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Finalmente libres de miedo

  • Fecha de publicación: Lunes, 24 Abril 2017, 13:30 horas

La pérdida total de la esperanza, la desesperación y el miedo se están propagando a través del mundo como una plaga, que atenaza como una garra las mentes de los hombres.

Cualquier persona que se haya dedicado a examinar e investigar la situación geopolítica actual en la que participan Estados Unidos, Rusia, Ucrania, la Unión Europa - la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Gran Bretaña, Siria, Irak, China, Irán, ISIS e Israel, se advertirá de que enfrentamos la posibilidad de una guerra, que bien podría escalar y convertirse en la tercera guerra mundial.

A esto se suma la crisis económica mundial que ha servido de telón de fondo para la crisis geopolítica.  Brasil, Rusia, India China y Sudáfrica - las denominadas naciones del BRICS, están tratando de adoptar una divisa como remplazo al euro de la Unión Europea y el dólar de Estados Unidos.

En países como Gran Bretaña y los Estados Unidos estamos presenciando el surgimiento de una sociedad “orweliana”, tal como la concibió el escritor inglés George Orwell en su novela El Gran Hermano o El Hermano Mayor en que la humanidad estaba bajo el control absoluto de los medios gobernantes.  Hoy en día Las personas cada día pierden más su libertad, y la prosperidad económica de la clase media está prácticamente desapareciendo.

La posibilidad de una guerra termonuclear global, un ataque con pulso magnético, las plagas biológicas como el virus del ébola, la escasez de alimentos y ataques terroristas de parte de grupos como ISIS, todo esto contribuye a que tengamos una visión pesimista del futuro.

En naciones como Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón y otros países del primer mundo, las tasas de depresión clínica, ansiedad, ataques de pánico, falta absoluta de optimismo, el trastorno de estrés postraumático y el suicidio, se han elevado en forma alarmante.

A pesar de la plétora de nuevas drogas siquiátricas que cada día aparecen en el mercado mundial, todos estos problemas emocionales y sicológicos continúan aumentando.

Así usted sea agnóstico, ateo, o crea en Dios, es interesante notar que el Señor Jesucristo comentó que esta condición se aceleraría, en lo que Biblia llama los últimos días.  Dijo, que estarían “Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:26).

Aquellos hombres y mujeres que perciben lo que realmente está sucediendo, a menudo entran en un estado sicológico de impotencia, miedo, depresión, ansiedad y desesperanza con respecto a lo que ven en un futuro próximo.

Si miramos todo esto desde un nivel puramente humano, y estamos convencidos que vivimos en un universo en la que nuestra propia existencia depende de la evolución al azar, entonces eso quiere decir que no tenemos esperanza alguna, mucho menos una salida.

Sin embargo, en este siglo veintiuno la humanidad tiene esperanza en la ciencia del transhumanismo, la cual es promovida por personas como Ray Kurzweil,  un inventor y científico estadounidense especializado en ciencias de la computación e inteligencia artificial, quien desde el año 2012 es director de ingeniería en Google.  Este hombre y muchísimos más están convencidos que a través de la ciencia y la tecnología la humanidad podrá burlar la muerte y crear un cielo artificial aquí en la Tierra.  Esta esperanza se basa en lo que el fallecido pastor y teólogo norteamericano evangélico Francis August Schaeffer, llamó un salto filosófico superior de la lógica.

En años recientes los avances tecnológicos están empujando las fronteras de la humanidad hacia una transformación morfológica que promete que en el futuro cercano se redefinirá lo qué significa ser humano.  Este movimiento cultural internacional, intelectual y creciente, conocido como el transhumanismo ha sido abrazado por las más profundas y tenebrosas cámaras de los laboratorios nacionales en Estados Unidos, los cuales están tratando de usar la tecnología GRIN: la combinación de la genética, robótica, inteligencia artificial y la nanotecnología, como instrumentos que rediseñarán radicalmente nuestras mentes, nuestras memorias, fisiología, descendencia, e incluso nuestras almas, tal como afirma Joel Garreau, un periodista norteamericano nacido en 1948, erudito y autor del libro éxito de ventas publicado en inglés La evolución radical: La promesa y peligro de mejorar nuestras mentes, nuestros cuerpos y lo que significa ser humano.

El cambio tecnológico, cultural y metafísico que se está gestando anticipa un futuro dominado por nuevas especies de seres humanos superiores e irreconocibles.  Lo que hará este sueño realidad, son los fondos de los gobiernos e instalaciones privadas de investigación alrededor del mundo.  Este incluye entre otras cosas, rediseñar el ADN, en algunos casos de hecho hasta combinarlo con el de animales.  Sin embargo, lo que harán no sólo será alterar nuestro cuerpo y alma, sino que abrirán una puerta que bien podría ponernos en contacto con inteligencias invisibles.

Los creyentes necesitan saber el alcance sobrenatural de todo esto, porque el destino de cada uno y de sus familias podría depender del conocimiento que tengan respecto a este nuevo cambio. La motivación detrás de todo este escenario es fusionar al ser humano, con los animales y las máquinas, a fin de recrear - por decirlo de alguna forma - a la humanidad.  A la fuerza malévola detrás de todo esto, en este siglo veintiuno, se le llama progreso: el paso siguiente necesario en la evolución humana.

Viéndonos enfrentados hoy con máquinas que tienen atributos que algunos consideran “casi como divinos”, y la buena disposición que tienen los hombres para cruzar no sólo la barrera de las especies, sino esas otras extra-dimensionales puestas por Dios, los métodos tradicionales para enfrentar la guerra espiritual, en los cuales ha confiado el cristianismo, se verán monumentalmente impactados en este siglo en formas imposibles de predecir.

Si usted, como millones de otros alrededor del mundo, recientemente se ha despertado con el presentimiento de que algo se está gestando en este planeta, entonces preste atención a esta información.  Si cree que lo que está ocurriendo es tanto físico como espiritual, pero a pesar de todo no puede solucionar el enigma que se agita debajo de la superficie, por favor continúe escuchándonos.  Si tiene hambre por discernir el significado detrás de la enfurecida confusión que involucra la naturaleza, las sociedades y la política global, esta información es para usted.

Lo que se ha estado preparando por miles de años está próximo a revelarse a la humanidad.  Las manecillas del reloj siguen avanzando y están más cerca de la media noche de lo que podemos imaginarnos.

Hemos aprendido a lo largo de los años que siempre hay un peligro sutil cuando se trata de discutir lo sobrenatural.  Los demonios y su interés militarista en las personas y la geografía es un hecho ontológico de acuerdo con la Biblia.  En el Antiguo Testamento los demonios son vistos como la dinámica viviente detrás de la idolatría,  y en el Nuevo Testamento cada escritor se refiere a la influencia de ellos.

Los demonios desempeñan un plan muy amplio en la sociedad, lo cual incluye no sólo controlar o influenciar individuos y pequeños grupos, sino instituciones y gobiernos.    Reconocidos eruditos en profecía están de acuerdo en que al principio de la torre de Babel, el mundo y sus habitantes fueron desheredados por la soberanía del Dios de Israel y fueron colocados bajo la autoridad de seres inferiores corruptos desleales, los ángeles caídos, quienes fueron convertidos en dioses y dieron origen a la adoración de los “demonios”.

Esencialmente, el transhumanismo es una religión y se requiere pura fe, aparte de la razón, para creer que la humanidad puede recrear la inmortalidad y el paraíso mediante la ciencia y la tecnología.

En contraste con las creencias del transhumanismo está el punto de vista bíblico, el cual enseña que la humanidad originalmente vivió en un Paraíso en el Huerto del Edén y que nuestros padres genéticos comunes Adán y Eva eran seres inmortales hasta que desobedecieron y pecaron, activando así la ley cósmica del pecado y la muerte al rechazar la Palabra de Dios.

Antes de ese tiempo, Adán y Eva tenían la habilidad sobrenatural de gobernar sobre todo el planeta Tierra y tener en sus cuerpos el ADN del Creador, tal como dice la Biblia: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26).

Asimismo todo lo ocurrido en el tiempo del diluvio de Noé, es la historia de los eventos que tuvieron lugar cuando la humanidad entera fue juzgada con un diluvio debido a la corrupción en su ADN.  “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.  Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.  Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.  Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.  Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”(Génesis 6:1–7).

Es importante entender que el recuento de Noé no se trata de un mito, sino de una historia que aplica directamente al transhumanismo actual y al ADN.  La historia del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento, concierne asimismo al propio ADN del Creador - de Dios, quien asimismo creó a Adán y a Eva.   Antes que naciera el Señor Jesucristo, ya había un registro detallado en el Antiguo Testamento de su genealogía que se remonta hasta el principio de la humanidad.

Si los grandes científicos e intelectuales de nuestro día se despojaran de todos estos prejuicios que los hace que se consideren seres superiores, y examinaran toda la historia del nacimiento virginal de Cristo, se advertirían, que de acuerdo con sus conocimientos actuales lo que tuvo lugar fue una mezcla de ADN multidimensional, en el cual el Espíritu Santo fecundó a una virgen llamada María, entremezclando el ADN Divino, con el humano, porque el Señor Jesucristo es tanto humano como Divino.

La Biblia le llama el Segundo Adán y dice: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.  Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados...  Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante” (1 Corintios 15:21–22, 45).

La convergencia de las fuerzas tenebrosas que se ciernen sobre la Tierra pueden arrastrar a cualquier hombre o mujer sin Dios a la desesperación. La conciencia humana, la inteligencia, la lógica y la razón son herramientas útiles, pero sólo pueden operar dentro del marco de un nivel tridimensional de los sentidos, que se llama materialismo científico.

En 1 Corintios 2:12-16, Pablo dice: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.

Tener la mente de Cristo significa que entendemos el plan de Dios.  Que nos identificamos con el propósito de Jesús de “buscar y salvar lo que se había perdido”.  Que compartimos Su punto de vista, de la humildad, la obediencia, la compasión y la dependencia de Dios basada en la oración.

La mente de Cristo contrasta con la sabiduría del hombre, e implica la sabiduría de Dios, una vez oculta pero ahora revelada.  Es dada a los creyentes por el Espíritu de Dios.  La mente de Cristo no se puede entender por aquellos que no tienen el Espíritu Santo, quien le da a los creyentes el discernimiento en temas espirituales.

El Señor Jesucristo se comunica con sus hijos desde un nivel extra dimensional de conciencia.  Él es Dios y Hombre y los creyentes verdaderos tenemos su mente.   La mente de Cristo analiza y procesa información sensorial en un nivel de conciencia mucho más alto y multidimensional.  Sólo en este nivel es posible mirar los acontecimientos del mundo y ser capaces de regocijarnos y tener paz, tal como Él nos dijo:  “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

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