Edward D. Griffin nació en 1770, el hijo de un acaudalado agricultor de Connecticut. Fue a Yale con el plan de estudiar para el ministerio, pero cuando comenzó el último año, se advirtió de que no era regenerado. Horrorizado ante la idea de convertirse en pastor sin una fe personal, se puso a estudiar leyes. En julio de 1791 se enfermó. En su lecho de dolor sintiéndose miserable, comenzó a pensar: “Sino puedo aguantar estos dolores por tan corto tiempo, ¿cómo podré soportar las penas del infierno para siempre?”. Este pensamiento no le abandonaba, y en tres meses había depositado su confianza en Jesús como su Señor y Salvador e iba camino al cielo.
Leer más ...