Menu

Escuche Radio América

Cómo reconocer los falsos profetas

  • Fecha de publicación: Miércoles, 29 Marzo 2017, 09:46 horas

El desafío final en el discernimiento espiritual, es poner a prueba a esas personas que dicen ser profetas y aseguran ser tal como el Apóstol Pedro los describió  “... Santos hombres de Dios [que hablan] siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).   Pero... ¿Recibieron, o realmente reciben mensajes de Dios acerca del futuro?  ¡Vamos a averiguarlo!

Primero que todo hay reglas.  No se pueden considerar predicciones proféticas esas que son dadas con fecha abierta, es decir, profecías que no tienen un determinado marco de tiempo para su cumplimiento.  Tampoco ninguna puede ser auto-realizable, ni depender de las condiciones. Sólo se pueden considerar como profecías verdaderas, las predicciones  incondicionales, dadas con muchísimos años de anterioridad.

Señales de los tiempos finales

En su discurso del Monte de los Olivos el Señor Jesucristo advirtió que en los últimos días se levantarían falsos cristos y falsos profetas y que harían grandes señales y prodigios para engañar a muchos.   Tres veces en el capítulo 24 de Mateo, Jesús hizo esta advertencia.  Por consiguiente la señal número uno que señalaría su próximo retornó sería la proliferación de los falsos profetas.  Asimismo dijo en Mateo 7:15: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”.

Y dice Apocalipsis 3:14-22 con respecto a la iglesia durante este período específico: “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente.   ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.  Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.  Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.  Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.  He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.  Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.  El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 3:14–22).

Es evidente que estos falsos profetas se multiplicarán conforme la iglesia vaya hundiéndose en una profunda apatía espiritual.  El apóstol Pablo describió así este tiempo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3).

¡Pruébelos!

Moisés nos indicó la fórmula para poder distinguir a un falso profeta de uno verdadero, dijo: “¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Deuteronomio 18:21–22).

Por consiguiente, un profeta de Dios tiene que acertar en sus predicciones todo el tiempo.

Además de que las predicciones de un profeta tienen que ser 100% exactas todo el tiempo, el apóstol Juan nos proveyó una segunda prueba, dijo que el Espíritu de Dios revela claramente que el Señor Jesucristo provino de Dios, y que primero vino en la carne.  Un seguidor verdadero de Jesús, reconoce que el Hijo de Dios vino a la tierra como un hombre en la carne: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.  En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4:1–3).

Más pruebas

Pero no sólo esto, sino que también hay otras pruebas que nos ayudan a discernir quién es un falso profeta.  Por ejemplo...

1.      Si no habla en el nombre del Dios de la Biblia, sino de  Alá, Maitreya,  Visnú o de cualquier otra deidad.  “Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma” (Deuteronomio 13:1–3).

2.      Si el profeta enseña que usted puede ser salvo si deposita su fe en otra persona diferente al Señor Jesucristo, tal como en María, la madre de Jesús, y sobre lo cual dice la Escritura: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8).

3.      Si el profeta vive una vida pecaminosa, sin estar comprometido con la santidad.  Tal como dijo Dios por medio de Jeremías: “Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.  Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra” (Jeremías 23:14–15).

4.      Si los seguidores del profeta viven vidas mundanas y no producen los frutos espirituales detallados en el capítulo 5 de Gálatas. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.  Por sus frutos los conoceréis.  ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?...  No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:15-16, 18).

5.      El profeta se enfoca en sus supuestas visiones que lo engrandecen personalmente, y en sus viajes de ida y vuelta al cielo y al infierno.  A este respecto, la Biblia nos hace esta advertencia: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal” (Colosenses 2:18).

6.      El profeta nunca habla del pecado, ni mucho menos insta a las personas al arrepentimiento.  “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros” (Jeremías 23:16-17).

7.      El profeta es codicioso y ansioso de ganancia personal. “... Hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales” (1 Timoteo 6:5).

8.      El profeta no se centra en el Señor Jesucristo, sino en sí mismo, el Anticristo o el sensacionalismo.  “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).

Probando a algunos profetas modernos

A continuación y usando los versículos que hemos mencionado, vamos a poner a prueba a algunos de nuestros profetas modernos, para identificar si los mismos son verdaderos o falsos.

Dice Robert D. Brinsmead, en las páginas 130 y 133 de su libro Juzgado por el Evangelio: Una revisión del Adventismo, que Ellen G. White, fundadora espiritual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se autoproclamó profeta de Dios al declarar que cualquiera que no hubiera aceptado el mensaje de los adventistas para el 22 de octubre de 1844, no tenía esperanza de vida eterna

Charles Taze Russell, fundador de los Testigos de Jehová, quien nació en 1852, no sólo fue un falso profeta, sino también un hereje. Al igual que Arrio en siglos anteriores, sostuvo que Jesús era un ser creado, que era de hecho el Arcángel Miguel en forma humana.  Aunque sí enseñó que Jesús murió en lugar de la humanidad, también dijo que el Señor sólo resucitó espiritualmente y no físicamente.  Pero no sólo negó la divinidad de Jesús, sino también la existencia del Espíritu Santo, enseñando que el Espíritu no es una persona sino simplemente un nombre dado para expresar una manifestación específica del poder de Dios.  Al negar la divinidad de Jesús y la existencia del Espíritu Santo, necesariamente negó la Trinidad.  Además de predicar y enseñar otras herejías, profetizó en la página 99 de su libro El tiempo está a la mano, “Que el fin del mundo tendría lugar para finales del año 1914".

Joseph Smith, quien nació en 1805, dijo que Dios le había dado un mensaje y fundó la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocida como los mormones, agregándole un libro entero a la Biblia, al que llamó El Libro del Mormón.  Reconoció que Jesús vino en la carne, ¡pero afirmó que era el espíritu hermano de Satanás!   Asimismo aseguró que un día todos vamos a convertirnos en dioses. Incluso hizo una serie de predicciones proféticas fechadas, tal como que los hombres iban a realizar viajes misioneros que nunca ocurrieron, de iglesias que se construirían y que nunca fueron, de batallas descritas que nunca tuvieron lugar, e incluso afirmó que los nativos americanos eran judíos, cosa que no es así.
Mary Baker Eddie, nacida en 1821, fundadora de la Ciencia Cristiana, no sólo fue una falsa profetisa, sino asimismo hereje.  En 1862 mientras sufría de una enfermedad visitó a un hombre llamado Phineas Quimby el cual le enseñó un sistema de sanidad que involucraba la mente,  ya que según él, era posible curar el cuerpo con la mente, ejerciendo sobre ella una tremenda influencia con relación a las cosas espirituales.

En 1866, Mary se cayó, quedando gravemente herida y se esperaba que no fuera a recuperarse.  Cuando leyó Mateo 9:2 que dice: “Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”, supuestamente experimentó una cura milagrosa.  Esta fue la experiencia que la convenció de la verdad de la Ciencia Cristiana.  Desafortunadamente, estas enseñanzas provienen de esta señora, pero no de Dios.

En su primera obra Ciencia y Salud con Clave para las Escrituras, clamó que era la última revelación de Dios a la humanidad y aseguró que su trabajo era inspiración de Dios.  Murió en 1910 siendo una millonaria.

Florence Houteff, quien sucedió a su esposo  Victor Houteff, fundador de la secta de los Davidianos, que era una rama del Adventismo del Séptimo Día y que no debe confundirse con la secta de David Koresh, profetizó que el Reino de David sería establecido en la tierra el 22 de abril de 1959.  Así está registrado en el sitio de la Internet www.watchman.org en el artículo en inglés  El Atalaya Expositor, “Una historia de los falsos profetas”.

Herbert W. Armstrong, quien murió en 1896, fundó la “Iglesia Mundial de Dios” a finales de 1930, una secta no cristiana.  Negaba la Trinidad, y por ende, la divinidad tanto de Cristo como la del Espíritu Santo.  Profetizó que una gran sequía asolaría a Estados Unidos antes de 1975, probablemente entre 1965 a 1972 y que esto marcaría el comienzo de la gran tribulación, lo cual resultaría en la muerte de un tercio de la humanidad, así fue publicado en las páginas 10 y 12 de su libro titulado Herbert W. Armstrong, 1975 en la profecía, publicado en 1956.

David Berg, más conocido como “Moses” David Berg, quien murió en 1994, fue el líder y fundador de la secta Los niños de Dios, que ahora se le conoce como La familia internacional, profetizó en su libro La tercera carta de Moisés sobre el cometa, publicado en 1973, que Estados Unidos sería destruido en 1974 por el cometa Kohoutek.

Jean Dixon, famosa síquica norteamericana quien murió en 1981 y se hizo célebre por profetizar el asesinato del presidente norteamericano John Kennedy,  aseguró que Dios le habló y le dijo que una mujer sería elegida presidente de Estados Unidos durante la década de 1980.

Edgar E. Whisenant, quien murió en el 2001, fue un ingeniero de la NASA y estudioso laico de la Biblia, quien predijo que el rapto de la Iglesia tendría lugar entre el 11 al 13 de septiembre de 1988.  Publicó dos libros sobre eso, 88 Razones por las que el Rapto ocurrirá en 1988 y En tiempo prestado.  Dice en la página 2 de la publicación The Watchman Expositor, bajo el título de Salón de la Fama de las profecías fallidas, que trescientas mil copias del primer libro fueron enviadas gratuitamente  a ministerios a través de América Latina, y cuatro millones y medio de copias fueron vendidas en librerías y otros lugares.  Whisenant fue citado diciendo: “Sólo si la Biblia es un error, estoy equivocado, y digo eso a todos los predicadores en la ciudad.   Y si hubiera un rey en este país y yo pudiera jugar con mi vida, la apostaría a que será en Rosh Hashana de 1988".  Cuando no ocurrió nada, fijó una nueva fecha para el primero o el 30 de septiembre de 1989.

Harold Camping, presidente de la radiodifusora Family Radio Network, en 1992 fijó la fecha del retorno del Señor para el otoño de 1994.  Su predicción se basó en una fórmula matemática complicada que asociaba el Rapto con la fiesta solemne judía de Sukkot.

Si usa estos marcadores bíblicos, sin duda usted también podrá detectar a cualquier falso profeta

Una y otra vez, la Palabra de Dios nos ordena probar todos los mensajes para que no seamos engañados y extraviados.  Pablo instó a los bereanos, a probar todo lo que les enseñaba, y ellos lo hicieron, “... Pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11b).

¡Si ellos probaron a Pablo que era un apóstol! ¡Cuánto más debemos hacer nosotros verificando todo lo que escuchamos y que se enseña bajo el estandarte de la Palabra de Dios!

La gran tragedia es, que la mayoría de los que profesan ser cristianos hoy en día, son incapaces de probar nada porque son bíblicamente ignorantes.  Hay una hambre absoluta de la Palabra de Dios en las iglesias hoy, porque la gran mayoría de las personas son alimentadas con la dieta de la sicología popular, el pensamiento positivo y la iglesia con propósito.  Y tal como está profetizado en Amós 8:11: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová”.

¿Y usted, como está?   ¿Escudriña la Palabra de Dios diariamente? ¿Es capaz de probar la doctrina con la Escritura?  Si no es así, entonces es un candidato perfecto para que lo engañen. Recuerde lo que dijo Pablo: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

volver arriba