todo su cuerpo desde sus pies hasta la cabeza.

Un comentarista dice que... era una «Llaga o úlcera ardiente. Una forma de la lepra llamada negra, para distinguirla de la blanca. Algo parecido a la elefantiasis, porque los pies se hinchan como las patas del elefante. Esta repugnante enfermedad está acompañada de una picazón intolerable».

Teniendo esto en cuenta, nos será más fácil comprender a Job y el por qué de esta maldición. Tratemos de entender sus palabras a medida que maldice el día de su nacimiento.

Tanto él como Jeremías, lo que dicen es que hubiera sido mucho mejor no haber nacido nunca, pero como ya nacieron, más les habría valido haber muerto enseguida: "Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido" (Job 3:3). Que es lo mismo que decir... que ese día nunca haya existido.

"Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba. Ni claridad sobre él resplandezca" (Job 3:4). La idea es que ese día sea "vestido de luto". Que todo sea sombrío: "Aféenle tinieblas y sombra de muerte…" (Job 3:5a). "...Repose sobre él nublado que lo haga horrible como día caliginoso" (Job 3:5b). La palabra «caliginoso» significa «niebla, oscuridad, tenebrosidad».

A renglón seguido Job sigue diciendo: "Ocupe aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año, ni venga en el número de los meses" (Job 3:6). Lo que Job desea es que ese día jamás haya existido. Trata de imaginar que de ser así, no habría nacido.

Después dice que esa noche debía haber sido solitaria, pero no fue así, porque cuando él nació, sus padres seguramente estaban muy contentos: "¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, que no viniera canción alguna en ella! Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán" (Job 3:7, 8).

"Leviatán"bien puede ser un monstruo acuático, pero es muy difícil determinar a qué o a quién se refiere, aunque aparece mencionado varias veces en la Biblia.

Job desea tal maldición para el día de su nacimiento, para que lo maldigan los expertos en los términos más fuertes posibles. Para que por la noche las estrellas se oscurezcan y a la hora del alba, la luz no venga: "Oscurézcanse las estrellas de su alba; espere la luz, y no venga, ni vea los párpados de la mañana" (Job 3:9).

En otras palabras que ese día fuera todo tinieblas, que por la noche las estrellas no brillen, y a la hora del alba que el día no claree, que llegue la hora del día, pero que no haya claridad, que los ojos no vean la mañana.

Difícilmente podría alguien componer una maldición peor que ésta, donde dominan las tinieblas más densas. Este hombre realmente sufría mucho.

¿Y por qué todo esto? Vea el versículo 10: "Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria" (Job 3:10).

• Pero... ¿No estará describiendo Job el imperio de las tinieblas del reino de Satanás?
• ¿No nos estará diciendo que estas son las maldiciones que retumban en el infierno de parte de todos cuantos han caído allí por vivir lejos de Dios?
• ¿No será ésta la experiencia por la eternidad para todos cuantos van rumbo a la muerte eterna?
• ¿No será el dolor de ellos, lo que se describe en el caso de la sarna repulsiva con la cual Satanás hirió a Job?
• ¿No será el infierno repulsivo, horrible, donde nunca se verán las estrellas y donde nunca habrá un día claro? Obviamente sí.
• ¿No estaremos nosotros ante un elocuente cuadro de lo que es el infierno para todos los condenados?
• ¿No nos estaría mostrando Job lo que es el gemir, debido al intenso dolor en el reino de Satanás?

Nadie tiene ni tendrá compasión de alguien allí. El hombre debería de hacer todo lo posible por evitar ese lugar, pero irán al infierno, no porque son malos, incluso pueden ser muy buenos algunos hasta buenísimos. Hay muchos buenos que ya se fueron al infierno, tal como alguien dijo: «Que el camino al infierno está pavimentado de buenas obras». ¡Los que están allí y quienes van en la misma dirección, muy tarde descubrieron y descubrirán que habría sido mucho mejor no haber nacido jamás!

Job lo dice en muy pocas palabras: "¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre?... ¿Por qué no fui escondido como abortivo, como los pequeñitos que nunca vieron la luz?" (Job 3:11, 16).

Todos son... «¿Por qué, por qué y por qué?»

• ¿Por qué y para qué fui concebido?
• ¿Por qué y para qué nací?
• ¿Por qué y para qué me criaron mis padres?
• ¿Por qué y para qué me gocé tanto con mi familia?
• ¿Por qué y para qué acumulé tanta riqueza?
• ¿Por qué y para qué recogí al desamparado, alimenté al hambriento y cubrí al desnudo?

Todo esto lo hice en mi vida, ¿para qué?, ¿de qué sirvió?

La muerte que nunca muere: "¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, que esperan la muerte, y ella no llega, aunque la buscan más que tesoros; que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro? ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, y a quien Dios ha encerrado? Pues antes que mi pan viene mi suspiro, y mis gemidos corren como aguas. Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía. No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; no obstante, me vino turbación" (Job 3:20-26).

Aunque la muerte es el paradero del impío, la realidad es que nunca muere: "...vida a los de ánimo amargado" (Job 3:20). Job estaba en esa condición, vivía, pero amargado por tanto sufrimiento. Pero... ¿Por qué estaba amargado? La respuesta la tenemos a renglón seguido: "Que esperan la muerte, y ella no llega. Aunque la buscan más que tesoros. Que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro" (Job 3:21, 22).

Supongamos que Job está describiendo la eternidad infernal.

• ¿Existe el infierno?
• ¿Cómo es el infierno?
• ¿Dónde está el infierno?
• ¿Es el infierno todo dolor, angustia y llanto?

¿Desean los habitantes del infierno morir, estar inconscientes y no sentir nada? ¡Por supuesto! Sin embargo, mientras estaban en este mundo se sentían seguros que con la muerte termina todo.

¿Existe alguna manera para que un pecador esté seguro de que irá al infierno? Sí. Al cielo hay un solo camino. Jesús dijo: "Yo soy el camino". Toda persona que no recibe a Cristo, está camino al infierno, porque la otra alternativa es el infierno. Todos estamos encaminados en esa dirección. Muchos íbamos, y desertamos, nos dimos cuenta que estábamos equivocados, alguien nos presentó el evangelio y recibimos a Jesucristo como Señor y salvador.

¿Podría ser la actitud de Satanás para con Job, una muestra de lo que será para la gran mayoría la compañía de semejante amo? Algunos piensan que el jefe del infierno será Satanás, pero no, no va a ser así. Él será uno de los tantos, pero no cabe duda que su brutalidad no cambiará.

Hay cierto grado de insulto que será castigado con el infierno: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego" (Mt. 5:22).

Tal vez este término insultante no nos parezca tan grave, pero en él va incluido la falta de razón, falta de entendimiento, alguien lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula. Si este es el calificativo que a nuestro juicio merece un hermano o hermana en la fe, se trata de un desprecio total.

Más textos sobre el infierno

• "Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama" (Lc. 16:24).
• "El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo"(Pr. 15:24).
• "Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego" (Mt. 18:9).
• "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mt. 10:28).
• "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros" (Mt. 23:15).
• "Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed" (Lc. 12:5).
• "Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno" (Stg. 3:6).
• "Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio" (2 P. 2:4).
• "Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?" (Is. 14:16, 17).
¿Cómo es el infierno? Un lugar de tormento: "Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama" (Lc. 16:24).

Es un lugar donde uno siente, ve, habla, recuerda, clama pidiendo socorro, pero, aunque recibe respuesta a sus clamores, nada consigue porque no existe una "segunda oportunidad". ¡El infierno es el destino final para unos, lo mismo que el cielo para otros!

¿En dónde está el infierno? Aunque la Biblia no es clara en cuanto a la ubicación del infierno, pareciera que desde nuestra perspectiva se encuentra abajo: "El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo" (Pr. 15:24).

Lo que es claro es que el infierno es lo opuesto al cielo y que el gobernante del infierno no será Satanás, sino que él será uno entre todos los que se encuentren allí.

• En el infierno hay dolor y sufrimiento.
• Pero... ¡Vea la diferencia en el cielo!: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos..." (Ap. 21:4).
• En el infierno Satanás, el Anticristo y el falso profeta serán los amos.
• En el cielo estará el Señor y los que "...adoran al que vive por los siglos de los siglos... diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas..." (Ap. 4:10, 11).
• En el infierno... se dice de Satanás que "Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?" (Is. 14:16, 17).
• Mientras que en el cielo... "miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza"(Ap. 5:11, 12).
Tal vez no podemos explicar todos los detalles, tanto del infierno como del cielo, pero sí podemos ver la gran diferencia.

Los moradores del infierno clamarán pidiendo alivio al dolor, la desesperación, la sed y la ausencia de esperanza. Verán de lejos a hombres de la talla de Abraham y clamarán pidiendo misericordia, diciendo: "Porque estoy atormentado en esta llama". Una y otra vez el infierno está cargado de fuego. El infierno es conocido como un lugar de muerte eterna.

En el cielo, en cambio "...no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor..." (Ap. 21:4). No hay cementerio en el cielo, pero el infierno en sí es todo un cementerio con la diferencia que en vez de cadáveres que no se mueven para nada, el infierno estará colmado de cuerpos que serán castigados por la eternidad.

Siendo tan grande la diferencia; ¿cómo es posible que alguien prefiera el infierno? Todo se explica con una sola palabra: INCREDULIDAD.

¿Cómo es posible que los otros se ganaron el cielo? Ellos no se lo ganaron, sino que CREYERON a quien se los ofreció gratuitamente.

Lo que tienen en común los salvos

Brevemente enumeremos lo que tienen en común todos los que tomaron el camino en dirección al cielo:

• Todos ellos oyeron o leyeron la Biblia y reconocieron que son pecadores.
• Descubrieron por la Biblia, que Jesús es el único salvador.
• Descubrieron que el Señor ya sufrió por ellos el mismo infierno. No porque hubiera ido al infierno, sino porque padeció el infierno por los hombres. En otras palabras, Él soportó en el Gólgota todo el martirio que usted y yo deberíamos sufrir.
• Todos ellos recibieron su salvación como un regalo de manera simple, al depositar su fe en Cristo, quien a cambio les dio perdón completo y vida eterna.
• Todos ellos saben que son salvos por el testimonio de la Palabra de Dios aunque a veces no se sientan salvos y tengan dudas. Pero vale más lo que Dios dice que todo lo que nosotros podamos sentir.
• Los salvos saben que en su testimonio pueden fallarle a su Salvador, pero el Señor nunca falla.
• Todos desean acumular buenas obras, porque saben que la ausencia de pecado permite la presencia ininterrumpida del Señor en ellos.
• Todos saben que no existe otro mediador fuera del mismo Salvador, entre Dios y los hombres.
• Todos desean la salvación de sus semejantes, especialmente familiares, amigos y compañeros de trabajo.
• Todos están totalmente seguros, que cuando mueran irán directamente al cielo, a la presencia de su Salvador. Aunque es posible que de vez en cuando duden, esto justamente es la prueba de que son salvos.

Lo que tienen en común los no salvos

• Todos ellos son candidatos para ser salvos, pero todavía no son.
• Todos carecen de esperanza eterna, aunque temen al futuro.
• Ninguno de ellos es perdonado, porque no desean tal cosa, nunca le han pedido perdón a Dios.
• Muchos creen que si son sinceros en su religión se salvarán, pero lo Biblia no dice tal cosa.
• Otros niegan rotundamente que el pecador puede tener la seguridad de su salvación.
• Algunos, de hecho insatisfechos con lo que tienen, buscan y desearían tener la seguridad de su salvación, pero no la tienen.
• Todo pecador no salvo, si desea obedecer al Señor, tendrá la oportunidad de escuchar el evangelio de salvación.
• Muchos son víctimas del falso cristianismo, pensando que podrán purgar sus pecados más allá de la muerte.
• Hay también entre los no salvos, quienes tienen una conducta intachable, razón por la cual les es difícil reconocer su condición de pecadores.
• También están esos que tienen vergüenza del Señor y prefieren estrechar filas con la religión de la mayoría, aunque saben que es un engaño.

El Señor habló de esto, de la cuestión MAYORÍA y es necesario que todos lo sepamos: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mt. 7:13, 14).

Pero... ¿Dónde están los pocos, en el camino que lleva a la vida?: "Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán"(Lc. 13:23, 24).

Debemos notar que la mayoría NO está en lo cierto, sino en el error. Virtualmente siempre la mayoría está equivocada y hace mala elección.

En cuanto a avergonzarse del evangelio: "Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?" (Lc. 9:25).

"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Ro. 1:16).

En el infierno nadie se avergüenza del evangelio, pero ya es demasiado tarde. ¡Aunque quieran una segunda oportunidad!

Sospecho que los ángeles que se rebelaron, están profundamente arrepentidos, pero no hay salvación para ellos en los planes divinos: "Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham" (He. 2:16).

¡Cuán afortunados y agradecidos con el Señor deberíamos estar por la salvación que nos ofrece!

Si tomamos las maldiciones de Job contra el día de su nacimiento, y vinculamos sus expresiones como una descripción de lo que es el infierno, podríamos hacer un repaso a modo de un "recorrido por el infierno" para ver y escuchar lo que ocurre allá. ¿Quiere tener anticipadamente una idea de Los lamentos del infierno? Nada mejor que leer con cuidado el capítulo 3 de Job.

• "Perezca el día en que yo nací..." (v. 3).
• "Sea aquel día sombrío..." (v. 4).
• "...Que lo haga horrible…" (v. 5).
• "Ocupe aquella noche la oscuridad..." (que no haya luz del todo) (v. 6).
• Que aquel día no sea contado "...entre los días del año..." (v. 6).
• Que no aparezca ese día como parte de los meses ni de los años (v. 6).
• Que la noche sea solitaria (v. 7).
• Que no haya canción alguna en esa noche (v. 7).
• Que la noche sea maldita por los que maldicen el día (v. 8).
• "¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre?" (v. 11).
• Mi descanso sería estar muerto ahora (v. 13).
• "¿Por qué no fui escondido como abortivo?..." (v. 16).
• "Allí (en la muerte) los impíos dejan de perturbar..." (v. 17).
• Si la muerte es inconsciencia, entonces "...allí descansan los de agotadas fuerzas" (v. 17), pero no es inconsciencia, porque sufren, claman y son atormentados.
• "Allí reposan los cautivos..." (v. 18), lo cautivos son esos que son privados de la libertad.
• Allí (en la muerte) "...no oyen la voz del capataz" (v. 18).
• A mi juicio, Job cada vez parece más elocuente para describir con las maldiciones del capítulo 3 de su libro, lo que es el infierno: "Allí están el chico y el grande, y el siervo libre de su señor. ¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, que esperan la muerte y ella no llega, aunque la buscan mas que tesoros; que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro?" (Job 3:19-22).

Lo que Job hace es comparar la vida física que estaba viviendo con la muerte física, no habla de la muerte espiritual. Lo que yo hice con este capítulo, fue convertir sus palabras, sus deseos y su clamor, en infierno eterno.

• Luego dice Job: "¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir y a quien Dios ha encerrado?"(Job 3:23).
• "Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía. No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado... me vino turbación" (Job 3:25, 26).
• Notemos estos términos: "Noche", "sombrío", "aféenlo", "tinieblas", "sombra", "muerte", "nublado", "horrible", "maldición", "abortivo", "impíos", "cautivos", "que esperan la muerte, y ella no llega", sepulcro, suspiro, gemido y turbación.
Hablando de los que jamás podrán ser salvos, Juan dice: "...Y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre... Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen"(Ap. 14:10b, 11, 13).

¿Para qué se escribió el capítulo 3 de Job?: "Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Ro. 15:4). Para que sepamos que Job fue inspirado para describir lo que será el infierno, y huyamos ahora que podemos de ese lugar.

Por último Santiago menciona: "He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo" (Stg. 5:11).

Usted se preguntará... «¿Permitió Dios todo lo que se le hizo a Job y es misericordioso y compasivo?». Sí, le dio también las fuerzas para tener paciencia y lo que sigue del libro de Job es una maravilla.

Una vez más para qué se escribió el capítulo 3 de Job y todo el libro. Para nosotros, para nuestra enseñanza, para que sepamos cómo es el infierno y de una vez y por todas aceptemos que esa es la verdad, no lo que dice tal o cual teólogo, o tal o cual religión. El infierno es real, tan real como el cielo, tan real como nosotros mismos.


Capítulo 4

Job terminó su triste marcha fúnebre, maldiciendo el día de su nacimiento: "Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido" (Job 3:1-3). Cuando concluyó, uno de sus amigos "Elifaz el Temanita", tomó la palabra. Elifaz procedía de Edom y de todos los amigos de Job era el más sabio.

Es interesante notar que Job habló nueve veces, Elifaz tres, Bildad tres, Zofar dos, Eliú una vez y Dios una vez.

Pero analicemos las palabras de Elifaz: "Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo: Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero ¿quién podrá detener las palabras? He aquí, tú enseñabas a muchos, y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus palabras, y esforzabas las rodillas que decaían" (Job 4:1-4).

Estas palabras son suficientes para que nos demos cuenta que estamos frente a un interesante orador, quien...

1) Reconoce que las palabras que ellos puedan decirle a Job, le serán molestas. No por el discurso en sí, sino porque está sufriendo mucho.

2) Al mismo tiempo pregunta: "¿Quién podrá detener las palabras"? Aunque admite que es difícil juzgar a un hombre del calibre de Job?

La respuesta está a renglón seguido: "He aquí, tú enseñabas a muchos, y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus palabras, y esforzabas las rodillas que decaían" (Job 4:3, 4).

Elifaz admite que Job era esa clase de persona «que enseñaba a muchos». No olvidemos que Job y los otros seguramente eran jueces. Cuando en la Biblia se dice "a la puerta" o "junto a la puerta", se refiere a la puerta de la ciudad, porque la ciudad estaba amurallada y allí se encontraba la corte. Es decir, era el lugar donde los jueces se reunían para juzgar. No era nada espectacular, no tenía habitaciones grandes, aire acondicionado, secretaria, teléfono, etc., nada de eso. Probablemente era una localidad al aire libre, donde la gente llegaba con sus problemas.

Cuando le preguntaron a Churchill Jr., el hijo de ese gran político inglés acerca de su relación con su padre, dijo: «Es muy difícil que una pequeña planta crezca al lado de un enorme árbol».

Parece que al menos superficialmente, Elifaz admite la grandeza de Job y lo difícil que era para él, encontrar alguna explicación valedera para entender por qué había sufrido y seguía sufriendo tanto.

Así que expuso brevemente los méritos de Job:

• "Enseñabas a muchos".
• "Fortalecías a los débiles".
• "Tus palabras enderezaban a los que tropezaban".
• "Esforzabas las rodillas que decaían".

Como dice la Paráfrasis: «a los débiles o vacilantes, y a quienes yacían decaídos o tentados a desesperar». A esta clase de persona era a las que Job ayudaba.

Por todo esto, Elifaz, tal parece que reconoce su incapacidad para "predicarle a Job". Y tal vez se preguntaba: «Qué le voy a decir, está sufriendo, y está muy por encima de mí». Sin embargo había manifestado también un poco antes "…¿quién podrá detener las palabras?" (Job 4:2b). Es decir, que admitía: «Tengo cosas que debo decirle y lo voy a hacer, porque ya no puedo aguantar, así que lo haré, le guste o no».

¿En qué dirección iba Elifaz ahora?: "Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas. ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?" (Job 4:5, 6).

En otras palabras, lo que Elifaz trata de comunicarle a Job es: «Bien, amigo Job, aconsejar, ayudar, orientar, animar y sostener a alguien en sus sufrimientos es una cosa, pero... ¿qué ocurre cuando a uno mismo le sucede algo tan calamitoso como el caso tuyo? ¿Te funcionan los consejos que diste a otros? ¿Encontraste la fortaleza para algo o en alguien?»

Este amigo está acusando a Job, cuando dice: "Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas". Y para rubricar mejor sus palabras, añade: "Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas".

Elifaz a continuación comienza con sus acusaciones: "Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?..." (Job 4:7a). En términos más simples, lo que quiere decir es: «Si fueras inocente no te pasaría esto». Pero... ¿Tenía razón Elifaz? ¡No! Porque ya conocemos toda la historia. Pero hay que reconocer que Job nunca leyó el libro de Job, no existía. Y siguió diciendo: "...Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos. Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente, y los dientes de los leoncillos son quebrantados. El león viejo perece por falta de presa, y los hijos de la leona se dispersan. El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello" (Job 4:7b-12).

Aquí Elifaz le sugiere a Job que recapacite sobre una pregunta que le lanza a continuación: "¿Qué inocente se ha perdido? ¿En dónde han sido destruidos los rectos?"

La primera parte podemos tomarla como queramos, pero la segunda va dirigida directamente a Job. Porque Job fue destruido: sus bienes, hijos, animales, casas, etc., todo fue destruido. Y Elifaz añade: «Se ha dado algún caso donde han sido destruido los rectos», queriendo decir con esto: «Debes estar escondiendo algún pecado. Si no tuvieras culpa, si fueras recto nunca serías destruido, pero como no eres recto, aquí tienes lo que mereces. Si fueras inocente tal cosa no podría pasarte». Los rectos nunca son destruidos, eso es lo que decía él, pero no es cierto.

Estas preguntas retóricas eran como puñales para Job, pero ya veremos de dónde provenían, pues el mismo Elifaz lo aclara.

Elifaz usa una lógica sin sentido:"Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos. Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente, y los dientes de los leoncillos son quebrantados. El león viejo perece por falta de presa, y los hijos de la leona se dispersan. El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello" (Job 4:8-12).

Mientras escuchamos a Elifaz, tal parece que estuviéramos oyendo a uno de esos teleevangelistas de nuestros días. Porque tanto para él como para ellos, si alguien es un cristiano verdadero, sincero y auténtico, todas las cosas tienen que estar siempre bien, y si no es así, es porque no es un buen cristiano. Buena salud, bastante dinero en el banco, ofrendas millonarias para su "ministerio" y prestigio en la sociedad. Tanto es así, que cuanto más ecuménico y lisonjero sea, con mayor frecuencia será el "consejero de los altos dignatarios del estado" y será invitado al desayuno devocional con esa clase de personalidades.

Parafraseando las palabras de Elifaz, tenemos lo siguiente: «¿Sabes Job? Tú eres un inicuo, pero aparentabas ser el mejor ciudadano de la tierra». Por eso dijo estas palabras literales: «Los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Vas a segar lo que sembraste, sembraste hipocresía, parecías muy bueno. Todo lo que sembraste ahora tienes. Así que, Job… no te preocupes y no eches la culpa a nadie y no vengas con el cuento que eres inocente, no lo eres, porque esto no se da en el mundo». Elifaz parece tan reverendísimo y tan sabio, que hasta filosofa un poco. «Lo que te ocurre es que estás cosechando justamente lo que sembraste. ¿Acaso no conoces este principio? ¿Te das cuenta de que Dios trajo a luz tu verdadero proceder, es decir al verdadero Job? Ahora sí sabemos quién es Job», decía Elifaz.

Leamos esto mismo en la paráfrasis: «En un tiempo como éste, ¿no debería tu fe en Dios ser todavía tu confianza? ¿Acaso no crees que Dios cuidará de los buenos? ¡Ponte a pensar! ¿Viste alguna vez a una persona genuinamente buena e inocente que haya sido castigada? La experiencia enseña que los que siembran pecado y problemas son quienes los cosechan. Mueren bajo la mano de Dios».

Luego Elifaz, para darle más valor a su "sabiduría", pensando que está declarando profundas y nuevas revelaciones usa estos ejemplos: "Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos" (Job 4:9). No es solamente perecer, sino deshacer totalmente el cuerpo, tal vez volverlo a ceniza.

¿Qué pretende decirle Elifaz en los versículos 10 y 11?: "Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente, y los dientes de los leoncillos son quebrantados. El león viejo perece por falta de presa, y los hijos de la leona se dispersan".

Lo que él dice es que aunque los malos sean fieros, rápidos y fuertes, como los cachorros del león serán quebrantados y destruidos. Así que según él, Job no debe pensar que, siendo tan exaltado, nada le va a pasar. Que los malos, como leones viejos e inválidos morirán de hambre. Y que eso era Job, un león viejo. Según Elifaz eso era lo que estaba pasando.

La pregunta es: ¿De dónde obtuvo Elifaz todo este conocimiento, toda esa inspiración y sabiduría? ¡Esto sí que es interesante!

Uno se queda sorprendido de la exactitud de este texto con lo que ocurre en nuestros días: "El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello. En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres, me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos; y al pasar un espíritu por delante de mí, hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo. Paróse delante de mis ojos un fantasma, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía: ¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?" (Job 4:12-17).

Elifaz admite que tampoco tiene una explicación al por qué de los sufrimientos que azotaban al justo Job. ¿Cómo es que luego pudo comprender todo este cuadro? Bueno si tomamos sus palabras en forma literal, "En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres".

¿Será que Dios le reveló todo cuanto estaba diciendo? Esta pregunta sobra, es inútil. Es cierto que Dios sí permitió que él recibiera estas "revelaciones", pero eso no significa que las mismas procedían de él. Hay que tener cuidado, alguien puede decir que las palabras de Elifaz fueron inspiradas, pero quién las inspiró ya es otra cosa. Dios permitió que se escribieran y que él dijera lo que dijo.

Elifaz cuenta cómo sucedió, y cuando le está contando a Job le dice: "Me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos; y al pasar un espíritu por delante de mí, hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo. Paróse delante de mis ojos un fantasma, cuyo rostro yo no conocí…" (Job 4:14-16). Elifaz tuvo una experiencia perturbadora, "imaginaciones de visiones nocturnas..." (Job 4:13).

• "Me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos".
"Al pasar el espíritu por delante de mí, hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo".
• Y como remache: "Paróse delante de mis ojos un fantasma, cuyo rostro yo no conocí". Este era un personaje con el que Elifaz nunca había tenido contacto. Y es el que lo inspira, así que sus palabras provienen de esta misma fuente. Pero... ¿Quién era ese personaje en la experiencia de Elifaz? En primer lugar, si queremos descubrirlo, debemos recordar cómo comenzó todo este drama: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás" (Job 1:6).

Lo que muchos no pueden entender es la identidad de estos "hijos de Dios", ya que suena como si se tratara de los ángeles de Dios. Sin embargo, lo que debemos tener presente es que un tercio de ángeles son demonios, esos que siguieron en rebelión a Satanás. Pero tal vez usted dirá: «Si son demonios, entonces ¿cómo es que se van a llamar hijos de Dios?» Es muy sencillo, se llaman así por creación, porque Dios los creó, y en este sentido son sus hijos. Pero como se rebelaron en contra de Dios, son conocidos como demonios.

Hay que tener en cuenta el versículo 6 del primer capítulo de Job, si queremos entender bien lo que quiere decir Elifaz de esos espíritus que se le presentaron. Pero... ¿Acaso Satanás ya no había sido echado de su entorno con los ángeles de Dios?

¿Qué ocurrió cuando él se sublevó contra Dios e intentó un «GOLPE DE ESTADO EN EL CIELO ?» Bueno, sabemos que no tuvo éxito. Satanás no vino solo a presentarse delante de Dios. Sus ángeles también vinieron, porque él necesitaba ayuda. ¿Acaso no vemos a Satanás, el caído, presentándose delante de Dios para solicitarle permiso y destruir a Job?: "¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo" (Is. 14:12-15).

¿Qué se nos dice de Satanás?:

1. Se nos dice que su nombre era "Lucero, hijo de la mañana".
2. Que... "cortado FUISTE por tierra", es decir, no que será cortado, sino que fue.
3. Su intento de "golpe de Estado" lo tenemos en el versículo 13, lo que él intenta hacer. Destronar a Dios y ocupar su trono: "Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte".
4. Satanás buscaba levantar su trono: "En el monte del testimonio... en lo alto, junto a las estrellas de Dios".
Pero... ¿A quiénes se estaba refiriendo cuando menciona las "estrellas de Dios?" ¡Nada menos que a los dos tercios de ángeles que no lo siguieron en su rebelión!
Como si toda esta descripción no fuera suficiente, Isaías nos ofrece otro detalle acerca de este personaje:"sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo" (Is. 14:14).

Lo que dice es que será igual al mismo Dios Altísimo. Pero el Señor dice: "Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo".

¿Es esto algo que ya sucedió o aún está en el futuro? Esto ya es historia. Para confirmarlo sólo tenemos que recurrir a otras referencias bíblicas: "Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lc. 10:18). Y si cayó él, junto con él también cayeron los sublevados, el tercio de los ángeles: "También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese" (Ap. 12:3, 4).

Como vemos, Satanás cayó con la rapidez de un rayo, pero no solo, sino acompañado de todos los ángeles que se sublevaron como él.

Veamos ahora a ese "fantasma" que se paró delante de Elifaz: "Paróse delante de mis ojos un fantasma, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía" (Job 4:16).

Ahora, ¿qué oyó Elifaz de este fantasma? ¿Qué era lo que tenía que revelarle? Esta experiencia de Elifaz nos permite ver mejor lo qué ocurre con esos teleevangelistas que dicen tener visiones, oír voces, y cómo comparten una verdadera camaradería con Jesús, con Dios mismo o con el Espíritu Santo.

Pero... ¿Qué oyó Elifaz de ese "fantasma" que le era desconocido? Tenemos que examinar el mensaje que el "fantasma" le comunicó. Obviamente no se trataba de un personaje divino, pero el mensaje parece totalmente correcto: "¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?"(Job 4:17).

Aquí tenemos dos preguntas retóricas que el "fantasma" le comunicó a Elifaz. ¡Por supuesto que le dijo la verdad! El hombre no es más justo que Dios. El varón no es más limpio que el Creador.

Si el fantasma es capaz de comunicar verdades indiscutibles, verdades teológicas que nadie puede negar, ¿por qué entonces no lo consideramos como un mensajero de Dios? Esto es muy serio y requiere una aclaración, porque por lo visto el mismo Elifaz estaba bastante confundido. Veamos el versículo 18: "He aquí, en sus siervos no confía, y notó necedad en sus ángeles".

Dios no confía en sus siervos. Elifaz era uno de ellos, y por lo visto con su actitud demostró que no merecía la confianza divina. Él dijo la verdad, admitió que esas afirmaciones procedían de un fantasma, y habló de la horrible experiencia que tuvo momentos antes, habló de "visiones nocturnas", de "un espanto y un temblor". Incluso dijo que esto "estremeció todos sus huesos. Y que... al pasar un espíritu por delante de sus ojos era en fantasma".

Si quiere un testimonio bíblico más para darse cuenta de cuán cierto es que incluso el mejor mensajero de Dios puede ser usado por Satanás, note cómo él logró usar a Pedro: "Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mt. 16:22, 23). Ese es el trabajo de los demonios, de los "consejeros" de Elifaz, hacer que los hombres pongan su confianza en otros hombres y que no miren a Dios.

Pero el intento de Satanás no terminó aquí con Pedro. Leemos en el registro bíblico que después que el Señor fue arrestado en Getsemaní: "Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente" (Mt. 26:69-75).

Sin embargo, estas cinco palabras, "Y saliendo fuera, lloró amargamente", fueron la derrota de Satanás ¿Por qué? Porque Pedro se arrepintió de su pecado, pidió perdón y lloró amargamente.

Otro ejemplo más, tenemos en esa muchacha que tenía el espíritu de adivinación: "Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora" (Hch. 16:16-18).

Tal vez los aprendices de adivinación no sean muchachas, sino muchachos, pero Pablo consideró que esa "predicadora" era un daño para la causa del Señor. ¡Que no nos quepa entonces la menor duda del enorme daño que significan los muy afamados "teleevangelistas" de nuestros días!

Ese predicador puede decir que debemos amarnos unos a otros. Puede decir muchas verdades relacionadas con los matrimonios y los hogares, hablar muy bien de los pobres, declarar muchas verdades sobre los atributos divinos. Puede recorrer con su lengua todo el Medio Oriente y contarnos sobre las entrevistas que ha tenido con altos dignatarios israelíes y de los planes que tienen.

Con este arsenal de verdades, el engañador de turno estará listo para hablar de sus visiones, de los milagros que supuestamente ha protagonizado y de las muchas cosas no reveladas en la Biblia, que Dios le ha revelado.

Estos "Elifaces" de hoy son muchos, se llaman «teleevangelistas» y salen por todos los medios de comunicación y en todos los idiomas.

Leamos con cuidado de nuevo en Job 4:12-21: "El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello. En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres, me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos; y al pasar un espíritu por delante de mí, hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo. Paróse delante de mis ojos un fantasma, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía: ¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo? He aquí, en sus siervos no confía, y notó necedad en sus ángeles; ¡cuánto más en los que habitan en casas de barro, cuyos cimientos están en el polvo, y que serán quebrantados por la polilla! De la mañana a la tarde son destruidos, y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello. Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos? Y mueren sin haber adquirido sabiduría".

1."Me era a mí oculto"
2."Mi oído ha percibido algo de ello"
3."En imaginaciones de visiones nocturnas"
4. "Me sobrevino un espanto"
5."Al pasar un espíritu delante de mí"
6."Paróse delante de mis ojos un fantasma"

Todo tuvo que ver con las extrañas revelaciones que recibió Elifaz, quien ahora equipado con semejante caudal de revelaciones exclusivas se siente con autoridad para someter a Job a un severo examen. Por eso le dijo:

1. Tú no eres más justo que Dios
2. Dios incluso encontró "necedad en sus ángeles"
3. ¡Cuán insignificantes somos los que habitamos "en casa de barro", refiriéndose con esto a nuestro cuerpo
4. Por la mañana estamos bien, pero por la tarde destruidos como algo hecho de barro
Toda la hermosura del hombre desaparece y muere sin haber llegado a ser sabio. Y en esto tenía razón.

En las palabras de Elifaz hay sarcasmo, escarnio, hay indirectas muy dolorosas, total desconocimiento de la forma cómo actúa Dios, ya que dijo: «¿Has visto a alguien justo que sufre, va castigar Dios a una persona que es inocente?» Sin embargo, Dios dice: "...Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (He. 12:5b).

Por lo visto, Elifaz no supo distinguir la inspiración divina del susurro. Mediante imaginaciones, visiones nocturnas, espanto, temblor, los cabellos de su cuerpo erizados y fantasmas.

Por lo visto Elifaz estaba completamente convencido de que sus experiencias nocturnas eran todas de procedencia divina.

Cuando nosotros comenzamos a escuchar a muchos predicadores que dicen: «El Señor me dijo, el Señor me habló»; he aprendido que no hay que decir que es imaginación de la persona, sino que ellos de verdad oyeron algo, incluso en ocasiones cosas que uno diría: «Claro que eso proviene de Dios». Por ejemplo, ¿quién puede negar que lo que uno siembra va cosechar, si la Biblia dice en Gálatas: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará"?(Gá. 6:7)

Sin embargo las "inspiraciones" de Elifaz no incluían las palabras de Romanos: "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" (Ro. 12:15). Lo mejor que Elifaz podía haber echo era llorar con Job. Es obvio que no sabía lo que es la sensibilidad, ya que si lo hubiera sabido habría seguido los principios divinos: "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos" (Ro. 15:1).

"Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gá. 6:2).

¿Por qué habló así Elifaz? Porque sus palabras no provenían de Dios. ¿Y por qué no tenía una respuesta de Dios? Porque al recibir algo que parecía sobrenatural, y lo era, no se detuvo a pensar si lo recibido era de parte de Dios o de alguna otra fuente.

Cuando se tiene una experiencia sobrenatural que no se compara con las Escrituras, fácilmente podemos caer en la misma trampa de Elifaz.


Capítulo 5

Sigamos escuchando al "sabio" Elifaz: "Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda? ¿Y a cuál de los santos te volverás? Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. Yo he visto al necio que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación. Sus hijos estarán lejos de la seguridad; en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre. Su mies comerán los hambrientos, y la sacarán de entre los espinos, y los sedientos beberán su hacienda. Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción" (Job 5:1-7).

Es fácil notar que Elifaz se siente en condiciones de juzgar a Job de manera exactamente opuesta a lo que Dios había dicho de él, es muy llamativo todo esto: "Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

Elifaz desafía a Job y le declara que no tendrá respuesta si da voces: "Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda? ¿Y a cuál de los santos te volverás?"(Job 5:1). Es como si le estuviera diciendo implícitamente que Dios no iba a castigar a los buenos.

Elifaz considera a Job como necio, codicioso y envidioso. ¿Usted se imagina decirle esto a un hombre que está sufriendo como él?: "Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. Yo he visto al necio que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación. Sus hijos estarán lejos de la seguridad; en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre" (Job 5:2-4). La "puerta"bien puede ser la corte, a donde iban a ir sus hijos y donde no habría abogado que pudiera ayudarles.

¿Hablaría usted así a una persona que ya sufre tanto? ¿Necesitaba Job esta clase de "amonestaciones o comentarios" de su amigo? ¡Por supuesto que no!

¿En qué base hablaba Elifaz? ¿De dónde sacó los argumentos que estaba presentando? ¿Es que no tenía otras palabras para el sufriente Job? ¿Era eso todo lo que podía dar? ¿Acaso no era uno de sus amigos? En realidad en la lista de sus amigos, él aparece en primer lugar: "Y tres amigos de Job, ELIFAZ TEMANITA, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle" (Job 2:11).

Fíjese lo que ellos habían convenido, lo que luego hizo Elifaz, y por qué lo hizo. Por qué este hombre cambió tanto, siendo que en principio la idea era muy buena. El mejor pensamiento y el mejor discurso de Elifaz y de los otros, sin duda fueron durante los primeros siete días que estuvieron acompañando a Job, porque nadie dijo nada, sino que imperó "don Silencio".

¿No es esta la tendencia humana para con aquellos que esperan de nuestra parte una palabra de ánimo, de consuelo y de comprensión? ¿Y cómo actuamos?

Debemos tener mucho cuidado cuando juzgamos a alguien: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5). Note bien lo que dice la Escritura: "Hasta que venga el Señor". "El Señor", que es Dios mismo, vino en el caso de Job, habló allí y Elifaz supo quién era. Y si Job no hubiera orado por sus "amigos", quién sabe a dónde habrían ido a parar. Tanto daño le habían hecho, según Dios.

Al examinar este monólogo de Elifaz con mucha atención, nuestra pregunta es: «¿Acaso quería Elifaz herir a su amigo Job?»

• ¿Acaso no sabía que mañana, bien podría ser él mismo, quien como Job estuviera revolcándose en su sitio de ceniza con la sarna, y que Job podría estar en su propia "piel?"
• ¿Acaso no sabía, que en lugar de ayudar a su amigo lo estaba torturando aún más? ¡Por supuesto que sí sabía!
• ¿Acaso no sabía de la integridad de Job?

¡La respuesta es muy sencilla! Por lo visto Elifaz nunca antes había recibido "revelación reciente, fresca y sobrenatural". Eso era lo que buscaba y lo obtuvo. Nunca antes había experimentado algo así.
Nunca antes había recibido mensajes acompañados de ciertos personajes completamente desconocidos para él hasta ese día. Nunca había vivido eso.

Pero cometió el mismo error que cometen hoy muchos de aquellos que dicen: «Dios me dijo», «Dios me habló», «El Señor me habló», «La virgen me habló», «El Espíritu Santo me habló», etc.
La primera pregunta para quienes dicen: «Dios me habló» es esta: ¿Cómo saben que Dios les habló? Porque Dios habla a través de su Palabra escrita. Pero hay muchos que dicen: «Bueno, sí yo oí y bien claro. Y era un mensaje bueno, no era malo. ¡Claro que Dios me habló!» Este fue exactamente el desliz de Elifaz, eso era lo que él pensaba. Pero, ¿acaso no tenemos todo lo que Dios nos habló en su Palabra?

Sin embargo, Elifaz hace mención a sus... "imaginaciones de visiones nocturnas..."(Job 4:13). Es decir que la forma como obtuvo ese mensaje fue mediante su imaginación y visiones durante la noche, pero esto nada tiene que ver con Dios.

Habla de cómo le "sobrevino un espanto y un temblor..."(Job 4:14a). Según él, esa era la forma como Dios le estaba hablando. Y dice luego, eso "…estremeció todos mis huesos" (Job 4:14b). Y consideró que todo provenía de Dios. Agregando: "Y al pasar un espíritu por delante de mí, hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo"(Job 4:15). Hay que tener en cuenta todas estas cosas, para poder entender por qué Elifaz decía lo que decía.

Finalmente agregó: "Paróse delante de mis OJOS un fantasma..."(Job 4:16a). ¡Esa era la comunicación que recibía Elifaz!

¿Sabe usted cómo comenzó todo este desfile de imágenes y voces en la vida de Elifaz, que seguramente nunca antes se habían manifestado? Él mismo nos dice: "El asunto también me era a mí oculto..." (Job 4:12). Por supuesto que era así. Él no entendía por qué Job sufría lo que sufría, por eso mismo no tenía ninguna razón ni obligación para sacar conclusiones, y menos para juzgarlo y condenarlo.

Y si le era oculto, ¿por qué le interesaba tanto una "revelación sólo para él?" Difícilmente el cristiano promedio de nuestros días habla con la convicción y seguridad acerca de lo que Dios ha revelado en su Palabra, como esos que reciben "revelaciones nuevas y frescas", al pedir, insistir y llorar, clamando por manifestaciones que bien pueden provenir de quién sabe qué espíritu, pero nunca del Espíritu Santo. Sin embargo, como tuvieron una experiencia real, entonces hablan de eso de una manera más elocuente, que de todo cuanto revela la Palabra de Dios. Tienen la Biblia, la leen, pero no pueden entenderla porque para ellos no es suficiente.

Elifaz sería hoy un gran líder carismático y viajaría por todos los continentes contando sus revelaciones increíbles. Tendría toda la razón, respecto a sus "nuevas revelaciones", ya que estaba engañado por espíritus siniestros y extraños, por no estar firme en la Palabra revelada de Dios. Lo mismo les ocurre a los predicadores actuales, que no están fundamentados en la Biblia y sus sesenta y seis libros.

Los estantes de las librerías cristianas estarían colmados hoy con los libros del Reverendo Doctor Elifaz temanita, el primer amigo de Job. El prólogo bien podría estar a cargo del Reverendo Bildad suhita.

No cabe la menor duda de que este grupo de hombres que concurrieron a ver a Job en su dolorosa condición, se dejaron engañar con las revelaciones ajenas a la Palabra de Dios, y las confundieron con el Espíritu Santo.
No olvidemos la habilidad de Satanás para disfrazarse de "ángel de luz" y pretender que lo que está sugiriendo mediante sus propios demonios, proviene de Dios. Pablo nos advierte justamente del peligro de caer víctima del disfraz de Satanás, quien se viste como "ángel de luz", pero sigue siendo ángel de las tinieblas: "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras" (2 Co. 11:13-15).

Elifaz no tenía ninguna duda de que lo que había visto y oído, realmente provenía de Dios, porque era algo nuevo para él, era una experiencia que nunca había tenido.

"El testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras" (Pr. 14:25). Y eso fue exactamente lo que ocurrió en el caso de Job, que en vez de ayudarlo a librarse de la situación en que estaba, este hombre "engañoso" hablaba mentiras, y naturalmente esto no ayudó al patriarca para nada.

"Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Ef. 4:14). Entonces, ¿de dónde viene todo esto? Viene el enemigo nuestro.

Más puñaladas para Job de parte de Elifaz

"Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. Yo he visto al necio que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación. Sus hijos estarán lejos de la seguridad; en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre. Su mies comerán los hambrientos, y la sacarán de entre los espinos, y los sedientos beberán su hacienda. Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción" (Job 5:2-7). Todo esto le dijo Elifaz a Job.

En el versículo 3 habla del "necio que echaba raíces". Así que para él, Job era un necio que echaba raíces. En el mismo versículo dice, que él personalmente «maldijo su habitación». Una vez que recibió esa extraña revelación, sin percatarse que no provenía de Dios, se apresuró y maldijo al necio.

¿Cree usted que sin la inspiración del tercio de los ángeles de Satanás, Elifaz habría hablado así? Su error fue darle más importancia a las "revelaciones frescas y únicas", dadas sólo para él, que acababa de recibir, que a la Palabra revelada de Dios, la cual sin duda conocía, tal como el propio Job.

¿De dónde sacó Elifaz la idea de echarle maldiciones?

Indirectamente, maldijo a Job, a su familia y a todos sus bienes: "Yo he visto al necio que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación" (su hogar) (Job 5:3). El necio aquí es Job.

Sus maldiciones abarcaron a sus hijos: "Sus hijos estarán lejos de la seguridad; en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre" (Job 5:4). Aclaremos que hay que leer todo el libro de Job para darnos cuenta que no fue la maldición de Elifaz lo que produjo todo lo que le ocurrió al patriarca.

Pero... ¿Cuál era esa maldición? ¡Que sus hijos no vivirían seguros! Que además serían quebrantados, destruidos, lo cual realmente sucedió con los hijos de Job.

• Su alimento comerían otros hambrientos.
• Su cosecha la sacaría de entre los espinos.
• Su hacienda, animales de toda clase, los aprovecharían otros.

La paráfrasis lo traduce así: «Sus hijos son estafados y nadie los defiende. Sus cosechas son robadas y sus riquezas son bebida de muchos, pero no de sus dueños. El sufrimiento los abate como castigo por haber sembrado semillas de pecado. La humanidad va rumbo al pecado y el sufrimiento tan cierto como que del fuego salen las llamas».

Lo que Elifaz pretendía decirle al sufriente Job, es que le sucedió lo mismo que le ocurre a todo hombre o familia que cosecha maldición. ¡Hasta dónde tiene poder para cambiar la mente de un hombre, un espíritu siniestro! Porque la Biblia dice que Elifaz era amigo de Job. En este caso, Elifaz por POCO le dice abiertamente que tiene el poder de maldecir.

Casi podríamos concluir que hubo una confabulación de esos... "hijos de Dios" quienes acompañados de su nuevo amo, Satanás, aprovecharon la oportunidad para torturar a Job, el siervo de Dios, infundiéndole temores que no tenía por qué sufrirlos.

Elifaz trata de darle un rostro aceptable a sus palabras: "Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número; que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos; que pone a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad; que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada; que prende a los sabios en la astucia de ellos, y frustra los designios de los perversos. De día tropiezan con tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche. Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta; pues es esperanza al menesteroso, y la iniquidad cerrará su boca" (Job 5:8-16).

En el versículo 8 Elifaz dice más o menos así: «Mira Job, si yo estuviera en tu lugar buscaría a Dios». Se da cuenta de que se ha excedido en acusaciones y ahora procura decir algo de verdad.

Es fácil notar el mismo guión en este libro, es decir, que todos ellos procuran "justificar el actuar divino". Nada de malo hay en esto, ¡pero Elifaz escogió un mal camino para hacerlo! Por lo visto no encontró otra mejor manera que la de culpar a Job.

Dios no necesita ser justificado. Toda su creación nos habla a voz en cuello de sus atributos, su santidad, su grandeza, su paciencia, su poder, etc.

Notemos de nuevo los versículos 8-13: "Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número; que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos; que pone a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad; que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada; que prende a los sabios en la astucia de ellos, y frustra los designios de los perversos".

Al examinar el consejo de Elifaz, nos encontramos con serias contradicciones. Elifaz declara que lo que haría si estuviera en el lugar de Job, sería «buscar a Dios». Sin embargo, con todo cuanto ya dijo, es claro notar que no buscó a Dios para saber cómo comportarse frente a un hombre que sufría tanto. Los versículos 9-11 constituyen una especie de "sermón para Job": "El cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número; que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos; que pone a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad".

• Le dice a Job, que Dios "hace cosas grandes e inescrutables".
• Además que hace "maravillas sin número".
• "Que da lluvia sobre la faz de la tierra".
• Que "envía las aguas sobre los campos".

¿Es que acaso Job no sabía estas cosas? ¿Necesitaba estas lecciones? No, todo lo que requería era la compañía de ellos en un momento tan duro y tan difícil, y que oraran por él, que le ayudaran a soportar todo su sufrimiento.
Pero Elifaz vuelve a sus indirectas: "Que prende a los sabios en la astucia de ellos, y frustra los designios de los perversos. De día tropiezan con tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche. Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta; pues es esperanza al menesteroso, y la iniquidad cerrará su boca" (Job 5:13-16).

Es fácil notar por dónde va Elifaz. Notemos la forma tan extraña cómo le habla al sufriente Job:

"Frustra los pensamientos de los astutos". ¿Quién es el astuto aquí según Elifaz?
"Para que sus manos no hagan nada". Por supuesto que ahora Job, en la condición que se encuentra nada puede hacer.
"Que prende a los sabios en la astucia de ellos". ¿Quién es el "prendido" aquí? ¡Según él, es Job... quien fue encontrado con las manos en la masa!
Donde Elifaz realmente pierde toda sensibilidad, es cuando remacha todo lo dicho con un "tiro de gracia", al declarar: "Y frustra los designios de los perversos". Ahora, ante la vista de Elifaz, Job es un perverso.

No debemos olvidar de dónde le vino la inspiración y con quién ha estado hablando. Por supuesto que no le dice... «Tú eres un astuto»... «Dios ha atado tus manos para que no puedas continuar haciendo lo malo». Tampoco le dice... «Tú eres un perverso», sino que le habla en tercera persona, porque sabía que Job se daría cuenta que estaba hablando de él.

Luego declara: "Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta..." (Job 5:15).

Todos entendemos lo de los pobres, pero... ¿quién es el impío en el concepto de Elifaz? ¿Quién es el violento? En todos los casos sus palabras van dirigidas a Job, porque es a él, a quien le está hablando.
Elifaz no se da cuenta de que se contradice en sus principios. Y eso es exactamente lo mismo cuando estudiamos a esos que reciben "revelaciones frescas", siempre encontramos este "común denominador", la contradicción de los mismos labios.

Compare por ejemplo las palabras de Job 5:17 y 18 con Job 4:7-9: "He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan" (Job 5:17, 18). "Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos" (Job 4:7-9). Si se fija bien notará que en estos versículos su argumento está cargado de contradicciones.

¿Qué le pasó a Elifaz? ¿No será que de tanto desear hablar, no medía los conceptos acusatorios que proclamaba?
Cómo es que dice: ¿"En dónde han sido destruidos los rectos"? Para luego declarar que es "bienaventurado el hombre a quien Dios castiga".

¿A qué se debería este cambio tan drástico?
¿Será que vio demasiado dolor en la persona de Job?
¿Habrá reflexionado y decidido buscar alguna palabra de consuelo?
¿Se cansó de acusarlo tan severamente?
¿Le susurraría algo uno sus amigos para que dejara de torturar al sufriente Job?

Después de azotarlo tanto con su lengua, ahora deseaba aplicarle un poco de bálsamo de consuelo.
Elifaz sabía que Dios disciplina a todos cuantos son sus hijos. En su interior sabía que Job sufría, no como consecuencia de algún pecado que ocultaba, sino que había algo en todo eso que ninguno de ellos estaba en condiciones de entender. Así que Elifaz mejor se hubiera callado.

En Proverbios 3:11 y 12 tenemos otra referencia al por qué del sufrimiento del inocente: "No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere".

No estoy afirmando que Elifaz pudo leer las palabras de Salomón, pero todos estos "consoladores de Job", sin duda conocían también al Dios de Job.

¿Por qué entonces Elifaz acusaba tanto a Job? Por lo visto, cuando una persona recibe algún... mensaje, ya sea audible, en sueños o de manera visible, algo inexplicable, de inmediato le atribuye todo a Dios.
Esta es la razón de tantas visiones de "María" y de sus mensajes para la humanidad. Esta es también la razón de tantas historias de personas que han sido llevadas al cielo, que vieron a Jesús, hablaron con él y recibieron ciertas promesas, etc. Nos bastan algunos ejemplos.

Lo que muchos cristianos y no cristianos no logran entender, tal como por ejemplo los católicos, es que existen fuentes muy peligrosas que originan esas visiones, imágenes y voces. Esta es la razón por qué Juan amonesta a los destinatarios de su epístola a que prueban los espíritus si realmente proceden de Dios: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Jn. 4:1). Pruebe los espíritus si son de Dios.

Es muy peligrosa la credulidad exagerada y la búsqueda de "alguna revelación personal": "Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella" (Gn. 3:6). ¡A Eva ni se le ocurrió pensar que un mensaje tan saturado de bondad no provenía de Dios!

En el caso de los gabaonitas, el registro bíblico dice: "Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová" (Jos. 9:14). ¿El resultado? ¡Estos hombres fueron engañados!

Pero debido a esto, toda la congregación se indignó: "…Y toda la congregación murmuraba contra los príncipes" (Jos. 9:18b).

"El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos. El sabio teme y se aparta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado" (Pr. 14:15, 16).

Vivimos en una jungla de falsos profetas, falsos pastores, falsos predicadores, falsos sanadores, falsos escritores, de hombres y mujeres mensajeros de enseñanzas de fantasmas, de la misma Serpiente que ya tenía su mensaje, su audiencia y logró un gran éxito.

El rechazo a las Escrituras

¿Por qué se ataca tanto la Biblia hoy? ¿Por qué la están mutilando y aumentando? ¿Será para no contar con una Biblia sin contaminación? ¿Por qué en muchas iglesias las "alabanzas", que en realidad es desenfreno, sensualidad e idolatría, ha reemplazado a la exposición de la Biblia? ¿Por qué hay tantos "ministros" que se toman el tiempo para contar sus experiencias, muchas veces las de otros que encuentran en internet, pero se niegan a presentar, explicar y predicar el mensaje de la Biblia? ¡Es para ir formando a la presente generación en la ignorancia escritural!
¿Qué pretendía Elifaz con su descripción de alguien que es castigado por Dios? Después de corregir su afirmación anterior, dice que es "...bienaventurado el hombre a quien Dios castiga..." (Job 5:17).

Recordemos lo que dijo antes: "Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos" (Job 4:7-9).

Es difícil entender qué se proponía Elifaz con estas palabras. Bien podría tratar de consolar a Job o volver a acusarlo al describir al inocente.

• En el versículo 19, afirma que el castigo tiene fin.
• En el 20, le dice que Dios salva de la muerte cuando hay hambre.
• En la primera parte del versículo 21, menciona el "azote de la lengua" de la cual sería encubierto. Es decir de los prejuicios, las murmuraciones, la difamación, etc.
• En la segunda parte del 21, dice que, "no debe temer a la destrucción cuando viniere".
• En el versículo 22, que no tendría que temer el hambre.
• En el 23, que ni aun las piedras del campo le serían estorbo, tal vez les daría buen uso.
• En el 24, que "sabrá que hay paz en su tienda".
• En la segunda parte del 24, que "visitará su morada, y nada le faltará".
• En el 25, que verás "que su descendencia es mucha... Y su prole como la hierba de la tierra", pero resulta que todos los hijos de Job habían muerto.
• En el versículo 26 dice: "Vendrás en la vejez a la sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo".

Examinemos esta... sabiduría de Elifaz. Notemos lo que dice el versículo 19, cuando habla de "seis tribulaciones" y menciona que... "en la séptima no te tocará el mal".

Enumeremos estas tribulaciones:

1. Los sabeos mataron a los criados de Job: "Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:13-15).
2. Cayó fuego del cielo y quemó a las ovejas: "Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas…" (Job 1:16a).
3. El fuego consumió a los pastores también: "...Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:16b).
4. Los caldeos se llevaron los camellos: "Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron…" (Job 1:17a).
5. Los caldeos mataron a los criados a filo de espada: "…y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:17b).
6. Sus hijos e hijas estaban celebrando el cumpleaños del hijo mayor y un fuerte viento echó abajo el edificio y los mató a todos: "Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:18, 19).

Ahora estamos en mejores condiciones para explicar el versículo 19. Porque sus hijos, lo mismo que todos sus bienes, no los recuperó, sino que Dios le dio el doble de bienes. Los muertos, tanto sus animales como sus hijos no resucitaron. Job tuvo otros hijos y tuvo el doble de todos los bienes.

¿Y qué significa eso de que... "en la séptima no te tocará el mal"? Creo que las palabras... "no te tocará el mal" equivale a «no morirás», ya que Job fue el mismo de antes, se recuperó completamente.

No importa la explicación que se dé a esta expresión, lo cierto es que en el caso de Job se cumplió literalmente.
Es muy llamativo el versículo 27 de Job 5, cuando dice: "...Óyelo, y conócelo tú para tu provecho".

Vuelvo a preguntar: ¿Por qué Elifaz se fue tan lejos de la realidad en lo tocante a Job? Y la respuesta es: ¡Porque se convenció que todo lo sobrenatural que había recibido era de procedencia divina! Por esto la Biblia nos amonesta con estas palabras: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios…" (1 Jn. 4:1).

¿Acaso no ocurre esto en nuestros días? ¿No es éste el "manjar" más frecuente en los canales de televisión donde individuos muy famosos aseguran dialogar con Jesús, con Dios, con el Espíritu Santo, siendo al mismo tiempo lo mas apetecido por los millones que los ven y los escuchan, mientras millones se debaten en las cenizas de una completa miseria física, moral y espiritual?

El popular teleevangelista Benny Hinn asegura que se le han aparecido ángeles en repetidas ocasiones, desde su infancia y sin propósito alguno. Durante una entrevista a través de la cadena "cristiana" de televisión norteamericana Trinity Broadcasting Network, declaró: «Nunca me olvidaré de 1974... Estoy diciendo la verdad, no miento, cada noche y durante un año entero los ángeles se aparecieron en mi habitación». ¿Los poderosos mensajeros de Dios descendiendo a su habitación durante 365 visitas nocturnas consecutivas?
El Islam y el mormonismo se originaron por supuestas apariciones de ángeles, quienes dieron revelaciones "especiales".

Según la Iglesia Católica sólo hay una Virgen María, sin embargo, aseguran que ella se ha querido dar a conocer a cada nación de una manera muy íntima, asumiendo características de la cultura y hasta de la raza del lugar donde se aparece. De acuerdo con ellos, así es como nos enseña que siendo Madre de Dios es también madre de todos.
Paul Crouch director de Trinity Broadcasting Network, un canal religioso de televisión en Estados Unidos, le dijo a la revista Time que una hermosa mujer, a quien identificaron como María se le apareció a él y a su esposa Jan varias veces para animarlos. Crouch contó: «Ella le entregó a Jan una rosa rosada perfecta... Jan le dio las gracias... Tuvimos que girar la cabeza por sólo un segundo o dos, pero cuando volvimos a mirar, ¡nuestra señora se había ido! No era posible que ella hubiera regresado a través de la gran plaza vacía, del tamaño de un campo de fútbol, sin que nadie la hubiera visto regresar... ¡esto tuvo que ser una aparición celestial! Jan vio a esta maravillosa dama dos veces más...»

En la década de 1980, David Duplessis, el padre del pentecostalismo moderno, visitó Medjugorje... y concluyó, que experimentó un despertar espiritual... Según este gran líder carismático, «Las apariciones celestiales fueron de Dios».

Este "padre del pentecostalismo moderno" fue engañado por la Iglesia Católico Romana en su deseo por atraer a los protestantes bajo la jurisdicción del Papa.

En 1973, Agnes Katsuko Sasagawa en Akita, Japón, recibió tres mensajes a través de una estatua de María. Según contó, la estatua se volvió viva y bañada en una luz brillante le habló con una voz de una belleza indescriptible.
Cientos de personas presenciaron muchos de estos eventos. Un análisis científico de la sangre y las lágrimas que brotaron de la estatua de María, provisto por el profesor Sagisaka de la facultad de Medicina Legal de la Universidad de Akita, confirmó que el sudor, la sangre y las lágrimas eran humanas. La sangre contenía tres grupos: O, B y AB.

Una de las historias más poderosas proviene de fray Barham, descendiente de un largo linaje de pastores y líderes en las Asambleas de Dios, quien ahora es sacerdote católico romano. Él cuenta en la página 4 del libro María mensajera de paz, de que se convirtió en las Asambleas de Dios y odiaba con pasión su antiguo catolicismo. Furioso al encontrar un libro sobre Medjugorje en una librería evangélica, compró todas las copias y se los llevó a su casa para destruirlas. De repente escuchó la voz de una mujer que le decía: «¿Rezarás conmigo?» De súbito se vio de rodillas. Y sigue diciendo: «Y cuando me arrodillé... comencé a sollozar... y... a pensar, '¿No será que Satanás está tratando de engañarme... para hacerme creer que mi madre muerta me está hablando?'

Iba a convertirse en oficial de la iglesia Asamblea de Dios local ese fin de semana. Pero el domingo por la mañana escuchó la voz que le decía: '¿Rezarás conmigo?' Y él respondió: 'Si eres Satanás y pretendes hacerme creer que eres mi madre... ¡Imploro la sangre de Jesús sobre ti y te ordeno que te marches...!'

La voz le dijo: 'Soy tu Madre, soy... esa... que Cristo te dio en el Calvario'. Él respondió: '¿Eres tú la mujer de Medjugorje?' 'Sí' - respondió. 'Bueno, tengo una pregunta que hacerte... ¿Cómo es eso que los católicos creen que Jesús está presente en los altares de la misa católica...?'. Ella dijo: 'Es mi Hijo, Alma y Divinidad, lo que está presente en el altar... Ahora, ¿saldrás afuera?' Yo me arrodillé en el jardín y María dijo: 'Mira a la luna'. Cuando lo hice... Vi a María sosteniendo el cuerpo de su Hijo, bajado de la cruz del Calvario... y sollocé ante lo que estaba viendo...

No fui a la iglesia de las Asambleas de Dios. En lugar de eso busqué una Iglesia Católica donde poder confesarme. Allí me reconcilié con la iglesia que había odiado... Ahora estoy de regreso donde pertenezco... He podido hacer volver a muchas personas que una vez aparté de la Iglesia Católica. He encontrado a Cristo más vivo en mi corazón y en mi vida. Y he encontrado a María, como mi madre". Convincente, ¿verdad?

Entonces uno se pregunta… cuánto tiempo falta para que nosotros también caigamos en esa trampa. Bueno, no es para desesperarse.

Todo cristiano que está completamente seguro que la revelación divina comprende 66 libros no más ni menos, y que no hay otro, puede estar seguro que nunca caerá en eso. Sin embargo, las cosas son diferentes con cualquier persona que le gusta lo sobrenatural, y aquí están incluidos muy especialmente los carismáticos y los pentecostales en general.

Y resulta que como "sin fe es imposible agradar a Dios", si usted ve, oye o toca algo de procedencia sobrenatural, entonces su fe no es necesaria.

¿Qué aprendimos de Elifaz?

Que Elifaz se apresuró a emitir juicios cuando lanzó tantas indirectas hirientes contra quien él consideraba su amigo: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5).
Aprendimos que cuando queremos explicar algo inexplicable, es probable que recibamos cierta "iluminación o inspiración", pero no de parte de Dios, razón por la cual es nuestro deber probar los espíritus: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Jn. 4:1).
Que es muy común la búsqueda de "nuevas revelaciones". Y que es entonces cuando Satanás puede valerse hasta del mejor cristiano para "revelar" esa novedad. Desafortunadamente, casi siempre nos damos cuenta de lo grave que es esto, cuando ya es demasiado tarde.
Que todas las sectas tienen este mismo origen. Puede ser un hombre o una mujer que asegura haber recibido algo sobrenatural, y de inmediato se lo atribuye al Espíritu Santo, al Señor, incluso a María, etc.
Cuando el cristiano no acepta que ya tiene toda la revelación, buscará, orará y cantará diciendo... «Dame más y más», por eso cuando ocurre algo, automáticamente le atribuye todo al Señor: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo" (He. 1:1, 2). "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Ti. 3:14-17). "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn. 20:30, 31).
Hemos aprendido que cuando alguien asegura haber oído algún mensaje, haber visto la imagen de Jesús o María y que le habló claramente, no siempre se trata de un invento, sino que esa persona realmente encontró lo que buscó, pero no de Dios, sino que tal como ocurrió con Elifaz, fue de "imaginaciones de visiones nocturnas". Es decir, el origen de ese mensaje no es de Dios, sino de su propia imaginación. Otras veces la persona puede estremecerse de temor y hasta ver un... fantasma.
Hemos aprendido que si queremos consolar a alguien que sufre, debemos permanecer a su lado, leerle la Biblia y orar por esa persona. Esto hará que las puertas del enemigo permanezcan cerradas, y que jamás se nos ocurra "echar algún demonio" de la persona que sufre tanto.
Hemos aprendido también que aun el mejor amigo, puede convertirse en el peor enemigo a la hora de agudo dolor, por intentar responder a preguntas que nadie le hace.
Hemos aprendido que cuando no discernimos los espíritus, cuando no los probamos, terminamos por caer en contradicciones.
Hemos aprendido también que en ningún lugar, la Biblia nos dice que debemos explicarle al enfermo el por qué de su mal. Nuestros juicios siempre serán prematuros y por ende, equivocados. ¡Siempre serán antes de tiempo!


Capítulo 6

En los capítulos 6 y 7 están registradas las palabras del propio Job, aquí comenzamos a escuchar sus interrogantes: "Respondió entonces Job, y dijo: ¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! Porque pesarían ahora más que la arena del mar; por eso mis palabras han sido precipitadas. Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten. ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? Las cosas que mi alma no quería tocar, son ahora mi alimento" (Job 6:1-7).

Tenemos aquí una serie de interrogantes retóricos, es decir que las preguntas en sí son respuestas, afirmaciones. Por un lado, Job sabe que las palabras de Elifaz no tienen sentido, pero por el otro no puede entender por qué Dios ha sido tan severo con él y por qué no lo protegió de tantas calamidades, ya que aunque sobrevivió lo perdió todo.

Leamos esto mismo en la Paráfrasis: «¡Quién pesara en balanza mi tristeza y mis congojas! Porque son más pesadas que la arena de mil playas. De ahí nació mi hablar impertinente. Porque el Señor me ha derribado con sus flechas: en lo profundo de mi corazón ha clavado sus dardos venenosos. Todos los terrores de Dios militan contra mí. Si el burro montés rebuzna, es que el pasto se le ha agotado; no mugen los bueyes cuando tienen alimento; el hombre se queja cuando su comida está sin sal. Y ¡qué insípida es la clara del huevo cruda! Pierdo el apetito con sólo mirarla; siento náuseas con sólo pensar en comerla» (Job 6:1-7 - Paráfrasis).

En el versículo 3b, él dice: "…Por eso mis palabras han sido precipitadas",lo cual nos hace pensar que todo cuanto dijo Elifaz, fue provocado por algo que Job expresó previamente quejándose.

De modo que cuando sus amigos permanecieron en silencio durante toda una semana, probablemente estuvieron escuchando sus quejas: "Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande" (Job 2:13).

Es probable que Job se haya sentido algo aliviado cuando tuvo a estos amigos que lo escucharon.

Lo que quiero destacar es que aunque la Biblia no dice específicamente que Job habló, lo que declaró, de «que sus palabras tal vez fueron precipitadas», parece implicar que los comentarios de Elifaz fueron motivados por lo que él mismo dijo. Esto no contradice el texto de ninguna manera, ya que expresa por ejemplo, que ellos, los amigos, se sentaron con él, durante siete días y siete noches y no pronunciaron palabra, pero no afirma nada con respecto a Job, no está anotado aquí lo que pudo haber dicho, sin embargo aparentemente Elifaz está respondiendo a las palabras de Job.

Si esto es así, aquí tenemos una gran virtud de Job. En medio de tanto dolor, él admite que, tal vez, sus palabras "han sido precipitadas", es decir, que habló demasiado y antes de tiempo.

En el versículo 4, Job admite que todo proviene del Todopoderoso, de Dios: "Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten". ¿Acaso no es cierto que fue Satanás quien provocó todo esto en su vida? En el capítulo 1, Job es muy claro en esto.

Vamos a tomar otro ejemplo de la Biblia y veremos, cómo quienes quieren "probar" que la Escritura se contradice caen por knockout. Recordemos el censo en los días de David. En 2 Samuel 24:1, leemos que Dios incitó al rey para que levantara un censo en Israel. Pero en 1 Crónicas 21:1, ¡dice exactamente lo contrario!: "Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá" (2 S. 24:1).

Lo que pasó aquí, es que David más que todo, quería saber con cuánto personal contaba en la fuerza militar y eso desagradó a Dios. Incluso el mismo Joab le dijo, «no hagas eso, no está bien», pero no le hizo caso. David, de todos modos, como era el rey ordenó que se hiciera el censo. Quería saber si contaba con suficientes militares para pelear en caso de guerra. ¿Y por qué a Dios le desagradó eso? ¡Sencillamente, porque quería que confiara en Él, y no en la fuerza de los hombres!

Ahora veamos 1 Crónicas 21:1: "Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel" ¿Quién incitó a David para que levantara ese censo? ¿Fue Jehová o fue Satanás?

Debemos entender que Satanás es un ser creado, tal como el resto de la creación, incluyendo los ángeles. Esto hace que Dios, si así lo desea, lo use cuando quiera.

En el caso del censo, sin duda Satanás sabía que eso no agradaría a Dios, porque David estaría indicando que dependía de los hombres, de su ejército y no del Creador. Él permitió que Satanás lo incitara a hacer este censo. Éste es uno de los casos bíblicos que los enemigos de Dios usan hoy para "demostrar" las contradicciones en la Biblia.

Por eso, cuando Job dice que: "las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten", él tiene razón.

Pero todo este drama que vivió Job, fue siempre supervisado por Dios. Satanás estaba y sigue estando sometido al Creador, así que sin su voluntad permisiva, no podía ni destruir a Job, ni inducir a David a levantar el censo.

No estamos solos en la lucha. El Señor Jesucristo dijo: "…Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén"(Mt. 28:20b).

"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (Jn. 14:18). ¿En qué forma Él está con nosotros todos los días? ¡Mediante el Espíritu Santo! ¿Cuándo vino? En el día de Pentecostés: "Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca" (1 Jn. 5:18).

Lo que ocurrió con Job, es que él no sabía lo que estaba sucediendo y cuán brillante sería el final de tanto dolor y sufrimiento. Lo que dice en el versículo 4 es bastante claro para nosotros. Hasta la fecha los cazadores de animales como tigres, pumas y leones, usan un tipo de balas con algo de sedante, de anestesia, que no mata ni perjudica al animal, sino que lo hace dormir por algunas horas. Esto hace que los cazadores tengan tiempo suficiente para levantarlo a su transporte y llevarlo al zoológico.

Pero también hubo entonces y lo tenemos hoy, que las saetas, que hoy son las balas, contenían veneno y mataba al animal. A esto se refiere Job cuando dice..."cuyo veneno bebe mi espíritu".

Job formula una serie de preguntas: "¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo?" (Job 6:5, 6).

El asno montés no gime cuando tiene alimento.
El buey no muge junto a su pasto, simplemente lo come.
No se come lo desabrido sin sal.
No hay gusto en la clara del huevo crudo y sin sal.

Pero... ¿Qué tiene que ver todo esto con Job? Job trata de decirle a sus amigos que sus quejas tienen su por qué, que tienen fundamento. Los animales se quejan cuando no tienen alimento, así también los hombres cuando les faltan la salud y la fuerza, cuando una enfermedad les acarrea gemidos y dolor.

Notemos el versículo 7: "Las cosas que mi alma no quería tocar, son ahora mi alimento". Es probable que, tanto sus amigos como su esposa, trataron de aconsejarlo para que ingiriera algo tan desabrido como la clara de huevo crudo a modo de medicamento y alimento.

Job en medio de tanto dolor desea la muerte: "¡Quién me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo, y que agradara a Dios quebrantarme; que soltara su mano, y acabara conmigo! Sería aún mi consuelo, si me asaltase con dolor sin dar más tregua, que yo no he escondido las palabras del Santo. ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia? ¿Es mi fuerza la de las piedras, o es mi carne de bronce? ¿No es así que ni aun a mí mismo me puedo valer, y que todo auxilio me ha faltado?" (Job 6:8-13).

Job quiere que Dios le otorgue lo que desea.
Pero... ¿Qué cosa anhelaba? "¡Que soltara su mano, y acabara con él!
Esto, dice... "Sería aún mi consuelo". Y que lo haga "sin dar más tregua".
¿Y qué pregunta en el versículo 11?: "¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?". Job deseaba saber... «¿Cuál era su fuerza para esperar? ¿Y cuál su fin para tener aún paciencia?»

Si él hubiera leído alguna vez "el libro de Job" ¡cuánto le habría ayudado en esta hora tan difícil! Sabría que sus bienes serían duplicados. Que tendría otros hijos, con el agregado que se diría de sus hijas: "Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra…"(Job 42:15a).

También es cierto que hoy no tendríamos por escrito todo este drama que solemos leer, sin darnos cuenta que el Señor nos tienen sorpresas inimaginables para la eternidad: "Si sufrimos, también reinaremos con él…" (2 Ti. 2:12).

El Sumo Sacerdote y los saduceos mandaron azotar a Juan y a Pedro, y ésto es lo que la Biblia dice: "Después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad" (Hch. 5:40).

¿Y qué ocurrió después?: "Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo" (Hch. 5:41, 42). Todo lo que lograron estos azotadores, fue infundirles más valor a estos hombres valientes que continuaron haciendo el trabajo.

Por eso si sufrimos también reinaremos. No obstante, hay que tener mucho cuidado con estos textos citados recientemente, especialmente en el caso de sufrir y de reinar. Todos los que recibimos a Cristo somos hijos de Dios por la fe en él, pero reinar con él es tomar parte en su gobierno, estar a su lado. En otras palabras ser su amigo.

Una cosa es… ser hijos de Dios, pero llegar a correinar con él, es decir ser su amigo, es algo muy diferente. Se dice de Abraham, era "amigo de Dios".

Cuando el Señor llamó a Pablo dijo que le mostraría cuánto tendría que sufrir como mensajero suyo: "El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hch. 9:15, 16).

Años después Pablo escribió: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Ro. 8:18).

De estos hombres sufridos, dice el autor a los Hebreos que "el mundo no era digno": "Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros" (He. 11:37-40).

Si nosotros tuviéramos que sufrir hoy algo muy doloroso, tenemos el consuelo de las promesas divinas. Nada de esto tuvo Job, salvo, tal vez el relato de la creación.

"El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas" (Job 6:14, 15). Job dice que el atribulado es consolado por su compañero, pero... ¿Por qué no tuvieron sus amigos una palabra de consuelo para con él?

Cuando menciona que... "Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente"recibe consuelo, por lo visto el Señor quería que entendiera que ir a Él por consuelo es gran cosa. En el fondo, muy poco nos importa el sufrimiento de otros, pero lo peor de todo es que solemos juzgar y condenar al que sufre.

Job dice... "mis hermanos me traicionaron". Es probable que se refiera a sus amigos, a quienes familiarmente seguramente llamaba "hermanos". Finalmente evalúa las palabras de sus "amigos": "Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas que están escondidas por la helada, y encubiertas por la nieve; que al tiempo del calor son deshechas, y al calentarse, desaparecen de su lugar; se apartan de la senda de su rumbo, van menguando, y se pierden. Miraron los caminantes de Temán, los caminantes de Sabá esperaron en ellas; pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos. Ahora ciertamente como ellas sois vosotros; pues habéis visto el tormento, y teméis. ¿Os he dicho yo: Traedme, y pagad por mí de vuestra hacienda; libradme de la mano del opresor, y redimidme del poder de los violentos? Enseñadme, y yo callaré; hacedme entender en qué he errado" (Job 6:15-24).

La Biblia al día hace una traducción más sencilla y abreviada, dice: «Hermano mío, resultaste tan vano como un arroyuelo, que hincha su corriente cuando hay nieve o hielo, pero en tiempo de calor se desvanece. Se desvían las caravanas buscando en el refrigerio, pero no hallan qué beber, y perecen. Cuando las caravanas de Tema y de Sabá se detienen allí en busca de agua, ven fallidas sus esperanzas. Así han fallado mis esperanzas en ti: tú te apartas de mi aterrado y me niegas tu ayuda. ¿Y por qué? ¿Alguna vez te pedí un mínimo favor? ¿Te he solicitado algún regalo? ¿Alguna vez te pedí ayuda? Una respuesta razonable es todo lo que pido; después, guardaré silencio. Dime, ¿cuál ha sido mi maldad?» (Job 6:15-24).

Job usa el ejemplo de las muchas aguas bajo una gran cantidad de nieve, ya que cuando ésta se derrite por el sol, quienes viajaban y abrevaban sus ganados, ya no la encontraban, pero cuando no la necesitaban, estaba allí. De la misma forma, cuando Job no precisaba de estos amigos, eran "amigos", pero ahora que si le hacía falta ayuda, y siendo que sus bienes corrieron la misma suerte de la nieve cuando se derrite, éstos en lugar de brindarle su ayuda incondicional, lo único que hicieron fue acusarlo... Lo traicionaron.

Job les plantea serias interrogantes: "¿Os he dicho yo: Traedme, y pagad por mí de vuestra hacienda; libradme de la mano del opresor, y redimidme del poder de los violentos? Enseñadme, y yo callaré; hacedme entender en qué he errado" (Job 6:22-24).

Pareciera que Job se dirige a Elifaz, y dice: «Así han fallado mis esperanzas en ti. Tú te apartas de mi aterrado y me niegas tu ayuda. ¿Y por qué? ¿Alguna vez te pedí un mínimo favor? ¿Te he solicitado algún regalo? ¿Alguna vez te pedí ayuda? Una respuesta razonable es todo lo que pido. Dime: ¿Cuál ha sido mi maldad?»

Y siguió diciendo: "¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra? ¿Pensáis censurar palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento? También os arrojáis sobre el huérfano, y caváis un hoyo para vuestro amigo. Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si digo mentira delante de vosotros. Volved ahora, y no haya iniquidad; volved aún a considerar mi justicia en esto. ¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?" (Job 6:25-30).

Examinemos lo que Job sigue diciendo para hacerles ver a esos amigos el daño que le hacen con lo que le dicen.
• Hay "palabras rectas",
• Palabras oportunas,
• Palabras que cicatrizan las heridas y palabras que las abren.
• Palabras que alientan y
• Palabras que amargan al sufriente.
• Palabras que fortalecen y palabras que debilitan.
• Palabras amargas y palabras dulces.
• Palabras que llevan a la reflexión y palabras que conducen a la destrucción.
• Palabras medicinales y palabras venenosas.
• Palabras que orientan y palabras que desorientan.
• Palabras veraces y palabras engañosas.
Cuán importante es pensar antes de hablar: "¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra?" (Job 6:25). "Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina. El labio veraz permanecerá para siempre; mas la lengua mentirosa solo por un momento" (Pr. 12:18, 19).
De nuevo Salomón nos dice: "La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra" (Pr. 12:25). ¡Cuán potentes son las palabras!
• Hay palabras vanas: "Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder?" (Job 16:1-3).
• Hay palabras irritantes: "La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor"(Pr. 15:1).
• Hay palabras ligeras, hablar sin pensar antes: "¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él" (Pr. 29:20).
• Hay palabras irreverentes: "Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?" (Mal. 3:13).
• Hay palabras seductoras: "Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas" (Col. 2:4).
• Hay palabras lisonjeras, aduladoras: "Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo" (1 Ts. 2:5).
• Hay palabras fingidas: "Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme"(2 P. 2:3).
• Hay palabras infladas: "Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció" (2 P. 2:17-19).

Pero hay otras palabras también. No todo nuestro vocabulario se reduce a palabras tan destructoras.

• Hay palabras agradables: "Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos" (Pr. 16:24).
• Hay palabras rectas: "¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra?"(Job 6:25). "El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!"(Pr. 15:23).
• Hay palabras apropiadas: "Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene"(Pr. 25:11). "Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios" (Ec. 9:17).
• Hay palabras llenas de gracia: "Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina" (Ec. 10:12).
• Hay palabras inspiradoras e inolvidables: "Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor" (Ec. 12:11).
• Hay palabras consoladoras: "Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios" (Is. 50:4). ¡Qué oportunidad para revisar nuestro diario hablar! Los temas que nos interesan y el vocabulario que usamos.

Volvamos a Job 6:26-30: "¿Pensáis censurar palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento? También os arrojáis sobre el huérfano, y caváis un hoyo para vuestro amigo. Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si digo mentira delante de vosotros. Volved ahora, y no haya iniquidad; volved aún a considerar mi justicia en esto. ¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?"

Sería difícil que alguien calificara mejor las palabras de Elifaz, mientras contemplaba el indescriptible sufrimiento de Job: "Discurso de un desesperado". Palabras "que son como el viento". Con su manera de hablar les dice... "que os arrojáis sobre el huérfano". También les dice Job... "caváis un hoyo para vuestro amigo".

¡Quiera el Señor que cuando recordemos el capítulo 6 de Job, hayamos aprendido algo sobre el cuidado que debemos tener con nuestra lengua, especialmente cuando nos toca alguien que sufre!

Antes de visitarlo, ya sea en el hospital o en su hogar, pidamos que el Señor nos dé las palabras adecuadas y que el sufriente sea consolado, fortalecido, ayudado, pero nunca destruido.

Si él o ella, es culpable de lo que le ha pasado, debemos dejar esa parte a cargo del Señor. Nosotros no debemos verlos en calidad de juez, sino como hermanos que bien podríamos estar en la misma condición mañana. Tengamos cuidado de no caer en unas de esas trampas donde cayeron los amigos de Job: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5). "Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?" (Stg. 4:12).


Capítulo 7

Este capítulo lleva un encabezamiento que me parece incorrecto. Dice: «Job argumenta contra Dios». Yo le pondría por título: «Job expone sus agudos sufrimientos».

Job habla de la inseguridad de la vida

"¿No es acaso brega la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los días del jornalero? Como el siervo suspira por la sombra, y como el jornalero espera el reposo de su trabajo, así he recibido meses de calamidad, y noches de trabajo me dieron por cuenta. Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba. Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; mi piel hendida y abominable. Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza" (Job 7:1-6).

Dice que la vida del hombre es brega. Brega es una riña. Bregar es luchar, reñir unos con otros. Trabajar afanosamente. Luchar con los riesgos y dificultades para superarlos. El dicho que... «la vida es como la cebolla que hay que pelarla llorando», parece bien acertado.

El bebé lucha por sobrevivir. A los pocos meses de nacido debe soportar las vacunas que lo inmunizarán contra tantas enfermedades que lo amenazan. Luego debe luchar para ponerse de pie y dar los primeros pasos. Lucha en la escuela, por aprender las primeras letras. A veces tiene que imponer su capacidad para que lo dejen en paz.

Cuando llega a la escuela superior, debe seguir luchando y finalmente, cuando llega a la facultad que escoge, la misma cosa. Lucha por no caer en manos de maleantes. Lucha por encontrar trabajo y lucha por mantenerlo. Si desea casarse, lucha por construirse una casita, si puede. La vida no es un pic-nic.

Job toma como ejemplos al jornalero y al siervo. Es decir, al empleado y al esclavo. Hay diferencia entre ambos, pero en lo que a lucha se refiere, es la misma cosa. El jornalero espera recibir su jornal y el esclavo espera poder descansar: "Como el siervo suspira por la sombra, y como el jornalero espera el reposo de su trabajo" (Job 7:2).

¿Por cuánto tiempo había sufrido Job? El libro no dice a qué edad le sobrevinieron estos sufrimientos, ni cuánto tiempo duró esta amarga experiencia. Pero tenemos una vaga idea en el versículo 3: "Así he recibido meses de calamidad, y noches de trabajo me dieron por cuenta".

Para Job, el día y la noche eran tormentosos, pero aquí se menciona "meses", así que probablemente no eran tanto como años, sino meses, sin embargo tengamos en cuenta que esto aparece al comienzo del libro: "Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba" (Job 7:4).

Muchos hombres y mujeres sufrieron graves enfermedades y por años no lograron dormir, salvo bajo fuertes sedantes: "Cuando estoy acostado" aquí es lo mismo que... «No me puedo levantar, porque no puedo caminar...» Mi pregunta es... "¿Cuándo me levantaré?, ¿cuándo me sanaré?, ¿cuándo mi sufrimiento será historia?". ¿Serán semanas?, ¿meses, décadas, años? Peor aún por la noche: "estoy lleno de inquietudes hasta el alma".

Su piel estaba agusanada: "Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; mi piel hendida y abominable. Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza" (Job 7:5, 6).
• Pero... ¿Estaba el cuerpo de Job cubierto de gusanos? ¿Debemos tomar esto literalmente?
• ¿Estaba todo vestido de "costras de polvo"?
• ¿Estaba su piel "hendida y abominable"? Tenga cuidado con la palabra «hendida» porque así era como se conocía la lepra.
• Era tan repugnante su apariencia que nadie deseaba verlo. Es así más o menos lo que dice él en estos versículos.
• Veamos ahora un poco lo del gusano, porque Job lo menciona unas cuantas veces: "Mi carne está vestida de gusanos" (Job 7:5). Aparentemente como tenía esa costra, los gusanos no estaban debajo de la piel, sino encima de él.
Dice que los gusanos llegaron a ser su madre y hermanas: "A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana" (Job 17:14). Y esto coincide perfectamente con lo que explicamos anteriormente.
Declara, que a la postre, el cuerpo del ser humano es comida de gusanos: "Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán"(Job 21:26).
Job parece hacer referencia a quienes mueren sin esperanza y de nuevo menciona a los gusanos: "La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; así también el Seol a los pecadores. Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; nunca más habrá de ellos memoria, y como un árbol los impíos serán quebrantados" (Job 24:19, 20).

No debemos olvidar que cuando la Biblia se refiere al paradero de quien muere sin Cristo, es decir sin ser salvo, dice que..."murió y fue sepultado". De allí en adelante ya habla del paradero de su alma. Pero veamos lo que dice la Escritura a este respecto: "Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno" (Lc. 16:22, 23). Tenga presente que aquí se está hablando del alma, no del cuerpo y que el mendigo representa a los salvos.

Finalmente Job habla de la pureza divina y dice que el hombre no puede justificarse delante de Dios, porque el ser humano debido a su pecado es como el gusano: "¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?" (Job 25:4-6).

Si usted se ofende porque la Biblia lo compara con el gusano, quiero que sepa que el Señor, para tomar nuestros pecados sobre sí mismo, tuvo que descender al mismo nivel. El Salmo 22, un salmo mesiánico, describe al Mesías en sus sufrimientos. Aunque quien registró estas palabras fue David, quien habla realmente es el Señor: "Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía" (Sal. 22:6-8).

Cuando Isaías describe el final de Satanás dice que estará cubierto de gusanos: "Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán" (Is. 14:11).

Isaías hace un contraste entre el final del justo y del perdido, diciendo que la polilla y el gusano se aprovecharán de quien muere sin Dios y sin esperanza: "Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos" (Is. 51:7, 8).

Es tan miserable la eternidad sin Dios, que lo único provechoso que deja tras sí el que muere no siendo salvo, es su cuerpo que sirve de festín para los gusanos y las polillas. La ropa con que visten el cadáver, para las polillas, y el cuerpo que tan bien cuidó quien lo habitaba, para los gusanos.

¿Le parece que vale la pena vivir sólo para terminar así?

¿Es esto todo para el ser humano?

Tanto el profeta Isaías como el mismo Señor nos dicen que cuantos mueren sin Cristo, sin ser perdonados, tendrán la compañía de los gusanos por la eternidad: "Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre" (Is. 66:24).

"Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga... Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga... Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga"(Mr. 9:44, 46, 48).

Pero hubo un hombre que murió comido de los gusanos en vida: "Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos" (Hch. 12:21-23).

¿Por qué le ocurrió esto a Herodes? Porque se apropió de la gloria que pertenece únicamente a Dios. El hombre que es capaz de recibir gloria, o es capaz de rendirle gloria a los hombres, jamás dará la gloria a Dios.

El hecho que un soberbio, con pretensiones de Dios, de Cristo o del Espíritu Santo no muera comido de gusanos hoy, no necesariamente significa que su paradero momentáneo, la tumba, no sean polillas para su ropaje y gusanos para su cuerpo. A su vez los mismos gusanos serán su compañía eterna cuando haya sido revestido de su cuerpo eterno... "donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga" (Mr. 9:44).

Por lo visto cada uno de aquellos que tanta burla hace hoy de Dios, de Cristo, de la Biblia, de la salvación, tendrán, como recompensa eterna, sus propios gusanos, los "gusanos de ellos". ¡Habrá suficiente de estos bichos para todos los perdidos! Ahora no me diga que usted no sabe qué le espera más allá de la muerte, si no recibe a Cristo antes de morir.
Job descubre cuán fugaz es la vida: "Acuérdate que mi vida es un soplo, y que mis ojos no volverán a ver el bien. Los ojos de los que me ven, no me verán más; fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser. Como la nube se desvanece y se va, así el que desciende al Seol no subirá; no volverá más a su casa, ni su lugar le conocerá más. Por tanto, no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma. ¿Soy yo el mar, o un monstruo marino, para que me pongas guarda?" (Job 7:7-12).

Job le dice a Dios:
• "Acuérdate que mi vida es un soplo".
• "Mis ojos no volverán a ver el bien".
• "Los ojos que me ven, no me volverán a ver".
• "Fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser".

Tal parece como que se estremece al pensar de sí mismo frente a Dios. Reconoce que con una sola mirada podría hacer que él dejara de ser.

Y para enfatizar la forma cómo su vida terminaría, dice... "Como la nube se desvanece y se va". Luego agrega... "Así el que desciende al Seol no subirá", es decir, la persona que murió, murió.

Dos cosas aquí merecen nuestra atención: En primer lugar, lo corta que es la vida en el cuerpo. Vale la pena agregar otras expresiones que aparecen en las páginas de la Biblia sobre el mismo tema: "¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?"(Sal. 89:48), en otras palabras, ¿podrá evitar la muerte?
"El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más"(Sal. 103:15, 16).
"Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo" (Ec. 3:20). Aquí se refiere al cuerpo, no al alma. Para Dios todos viven como dijo a los saduceos, unos en el cielo, los que ya murieron, otros en el infierno, pero todos viven; oyen, sienten, recuerdan, miran, sufren, etc., y los otros en el cielo gozan, disfrutan de todo lo mejor que usted pueda pensar.
"Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca. Porque con tu furor somos consumidos, y con tu ira somos turbados" (Sal. 90:5-7).
"Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo" (Is. 40:6).
"El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas"(Stg. 1:9-11).
"Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae" (1 P. 1:24).

En segundo lugar, Job dice: "Así el que desciende al Seol no subirá; no volverá más a su casa"(Job 7:9, 10).

Si tomamos esto como la sepultura del cuerpo, podemos pensar que de allí no volverá a levantarse para ir a su casa. Pero si espiritualizamos estas palabras, entonces se trata del que muere sin salvación. Podemos agregar aquí lo de Proverbios 15:24: "El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo". Este texto da a entender que el Seol, desde nuestra perspectiva estaría hacia abajo, aunque esto no es necesariamente correcto.

¿Quién molestaba a Job mientras dormía?: "Cuando digo: Me consolará mi lecho, mi cama atenuará mis quejas; entonces me asustas con sueños, y me aterras con visiones. Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, y quiso la muerte más que mis huesos" (Job 7:13-15).

Lo que Job declara es que sus sueños, sus visiones durante la noche, sus experiencias eran terribles. Al dirigirse a Dios y decirle: "Me asustas con sueños, y me aterras con visiones", reconoce que, los PERSONAJES que veía en sueños y las voces que oía, todo podía muy bien provenir de los mismos demonios que habían inspirado a Elifaz. Job sabía que Dios bien pudo haberlo permitido.

Pero eso sí, era tan doloroso, tan desagradable que, exclama: "Mi alma tuvo por mejor la estrangulación, y quiso la muerte más que mis huesos".

"Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón?" (Job 7:17). El patriarca admite que todo cuanto tenía, incluyendo su reputación, su intachable testimonio y su salud, se lo había dado Dios.

Luego se pregunta... «¿Para qué todo esto si al final termino tan miserablemente?». Notemos el versículo 19, donde inquiere por cuánto tiempo más tendrá que seguir sufriendo. ¡Él realmente deseaba morir!: "¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva?" (Job 7:19).

Ahora veamos el gran final de este capítulo: "Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí mismo? ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no existiré" (Job 7:20, 21).

Job admite que habiendo pecado, nada puede hacer.
Luego hace esta pregunta: "¿Por qué me pones por blanco tuyo?"

Es como decir: «¿Soy yo el único pecador en el planeta, por qué soy el blanco tuyo?». Job dice que el dolor es tal, que llegó a ser una carga para sí mismo.
Finalmente: "¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad?".

Pareciera que Job le estuviera diciendo a Dios: «Yo reconozco que soy un pecador, pero eso es todo cuanto puedo ser. Si quieres que siga viviendo, la solución será que tú mismo... 'perdones mi iniquidad'».

¿Acaso no es este el espíritu del evangelio de la gracia?

Conviene citar aquí lo que el mismo Job dice más adelante en Job 25:4, 5: "¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos".
He pensado a veces en esto, y llegué a esta conclusión: que todo el universo, incluyendo las estrellas, las galaxias y todo cuanto abarca nuestro sistema cósmico, ha sido afectado por el pecado en algún grado.


Capítulo 8

Aquí es Bildad quien toma la palabra. Ya hablaron Elifaz y Job. De modo que aquí tenemos al tercer orador. Bildad, cuyo nombre significa «Hijo de disensión», y quien trata de justificar a Dios: "Respondió Bildad suhita, y dijo: ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso? ¿Acaso torcerá Dios el derecho, o pervertirá el Todopoderoso la justicia? Si tus hijos pecaron contra él, él los echó en el lugar de su pecado. Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande. Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, y disponte para inquirir a los padres de ellas; pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?" (Job 8:1-10).

¿Necesita Dios que lo justifique el hombre? ¡No! Dios no necesita que el hombre lo justifique, pues sus obras lo hacen.

¿Necesitaba Job, la lección de Bildad? ¿Valía la pena escucharlo?

¿Quería Bildad "quedar bien con Dios" temiendo tal vez que le sucediera algo similar?

Alguien dijo que «Dios no prueba a cualquiera».

¿Quién era el más interesado en los discursos de estos "oradores" que le hablaban a Job? ¿No eran acaso esos que vinieron ante la presencia de Dios pidiéndole permiso para destruir a Job?

Bildad desaprueba las palabras de Job

Su declaración: "Hasta cuándo hablarás tales cosas" es lo mismo que decir que está expresando «palabras desacertadas, sin sentido, sandeces» o algo así. Según él las palabras de Job eran "como viento impetuoso".

No cabe duda de que los discursos de estos "amigos de Job", eran parte del dolor que Satanás solicitó para inflingirle a Job. Aunque Dios no los inspiró, sin embargo les permitió que hablaran así, porque esto era parte del paquete de lo solicitado.

En el versículo 3, Bildad le dice a Job que Dios no torcerá el derecho: "¿Acaso torcerá Dios el derecho, o pervertirá el Todopoderoso la justicia?". ¿Es que acaso Job no sabía esto? Al afirmar que no "pervertirá el Todopoderoso la justicia", fue como decirle a Job: «Mira Job, tú tratas de justificarte sin ser justo y pretendes que Dios avale tu injusticia».

Luego Bildad claramente manifiesta que todos sus hijos murieron porque eran malos. Que obtuvieron de Dios lo merecido: "Si tus hijos pecaron contra él, él los echó en el lugar de su pecado"(Job 8:4).

Ahora Bildad comienza a ser un consejero para Job, declarándole: "Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso" (Job 8:5). Primero lo apuñaló al decirle que sus hijos habían recibido lo merecido, y luego, tal vez al ver la reacción desconsolada de Job, se apresura a manifestar como si le ofreciera un consuelo, que tal vez todo cambiaría para él si «rogara al Todopoderoso».

Esta es la lógica barata del falso acusador: "Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande. Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, y disponte para inquirir a los padres de ellas; pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?" (Job 8:6-10). Esa lógica barata declara: «Si sufres, es porque lo mereces. Dios nunca permitirá que sufran esos a quienes ama».

¿Es esto lo que la Biblia enseña?: "Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (He. 12:4-6).

"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado" (Ap. 2:2, 3).
"He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo" (Stg. 5:11).

No todos tienen el fin de Job. ¿Sabe una cosa? En realidad es mucho mejor no recibir todo en esta vida. Es mejor recibirlo allá en el cielo, en el día de pago delante del Tribunal de Cristo, donde todos los cristianos compareceremos, y por supuesto que Job también estará ahí.

Recordemos lo que Dios había dicho acerca de Job: "Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8). La palabra "perfecto" significa la medida que Dios quiere que tengamos, pero no siempre implica una persona perfecta, como sólo es Dios, también quiere decir la estatura debida.

No cabe duda que Bildad había sido manipulado completamente por el mismo Satanás y sus demonios. Ni por casualidad dijo la verdad.

El resto del versículo 6 dice que si Job era inocente, Dios lo defendería y... "haría próspera la morada de su justicia".

En el versículo 7 hay una "chispa de verdad", la parte donde él dice: "Tu postrer estado será muy grande", pero en medio de tantas acusaciones, de poco sirvieron esas palabras para el dolido Job.

Luego Bildad le aconseja, que pregunte a los mayores, a las generaciones pasadas, como diciendo: «Esta es una ley inalterable, la ley de la siembra y cosecha: Si fueras bueno, cosecharías lo bueno.

Si desearas e hicieras cosas en bien de la salud de otros, saludable serías tú también.

Si no fueras culpable, Dios, que es justo, jamás permitiría que esto te ocurriera».

Bildad le estaba predicando un falso evangelio, el mismo que proclaman hoy los "pare de sufrir", los del "poder de la fe", los del "di la palabra y si lo haces con suficiente fe, tendrás lo que declares".

En otras palabras, le está diciendo: «Oye Job: ¡Comienza ahora mismo a decir: Estoy sano, estoy sano, estoy bien, el Señor hizo un milagro! Ya no tengo nada de esa sarna asquerosa, repugnante que consume mi cuerpo, ya no la tengo más!».

¿Qué edad tenían estos "amigos" de Job? "Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, y disponte para inquirir a los padres de ellas; pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?" (Job 8:8-10).
"Pregunta ahora a las generaciones pasadas" es lo mismo que... «así fue siempre». «El malo recibe lo malo y el bueno, lo bueno». Pero... ¿Tenía razón Bildad?: "He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas. Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos engañaría. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores. Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia. Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre" (Sal. 73:12-26).

"Los azotes que hieren son medicina para el malo, y el castigo purifica el corazón"(Pr. 20:30).
"Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad" (Ec. 8:14).
"Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones" (Jer. 12:1, 2).
Analicemos estos textos:
Los impíos pueden no ser turbados: "He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas" (Sal. 73:12).
Los justos pueden sentirse defraudados en el sufrimiento: "Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia" (Sal. 73:13).
Es posible que el inocente sea azotado todo el día: "Pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas" (Sal. 73:14).
Una persona que teme a Dios, al ver lo que parece injusto, puede sentirse tentada a ser tan mundano como el peor de ellos: "Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos engañaría. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí" (Sal. 73:15, 16).
¿Cómo resolver esta confusa situación? ¡En la comunión con Dios!: "Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores" (Sal. 73:16-19). Pero nosotros no vemos el fin, vemos el comienzo y algún tramo, pero no el fin. Pero Dios no solamente ve lo que nosotros no vemos, sino que ve el fin de esa persona.
El saldo al final: "...Menospreciarás su apariencia" (Sal. 73:20b).
Al envidiar a quien, viviendo en pecado, "como que todo le va bien", lo que estamos evidenciando es nuestra torpeza e ignorancia: "Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti" (Sal. 73:21, 22).
El fin del temeroso de Dios, es la compañía del Señor aquí y ahora, para finalmente ser recibido en Su gloria
¡Qué declaración la del versículo 26 del mismo Salmo!: "Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre" (Sal. 73:26).
Según Dios, "...el castigo purifica el corazón" (Pr. 20:30b).
Es natural que cuando vemos a los impíos prosperar y a los santos sufrir, nos confundamos y nos parezca que Dios no es justo: "Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad" (Ec. 8:14).
Pase lo que pase, debemos saber que Dios es justo, aunque en cierto momento no podamos entender algunas de nuestras experiencias: "Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones"(Jer. 12:1, 2).
Bildad aprieta el gatillo y le dispara un "tiro de gracia": "Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras? ¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua? Aun en su verdor, y sin haber sido cortado, con todo, se seca primero que toda hierba. Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; y la esperanza del impío perecerá; porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña. Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie; se asirá de ella, mas no resistirá. A manera de un árbol está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto; se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente, y enlazándose hasta un lugar pedregoso" (Job 8:9-17).
Se excusa al decir que... "nosotros somos de ayer". Como aclarando que la mejor fuente de aprendizaje es la experiencia de los mayores. ¿Y qué de la Palabra divina? Las experiencias son humanas, pero la Palabra de Dios es divina.

Las experiencias son temporales, pero los consejos divinos son eternos.

Las experiencias son terrenales, pero las promesas divinas son celestiales.

Los ejemplos de Bildad sobre el junco, el lodo, el prado y el agua, el verdor de la hierba, todo apunta en contra de Job. Notemos bien el versículo 13: "Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; y la esperanza del impío perecerá".

Según Bildad, Job era el impío cuya esperanza perecerá. "Su confianza es tela de araña" donde uno queda atrapado.

Se apoya en su familia "mas no permanecerá ella en pie. Se asirá de ella, mas no resistirá". Ya sabemos lo que pasó con su familia: "Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia" (Job 1:18, 19).

Tanto la familia de Job como el palacio donde sus hijos celebraban el cumpleaños del hijo mayor, todo se perdió. El edificio cayó y los hijos murieron. En este sentido Bildad tenía razón.
Sin embargo, sus palabras nos muestran la clase de "consuelo" que Satanás y sus ayudantes ofrecen para cuantos sufren. Es una muestra del "consuelo" que tendrán cuantos irán a parar al infierno por la eternidad. ¡Oh si tan sólo pudiéramos echarle un "vistazo" a ese dominio de las tinieblas para huir de allí con todas las fuerzas!

Bildad pretende hablarle a un Job culpable: "A manera de un árbol está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto; se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente, y enlazándose hasta un lugar pedregoso. Si le arrancaren de su lugar, este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi. Ciertamente este será el gozo de su camino; y del polvo mismo nacerán otros. He aquí, Dios no aborrece al perfecto, ni apoya la mano de los malignos. Aún llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo. Los que te aborrecen serán vestidos de confusión; y la habitación de los impíos perecerá" (Job 8:16-22).

El árbol verde delante del sol significa que es muy saludable.

Sus raíces reciben agua abundante.

Poco a poco llega a tierra pedregosa, pero el árbol sigue sano y verde.

¿Qué significa la declaración del versículo 20?: "He aquí, Dios no aborrece al perfecto, ni apoya la mano de los malignos".
Bildad no dice que Job es ese... "perfecto", maduro en la fe, porque a renglón seguido dice... "Ni apoya la mano de los malignos".

Lo que le dice es esto: «Mira Job; Dios no te apoya porque eres maligno».

Los versículos 21 y 22, recogen las palabras de Bildad quien parece tratar de convencer a Job cuál sería su recompensa si él no fuera culpable.
• "Llenará tu boca de risa".
• Llenará "tus labios de júbilo".
• "Los que te aborrecen serán vestidos de confusión".

Finalmente... "La habitación de los impíos perecerá".

Es decir, la seguridad, la confianza, la estabilidad, la ausencia de todo peligro, sería para ti, Job, si tan sólo no fueras culpable de lo que te toca vivir.

¿Le gustaría a usted contar con esta clase de consolador si estuviera en una situación de dolor?

¿No nos estará enseñando todo esto algo de lo cual casi nunca pensamos?

¿No nos estará diciendo la clase de "consuelo" que tiene Satanás para aquellos a quienes él mismo destruye con permiso de Dios?

¿Para qué se escribió el libro de Job y se incluyó todo cuanto dijeron estos hombres para herirlo aún más? ¿Realmente quiere la respuesta para qué?: "Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Ro. 15:4). ¡Menos mal que tenemos esperanza, porque tenemos las Escrituras!

¡Y pensar que los cristianos tenemos a un Consolador infalible, el cual está con nosotros todo el tiempo desde que descendió en el Pentecostés!: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26).

"Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí" (Jn. 15:26).
"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (Jn. 16:7).

Piense por un momento en la clase de consoladores que tienen los del mundo. Si nadie le visita a usted cuando necesita una palabra de consuelo, tal vez sea mejor, no sea que algún "hermano Bildad" lo haga, y le cause más daño que bien. Los cristianos tenemos a un Consolador que sabe cómo consolarnos, porque está EN nosotros: "El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros" (Jn. 14:17).

Los doce que estaban con el Señor, ¿estaban más cerca de Él que nosotros, o estamos nosotros más cerca suyo? ¿O Él estaba más cerca de ellos, o está hoy más cerca de nosotros? Ciertamente entonces estaba CON ellos, pero hoy está EN nosotros.


Capítulo 9

La acción de Job no es justificarse que él no es pecador, pues básicamente no se trata de tal cosa. Lo que hace, lo que afirma y todos sus discursos, expresan más bien que no es castigado por un determinado pecado cometido; es decir, que el castigo que recibe: La pérdida de toda su familia y posesiones, no es producto de un determinado pecado, lo que por cierto también ocurre en la vida real.

En el caso de un individuo que es inmoral en su andar y el día de mañana se enferma de sida, ¿qué pasa en verdad? ¿Es esto producto de su andar? ¡Por supuesto que es producto de su pecado! Pero a diferencia de eso, supóngase que usted está enfermo y le hacen una transfusión de sangre infectada con sida, ¿cuál es la verdad en este caso?, ¿es usted culpable? ¡Claro que no!

Pero siguiendo con la historia de Job, él nunca declara que está exento de pecado y para verificarlo mejor, vamos a leer los siguientes versículos: "Respondió Job, y dijo: Ciertamente yo sé que es así; ¿y cómo se justificará el hombre con Dios? Si quisiere contender con él, no le podrá responder a una cosa entre mil. Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿quién se endureció contra él, y le fue bien? Él arranca los montes con su furor, y no saben quién los trastornó; él remueve la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas; él manda al sol, y no sale; y sella las estrellas; él solo extendió los cielos, y anda sobre las olas del mar; él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, y los lugares secretos del sur; él hace cosas grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número. He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; pasará, y no lo entenderé. He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?" (Job 9:1-12).

Esta vez Job no responde a Bildad. Por lo visto él toma la decisión de que no vale la pena seguir argumentando con quien pretende saber lo que en realidad no sabe. Al respecto dice la Biblia: "Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él" (Pr. 26:4).

"El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta; el que reprende al impío, se atrae mancha" (Pr. 9:7).
"Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; mas la erudición de los necios es necedad" (Pr. 16:22). Bildad es un erudito, pues sabe hablar y argumentar muy bien.

El Señor lo describe resumidamente de la siguiente forma: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen" (Mt. 7:6). Hay que tener mucho cuidado con este texto, pues Mateo 7:6 bien puede tener directa relación con lo que dice en Proverbios 9:7 y Proverbios 26:4.

Es claro, que Job decide darle otro curso a esa conversación para su propio bien, para no ser despedazado o pisoteado, ya que sólo se concentra en agradar a Dios. A continuación decide hablarle a Bildad y demás acompañantes acerca de Dios y Su grandeza. Ciertamente, en lugar de seguir defendiéndose de un individuo como Bildad, no le contesta, sino que le da una especie de escuela dominical, le da una clase de cómo es Dios. Es de notar que Job tiene bastante paciencia, es admirable su tolerancia.

¡Qué sabiduría al optar por este recurso!
¡Cuánto bien le trae esta acción al mismo Job, quien les tapa la boca a los demás sin necesidad de incurrir en agravios ni palabras ofensivas! Él tampoco estaba juzgando a ninguna persona, sino más bien la actitud de sus supuestos amigos.
Revisemos seguidamente el bosquejo del sermón de Job

Todo comienza con una introducción: Primero Job le dice a Bildad que cuanto acaba de exponer es verdadero. Le da la razón, y esto sin duda lo prepara para lo que sigue diciendo a continuación, ya que Job se dio cuenta muy pronto, de que sus amigos no son "tan amigos" como él cree.

En la Biblia podemos leer: "Ciertamente yo sé que es así..." (v. 2a). Lo cual es como afirmar: «Sí, Bildad, así es como tú dices».

A continuación Job le hace a Bildad una pregunta retórica: "...¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?" (v. 2b). Y seguramente esta afirmación es del agrado de Bildad, quien por lo visto todavía no percibe que lo que Job en verdad está haciendo, es darle a entender: «Mira Bildad; no te quiero escuchar más, pues ya tengo bastante dolor y con tus palabras sólo me estás causando aún más daño».

Job continúa diciéndole, que si el hombre "quisiere contender con él (Dios), no le podrá responder a una cosa entre mil" (v. 3).
Agregando luego: "...¿Quién se endureció contra él (Dios), y le fue bien?" (v. 4).

Job expone la grandeza del Creador a Bildad, como si le hablara a un niño. Esto pudo haber ofendido a Bildad si se hubiera percatado de ello, pero Job hablaba de Dios, no de él. Job dice la verdad, no palabras de su imaginación.

¡Pobre Bildad, pues está acorralado! Sabe que si le contradice, lo hace no contra él, sino contra Dios mismo y esto lo mantiene en silencio.

¿A qué se refiere Job cuando afirma: "Él arranca los montes con su furor..."? (v. 5a). Probablemente a los volcanes, las erosiones, los aludes y terremotos.
Job sigue añadiendo otras afirmaciones sobre Dios como: "Él remueve la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas" (v. 6). Aclaremos que estas afirmaciones son hechas en lenguaje figurado, una forma de decir, pues de ningún modo quiere decir que la tierra posea columnas. Y aunque estos fenómenos son hoy explicables, sin embargo... ¿De dónde proviene la fuerza de un volcán, lo mismo que de un terremoto?... Podemos hablar científicamente de las fallas en el subsuelo de las cordilleras, que todo proviene de la naturaleza y que estos fenómenos ocurren cíclicamente cada tantos años, etc... Pero, a pesar de eso, la mayor parte de estos fenómenos naturales siguen siendo un misterio hasta hoy.

"Él manda al sol, y no sale; y sella las estrellas" (v. 7). Aunque hoy sabemos que es la tierra la que gira y no el sol que sale y se pone, siempre usamos esta forma de decir porque así es como vemos al sol, las estrellas y la luna. Lo que Job nos dice es que esto es algo que sigue su curso sin alteración.

"Él solo extendió los cielos, y anda sobre las olas del mar" (v. 8). Nadie puede dudar que Dios mismo es el creador de los cielos y la tierra: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gn. 1:1).

Él"anda sobre las olas del mar"(v. 8b). ¡Este hecho se cumple literalmente y un puñado de hombres lo ven!: "Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!"(Mt. 14:25-27).

Nuestro Creador y Salvador tiene poder sobre la naturaleza

La creación es inferior al Creador, razón por la cual está sujeta a Él.

Algunos ejemplos del dominio que el Señor posee sobre la naturaleza son, a saber:

Jesús multiplica los panes y peces: "Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá. Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños" (Mt. 14:14-21).

Jesús camina sobre las aguas: "Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar" (Mt. 14:25).

Jesús manda buscar el dinero para el pago del impuesto, el cual se encuentra en la boca de un pez: "Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti" (Mt. 17:24-27).

Jesús maldice a la higuera, la cual luego se seca; hecho utilizado como un medio de predicación para Sus apóstoles y su andar en sus vidas cristianas: "Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho" (Mt. 21:18-21).

Pero ahora trate de responder la siguiente pregunta: ¿Alguien pudo alguna vez precipitar un monte al mar? ¡Claro que no! ¿Y entonces, cómo interpretar esto? Si solamente hay que tener fe como un grano de mostaza bien pequeñito, piense en el grano más chico posible.
Creo que esto va a ocurrir en el futuro, que aquellos que van a recibir poder para compartir el gobierno con el Señor en el milenio, van a estar capacitados para hacerlo. Creo que esto se va a cumplir, pero no por ahora.

Jesús calma la tempestad: "Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?" (Mr. 4:37-41).

Jesús convierte el agua en vino: "Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él" (Jn. 2:7-11).

Esta es la razón por la cual Jesús les dice a los judíos que lo rechazaban, que si no creían en Él, al menos lo hicieran debido a sus obras: "Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre" (Jn. 10:37, 38).

Pero ¿cómo resolvieron ellos las manifestaciones divinas de Jesús?: "Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?... Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero" (Mt. 12:22-26, 31, 32).

Continuando con el tema de Job y teniendo en cuenta todo cuanto le dice a Bildad, ¡realmente lo estaba evangelizando!

Job habla de "la Osa, el Orión y las Pléyades..." (v. 9a). Veamos un poco acerca de lo que es nuestro universo: El universo es la evidencia más grande de la existencia de Dios. Tenemos una visión muy limitada respecto a la Tierra, esta diminuta partícula de planeta en que vivimos, en un universo increíblemente vasto y aparentemente infinito. Para poner todo esto en perspectiva, consideremos por un breve momento la magnitud del universo estelar. Para el ojo humano y sin la ayuda de telescopio, sólo son visibles unas ocho mil estrellas.

En 1999 y por medio del telescopio espacial Hubble, se estimó que hay más de 125 mil millones de galaxias en el universo, pero recientemente y con la nueva cámara instalada al telescopio, se pueden observar tres mil millones de galaxias visibles, lo cual es mucho más del doble de lo advertido anteriormente.

Las estrellas

Una estrella, es un gran cuerpo celeste compuesto de gases calientes que emiten radiación electromagnética y en especial luz, como resultado de las reacciones nucleares que tienen lugar en su interior. Se calcula un total de ocho mil estrellas observables a simple vista y desde la tierra, la mitad, situadas en el hemisferio norte celeste y la otra mitad en el sur.

Los astrónomos estiman actualmente, que el número de estrellas en el universo conocido, es cerca de 10 elevado a la veinticinco-ava potencia (1025); es decir un número infinitesimal. ¡Estos mismos científicos consideran, que este es el número aproximado de granos de arena existentes en el mundo!, es decir, tantas estrellas como granos de arena en el mundo.

El Sol

El Sol es la estrella que, por el efecto gravitacional de su masa, domina el sistema planetario que incluye a la tierra. Debido a la radiación de su energía electromagnética, aporta directa o indirectamente toda la energía que mantiene la vida en el planeta tierra, porque todo el alimento y el combustible proceden en última instancia de las plantas, que a su vez utilizan la energía de la luz del sol para realizar el proceso de fotosíntesis.

El Sol se encuentra a una distancia media de la tierra, de 150 millones de kilómetros, y su luz tarda en llegar a ella ocho minutos. Esta estrella es 300 mil veces más pesada que la tierra y gira alrededor de su eje. Tiene un diámetro de 1.392.000 kilómetros. Es nuestra estrella más cercana y la fuente de energía para la vida sobre nuestro planeta. Lo anteriormente mencionado, sirve para constatar todo lo que Job ya sabía, porque él menciona incluso a las Osas, las Pléyades, etc.

La Luna

La Luna es el satélite natural de la tierra. Su diámetro es de unos 3.476 kilómetros, aproximadamente una cuarta parte del de la tierra, y su volumen es una quincuagésima parte de nuestro planeta. Orbita nuestro planeta a una distancia media de 384.403 kilómetros y a una velocidad aproximada de 3.700 kilómetros por hora.
Usted puede darle la vuelta a la Luna caminando en 27 años. Un rayo de luz viaja a unos 300.000 kilómetros por segundo, de tal manera que un rayo de luz llega a la Luna en sólo un segundo y medio. La principal influencia que ejerce nuestro satélite natural sobre la tierra, es la formación de las mareas.

Las Pléyades

Las Pléyades es un cúmulo abierto de unas 400 ó 500 estrellas, en dirección a la constelación Tauro. Un cúmulo estelar es un grupo de estrellas atraídas entre sí por su gravedad mutua. Las Pléyades son un grupo de estrellas situadas a una distancia aproximada de 450 años luz de la tierra y están contenidas en un espacio de treinta años luz. Las estrellas más grandes y brillantes del cúmulo son de color blanco/azulado y son cinco veces mayores que el sol. Pero debido a la distancia, estas nos parecen pequeñas.

Las constelaciones

La Osa Mayor, la Osa Menor y Orión son tres constelaciones. Una constelación, es una agrupación de estrellas cuya posición en el cielo nocturno es aparentemente tan cercana que los astrónomos de las civilizaciones antiguas decidieron vincularlas mediante líneas imaginarias, ideando así figuras sobre la bóveda celeste.
La Osa Mayor y la Menor, se encuentran sobre el hemisferio norte y el Orión sobre el Ecuador. El cinturón de Orión cuenta con tres estrellas: Las tres Marías o los Tres Reyes Magos. La estrella del hombro es Betelgeuse y la del pie es Rigel. La estrella Betelgeuse está a un trillón 416.000, 184 billones de kilómetros de distancia de nosotros, y tiene un diámetro de 402 millones 325 mil kilómetros, el cual es mucho mayor que la órbita terráquea.

Lo vasto del universo

Siendo Dios infinito y el Creador del universo, no hay razón para suponer que nuestros telescopios o nuestra matemática relativista son capaces de penetrar sus fronteras. La grandeza del universo creado no sólo es evidente en el número de estrellas, sino también en las distancias increíbles en que se encuentran las unas de las otras.
El autor de estas explicaciones científicas, da algunos detalles bien llamativos a continuación:

Si fuera posible viajar a la velocidad de la luz, es decir a 300.000 kilómetros por segundo, se podría llegar a Venus en dos minutos y 18 segundos, porque sólo se encuentra a 41 millones, 841.800 kilómetros de distancia.

Después de cuatro minutos y medio se puede sobrepasar Mercurio, el cual sólo está a unos 80 millones 465 mil kilómetros.
Se puede viajar a Marte en solo cuatro minutos y 21 segundos, ya que sólo está a 54 millones 716.200 kilómetros de distancia.
La siguiente parada es Júpiter, que se encuentra a 590 millones, 613.100 kilómetros de distancia, donde se necesitan 35 minutos para llegar a destino, pero siempre a la velocidad de la luz.

Saturno está casi al doble de la distancia de Júpiter, a 1.271 millones, 347.000 kilómetros de distancia.
Finalmente están Urano, Neptuno y por último Plutón a unos 4.345 millones, 110.000 kilómetros de distancia. Sin embargo, a pesar de llegar tan lejos, todavía no hemos salido del sistema solar.

La estrella del norte está a 64 billones 372.000 millones de kilómetros de distancia, pero todavía no está muy alejada, en comparación con el espacio conocido. Ahora pasemos a lo único y extraordinario del planeta tierra.

Los astrofísicos han estudiado todas las circunstancias que se requieren para que la tierra sea un planeta habitable. Sólo examinando la formación de la atmósfera adecuada y el desarrollo del ciclo hidrológico, los científicos estiman que la probabilidad de combinar estos dos factores en forma correcta es de una en mil billones, es decir de diez elevado a la veintiséis-ava potencia (1026). Eso sin tomar en cuenta la estimación bastante modesta del número máximo total de los planetas que es tal vez de 10 elevado a la veintidós-ava potencia (1022). En otras palabras, que las posibilidades de encontrar otro planeta que reúna todas las condiciones de la tierra, son bastante remotas. Si le añadimos a estas probabilidades la ocurrencia de otros factores necesarios para la vida, las posibilidades de encontrar vida igual a la nuestra, en otros planetas, es casi absurda.

Los científicos afirman que si el sol estuviera más cerca de la tierra, la raza humana se asaría y si estuviera más lejos se congelaría. Una inteligencia Suprema lo colocó en el lugar correcto, exhibiendo así una sabiduría única.

El balance delicado en el diseño de la tierra, está ilustrado por los siguientes ejemplos y son más de cuarenta las condiciones críticas para la vida terráquea. Estos son sólo unos ejemplos, ya que si alguno de estos factores faltase, no habría vida en este planeta.

• Si la Tierra girara más despacio.
• Si girara más rápido
• Si la Tierra estuviera entre un 2% a un 5% más distante del sol.
• Si estuviera entre 2 al 5% más cerca del sol.
• Si cambiara en un 1% la forma cómo llega la luz del sol al planeta.
• Si la Tierra fuese más pequeña.
• Si fuese más grande.
• Si la luna fuese más pequeña.
• Si la luna fuese más grande.
• Si hubiera más de una luna.
• Si la corteza terrestre fuese más delgada.
• Si la corteza tuviese más espesor.
• Si la tasa de oxígeno y nitrógeno fuese mayor.
• Si hubiese más o menos ozono.

Los volcanes

Un volcán, en esencia, es un aparato geológico, comunicante temporal o permanente entre el manto y la superficie terrestre. Es también una estructura geológica, por la cual emerge el magma, la roca fundida, y los gases del interior del planeta. El ascenso ocurre generalmente en episodios de actividad violenta denominados erupciones. Lo que hace el volcán es verdaderamente desastroso. Cualquiera de estos pequeños cambios entre el sol, la luna, la distancia, la inclinación, etc., haría que la vida humana desapareciera, o nos congelamos todos o simplemente nos quemamos.

Ahora: ¿Quién diseñó todo esto? ¿Quién lo inventó? ¿Quién lo hizo? y ¿cómo lo hizo? Veamos el texto de Hebreos 3:3, 4: "Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios".

Job también le habla a Bildad de la maravillosa creación, mencionando las Pléyades, el Orión, la Osa, etc.

Quiero pensar que Bildad boquiabierto; no terminaba de sorprenderse, pues Job en realidad lo estaba evangelizando. Él creía en un Dios que siempre satisface los deseos, apetitos e inclinaciones del hombre. Creía en Él, pero su fe se basaba en un Dios que es una especie de mozo que sirve alimentos al hambriento; de enfermero, que siempre ayuda al convaleciente; de médico, que es un buen sanador y de banquero que ofrece un interés de 400 por ciento.

De ahí que Job le dice a su "audiencia": «Es mejor que conozcan al Dios que no se pasa la vida mimando a nadie».

Un Dios que despliega los cielos, que creó todo el universo, que viene y se humanizará para salvarnos: "Él hace cosas grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número" (v. 10).

Job destaca la omnipresencia de Dios: "He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; pasará, y no lo entenderé. He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?"(Job 9:11, 12).

Le hace ver a Bildad que Dios sin duda está en todo ese drama vivido por él, pero que no es posible verlo, porque es espíritu. Es mucho más fácil ver SU MANO en la prosperidad, la salud y la protección, que en las condiciones que el mismo Job se encuentra.

A continuación, dice algo muy oportuno y llamativo:"He aquí, él arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién Le dirá?: ¿Qué haces?" (v. 12).

• Dios no necesita recibir lecciones de nadie como necesitaba Bildad.
• Dios no cambia Sus planes, sino que tiene planes prefijados y los lleva a cabo.
• Dios está al control de todo y Job sabe que posee el control de su situación personal igualmente.
• Dios sabe muy bien quién es Job.

Bildad habla lo que no sabe. Por eso Job decide darle una cátedra teológica acerca de quién es Dios: "Dios no volverá atrás su ira, y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios. ¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con él palabras escogidas?" (Job 9:13, 14).

Job reconoce que está en la presencia de Dios, que no es posible persuadirlo con "palabras escogidas":"¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con él palabras escogidas?" (Job 9:14).

Reconoce que aunque fuera completamente justo, optaría por el silencio ante Su presencia:"Aunque fuese yo justo, no respondería; antes habría de rogar a mi juez"(Job 9:15).

Dice con mucha sabiduría que preferiría... "rogar a mi Juez".

Reconoce que su condición es tal, que "Si... le invocara, y él me respondiese, aún no creeré que haya escuchado mi voz" (v. 16).
Alguien puede pensar que esto refleja su falta de fe, pero yo creo que es más bien la prueba de su humildad y su fe verdadera. Dice en Job 1:21, 22: "Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno".

Job afirma que Dios le quebranta c on TEMPESTAD, HERIDAS y AMARGURAS: "Porque me ha quebrantado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa. No me ha concedido que tome aliento, sino que me ha llenado de amarguras" (Job 9:17, 18).

Por cierto que esto no lo hace muy feliz, pero admite a pesar de todo, que Dios es Dios y que hace muchas cosas que el hombre no comprende. Si nosotros tuviéramos estos tres quebrantamientos en nuestra vida: "Tempestad, heridas y amargura", ¿hablaríamos a todo el mundo de la manifestación de Dios en nuestras vidas?
¡Cuánta elocuencia hay cuando habla de la potencia divina! ¿No será que Job está pensando, que en la destrucción de todo cuanto poseía se manifestó la potencia de Dios?: "Si habláremos de su potencia, por cierto es fuerte; si de juicio, ¿quién me emplazará?" (Job 9:19).

¿Sabe qué significa la frase "...quién me emplazará"? Esto es lo que dice el diccionario sobre el término «emplazar»: «Citar a una persona en determinado tiempo y lugar, especialmente para que dé razón de algo. Citar al demandado con señalamiento del plazo, dentro del cual necesitará comparecer ante el juicio, para ejercitar en él sus defensas, excepciones o reconvenciones».

¿Sabemos nosotros quién puede emplazar a Job? No, no es Dios, tampoco Bildad ni ninguno de sus otros amigos. Pero, ¡qué tremendo es lo que Job afirma en el versículo 20!: "Si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo". Quesu boca lo condenaría y lo haría inicuo.
Leamos ahora los versículos 20-24 en paráfrasis: «Y yo, ¿soy acaso justo? Mi propia boca lo niega. Aunque creyera que soy perfecto, Dios me declararía convicto de maldad. Y aunque fuera del todo inocente, no me atrevería ni a pensarlo. ¡Detesto lo que soy! Inocente o culpable, para Él da lo mismo, pues Él destruye a uno y otro. Se ríe cuando la calamidad azota al inocente. La tierra está en manos de los malvados; Dios venda los ojos de los jueces y los deja proceder injustamente. Si no es Él, ¿quién es entonces?».

Si lo que dice en el versículo 22, que "...Al perfecto y al impío él los consume". ¿Cuál es entonces la ventaja de tratar de ser perfecto?
¡Ah! ¡Cuán importante es que capte lo que esto significa! Mientras el impío es derrotado en el momento de prueba, el perfecto, el santo, es purificado: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas" (1 P. 1:6-9).

Refiriéndonos a los buenos tiempos pasados de Job, leemos: "Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y no vieron el bien. Pasaron cual naves veloces; como el águila que se arroja sobre la presa" (Job 9:25, 26).

¡Cuántas veces suspiramos, especialmente los mayores, diciendo!... «¡Oh, aquellos buenos tiempos antiguos!» o «Todo tiempo pasado es mejor»: "Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría" (Ec. 7:10).
No hay nada de malo en recordar el pasado, lo peligroso es vivir en el pasado.

A diferencia, Job recuerda el pasado y dice: "Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y no vieron el bien" (Job 9:25).
Pues todos sabemos que siempre lo bueno pasa rápido, excepto la vida eterna.

Luego Job agrega que: "...huyeron, y no vieron el bien" (v. 25b).

¿Cuál es el sueño de Job entonces? Lo que soñamos todos: Trabajar mucho en la juventud, para que los hijos tengan sus hogares y nosotros, ya abuelos, gocemos de lo que tenemos por haber trabajado tanto. Pero ahora Job pasa a decir que sus días... "no vieron el bien", sus hijos todos ya muertos, sus bienes todos perdidos, su salud quebrantada, su apariencia desfigurada y su piel repulsiva, sus amigos son ahora sus acusadores y encima de todo, su esposa quien le sugiere deshacerse de su fe en Dios y morir.

Todas sus esperanzas están perdidas. Pero, conociendo nosotros el final del drama de Job, entonces el hecho de afirmar: "¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos?" (Ec. 7:10), cobra mayor fuerza y ciertamente en su caso particular, lo mejor no está en el pasado, sino en el futuro, porque todos sus bienes se duplican y él recupera a todos sus hijos, ya en esta vida.

¿No ocurre lo mismo con nosotros, los cristianos?

¿Acaso no es cierto que la belleza de lo que Él nos ofrece es incomparable?

Pablo también fue un hombre muy sufrido, y es precisamente él quien escribió: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Ro. 8:18).

Sin duda que la visión de Pablo cuando fue transportado hasta el"tercer cielo" le llegó a impresionar tan fuertemente, que deseaba partir inmediatamente para estar con Cristo: "Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades" (2 Co. 12:2-5).
"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor"(Fil. 1:21-23).
¿Cuándo y cómo es que a Pablo le es permitido dar un vistazo, a lo que representa su futuro?

En Hechos 14:19 se lee que Pablo es apedreado y dado por muerto en Listra, pero que se levanta en medio de los discípulos: "Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe"(Hch. 14:19, 20).

En este capítulo bíblico aprendemos que existen dos maneras de morir: Con esperanza o sin esperanza: "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza" (1 Ts. 4:13).

Job también se dirige a la realidad actual, hablando en los versículos 25 y 26, advierte sobre el futuro de estas generaciones modernas: «Pasaron mis tiempos buenos tan rápido como una bala».

En el versículo 27 dice que desea dejar de quejarse, pero su dolor es tan intenso, que al hablar con Dios en presencia de sus amigos, eso tal vez pueda ayudarle a olvidar por un momento sus penas: "Si yo dijere: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante, y me esforzaré" (Job 9:27).

¡Cuán significativas son las palabras del versículo 28!: "Me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente".

Finalmente, recorramos rápidamente los últimos versículos de este capítulo:

El versículo 30 nos hace ver que el hombre no puede deshacerse de sus pecados por sí mismo: "Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor"(Jer. 2:22).

El mismo capítulo continúa diciendo en la Paráfrasis: «No hay en el mundo jabón ni lejía que puedan purificarte. Tienes manchas de culpa que jamás podrán lavarse. Las veo perennemente ante mí, dice el Señor Dios».

La lejía es un tipo de quitamanchas a toda prueba.

En el versículo 32, Job dice que con Dios no se puede tratar como con los hombres, ya que no podemos llevarlo a juicio y encontrar a un árbitro que decida cuál de los dos tiene la razón: "No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos. Quite de sobre mí Su vara, y Su terror no me espante"(Job 9:33, 34).
Algo extraño dice Job en el último versículo 35: "...Porque en este estado no estoy en mí". Esto significa que cada pecador debe reconocer que en su condición de ser humano pecador e imperfecto, NO ESTÁ EN SÍ.
No podemos decirle a Dios: «Hablemos de hombre a hombre, hablemos entre iguales, tratemos de entendernos, hagamos las paces entre nosotros».
¡El hombre sólo puede dirigirse a Dios por medio de Cristo!


Capítulo 10

En este capítulo Job sigue hablando, pero su tema cambia, porque ahora trata de encontrar un desahogo. El desahogo es una buena terapia, y nada mejor que hacerlo con Dios.

A veces tratamos de hablar con alguien, pero no siempre escogemos a la persona correcta, pues:

• No todos quieren escuchar nuestras quejas.
• No todos son dignos de escuchar nuestras penas y dolores.
• No todos sabrán cómo respondernos cuando les hablemos.

Job no encontró buenos oídos ni en Elifaz, ni en Bildad. Es imposible hallar a una persona que comprenda todos nuestros dramas, excepto Jesús.

¿Qué le dice Job a Dios?

"Está mi alma hastiada de mi vida; daré libre curso a mi queja, hablaré con amargura de mi alma. Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo. ¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que favorezcas los designios de los impíos? ¿Tienes tú acaso ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre? ¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos" (Job 10:1-5).
Comienza diciendo que está cansado de vivir: "...Daré libre curso a mi queja, hablaré con amargura de mi alma" (v. 1).

Le dice "no me condenes..." (v. 2a).
"...Hazme entender por qué contiendes conmigo" (v. 2b).
Le pregunta: "¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos?..." (v. 3).
Ciertamente Job no es evolucionista, pues sabe que él es obra de la mano de Dios.
• La otra pregunta para Dios es: "¿Tienes tú acaso ojos de carne?..." (v. 4a).
Lo que Job da a entender con esta frase es: «¿Acaso tú, siendo Dios, tienes las limitaciones del hombre? ¿Acaso no es cierto que tu conocimiento es ilimitado y no necesitas que nadie te informe de nada?».
Por eso en el siguiente renglón, dice: "...¿Ves tú como ve el hombre?" (v. 4b).
• Note el versículo 5. En este caso Job admite la eternidad de Dios. Él no tiene principio ni fin: "¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos" (v. 5).
De esto se deduce que:
El hombre es un ser creado, porque Dios es su Creador.
El hombre puede celebrar su cumpleaños, Dios no, porque nunca nació como el hombre.
Al hombre es posible discernir y catalogar, a tal punto que incluso podemos calcular su edad, pero a diferencia de eso, a Dios solo es posible conocerlo en la medida que él se nos revela.
El hombre es obra de Dios.
El hombre es como un edificio, pero Dios es el constructor del edificio: "Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios" (He. 3:3, 4).

Las preguntas siguientes del versículo 5 son afirmaciones teológicas muy amplias y profundas a la vez. Job no es superficial en sus conceptos en cuanto a Dios y sus atributos. Lo que dice retóricamente es: «Nadie puede contar tu existencia limitándola a días y años, meses y semanas, horas y minutos». En la Persona de Cristo sí es posible hacerlo, pues él se limitó a todas las condiciones del hombre, excepto en una cosa que no cometió pecado. En todo lo demás era igual a las características del ser humano: experimentó hambre, sed, cansancio y hasta dijo: «Vamos a descansar un momento».

No sabemos de enfermedades de Jesús, pues la Biblia dice solamente que nunca cometió pecado, y eso es un buen elemento que tenemos que tener en cuenta. La enfermedad es producto del pecado, pero no siempre de un pecado determinado. Entonces, cuál es la verdadera causa de nuestras enfermedades: ¿Por qué nos enfermamos? ¡Porque tenemos pecado! Nuestro Señor permanece eternamente SIN PECADO. Ninguno de los evangelios describe enfermedad alguna sufrida por Él, pero sí que Jesús sintió cansancio.

Él llegó a autolimitarse, es decir se despojó de toda Su grandeza del cielo, a excepción de Su Deidad, y muchas veces se humilló hasta el punto que necesitó que alguien le sirviera algo, como por ejemplo cuando le pidió agua a la mujer samaritana que estaba junto al pozo de Jacob. Da la impresión que la única razón que tuvo para pedirle agua, fue porque deseaba entrar en conversación con ella, pero también es cierto, que experimentaba sed y necesitaba beber agua.

Volvamos a Job y leamos el versículo 6: "Para que inquieras mi iniquidad, y busques mi pecado". Job le dice a Dios que él no necesita "averiguar" y rastrear su vida humana; buscar testigos o evaluar su andar, para finalmente sacar una conclusión y aplicarle un castigo justo, si lo encuentra culpable. Según Job, Dios no necesita nada de esto. Cuando dice "que inquieras mi iniquidad". Esa afirmación es como decir: «No necesitas archivos de mi pasado para hallar en mi algún pecado».
Debemos notar que él no dice PECADOS, sino PECADO. Pero... ¿Por qué singular y no plural?

Lo que sigue aclara esto: "Aunque tú sabes que no soy impío..." (v. 7). Aparentemente, Job se excede en sus pretensiones de no tener pecado.
Pero, es fácil notar que lo que está diciendo ciertamente, es que Dios no lo castiga por algún pecado en particular.
Lo que en realidad quiere afirmar, es que sus sufrimientos NO son el resultado de una vida piadosa e hipócrita.
Job prefiere tratar este asunto con Dios mismo, no con Bildad ni con los demás "consoladores". No conocemos los detalles de si esos amigos llegaron a prestar atención a esta cátedra o no. Lo que sí sabemos es que la necesitaban mucho, porque se apresuraban y pretendían enseñarle a Job lo que ellos mismos no entendían.
Job continúa y admite ser una creación de Dios: "Tus manos me hicieron y me formaron; ¿y luego te vuelves y me deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿y en polvo me has de volver? ¿No me vaciaste como leche, y como queso me cuajaste? Me vestiste de piel y carne, y me tejiste con huesos y nervios. Vida y misericordia me concediste, y tu cuidado guardó mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón; yo sé que están cerca de ti"(Job 10:8-13).

Aparte de lo que tenemos en Génesis sobre la creación del hombre, estas palabras de Job son las que mejor expresan la corona de la creación divina.

"Tus manos me hicieron..." (v. 8).
"Como a barro me diste forma..." (v. 9).
"Me vestiste de piel y carne..." (v. 11a).
"Me tejiste con huesos y nervios" (v. 11b).
"Vida y misericordia me concediste..." (v. 12).

¿Cómo se entiende el versículo 10?: "¿No me vaciaste como leche, y como queso me cuajaste?".
A la leche no se le puede dar forma, porque es líquida, pero una vez que se convierte en queso, entonces sí se puede trabajar sobre la misma "materia prima" dándole la forma que uno desea. La Paráfrasis traduce este texto de la siguiente forma: «Tú me has cambiado de vasija en vasija como leche, y me has cuajado como queso». Compare estas palabras con Génesis 2:7: "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente".

Si piensa que Job está describiendo su condición personal modificada, como cuando la leche se convierte en queso, de todos modos no se aleja mucho de la formación del hombre en el Edén.

De ser así, Job esta diciendo que Dios, con el fin de darle una mejor forma espiritual, llevó a cabo un cambio en su vida, grande, completo, moldeable y muy similar al cambio que se produce entre la leche y el queso, aunque siga tratándose de la misma "materia prima". Job era el mismo en su apariencia física, la misma persona, pero grande fue el cambio que se produjo en su vida espiritual.

La expresión: "Tú me has cambiado de vasija en vasija", es el cambio que tuvo de sano y fuerte, rico y feliz, en dolorido y enfermo, pobre y miserable. Pero al mismo tiempo Job se percata de que hay algo en los planes de Dios, que él mismo es incapaz de entender.

Admite que el Señor tiene derecho de hacer lo que quiere: "Si pequé, tú me has observado, y no me tendrás por limpio de mi iniquidad. Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido. Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; y vuelves a hacer en mí maravillas. Renuevas contra mí tus pruebas, y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo" (Job 10:14-17).

Job sabe que es pecador y que Dios lo observa siempre: "Si pequé, tú me has observado, y no me tendrás por limpio de mi iniquidad" (Job 10:14).

"Si fuere malo, ¡ay de mí!" (v. 15). Pero sigue diciendo: "Y si fuere justo". Si Job esta dando a entender que se considera a sí mismo como una persona justa, ¿por qué lo hace? La respuesta está en los versículos 16, 17: "Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; y vuelves a hacer en mí maravillas. Renuevas contra mí tus pruebas, y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo".

En la primera estrofa leemos: "Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas". El león es considerado como el "rey de la selva", pero Job sabe perfectamente que aunque se compare con uno de esos animales, Dios es un cazador muy experimentado.

Seguidamente, se pregunta el por qué de su nacimiento: "¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto. Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura" (Job 10:18, 19).

¡Pobre Job, no tiene la menor idea de la sorpresa que Dios le tiene preparada!

También nosotros nos preguntamos muy frecuentemente: ¿Para qué hemos nacido? He aquí algunas respuestas para esta singular pregunta... «Para qué nacemos»:

No sé, francamente yo nada hice para nacer.
Nací, creo yo, para sufrir y luego morir.
Nací, para trabajar como esclavo, soñar y luego morir, sin saber si hay algo más allá de la muerte. Y si lo hay, no sé si es bueno o malo.
Nací para divertirme mientras joven, enfermarme cuando mayor, y ser carga cuando anciano.
Nací para crecer, estudiar, graduarme, trabajar, formar una familia, soñar con que algún día será mejor, sin que ese día nunca llegue, excepto en mis sueños.
Nací para aprender muchas cosas sin saber para qué.
Nací para enfermarme, gastar mi dinero en médicos y farmacias y sufrir dolores de todo tipo.
Nací, para con el tiempo caer en todo tipo de vicios, arruinar mi delicado cuerpo y pasarme años quejándome y culpando a otros.
Nací para soñar lo mejor y recibir lo peor.
Nací para descubrir, que es una verdadera maldición confiar en los hombres. Así se trate de políticos, profesores universitarios, instituciones del estado, o autoridades. Desde los más altos hasta lo más bajos, porque todas sus promesas son mentiras organizadas, sus esfuerzos son egoístas, sus programas son inciertos, sus fracasos inseguros y sus objetivos son el acomodo personal.
¿Pero qué hay del otro lado de la moneda? Pues todo cuanto aparece a un lado de la moneda, con respecto a la pregunta: «¿Para qué nací?», debe ser igualmente examinado a la luz del otro lado.
Nací por la voluntad de Dios.
Nací para volver a nacer si lo deseo y si acepto la gracia de Jesús.
Nací para permitir que mi Creador, sea también mi Redentor.
Nací para gozar de la vida sirviendo a mis semejantes.
Nací para hacer de la Biblia y sus principios, mi conducta ante Dios y ante mis semejantes.
Nací para cantar alabanzas al Señor y para llenar mi alma de la verdadera paz, proveniente del cielo.
Nací para vivir para otros. Animar a los desanimados, socorrer a los necesitados y acompañar a los abandonados.
Nací para invertir mi vida en los asuntos de mi Creador, el Señor Jesucristo.
Nací para asegurarme que la vida presente es apenas un chispazo, pero que he emprendido el camino hacia la eternidad celestial, país de mi residencia permanente por la eternidad.
Nací para mostrar a otros el camino al cielo, mientras el Señor me deje vivir aquí en la tierra.
Nací para dar el mejor testimonio cristiano ante mis hermanos y ante el mundo.
Nací para que cuando venga la hora de mi muerte, ésta resulte en un maravilloso viaje hasta la misma presencia de mi Creador y Salvador, acompañado de los ángeles que Él me asigne.

Finalmente es posible una mejor comprensión de la oración de Job: "¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto. Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura. ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas" (Job 10:18-22).

Note sus últimas palabras en la Paráfrasis: «¿Por qué entonces dejaste que naciera? ¿Por qué no me dejaste morir al nacer? Así me habría ahorrado esta mísera existencia. Habría pasado directamente del vientre al sepulcro. ¿No ves cuán poco tiempo me queda? ¡Ay! Apártate de mí para que pueda tener un poco de consuelo antes de partir hacia la tierra de oscuridad y sombra de muerte, para ya nunca volver; tierra tenebrosa como la medianoche, tierra de sombra de muerte donde sólo reina la confusión, y donde la misma claridad es negra como la noche» (Job 10:18-22 - Paráfrasis).

Referente a estas afirmaciones de Job, se debe tener en cuenta que él no posee el conocimiento del futuro eterno, cuyo privilegio tenemos nosotros hoy.


Capítulo 11

En esta ocasión vamos a referirnos al tercer orador que Job tiene que aguantar. Su nombre es Zofar, que significa... «pájaro gorjeador».

No hay mucha diferencia entre lo que dijeron los anteriores y lo que dice ahora este nuevo acusador: "Respondió Zofar naamatita, y dijo: ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado? ¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence? Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos. Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece" (vs. 1-6). Estas son las palabras de Zofar.

Una cosa que no debemos ignorar, es que los discursos de ellos no varían mucho. Da la impresión que se han puesto de acuerdo para tocar la misma nota.

Otro detalle: Si son parte del castigo para Job, esto nos hace ver que sus amigos recibían su inspiración de la misma fuente sospechosa.

Zofar decide someter su víctima a un interrogatorio.

Se siente con el derecho de hacer algo con las muchas palabras de Job.

Comienza con esta pregunta: "¿Las muchas palabras no han de tener respuesta?".

Se siente como el sabio que debe aconsejar. No se trata de un visitante para hablar; sino como si Job lo hubiera invitado para escucharlo en silencio.

Es claro según los capítulos 9 y 10, que Zofar debió haber oído todo cuanto dijo Job.

Luego le dice... "¿Y el hombre que habla mucho será justificado?".

Tiene razón en esto, pero Job no necesitaba tal amonestación. Era como decirle: «Tú hablas mucho para ocultar tus pecados. Eres culpable y pretendes ocultar tus culpas con muchas palabras...».

El versículo 3 es muy fuerte, al usar palabras como... falacias y escarnio, terminando con... "¿Y no habrá quien te avergüence?". Falacia, significa: «engaño para dañar a otros». De esto acusa Zofar a Job.

En el versículo 4 le culpa de pretender ser de doctrina pura y limpia delante de Dios, la palabra «doctrina» significa «enseñanza»: "Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos".

¿En qué sentido dice que es limpio? ¿Cuál es el contexto? El contexto es su doctrina. Uno puede tener enseñanza sana, pura y ajustada a las Escrituras y dejar mucho que desear en cuanto a su conducta, pero comprende muy bien la verdad y la explica y la expone, eso es completamente posible.

Ciertamente Job no dijo eso en los capítulos 9 y 10, pero cuando uno toma el camino de acusador, se puede deducir o... interpretar que sí afirmó tal o cual cosa.
Los falsos acusadores siempre siguen la misma ruta. Notemos los versículos 5 y 6: "Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece".

Uno tiene la impresión que de alguna manera Zofar se siente culpable por ocasionarle tanto dolor a Job con sus palabras, por lo cual recurre al argumento de ponderar a Dios... «¡Oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo!».

Pero Zofar no puede dejar de acusar al sufriente Job y termina esta parte de su discurso diciéndole: "Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece" (v. 6b).

¿Qué experiencia tenía Zofar para decirle al patriarca que sus sufrimientos no eran suficientes, porque podrían ser mucho peores?

¿Cuánto más debía sufrir Job, para que Zofar estuviera satisfecho?

¿Sabía él de algunas culpas cometidas por Job, o hablaba por hablar?

¿Por qué los humanos somos tan prontos para acusar y tan lentos para consolar?

¿Por qué no nos damos cuenta, de que mañana uno mismo podría estar en una situación parecida?

Ninguno de los tres acusadores exhibió una sola falta de Job, aunque todos hablaron de la grandeza de Dios.

¿Cuál era la pregunta de Job? No tenemos una demanda explícita de él en cuanto a su dolor, pero, a juzgar por sus argumentos, realmente deseaba saber cuál era el pecado que había cometido para sufrir todo lo que sufrió.

Si esos amigos lo hubieran sabido, bien que se lo habrían dicho.

Es obvio que Dios no les reveló lo único que Job deseaba saber.

Ellos no eran testigos oculares de ningún pecado de Job en particular.

Tampoco tenían información de algún testigo digno de crédito.

Menos aún, nada recibieron por revelación de parte de Dios.

Ellos no sabían nada de lo que se narra en Job 1:6-22: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno".

Si este es el caso... ¿Por qué entonces hablaban de su imaginación?

Creo que puedo explicarlo en parte:
Ellos sabían que Job era justo y temeroso de Dios.
Sabían que nunca pretendió ser sin pecado.
No tenían argumentos en su contra.
Al hablar bien de Dios, pretendían evitar que les sucediera lo mismo.
Debemos notar que el Señor no dijo de ninguno de ellos, lo que declaró sobre Job, es decir, que era "varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:8).
¿No percibían sus amigos esto mismo en la persona de Job?

Zofar asume ahora el papel de catedrático: "¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar. Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio, ¿quién podrá contrarrestarle?" (vs. 7-10).

Le habla de lo imposible que es descubrir "los secretos de Dios". Es decir, aquellas cosas que no han sido reveladas a los hombres, porque Dios dice que no piensa como pensamos nosotros ni juzga como juzgamos nosotros:

• "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Is. 55:8, 9).
"Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados... Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes" (Sal. 40:5, 17).

Zofar mezcla mucho su discurso. Indistintamente, acusa a Job, haciéndole ver sus limitaciones, su ignorancia y sin duda "su grave pecado por haber merecido tan duro golpe", y luego gira hacia Dios, mostrándole a Job la gran diferencia entre Él y el hombre, tal como si se tratara de un niño "inocente", pero... ¡culpable!

¿Por qué esta actitud de Zofar?

¿Temía haber ofendido a Dios con sus palabras hirientes contra Job, tal como lo hicieron Aarón y María con Moisés?

¿Reconocía que Job, siendo mucho menos culpable que él mismo, podría ser defendido por Dios, lo que realmente ocurrió al final?

Todo cuanto Zofar dice acerca del Creador es correcto... Él "es más alto que los cielos... es más profundo que el Seol... su dimensión es más extensa que la tierra... más ancha que el mar"... y también es cierto que... "si pasa, y aprisiona, y llama a juicio" no es posible contrarrestarle.

Zofar intercala las limitaciones de Job con la inconmensurable grandeza de Dios. Nada de esto está mal, y Job no lo ignoraba. Nada de esto representaba un consuelo para él.

Zofar vuelve a acusarlo: "Porque él conoce a los hombres vanos; ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?" (v. 11).

Lo que Zofar dice ahora, es que Job es uno de esos... "hombres vanos" y que su iniquidad está a la vista de Dios. Debido a esto, pregunta... "¿y no hará caso?".

En otras palabras, lo que te pasa Job, es que Dios conoce tu iniquidad.

Notemos que no dice INIQUIDADES, sino que Dios... "ve asimismo LA INIQUIDAD". En otras palabras, Job estaba sufriendo por causa de una determinada iniquidad.

Dos cosas debemos tener en cuenta:
• En cuanto a los discursos, no importa cuál de ellos hable, siempre el tema es el mismo. Esto es, que Job sufre lo que merece por causa de alguna gran iniquidad que cometió.
•Job, por su parte, en todo el libro, no se justifica como no pecador, sino que le hace ver a ellos que su mal, el cual ni él mismo, ni ellos entienden, no tenía explicación.
Zofar expresa un ejemplo extraño, dice: "El hombre vano se hará entendido, cuando un pollino de asno montés nazca hombre" (v. 12).
Lo que está diciendo es que el simple hombre tiene tantas probabilidades de ser sabio, como un burrito de nacer hombre.

Zofar ahora aparece como predicador... "invitando a los culpables a la plataforma para que, de rodillas, derramen lágrimas de arrepentimiento": "Si tú dispusieres tu corazón, y extendieres a él tus manos; si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y nada temerás; y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron. La vida te será más clara que el mediodía; aunque oscureciere, será como la mañana. Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro. Te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos suplicarán tu favor. Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será dar su último suspiro" (vs. 13-20).

No sé a cuantos de nosotros se nos ocurre pensar, que Zofar habló aquí lo que no deseaba. Algo muy parecido a lo que le sucedió a Balaam cuando deseaba maldecir a Israel para recibir el oro de Balac (Nm. 23, 24). Notemos especialmente lo que dice en Números 23:7-12, 18-25: "Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré; he aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya. Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. Él respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?... Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él. Dios los ha sacado de Egipto; tiene fuerzas como de búfalo. Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! He aquí el pueblo que como león se levantará, y como león se erguirá; no se echará hasta que devore la presa, y beba la sangre de los muertos. Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas".

La Biblia dice que Balaam fue alquilado por Balac para que maldijera al pueblo de Israel: "No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte. Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba" (Dt. 23:3-5).

En Josué 13:22 dice que Balaam fue muerto a espada: "También mataron a espada los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, entre los demás que mataron" (Jos. 13:22).

El apóstol Pedro declara que Balaam "amó el premio de la maldad" y que lo mismo hacen hoy los falsos predicadores: "Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta"(2 P. 2:14-16).

Judas también dice más o menos la misma cosa. Es decir, que los falsos predicadores "se lanzaron por lucro en el error de Balaam": "¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré" (Jud. 11).

Juan en Apocalipsis habla de... "los que retienen la doctrina de Balaam": "Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación" (Ap. 2:14).

¿Cuál era esa... "doctrina de Balaam"? ¿Quién le aconsejó a Balac que usara a las mujeres de su pueblo para que invitaran a los jóvenes hebreos a involucrarse en matrimonios mixtos y consecuentemente en la idolatría que practicaban?

No sabemos si Balaam recibió alguna remuneración por tan brillante consejo... ¡Cuántos líderes supuestamente cristianos permiten matrimonios entre católicos romanos y cristianos evangélicos! Este es el contraevangelio de... "San Balaam"!

Pero volvamos a Zofar y lo que dice en la última parte del capítulo 11 de Job.

No quiero ser malentendido, cuando trato de mostrar el paralelo entre Zofar y Balaam, porque no estoy siquiera insinuando que Zofar estaba para maldecir. Lo que explico es que cuando Dios quiere que se diga lo que ha determinado, aun el menos inclinado a obedecerlo lo hará.

Aquí van los "consejos" de Zofar:
• En el versículo 13, aconseja que extienda sus manos a Dios, que clame a Él. "Si tú dispusieres tu corazón, y extendieres a él tus manos".
• En el versículo 14, que se desprenda por si hubiera alguna iniquidad "y no consintieres que more en tu casa la injusticia...": "Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia".
• En el versículo 15 dice que... "Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte y nada temerás".
• En el versículo 16, afirma que si lo hace, si da estos pasos... "olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron".
• En el versículo 17, le dice que... "la vida te será más clara que el mediodía... será como la mañana".
• En el versículo 18 que... "Tendrás confianza... Hay esperanza, dormirás seguro...""Te acostará, y no habrá quien te espante" (v. 19).
• Y como conclusión... "Y muchos suplicarán tu favor" (v. 19). Lo que dice es que muchos pedirían su ayuda.

8. En el versículo 20 habla diciendo... "Los ojos de los malos se consumirán". Esta vez esos ojos de los malos no son los de Job: "Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será dar su último suspiro" (v. 20).

Preguntaríamos a Zofar:

¿Por qué cambiaste tanto al final?
Y él nos diría: No lo sé, porque yo no me había preparado para decir todo lo que dije... Me sucedió lo de Balaam, solamente que nadie me alquiló para maldecir a nadie. No me pude contener las palabras, salían solas.


Capítulo 12

Job prefiere hablar de la grandeza de Dios

Después de escuchar a Zofar, uno no puede menos que esperar la reacción de Job. Se nota muy bien su sabiduría, aun estando con tanto dolor y sufrimiento.
Job parece cansado de escuchar tantos "consejos" y se pone más firme en sus convicciones: "Respondió entonces Job, diciendo: Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría. También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros; ¿y quién habrá que no pueda decir otro tanto? Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido. Aquel cuyos pies van a resbalar es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas. Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros, en cuyas manos él ha puesto cuanto tienen" (Job 12:1-6).

Versículo 2. Aquí Job reconoce estar en la minoría cuando dice... "vosotros sois el pueblo". Es como decir... "Ustedes son la mayoría, por eso creen tener la razón". La idea generalizada es que si la mayoría cree algo, es porque esa es la verdad, sin embargo en la práctica es la «mayoría de las veces» lo contrario. Así ha sido siempre.
Las personas que realmente piensan y toman decisiones con cuidado, son muy pocas. Basta preguntar a los votantes en las elecciones presidenciales la razón por qué votan por tal o cual candidato, y estas serán las respuestas más comunes en las cuales se basaron…

• En sus discursos muy bien elaborados.
• En sus promesas en las que abunda de todo y para todos.
• En su supuesto interés en los pobres, la educación y la salud.
• En que crearán fuentes de trabajo y pagarán mejores salarios.
• En la seguridad física de los habitantes y el fin del crimen.
• En mejores hospitales, y el abaratamiento de los artículos de primera necesidad.
• Ausencia total o abolición de toda discriminación, y
• Acabar con los sin-techo y detener la desigualdad económica.

Pero... ¿Acaso no es atractivo este... programa de gobierno?

¿Acaso hay algo de malo en ayudar a los pobres, permitir que todos accedan a una buena educación, que tengan buena atención médica costeada por el estado, reciban mejores salarios, que acaben con el crimen y todo ese... "paquete" de gobierno?

La gran mayoría votará por este candidato, sin siquiera hacerse esta sencilla pregunta: «¿De dónde sacará los medios para dar tan buen gobierno?».
La respuesta es: ¡No se trata de algo serio, es sólo para ganar el voto de la mayoría! Muy pocos son los ciudadanos que piensan en esto, sino que están encantados con todas las mentiras. ¿Pero por qué ocurre? Salomón tiene una respuesta muy clara y sencilla, cuando dice: "El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos"(Pr. 14:15).

Esta es la razón por qué Job, en respuesta a Zofar y a los oradores anteriores les dice que ellos son "el pueblo" razón por la cual se supone que... "con vosotros morirá la sabiduría". Es como decir: Son mayoría y nada más queda para discutir, porque todo el mundo sabe que la mayoría tiene la razón.

• ¿Cuántos profesores universitarios enseñan el creacionismo?
• ¿Cuántos predicadores insisten hoy en la sana doctrina bíblica?
• ¿Cuántos cristianos creen hoy en la necesidad de no pactar con el mundo ni con el falso cristianismo?
• ¿Cuántos de los predicadores por televisión, exponen con claridad las enseñanzas bíblicas?
• ¿En cuántas iglesias se estudia la Biblia hoy y se invita a los no salvos a recibir a Cristo y evitar la condenación eterna?

Hasta aquí van tres contra uno: Elifaz, Bildad y Zofar. Los tres decían las mismas cosas, cambiaban las palabras, pero no el contenido de sus discursos.
Job decide declarar que no es menos que ellos, aunque es minoría numérica. Notemos cómo comienza su respuesta a Zofar: "También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros; ¿y quién habrá que no pueda decir otro tanto?" (Job 12:3).

Lo que les dice es que con sus muchas palabras no aportaron absolutamente nada. No explicaron el por qué de sus sufrimientos, no hubo una palabra de comprensión y consuelo y la compañía de ellos era algo así como espino, pero jamás bálsamo.

Luego agrega a continuación: Si de hablar se trata, «yo no soy menos que ustedes».

Y hace una pregunta retórica, cuando añade... "¿Y quien habrá que no pueda decir otro tanto?".

Es lo mismo que decir... «Lo que ustedes dijeron hasta ahora, cualquier hablador puede hacerlo».

Después, seguramente con una mirada penetrante, prosigue: "Yo soy uno de quien su amigo se mofa".

Pero... ¿Habla Job específicamente de Zofar o incluye a los tres, tratando de hacerles ver que cada uno individualmente, sólo tratan de burlarse de él, y de su condición de dolor y desventaja?

La segunda parte del versículo 4, dice: "…Que invoca a Dios, y él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido".

Job está hablando de sí mismo. En primer lugar dice que "el justo y perfecto es escarnecido".

Pero... ¿de dónde saca Job que él mismo es justo y perfecto?: "Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

¿Qué quiere decir Job en el versículo 5?: "Aquel cuyos pies van a resbalar es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas" (Job 12:5). Esto simplemente significa que el rico - en este caso el sano - se mofa del pobre, y el pobre es él mismo, pues nada tiene.
En el momento en que nos convencemos de que si los asuntos en nuestra vida van bien, es porque estamos bien con Dios, esto implica que estamos caminando por camino resbaladizo.

Si creemos que la educación, la salud física, los bienes materiales y la armonía en el matrimonio es siempre muestra de que Dios está de nuestro lado, nos equivocamos: "Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?" (He. 12:4-7).

"Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga" (Dt. 8:5).

¿Cómo entender el versículo 5?: "Aquel cuyos pies van a resbalar es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas".
Sin duda Job está hablando de Zofar, o tal vez también de los anteriores oradores, quienes son como aquellos cuyos pies van a resbalar. La "lámpara despreciada" tiene que ver con la luz para quien prefiere las tinieblas. Esa "lámpara" bien podría ser Job, y sus amigos quienes le menosprecian.

Jesús habló también de quienes aborrecen la luz, refiriéndose a cuantos lo aborrecían a Él:

"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios"(Jn. 3:19-21).
"Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn. 8:12).
"Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo" (Jn. 9:5).
"Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va... Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Jn. 12:35, 46).

La prosperidad de los ladrones: "Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros, en cuyas manos él ha puesto cuanto tienen. Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Jehová la hizo? En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano" (Job 12:6-10).

Cuando Job dice... "prosperan las tiendas de los ladrones" se está refiriendo a sus amigos. Como diciendo: «Si la prosperidad es prueba de que uno está en comunión con Dios, entonces tengan cuidado, porque la prosperidad en sí no necesariamente demuestra que somos leales al Creador». Prácticamente implica que sus tres "amigos" bien pueden ser ladrones.

En uno de los Salmos de Asaf él dice: "He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas" (Sal. 73:12).

"Aunque amontone plata como polvo, y prepare ropa como lodo; la habrá preparado él, mas el justo se vestirá, y el inocente repartirá la plata. Edificó su casa como la polilla, y como enramada que hizo el guarda. Rico se acuesta, pero por última vez; abrirá sus ojos, y nada tendrá" (Job 27:16-19).
"¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo"(Pr. 23:5).
"Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar" (1 Ti. 6:7).

Job menciona algunas cosas que invitan a la reflexión:

• Que los ladrones pueden prosperar.
• Los que viven de espaldas a Dios, pueden sentirse seguros.
• Todo cuanto tienen es porque Dios se las puso en sus manos.

Tan "sabios" eran sus amigos que Job les dio la siguiente recomendación: "Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Jehová la hizo? En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano. Ciertamente el oído distingue las palabras, y el paladar gusta las viandas" (Job 12:7-11).

Job les recomienda a que observen a los animales y aprendan de ellos.

• Que contemplen a las aves.
• Que pregunten a la tierra y ella les enseñará.
• Que consulten a los peces del mar.

Luego hace una pregunta, como sigue: "¿Qué cosas de todas estas no entiende?" (v. 9).

Es como estar diciendo que los animales, las aves, la tierra, los peces entendían más que esos tres "sabios" que pronunciaron sus discursos.

Destaca, que es Dios quien creó todas las cosas y quien también controla todo y a todos.

La vida en general está en las manos del Creador: "En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano. Ciertamente el oído distingue las palabras, y el paladar gusta las viandas. En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia. Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia. Si él derriba, no hay quien edifique; encerrará al hombre, y no habrá quien le abra. Si él detiene las aguas, todo se seca; si las envía, destruyen la tierra. Con él está el poder y la sabiduría; suyo es el que yerra, y el que hace errar. Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y entontece a los jueces. Él rompe las cadenas de los tiranos, y les ata una soga a sus lomos. Él lleva despojados a los príncipes, y trastorna a los poderosos. Priva del habla a los que dicen verdad, y quita a los ancianos el consejo. Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y desata el cinto de los fuertes" (Job 12:10-21).

• "En sus manos está el alma de todo viviente".
• "El oído distingue las palabras" para hacer ver que sus amigos no distinguían el por qué de la situación que le cupo vivir.
• "El paladar gusta las viandas".
• "En los ancianos está la ciencia, la experiencia, y en la larga edad la inteligencia".
• Según el versículo 13, la verdadera sabiduría está con Dios. Es decir, es sabio el que busca a Dios y jamás será defraudado: "Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia".

Quien ama y teme a Dios, no tiene problema alguno para saber cómo surgió el Universo.

Sabe de dónde y cómo se originó el ser humano.

Jamás se le ocurrirá creer en absurdos que carecen de pruebas, ni científicas, ni lógicas, ni teológicas, ni razonables.

¿Qué nos ofrece el evolucionismo? El gran "descubrimiento" que... "no hay Dios": "Dice el necio en su corazón: no hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien" (Sal. 14:1).

Aquí tenemos al evolucionista y las consecuencias de su fe: corrupción, obras abominables, hacer solamente el mal e ir degradándose cada vez más.
¿Cómo ve las mismas cosas creadas el verdaderamente sabio?:

"¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios" (Sal. 104:24).
"Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia" (Pr. 3:19).
"Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría" (Dn. 2:20).
"¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Ro. 11:33).
"Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1 Co. 1:25).

¡Cuántas cosas hace Dios sin que la mayoría de los hombres se den cuenta!: "Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia. Si él derriba, no hay quien edifique; encerrará al hombre, y no habrá quien le abra. Si él detiene las aguas, todo se seca; si las envía, destruyen la tierra. Con él está el poder y la sabiduría; suyo es el que yerra, y el que hace errar. Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y entontece a los jueces. Él rompe las cadenas de los tiranos, y les ata una soga a sus lomos. Él lleva despojados a los príncipes, y trastorna a los poderosos. Priva del habla a los que dicen verdad, y quita a los ancianos el consejo. Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y desata el cinto de los fuertes. Él descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte. Él multiplica las naciones, y él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir. Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, y los hace vagar como por un yermo sin camino. Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos" (Job 12:13-25).

• ¿Quieres consejo o inteligencia? Búscalo en Dios.
• Cuando Él derriba, destruye la vida, la salud o la prosperidad de alguien... "no hay quien edifique".
• Si encierra al hombre, no hay quien le abra las puertas.
• Si detiene las aguas, incluyendo la lluvia... "todo se seca".
• Si llueve demasiado, hay inundaciones y mucha destrucción.
• Si quieres ser sabio y resistir al mal, busca a Dios... "Con él está el poder y la sabiduría" (v. 16).
• De Dios son "el que yerra, y el que hace errar". Es decir, Él es quien tiene dominio sobre ambos.
• Es quien despoja de consejos a los consejeros. Como no lo buscan, hace que los consejos de ellos sean un montón de absurdos.
• Si el juez no teme a Dios, él, "entontece a los jueces".
• "Rompe las cadenas de los tiranos".
• Hace que determinado príncipe sea despojado de sus sueños por llegar al trono.
• Dios es quien... "priva del habla a los que dicen verdad, quita a los ancianos el consejo" (v. 20).

Es Dios quien hace que el sabio no hable para que el necio no se crea sabio. Con frecuencia la mejor respuesta es el silencio: "Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión" (Pr. 26:4, 5).

Algunas recetas para no ser necio:

"No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal" (Pr. 3:7).
"¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? más esperanza hay del necio que de él" (Pr. 26:12).
"¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!" (Is. 5:21).
"Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Ro. 12:16).
"Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él" (1 Co. 8:2, 3).
"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" (Stg. 1:5).

Puesto que no todos los ancianos son sabios "...él quita a los ancianos el consejo" (v. 20b). Todas las personas mayores pueden tener muchas arrugas, pero las arrugas no le hacen sabio a nadie.

"Él derrama menosprecio sobre los príncipes". Los príncipes pueden ser los gobernantes también. Hay un caso de un rey quien "murió sin que lo desearan más". Su nombre era Joram, rey de Judá: "Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes" (2 Cr. 21:20).

Aquí tenemos un buen ejemplo del derramamiento de menosprecio sobre un príncipe.

• Él también... "desata el cinto de los fuertes". Es lo mismo que decir que Dios desarma al fuerte que parece invencible.
• Nadie puede esconderse ni esconder nada de Dios: "Él descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte" (Job 12:22).
• ¿Cómo es que... "Él multiplica las naciones, las destruye, las esparce y las vuelve a reunir"?

Piense en las naciones que fueron divididas y varias de ellas hasta la fecha. Otras se han vuelto a reunir. El caso de Vietnam, el Norte y el Sur, el caso de Alemania, Este y Oeste, las que estaban divididas y volvieron a reunirse.

Otras continúan divididas, como Corea y algunas otras... ¿Quién está detrás de estos acontecimientos? ¡Es Dios mismo!

Pero algo similar se puede decir con el aumento y la reducción de la población en algunos países.

Dios también le quita el entendimiento a los jefes y hace que anden de un lado a otro como por un desierto: "Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, y los hace vagar como por un yermo sin camino. Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos"(Job 12:24, 25).
Como broche de esta magistral exposición de Job, veamos Lamentaciones 3:37-39: "¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado".
¡Quiera Dios que tomemos en serio tanta enseñanza y tan oportuna para nuestra generación!


Capítulo 13

Este es un capítulo verdaderamente interesante, porque Job como que ya no aguanta más tanta arenga repetitiva, sin sentido y sin ninguna aplicación ni ayuda para él.

Yo subtitulé estos versículos de la siguiente manera: «SOIS TODOS VOSOTROS MÉDICOS INÚTILES»: "He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos. Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros. Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios. Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos" (vs. 1-4).

Job le contesta a Zofar que todo cuanto le decía, era algo que ya había visto y oído. En otras palabras, que con tanta palabrería, no estaba aportando nada nuevo al asunto.
Y continúa: «Tal como ustedes saben, todo esto lo sé también, porque no soy inferior a ustedes en sabiduría y experiencia». Job no se deja manipular ni se deja amedrentar. Es interesante, porque hay mucha falsa interpretación en cuanto a su actitud.

¡Cuán importante es la sugerencia que les hace en el versículo 3!: "Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios". Es como manifestar... «Si quieren ayudarme, oren por mí, hablen sobre esto que estoy sufriendo con Dios, con el Todopoderoso.

No me vengan a repetir aquí lo que ya sé. No me vengan con lecciones de la grandeza del Señor, porque de esto sé mucho más que ustedes».

Cuando Job declara: "Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios".Otra traducción dice: «Quisiera dilucidar esto con Dios mismo».

En realidad lo que declara, es que si alguno de ellos estuviera en su condición, y él no supiera realmente el por qué de tanta calamidad y tanto dolor, oraría por el tal. Trataría de averiguar con Dios el por qué de tan horrible experiencia.

Job bien pudo decirles: «¿Por qué no se reúnen, ustedes que son mis amigos para orar a Dios por mí, en lugar de venir aquí para sermonearme?».

Califica así a sus visitantes: "Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos" (v. 4).

¿Se imagina usted a Job diciéndoles que son unos... "fraguadores de mentiras"?

¿Se imagina a Job calificando a estos "predicadores" de mentirosos?

Como si esto fuera poco, agrega algo más, esta vez en lo relacionado a su condición físicamente dolorosa, cuando dice: "Sois todos vosotros médicos nulos". En otras palabras lo que Job dice es...

• Ustedes no me ayudaron teológicamente.
• No me ayudaron físicamente.
• Tampoco espiritualmente.
• No pronunciaron una sola palabra de consuelo o de ánimo.
• No aportaron un sólo detalle, en lo que a la grandeza de Dios se refiere.

Y como si esto fuera poco, no me trajeron alivio alguno para el mal físico que sufro. Siquiera un poco de aceite para mis heridas, algo de calmante para aliviar mi dolor, algo de desinfectante, algunas vendas... ¡Absolutamente nada! Así que... señores, "Sois todos vosotros médicos nulos".

Job les ordena callar:"Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría. Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios. ¿Hablaréis iniquidad por Dios? ¿Hablaréis por él engaño? ¿Haréis acepción de personas a su favor? ¿Contenderéis vosotros por Dios? ¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre? Él os reprochará de seguro, si solapadamente hacéis acepción de personas. De cierto su alteza os habría de espantar, y su pavor habría de caer sobre vosotros" (vs. 5-11).

"Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría". Creo que muchas veces deberíamos de orar, por la mañana, ni bien nos levantamos para emprender nuestras actividades, pidiéndole al Señor que nos ayude a callar cuando nada bueno tenemos para decir.

En el versículo 5 lo que Job quiere decir a sus malcriados pupilos, es que lo mejor que podrían hacer para demostrar su inteligencia, sería callarse.

Cada vez que uno de ellos abría la boca, manifestaba su ignorancia y su desacierto, con respecto a las circunstancias que atravesaba Job.

Ahora él les ordena escucharlo: "Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios" (v. 6).

Ellos pensaban que estaban... "defendiendo a Dios", pero él les lanza una serie de preguntas retóricas, y cuando digo retóricas me estoy refiriendo a preguntas que en sí son respuestas.

"¿Hablaréis iniquidad por Dios?..." (v. 7a).
"...¿Hablaréis por él engaño?" (v. 7b).
"¿Haréis acepción de personas a su favor?..." (v. 8a).
"...¿Contenderéis vosotros por Dios?" (v. 8b).
"¿Sería bueno que él os escudriñase?..." (v. 9a).
"...¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?" (v. 9b).

Si parafraseamos estas interrogantes nos será mucho más fácil entender lo que ocurre.

Job está asombrado de la audacia de esos caballeros. Si no entendemos bien lo que les dice, es como sigue:

¿Ahora ya están tratando de encontrar faltas en Dios también?
¿Ahora, según ustedes, Dios también engaña?
¿La tomaron conmigo para "quedar bien con Dios"?
¿Pretenden hablar iniquidad como si fueran inspirados por Dios?
¿Qué sucedería con ustedes si Dios los escudriñara?
¿Pretenden burlarse de Dios como quien se burla de un hombre?

Después de estos interrogantes, Job les dice solemnemente: "Él os reprochará de seguro, si solapadamente hacéis acepción de personas. De cierto su alteza os habría de espantar, y su pavor habría de caer sobre vosotros" (vs. 10, 11).

Job les ofrece un claro balance de la "sabiduría" de ellos:

"Vuestras máximas son refranes de ceniza, y vuestros baluartes son baluartes de lodo" (v. 12).
Las tremendas afirmaciones que lanzaron son como ceniza.
Escúchenme y yo hablaré, y no importa lo que venga: "Escuchadme, y hablaré yo, y que me venga después lo que viniere" (v. 13).
«¿Creen ustedes que yo me dañaría a mí mismo por puro gusto? ¿Me mordería con mis propios dientes?»: "¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y tomaré mi vida en mi mano?" (v. 14).
Aunque por todo esto yo muriera, con todo seguiría confiando en Él: "He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; no obstante, defenderé delante de él mis caminos" (v. 15).
Sin embargo, esto no significa que les daría la razón a ustedes.

¿Cómo es que él se defendía tanto? Porque... "él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el impío" (v. 16).

Era tal la "sabiduría" que brotaba de sus labios que Job podía adivinar casi palabra por palabra lo que ellos dirían.

¿Eran realmente tan ignorantes y mal pensados, o Dios les impidió que dijeran algo sabio?: "El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; mas la erudición de los necios es necedad. El corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos" (Pr. 16:21-24).

"Ciertamente no es bueno condenar al justo, ni herir a los nobles que hacen lo recto. El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido" (Pr. 17:26-28). ¡Muy oportunas estas palabras!

Ahora de nuevo habla Job: "Oíd con atención mi razonamiento, y mi declaración entre en vuestros oídos. He aquí ahora, si yo expusiere mi causa, sé que seré justificado. ¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría. A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro: Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror. Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú. ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. ¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo? ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, y a una paja seca has de perseguir? ¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud? Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, trazando un límite para las plantas de mis pies. Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma, como vestido que roe la polilla" (vs. 17-28).

Job espera la atención de sus amigos para explicarles cómo razona él en cuanto a todo lo que le toca vivir.

Lo primero que dice es que si expusiera todo esto ante Dios, sabía que sería justificado... ¿Mucha presunción? ¡No! Increíble cómo ellos no captaron lo que Dios le había revelado a él.

En Job 1:8 el Señor le dice a Satanás que Job es "varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal". Quiere decir que cuando Job se justifica y dice que no tiene por qué sufrir lo que padece, Dios ya se lo dijo antes a Satanás y sus "amigos" deberían saberlo.

¿De cuántos de nosotros podría Dios decir esto mismo hoy?

Si Job dice que... "sería justificado"no se excedió en su... autoestima, porque Dios ya había dicho esto mismo mucho antes.

Como Dios ya lo había dicho antes, él ahora podía decir: "...Sé que seré justificado... ¿Quién es el que contenderá conmigo?" (vs. 18b, 19a).

¿Acaso no se dice lo mismo de los cristianos hoy?: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Ro. 8:33-37).

No cabe duda de que Job está entre los gigantes de Dios, y si Pablo se refiere de esta forma de sí mismo y de los demás miembros de su equipo misionero, Job nos está diciendo exactamente lo mismo.

Nosotros sabemos que ya hemos sido justificados también, aunque no seamos parte de esos GIGANTES DE DIOS: "Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche" (Ap. 12:10).

Parecen extrañas las palabras del versículo 19, pero en realidad lo que Job dice es como sigue: «Si ustedes pudieran convencerme de error, yo abandonaría mi defensa y me moriría».

Ahora Job le dice a Dios: "A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro: Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror. Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú. ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. ¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo? ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, y a una paja seca has de perseguir? ¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud? Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, trazando un límite para las plantas de mis pies" (vs. 20-27).

¿Cuáles son esas dos cosas de las que habla Job? La respuesta: "¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud? Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, trazando un límite para las plantas de mis pies"(vs. 26, 27).

Job le hace sus preguntas a Dios. Se dio cuenta que el Señor le había cerrado la puerta a esos cuatro amigos para que no le ayudaran. Por lo que se puede ver, ellos no hablaron lo que se esperaba de unos "amigos".
Job se da cuenta que el único con quien puede contar, es Dios.

Como él, también nosotros, debemos reconocer que nuestra ayuda está en el Señor.

Dios es inmutable y no cambiará aunque nosotros seamos culpables de lo que sufrimos.

El hombre generalmente cambia porque no siempre conserva una estrecha comunión con el Señor.

No siempre estamos en condiciones de ayudar al sufriente.

No siempre nos damos cuenta de que nuestra ayuda es el silencio, razón por la cual hablamos para crearle al sufriente aún mayor dolor.

¿Qué hace Job? ¡Decide dirigir su mirada a Dios, sin intermediario alguno!

"Aparta de mí tu mano, no me asombre tu terror" (v. 21). ¿Por qué dice Job que Dios puso su mano sobre él, cuando bien sabemos por lo que estudiamos al principio, que fue Satanás? Sin embargo, él no podría haber hecho nada si Dios no lo hubiera permitido, así que realmente fue Dios.
"Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú" (v. 22).
¿Podrías decirme... "cuántas iniquidades y pecados tengo yo?" (v. 23). Alguien dirá... bueno en su época, el Señor aún no había venido, no había pagado por las culpas de ellos. Algunos incluso dicen, menos mal que yo no vivía en el Antiguo Testamento, porque en ese tiempo no había gracia, sino ley, pero esto no es correcto. Notemos que de Noé se dice que no rechazó la gracia divina, por eso mismo fue salvo. No porque construyó el arca, sino porque no rechazó la gracia divina. Por supuesto que el arca le sirvió ya que tuvo la oportunidad de probar física y materialmente que no había rechazado la gracia. Usted dirá de dónde sacamos esto y la respuesta lo encontramos en Génesis 6, donde se describe la brutalidad de la raza humana en los días de Noé.

En el versículo 8 dice "Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová". Uno preguntaría cómo fue que Noé pudo hallar gracia y los otros no, cómo se entiende eso, no es solamente que él "descubrió" que hay gracia divina, sino que la gracia estaba disponible para todos y si uno va al capitulo 3 de Génesis versículo 21, se da cuenta que Dios ya había hecho un sacrificio con derramamiento de sangre para Adán y Eva, y a esto se le llama gracia.

Por eso ante los ojos de Dios, Job sí confió en la misma gracia en que confió Noé; no es que no tuviera pecado, sino que creyó en Él.

Explícame cuál es, en particular, mi pecado para permitirme sufrir tanto (v. 23b).
"¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?" (v. 24).

Para Job, Dios se había desentendido de él, y aunque dominaba muy bien la situación, sin embargo las palabras de reproche y acusaciones de parte de sus amigos, tuvieron resultados desastrosos para él.
No importa cuán seguros estemos de que estamos haciendo la voluntad del Señor, cuando Él permite que Satanás nos susurre sus "explicaciones", nos vemos en un callejón sin salida.

Bien haríamos nosotros si, en lugar de buscar ayuda de los hombres, buscáramos a Dios. Él es el único que tiene derecho de acusarnos, pero no lo hará. Nos escuchará y socorrerá.

¿Por qué no lo hacemos así? ¡Porque creemos que el hombre nos entiende mejor, siendo que vive nuestras vivencias también!

¿Y acaso nuestro Señor no padeció como nosotros y mucho más?: "Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente" (1 P. 2:20-23).

Recordemos: Satanás, para destruirnos, no usará a personas que sabemos que no aman al Señor.

Él no usó a Judas Iscariote para que intentara alejarlo de la muerte por nuestros pecados. ¿Acaso no recordamos las palabras de Pedro?: "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mt. 16:21-23).

¿Por qué te escondes de mí? Es como decir... Pasan días, semanas y meses, yo sufro hasta lo indecible ¿y tú? ¿Por qué no haces algo?: "¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?" (v. 24).

Job se compara frente a Dios, como una hoja, como una paja, sin valor alguno: "¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, y a una paja seca has de perseguir?" (v. 25).

Sospecha que Dios está haciendo una lista de amarguras para causarle nuevos sufrimientos. Además le dice que le está recordando pecados de su juventud: "¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud?" (v. 26).

Finalmente describe la condición de su cuerpo: "Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma, como vestido que roe la polilla" (v. 28).

¿Qué notamos en esta lista de interrogantes?

Job dejó de hablar a sus amigos.
Decidió hablar con Dios y averiguar el por qué de sus sufrimientos.
Le dice que aparte Su mano de él. Da por sentado que lo que le pasa es algo con lo cual Dios está de acuerdo.
No entiende por qué Dios esconde su rostro de él.
Dice que él, como un simple hombre, delante del Creador, no es más que una hoja o una paja.
Le pregunta por qué está anotando más amarguras en su contra.
Como que olvidó a sus visitantes y prefirió tratar su problema directamente con Dios.
¿Aprendimos algo?
* No esperemos demasiado de nuestros semejantes, porque aunque algunos se interesan en nuestros problemas, a otros nada les importa.
* Jamás podremos evitar que los demás nos juzguen como culpables de todo cuanto nos sobrevenga.
* Es mucho mejor que hablemos con toda franqueza con Dios. Hay un himno cuya letra en parte dice: «Mi Dios y yo, andamos por el prado. Amigos íntimos en comunión. Me habla Él, le cuento mi pesar, mi Dios y yo charlamos al andar».


Capítulo 14

Job describe la brevedad de la vida del hombre

Una obra magistral, única en su género de cómo es el hombre frente a su Creador. Job dice: "El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece. ¿Sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo? ¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie. Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste límites, de los cuales no pasará. Si tú lo abandonares, él dejará de ser; entre tanto deseará, como el jornalero, su día" (vs. 1-6).

¿Qué quiere decir Job con... "el hombre nacido de mujer"? ¿Acaso hay hombres no nacidos de mujer? ¿Por qué justamente este hombre ("nacido de mujer"), es "corto de días, y hastiado de sinsabores"?

¡Cuán importante es que sepamos responder a estas interrogantes, porque son claves y tienen sentido!

Las primeras cinco palabras de este capítulo parecen ofrecernos la clave de todo cuanto Job dice en este capítulo.

Job, inspirado por el Espíritu Santo nos hace ver que sí hay hombres que pueblan el planeta que no son «nacidos de mujer».

Los nacidos del Espíritu Santo, son los renacidos, los que no despreciaron la gracia divina, los que comenzaron con Adán, Eva y Abel; porque Caín solamente nació de mujer, él no nació de nuevo.

Jesús habló de esta generación, no «nacida de mujer». Todos los que recibieron a Jesucristo, tienen doble nacimiento: cuando nacieron de mujer y cuando nacieron del Espíritu Santo, este no es el nacimiento físico: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Jn. 1:12, 13).

"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo" (Jn. 3:5-7). Así que tiene mucha razón Job cuando inspirado por el Espíritu Santo habló de un hombre nacido de mujer como que otros no nacen de mujer. El Espíritu Santo le hizo ver que es necesario aclarar que lo que se va a hablar negativamente del hombre que tiene solamente el nacimiento físico que nació de mujer, pero no nació de Dios, que es del Espíritu Santo.

Pablo habló también de quienes no son nacidos solamente de mujer. Hace una comparación entre los dos hijos de Abraham: Ismael e Isaac. Pero el primero era hijo de la esclava de los esposos Abraham y Sara. Isaac, en cambio, era hijo de la libre, de Sara: "Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre" (Gá. 4:24-30).

Los cristianos, salvos por la fe en Cristo, "somos hijos de la promesa". No es un arreglo entre Abraham y Agar, es un arreglo entre Dios y los esposos Abraham y Sara.

Luego dice que el "nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu".

Pablo habla aquí refiriéndose a las descendencias respectivas de Ismael y de Isaac, los árabes y los israelíes. También nos hace ver que lo mismo ocurre hoy. Los nacidos físicamente, son los que no conocen el nacimiento basado en las promesas divinas. Los nacidos del Espíritu, sean judíos o gentiles, son los salvos. Los nacidos según la carne, los no regenerados, persiguen a los nacidos del Espíritu.

¡Cuán exacto es todo esto cuando estudiamos las diferentes persecuciones que sufrió la Iglesia, comenzando con la de Jerusalén, ni bien había nacido!

Job describe a los no regenerados, no nacidos de nuevo:

Ese hombre es "corto de días" (no tiene vida eterna).
Ese hombre vive "hastiado de sinsabores" (No puede descubrir de qué sirve haber nacido para vivir pocos años y la mayor parte de esa vida pasarse sufriendo).
Dice que el que «nace de mujer», es "como una flor"... "huye como la sombra y no permanece". Pareciera que nació para alcanzar cierta edad y luego desaparecer como desaparece la flor, lo mismo que la sombra: "huye como la sombra y no permanece": "El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más" (Sal. 103:15, 16).
"Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel" (Is. 5:24).
"Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre" (Is. 40:5-8).
"El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas" (Stg. 1:9-11).
"Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" (1 P. 1:24, 25).

Todo lo dicho NO significa que la vida del cristiano sea más prolongada que la del que se rebela contra Dios. Significa que la vida del cristiano tiene sentido. Comienza con Cristo, continúa con Cristo y finalmente será recibido en la gloria de Cristo: "Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria" (Sal. 73:23, 24).

¿Y en cuanto a los sinsabores?: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Ro. 8:18). "¿Sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?" (v. 3).

Después de describir lo que es "el hombre nacido de mujer", formula esta pregunta: «¿Te interesa esta clase de hombre?». ¡La respuesta "se sale de la vaina"!

A tal punto Él abrió sus ojos que a favor de este hombre entregó a su Hijo Unigénito.

Jesucristo, el Hijo de Dios dejó Su gloria para llegar a ser como todos nosotros, un "Hombre nacido de mujer".

Es verdad que no necesitaba del otro nacimiento, porque no tenía pecado: "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (1 P. 2:21-24).

Varias declaraciones indiscutibles de Job: "¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie. Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste límites, de los cuales no pasará. Si tú lo abandonares, él dejará de ser; entre tanto deseará, como el jornalero, su día" (vs. 4-6).

"¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie". Habla del hombre, el pecador sin esperanza, no hay religión ni obras que lo haga limpio.
"Ciertamente sus días están determinados". Quien realmente sabe el día y la hora de la muerte del hombre es Dios mismo.
"Le pusiste límites, de los cuales no pasará".

Job insiste en la verdad que el hombre no puede prolongar un sólo minuto su vida. Por eso dice: "Le pusiste límites, de los cuales no pasará".

El hombre tiene muchos límites, pero aquí parece referirse únicamente a su vida presente: "No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee" (Ec. 8:8).

"Si tú lo abandonares, él dejará de ser; entre tanto deseará,como jornalero, su día" (v. 6). Desear "como jornalero su día" se refiere al hombre sin esperanza que presiente que la muerte puede sobrevenirle en cualquier momento, pero no tiene la menor idea de lo que le espera más allá.

Eso de... "jornalero", se refiere al trabajador que quiere recibir su jornal, porque de eso vive.

La vida del hombre sin Dios se hace tan incierta, sufrida y desagradable, que el hombre piensa que realmente lo mejor le es la muerte.

A esto se deben tantos suicidios. El suicidio es el falso refugio de una persona cobarde y valiente al mismo tiempo. COBARDE, porque no quiere aceptar y enfrentar la realidad. VALIENTE, porque hay que tener valor para quitarse uno su propia vida.

El hombre sin Dios está rodeado de incertidumbre.

El hombre y el árbol: "Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva. Mas el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño. ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!" (vs. 7-13).

En estos versículos Job hace una interesante comparación.

¿A qué se refiere con que "...si el árbol fuere cortado"? ¿No se estará refiriendo al hombre opuesto al anterior? Dice que... "aún queda de él esperanza".

Todos sabemos cómo el árbol cortado puede volver a brotar. Así también el cristiano, el hombre temeroso de Dios puede volver a brotar después de haber sido cortado.

Job fue brutalmente cortado. Todos sus "gajos", como ser su familia, sus bienes, sus fuerzas y su misma apariencia, fueron cortados.

Job era, en cierto modo un árbol tan hermoso que el Creador desafió a Satanás para que viera la clase de hombre que era. Bien sabemos cómo Satanás cortó sus hermosos "gajos" y el "tronco" lo dejó tendido en el suelo.

"Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán". Esto ocurre cuando el árbol es cortado.

Job parece referirse a sí mismo como temeroso de Dios, quien al final sabrá hacerle justicia.

¿Qué pasa "si se envejeciere en la tierra su raíz"?

Aquí Job habla de un hombre temeroso de Dios que llega a su ancianidad, ya muy avanzado en años. Cuando la muerte parece rondar en sus cercanías. Cuando sabe que es la ley de todos los hombres y que con la muerte no hay regateo. Creo que Job se refiere aquí a la muerte del santo: "Y su tronco fuere muerto en el polvo".

¿Cómo entender el versículo 9?: "Al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva".

Creo que Job explica aquí el proceso del cambio que Dios opera en un hombre, porque habla que... "al percibir el agua reverdecerá".

Ya sabemos que el "agua" puede muy bien significar el Espíritu Santo: "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado" (Jn. 7:38, 39).

El «tronco muerto en la tierra» es el hombre, el pecador aún no salvo.

Para este hombre, la vida es, «nacer, sufrir y morir». Todo es muerte. De la muerte física pasa a la eterna.

Después de que el árbol recibe el agua en la profundidad de sus raíces, "hará copa como planta nueva". ¿No dice la Biblia que la persona que es regenerada llega a ser nueva?: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación" (2 Co. 5:17, 18).

Job vuelve al no salvo aún: Mas el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño” (vs. 10-12).

La expresión “el hombre” se refiere al grupo anterior, a los no salvos, por eso dice: “Morirá, y será cortado”. Probablemente se refiere a una muerte prematura.
Luego agrega: “Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él”?

Los versículos 11 y 12 describen el trágico fin de quienes mueren sin haberse reconciliado con Dios: “Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño”. Aquí no se refiere necesariamente a la resurrección física. Cuando habla de “levantarse”, es volver a la vida, tener vida. Toda persona regenerada se ha levantado del fango de pecados donde estaba. Estaba muerta y ahora vive.

Job llegó a tal sufrimiento, que exclama: “¡Oh, quién me diera que me escondiese en el Seol, que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!” (v. 13). Estar en el Seol, es ausentarse de los vivientes en la tierra.

Es probable que Job tuviera en cuenta la resurrección. Su escondite sería el Señor, pero en cuanto a su cuerpo, con los muertos.

El “plazo” del cual habla Job, se refiere al tiempo que transcurre entre su muerte física y la resurrección. Él estaba tan seguro de la vida más allá de la presente que, a semejanza de Pablo, deseaba partir cuanto antes y estar con el Señor.

“Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?...” (v. 14a). Esta interrogante él mismo la contesta: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí” (Job 19:25-27).
¿Desde cuándo sabía Job, que los muertos fieles a Dios resucitarían para la eternidad con Él?

Si Job no tuviera respuesta a esta crucial interrogante, jamás habría sobrevivido tanto dolor. La furia satánica se desató en su contra y era mucho su dolor. Después de preguntarse: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” Job nos dice que seguirá teniendo paciencia, “hasta que venga mi liberación”. ¡Habla de su resurrección!
No hay nada nuevo en que el hombre sea comparado al árbol.

La Biblia habla sobre el “árbol plantado junto a corrientes de aguas”: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Sal. 1:1-3).
La Biblia habla de... “los árboles de Jehová”: “Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él plantó” (Sal. 104:16).
La Biblia dice que el árbol es como la verdadera sabiduría: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen” (Pr. 3:13-18).

Esta... “sabiduría” no es otra cosa que el verdadero temor de Dios y el diario andar en Sus caminos: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Pr. 1:7).

La Biblia compara al árbol de vida con el “que gana almas”: “El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio. Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡cuánto más el impío y el pecador!” (Pr. 11:30, 31).
La Biblia dice que es “árbol de vida” el “deseo cumplido”: “La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido” (Pr. 13:12).
La Biblia dice que... “La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu” (Pr. 15:4).
Jesús habló del destino de plantas que dan y no dan frutos, respectivamente: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Jn. 15:1-7). Este texto es tan interesante, porque los versículos 6 y 7 dicen que el “que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano”. Si no dijera “como pámpano”, estaríamos en un serio problema, pero lo que está diciendo es que, si usted no permanece en Él, deja de recibir la sabia que es la presencia del Señor en su vida.

Debemos servir al Señor en la medida que fuera, separados de Él no se puede, deben haber frutos y para que haya frutos, hay algo que no debe existir, y es el PECADO. El pecado es el que hace que vivamos separados de Él, siendo de Él, pero separados. Entonces, ¿qué es lo que se quema? Oportunidades para servir. Cuando comparezcamos delante de Él, muchos estarán gozosos, pero también habrá muchos que se alejarán avergonzados por no haberle servido, mientras estaban en sus cuerpos.

Judas habla de... “árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados”: “Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados (Jud. 12).
¿Y quién no recuerda los dos árboles en el Edén? El árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:15-17).

“Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Gn. 3:24).

Cuando Job hace la comparación de un árbol que está prácticamente muerto, pero luego vuelve a crecer porque... “al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva”, sin saberlo, estaba hablando del pecador cuya vida no es más que un... “tronco muerto en el polvo”.

¡Pero todo cambia cuando dice que... “al percibir el agua reverdecerá”!

El pecador sin Cristo no es más que un tronco seco en el polvo de la tierra. Pero el pecador perdonado, es ese árbol que fue auxiliado por el Espíritu Santo.

Todo esto no es más que una clara profecía acerca del nuevo nacimiento y cómo aún el peor de los pecadores puede volver a ser como ese árbol que... “hará copa como planta nueva”.
Job describe su condición. Él se queja porque Dios no da tregua a su pecado: “Pero ahora me cuentas los pasos, y no das tregua a mi pecado; tienes sellada en saco mi prevaricación, y tienes cosida mi iniquidad” (vs. 16, 17).

Pareciera que Job está cediendo un poco y piensa que... «Tal vez estoy sufriendo todo esto porque habré cometido algún pecado». Notemos cómo lo expresa la paráfrasis: «Pero en vez de eso, sólo me permites dar unos cuantos pasos en el escenario de la vida, y señalas todos los errores que cometo. Los reúnes como pruebas en mi contra».

Job se compara con el monte caído y con la peña removida, las piedras desgastadas, “con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra”;para ver en estas comaraciones sus esperanzas perecidas: “Ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son removidas de su lugar; las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre. Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y le despedirás” (vs. 18-20).
Job, viendo su condición que no mejora, percibe que si habrá algo bueno de todo cuanto ha vivido, él mismo no lo sabrá. Habrá muerto: “Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá; o serán humillados, y no entenderá de ello. Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma” (vs. 21, 22).

¿Habla Job aquí de sí mismo o de los que no se levantan de la condición de un árbol seco, el cual no vuelve a brotar porque no recibe agua?

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