Logo
Imprimir esta página

Hijos de padres suicidas

Hijos de padres suicidas

Cada año se suicidan más de un millón de personas, lo que supone una tasa de mortalidad global de 16 por cada cien mil, o lo que es lo mismo una muerte cada 40 segundos.

Entre 1999 al 2014, las tasas de suicidio aumentaron tanto para hombres como para mujeres, entre las edades comprendidas entre los 10 a los 74 años.

El porcentaje de aumento en las tasas de suicidio para las mujeres fue mayor entre los 10 a 14 años, y para los hombres entre los 45 a 64 años.

El método de suicidio más frecuente en el año 2014, fue el uso de armas de fuego entre el 55,4% de los hombres que se suicidaron; mientras que en el 34,1% de las mujeres, fue el envenenamiento.

Los porcentajes de suicidios por asfixia aumentaron para ambos sexos entre 1999 y 2014.

En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60% a nivel mundial. El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción, entre las personas de 15 a 44 años en algunos países, y la segunda causa en el grupo de 10 a 24 años.  Sin embargo, estas cifras no incluyen las tentativas de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado.

Un extenso estudio llevado a cabo y publicado en Estados Unidos por Health Day News en octubre de 2014, asegura que las tendencias suicidas pueden heredarse. 

Otra investigación llevada a cabo en Suecia aproximadamente en la misma fecha, sugiere que el suicidio de la madre influye más que el suicidio del padre, en el intento de suicidio por parte de sus hijos.

Otros estudios anteriores indican, que los hijos de quienes se suicidan están en mayor riesgo de tener pensamientos suicidas.  Expertos, examinaron las bases de datos suecas para descubrir lo que les pasó a 5.600 niños cuyas madres se quitaron la vida y a 17.847 cuyos padres se suicidaron entre 1973 y 2003. Estos investigadores compararon esos datos con las tasas de niños cuyo padre o madre murieron en accidentes.

Los hallazgos del estudio aparecen publicados en la edición en línea de noviembre de 2014, de Pediatrics.   Según los expertos, después de ajustar las estadísticas para descartar los signos de enfermedad mental en los padres, los investigadores encontraron que el número de los hijos de mujeres que se suicidaron y los que a su vez fueron hospitalizados por intento de suicidio era casi el doble de esos otros, cuyas madres murieron en accidentes.

De acuerdo con el doctor Kuramoto de la Academia de Pediatría, “Esto constituye un incremento muy significativo, porque el 95% de los niños que perdieron sus padres por accidente o por otras causas, no terminaron en el hospital por intento de suicidio durante ese periodo de tiempo, sólo un 2%, mientras que en el caso de los hijos que sus padres se suicidaron, el porcentaje fue alto”.

Thomas Joiner, profesor de sicología de la Universidad Estatal de Florida y autor de libros sobre el suicidio, tiene una teoría.   Según él, “El suicidio es poco común en las mujeres y cuando ocurre, se debe a la presencia de una enfermedad grave, lo cual podría indicar problemas genéticos que las madres posiblemente pueden transmitirle a sus hijos”.

Si bien los hallazgos del estudio no demuestran que el suicidio de los padres cause directamente que sus hijos se vuelvan suicidas, David Rudd un experto en suicidio  señaló que los mismos sí sugieren que “Los miembros de una familia están conectados para bien o para mal, y que la vida de uno tiene un profundo impacto en la de otros”.

Según David Rudd, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento en la Universidad de Utah, “El efecto de dominó entre padres e hijos suicidas puede perdurar a través de muchas vidas y generaciones”.

John Berryman, quien nació en 1914 en McAlester, Oklahoma, y murió en 1972, fue un poeta y erudito, considerado como una de las principales figuras en la poesía norteamericana en la segunda mitad del siglo veinte.   Sin embargo durante toda su vida se vio acosado por el fantasma del suicidio de su padre, tanto que a pesar de sus éxitos profesionales, después de dos intentos fallidos de suicidio, finalmente terminó con su vida saltando desde el puente en la Avenida Washington en Minneapolis, Minnesota.

Sylvia Plath, nació en Boston en 1932 y murió en 1963.  Fue una poetisa reconocida, novelista y escritora.  Esta mujer, después de múltiples intentos fallidos de suicidio, finalmente terminó por acabar con su vida al introducir su cabeza dentro de un horno de gas.

Su hijo Nicholas Hughes, nació en 1962, un año antes del suicidio de su madre.  Era un biólogo experto en ictiología, especialmente en la ecología de los salmónidos.  Hijo del poeta inglés Ted Hughes y hermano menor de la artista y poeta Frieda Hughes.  Él y su hermana eran bien conocidos por el público, gracias a los medios de comunicación y al suicidio tan publicitado de su madre. Hughes terminó ahorcándose a la edad de 47 años en Fairbanks, Alaska.

Éstos son dos ejemplos de personas cuyos padres se suicidaron cuando ellos eran niños y cuyas vidas se vieron tan afectadas en la etapa adulta, hasta el extremo de llevarlos a suicidarse ellos mismos.

Un amplio estudio llevado a cabo por  Holly Wilcox, investigador del Centro Infantil Johns Hopkins reveló, que las personas que tuvieron padres suicidas, tienden a morir de la misma forma.  Esta investigación fue publicada en la edición de mayo del 2014, del periódico de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente.

Otro estudio se basó en el registro de más de 500.000 niños, adolescentes y jóvenes que viven en Suecia, hijos de un papá o mamá que murió por suicidio, enfermedad o accidente.  Esta muestra comparada con los resultados de casi cuatro millones de niños, adolescentes y jóvenes que todavía viven con sus padres, demostró de manera concluyente, que los niños o adolescentes de padres que se quitaron la vida tienen tres veces más probabilidades de morir por suicidio. Pero cuando los hijos son algo mayores, tal como el caso de jóvenes entre los 18 a 25 años, el riesgo es menor.

Holly Wilcox, investigador del Centro Infantil Johns Hopkins, comentó: “Creemos que el trastorno asociado con el suicidio de los padres es mayor cuando alguien pierde un padre o madre, durante la infancia y adolescencia”.
Y agregó que para efectos de investigación, el suicidio todavía es un evento extraño. El director del Centro Infantil Johns Hopkin, declaró que en Estados Unidos, cada año se suicidan entre 7.000 a 12.000 niños, hijos de padres suicidas.

Finalmente, el estudio de Wilcox señala que el riesgo a cometer un crimen violento es superior en los niños que perdieron a uno de sus padres por suicidio.

El poeta John Berryman, así como Nicholas Hughes, el hijo de Sylvia Plath, son ejemplos de personas cuyos padres se suicidaron cuando ellos eran niños y vieron afectadas sus propias vidas en la etapa adulta, hasta el extremo de quitarse la vida ellos mismos.

Diseño © Radio América