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¡Asombroso cumplimiento de las Profecías!

  • Fecha de publicación: Miércoles, 13 Febrero 2013, 02:40 horas

 Daniel y los cuatro Imperios mundiales

Procuraremos ver a uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento llamado Daniel.
Dice la Escritura que Daniel, el cuarto de los profetas mayores, pertenecía a una familia real de Judá.

Lo mismo afirma el historiador judío Flavio Josefo, en su obra Antigüedades de los judíos, «que era de sangre real».  Fue hecho cautivo cuando joven, durante la conquista de Jerusalén en el año 606 A.C., por el príncipe Nabucodonosor de Babilonia, quien actuaba bajo las órdenes de su padre, el rey Nabopolasar.

Daniel, junto con el rey judío Joacim, fue parte del primer grupo de cautivos llevados a Babilonia.  Pero... ¿Cuáles fueron las circunstancias que finalmente llevaron a Daniel y a sus amigos a Babilonia?

DANIEL ES LLEVADO A BABILONIA CON MUCHOS OTROS JUDÍOS

     “En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió.  Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.  Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos”(Dn. 1:1-4).

Daniel no fue solo, pues otros jóvenes temerosos de Dios también fueron llevados.  Cuatro jóvenes en total: Daniel (Beltsasar), Ananías (Sadrac), Misael (Mesac) y Azarías (Abed-nego).

Daniel y sus amigos probablemente tenían unos 16 años de edad cuando llegaron por primera vez al palacio en Babilonia.  Es muy posible que los hubieran hecho eunucos, es decir, que los castraron.  Los babilonios siempre les hacían esto a los cautivos nobles que intentaban entrenar como futuros consejeros de la corte babilónica.

Notemos que Daniel 1:3 dice, que los prisioneros, incluyendo Daniel y sus tres amigos, estaban bajo el control del “jefe de (los) eunucos”.

Nabucodonosor deseaba tener en su corte a jóvenes de buen parecer, sanos, inteligentes, que fuesen aptos para aprender.  Quería a los mejores que pudiera encontrar en Israel.  Y el objetivo era alterarles tres cosas: Su forma de pensar, el comportamiento social y la religión.

Quería que estos adolescentes pensaran diferente, por eso iban a enseñarles el lenguaje y literatura de los caldeos.

Daniel y sus amigos habían sido instruidos en el pensamiento y literatura judía y seguían el Tora (la Ley de Dios), pero ahora iban a entrenarlos en las cosas del mundo.

¡Si miramos cuidadosamente a nuestro alrededor podemos ver que es lo mismo que nuestra sociedad está haciendo hoy!  ¡Cuántos han aprendido las cosas del mundo en las universidades y centros de aprendizaje!  Lo triste es que muchos han sido afectados tremendamente por esto.

El plan de ataque de Nabucodonosor era cambiar la capacidad mental y los patrones de pensamiento de estos jóvenes judíos que estaban comprometidos con Dios.  Él esperaba alcanzar esta meta saturando sus mentes con el pensamiento y literatura caldea.

¿POR QUÉ FUERON CAMBIADOS SUS NOMBRES?

     Es interesante observar cómo el rey lo primero que hizo con estos jóvenes, fue cambiarles los nombres, para que tuvieran así bien presente la cultura pagana en lugar de la Palabra de Dios.  Sus nombres, tanto los viejos como los nuevos, tenían significado al expresar sus convicciones religiosas.

El nombre “Daniel” significa «Dios es mi juez», mientras que “Beltsasar”, el que le dieran en la corte de Nabucodonosor, quiere decir «príncipe de Bel» la principal deidad del panteón babilónico, que era conocida como Baal en Israel.  Su significado exacto es «Que Bel me proteja».  Deseaban que Daniel en lugar de recibir la protección de Jehová y ser responsable ante Él, implorara el amparo de un dios pagano para que protegiera su vida.  Estaban tratando de cambiar sus convicciones y pensamiento religioso.

A “Ananías” nombre que significa «Jehová es benigno», como un recordatorio maravilloso de la misericordia de Dios, lo cambiaron por “Sadrac”, derivado de Rac el dios sol.  El significado era «Ser iluminado por el dios sol».  En lugar de experimentar la gracia y el amor maravilloso de Dios, querían hacer que el joven creyera que de alguna manera una deidad pagana iba a iluminar su vida.

“Misael”, que quiere decir «Quién es lo que es Dios», se parece mucho a «Miguel», que significa «¿Quién es semejante a Dios?», la diferencia es mínima.  Este nombre, era un recordatorio para el joven, de que debía vivir como Dios y tener un estilo de vida y carácter piadoso.  Pero se lo cambiaron a “Mesac”, que está asociado a un dios pagano llamado Aku y quiere decir «¿Quién es como Aku?».  Deseaban que este joven pensara en un dios pagano en lugar del Dios verdadero.

El nombre “Azarías” significa «A quien Jehová ha ayudado» y ellos le cambiaron por “Abed-nego”, el cual es una derivación de Nebo.  Nebo era otro de los dioses babilónicos y literalmente quiere decir «Un siervo de Nebo».  En lugar de recibir la ayuda de Jehová para vivir por Él, querían convertirlo en un siervo de un dios pagano.  Creo que el diablo no ha cambiado mucho sus tácticas.  Las circunstancias que llevaron a estos jóvenes judíos a Babilonia y el plan trazado, pretendían afectar la forma cómo pensaban respecto a la vida.  Iban a ser entrenados en el secularismo del mundo.

Luego sigue diciendo la Escritura: “Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey” (Dn. 1:5).

No sabemos exactamente qué incluía esta provisión, sin duda lo mejor de la comida babilónica, porque el plan del rey era cambiarles también sus costumbres sociales.

Lo que "Daniel propuso en su corazón"

     “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.  Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos” (Dn. 1:8, 9).

¿Tiene importancia lo que un joven se propone ante Dios?  La determinación de Daniel se basó en su obediencia a las leyes de Dios.  ¡Uno mismo no puede determinar una serie de reglas!  Ni siquiera los padres pueden hacerlo para entrenar a sus hijos, si estas reglas no se basan en la Palabra de Dios.  Este pasaje es un ejemplo clásico para todos nosotros.  “Daniel propuso en su corazón no contaminarse”, es decir, no participar de la comida del rey, porque la misma no estaba conforme a las restricciones dietéticas de la Ley.

No quiso hacerlo porque sabía que de aceptarlo era sólo el comienzo.  Daniel estaba decidido a hacer lo que Dios quería que hiciera respecto a su dieta.

¿ES IMPORTANTE RODEARSE DE JÓVENES FIELES A DIOS, INTACHABLES MORALMENTE Y FIELES A LA SANA DOCTRINA BÍBLICA?

     Estos jóvenes dependían plenamente del Señor, eso podemos verlo claramente en la respuesta que le dieron al jefe de los eunucos: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber.  Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas” (Dn. 1:12, 13).

El jefe de los eunucos estaba muy preocupado, porque si Daniel y sus amigos no lucían bien, eso significaba que podía perder su cabeza.  Sabiamente, Daniel le propuso una prueba de diez días.  Le pidió legumbres y agua, alimentos que eran limpios conforme a la Ley.  Para que su plan funcionara, tenía que depender completamente de Dios.

¿Cree usted que podrá verse maravillosamente bien si sólo come legumbres y bebe agua durante diez días?  ¡Si así fuera, todos lo haríamos!  Esto sería bueno, pero en el caso de Daniel, él estaba seguro porque confiaba en Dios.  Si no hubiera funcionado, ¿cree usted que Daniel se habría comprometido?  ¡Seguro que sí!  Él “propuso en su corazón no contaminarse” e iba a hacerlo, sin importar las consecuencias, porque sabía que Dios quería que obedeciera, además también quería dar testimonio al jefe de los eunucos.

Eso también nos muestra, qué es lo que realmente significa depender de Dios.  Sólo funciona cuando tenemos la profunda convicción moral de Dios en nuestros corazones.  Como Daniel estaba siguiendo las instrucciones de Jehová, no tenía miedo.  Sabía cuál era su voluntad, por eso confiaba plenamente en Él.  ¡Qué gran lección para nosotros!  Si conocemos la voluntad de Dios y la aceptamos en nuestro corazón, entonces podemos depender y confiar en que cuidará de nosotros.

¿Puede advertirse del paralelo con nuestras vidas hoy?  La iglesia actual, en lugar de ser un cuerpo separado, camina paso a paso con la sociedad secular, siguiendo sus costumbres.  Tal parece que en lugar de enseñar a los jóvenes que deben estar dispuestos a no contaminarse con el mundo, permite que los demás los presionen y los instruyan en sus costumbres.  Por añosnos hemos ido adaptando y siempre tratamos de agradar a todos, evitando cualquier cosa que pueda ofenderlos, hasta el punto de comprometer nuestros principios.

Dios usó todos estos eventos para llevar a Daniel y a sus amigos a un lugar de prominencia en Babilonia.  De hecho, el curso de la vida de estos cuatro jóvenes, muestra cómo los tomó en medio de una sociedad pagana y los usó para Su gloria, porque decidieron ser fieles a Él y no comprometerse con la cultura que los rodeaba.

LO QUE DIOS DE SU PARTE LES DIO A ESTOS JÓVENES

     “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.  Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.  Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey.  En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (Dn. 1:17-20).

Este mensaje es para todos hoy.  Vivimos en una Babilonia moderna, en medio de una cultura secular y el mensaje de Daniel es que debemos estar dispuestos a ser fieles aunque estemos solos.  Necesitamos aprender a decir que no vamos a contaminarnos con el mundo, sino que caminaremos con Dios sin importar las consecuencias.  Si lo hacemos, Él nos bendecirá.

Lo mismo le ocurrió a José, quien fue fiel a Jehová en todo momento y Dios lo prosperó por su fidelidad.  En lugar de leer la Palabra de Dios, obligaron a estos jóvenes a leer literatura pagana.

EL EXTRAÑO SUEÑO DEL REY

     A continuación sigue diciendo el registro bíblico, que “En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño” (Dn. 2:1).

El rey se sintió profundamente perturbado por sus sueños, pero no podía recordarlos, así que hizo llamar a los magos, astrólogos y encantadores de su corte, para que le explicasen sus sueños y su significado, bajo pena de muerte si no podían revelarle todo.

Cuando Daniel se enteró de la sentencia de muerte que pesaba sobre los magos, astrólogos y encantadores, por su incapacidad para satisfacer el pedido del rey, habló con Arioc capitán de la guardia y le pidió tiempo para consultar a su Dios e implorarle que le revelara el sueño y su interpretación.

Después de hablar con sus compañeros y rogarles que clamasen a Jehová por ayuda, el mismo le fue revelado.

LA REVELACIÓN DEL SUEÑO

     Daniel explica (revela) el significado del sueño, comenzando con la cabeza de oro: “Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen.  Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.  La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.  Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.  Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno.  Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.  Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey.  Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.  Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.  Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.  Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.  Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.  Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.  Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.  Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro.  El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Dn. 2:31-45).

Nosotros no habríamos podido interpretar el sueño con exactitud, si Daniel no nos hubiera dicho que Nabucodonosor era la cabeza de oro: “Tú eres aquella cabeza de oro”.  En Isaías 14:4 se le llama a Babilonia “…la ciudad... de oro”.  Creo que debemos tomar esto en forma literal.

El historiador griego Heródoto visitó Babilonia noventa años después de Nabucodonosor.  En sus crónicas dice que quedó asombrado y maravillado por la cantidad de oro que vio en esta ciudad.  Contó que sobre los muros de Babilonia habían colocadas carrozas de carrera enchapadas en oro.  Todos los edificios de la ciudad estaban cubiertos con oro.  No asombra entonces que le llamaran “la ciudad de oro”.

El dios principal era Bel, a quien, como ya dijimos, se le llamaba Baal en el territorio de Israel.  En medio de este dios “creador de todo” provino Marduk, quien era como el “Mesías” para la religión babilónica, una falsificación del evangelio.  El dios de Babilonia era Marduk, el dios de oro en el antiguo sistema babilónico.  Ellos adoraban el oro.  Tenían oro en todas partes: tronos de oro, edificios cubiertos con oro, calzadas de oro, pavimento de oro, muros de oro.  Por lo tanto, la declaración de Isaías al llamar a Babilonia “la ciudad de oro” es completamente literal.

LA FE DE ESTOS JÓVENES FUE PUESTA A PRUEBA

     Durante el reinado de Nabucodonosor, Jehová Dios puso además a prueba la fe de los tres amigos de Daniel, quienes también ocupaban posiciones importantes en el imperio.  Dice el registro bíblico, que “Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos.  Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.  Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.  Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado” (Dn. 3:8-12).

Sabemos claramente que esta acusación se basaba en el decreto de Nabucodonosor.  Los caldeos aprovecharon el pretexto para deshacerse de los judíos.  No les gustaba que estos hombres que eran cautivos estuvieran en el poder y se iban a valer hasta de lo imposible para acabarlos.  Sabían que ellos no harían lo que ordenaba Nabucodonosor, debido a su compromiso con el Dios de Israel, y así se lo hicieron saber al rey.

La evidencia era la desobediencia de estos tres amigos, quienes fueron acusados de rehusarse a respetar el decreto del rey.  Se negaban a servir a dioses paganos y a adorar la estatua de oro.

EL HORNO CALIENTE

     ¡Qué valentía ante el horno de fuego!  Los amigos de Daniel tuvieron que pagar el precio: “Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego.  Al instante fueron traídos estos varones delante del rey.  Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?  Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho?  Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?  Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto.  He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.  Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Dn. 3:13-18).

Los jóvenes desafiaron la orden del rey.  La confianza de estos jóvenes estaba en su Dios.  A ellos realmente no les importaba si Jehová los libraba o no del horno ardiendo, porque su compromiso con Él no dependía de eso.  ¡Ellos le seguirían sirviendo, así Dios los librara o no!  Jesús nos dijo: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28).  ¡Cuán interesante es que estos jóvenes supieran esto!

Su respuesta fue poderosa, estaban seguros que aunque Nabucodonosor les diera muerte, aún así Dios los libraría de su mano.  Sabían que “…estar ausentes del cuerpo (era estar) presentes al Señor” (2 Co. 5:8).  Por eso le estaban diciendo: «¡Mátenos, si así lo quiere!».  Su convicción era inalterable: “Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”.

     Ellos escuetamente rehusaron obedecer la orden del rey de adorar la estatua.  No dependía de su liberación o de lo que el rey pudiera hacerles.  Sus convicciones continuaron igual.

Algunas personas se preguntan, por qué los tres amigos de Daniel fueron acusados y no el propio Daniel.  En este tipo de inquisición religiosa era normal que sólo esos que eran específicamente acusados fueran llevados para ser castigados por el rey.  Daniel quizá estaba a salvo, viajando fuera de Babilonia, atendiendo los negocios del rey.  Sin embargo, tal vez la razón más probable fue la naturaleza de la política de la corte.

Entre los orientales es una práctica común atacar primero a los menos poderosos.  De haber tenido suerte con los amigos de Daniel, sin duda se habrían atrevido a atacar al patriarca, quien era un amigo íntimo y consejero del rey Nabucodonosor.

Esta fue la experiencia de los jóvenes en el horno ardiendo: “Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.  Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.  Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.  Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.  Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.  Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego?  Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.  Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Dn. 3:19-25).

¡Nadie jamás había desafiado al rey como hicieron estos hombres!  Él se enojó más que nunca, no podía concebir la audacia de estos tres judíos.  La expresión en su rostro se transformó, se tornó más amenazadora que nunca.  Esperaba con esto intimidarlos y que cambiaran de idea.  Estaba completamente furioso, fuera de control.

El rey estaba tan fuera de sí que ordenó que calentasen el horno siete veces más de lo que se calentaba usualmente.  ¡Deseaba consumirlos al instante!  Este horno debía ser gigantesco, con el fuego emergiendo de su parte superior.  Varios hombres vigorosos ascendieron cargando a los jóvenes judíos por las escaleras hasta su tope y los arrojaron dentro del horno.

¡No había escapatoria posible!  Cuando estos hombres ascendieron las escaleras y arrojaron atados dentro del horno a los amigos de Daniel, las llamas los envolvieron.  El rey perdió a los hombres que asignó para que dieran muerte a estos jóvenes.

Pero eso no fue todo, porque cuando los tres jóvenes cayeron dentro del horno ¡Nabucodonosor quedó espantado con lo que veía, porque allí había un cuarto hombre que era “semejante a hijo de los dioses”!  ¡Muchos teólogos creen que este cuarto hombre era el propio Señor Jesucristo!  La Biblia le llama “el ángel de Jehová” y desea que sepamos por el registro, que este cuarto personaje era diferente de los otros tres.  Ellos fueron arrojados atados.  ¿Cómo se desataron?  Dios mismo tal vez les soltó las ligaduras, o tal vez las mismas se quemaron.

Históricamente, Babilonia fue gobernada también por el hijo y el nieto de Nabucodonosor, antes de que sucumbiera bajo el dominio del imperio Medo-persa.  La Biblia es absolutamente exacta sobre esto.  Luego Babilonia quedó bajo el control de muchas naciones y tuvo que ser sierva de ellas, tal como dice la Escritura.

A los únicos que Nabucodonosor se llevó como cautivos, fue a los judíos.  Al resto de los pobladores de las naciones que conquistó, les permitió permanecer en sus territorios, trabajando bajo la autoridad de ellos, pero no los llevó a Babilonia.  Los israelitas fueron los únicos a quienes llevó como rehenes a Babilonia.

LA LOCURA DE NABUCODONOSOR

     “Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.  Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.  ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.  Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio.  Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron.  Por esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación del sueño.  Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación, hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos.  Conté delante de él el sueño, diciendo: Beltsasar, jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación.  Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande.  Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra.  Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos.  Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.  Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo.  Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.  Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra.  Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.  La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.  Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño.  Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos” (Dn. 4:1-18).

     Daniel queda atónito después de escuchar el sueño de Nabucodonosor: “Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban.  El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación.  Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren” (Dn. 4:19).

¡No pudo hablar por casi una hora!  ¿Qué había visto y por qué le impactó tanto lo que Nabucodonosor le acababa de relatar?

     Después de casi una hora de silencio, Daniel comienza a relatarle el significado de su visión: “El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.  Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.  Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.  Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad” (Dn. 4:20-27).

¿Llegó de parte de Dios esa... “prolongación de tranquilidad” para el rey?  ¡Tuvo todo un año para corregir su manera orgullosa de pensar de sí mismo!: “Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?  Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.  En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves” (Dn. 4:29-33).

   EL TESTIMONIO DE NABUCODONOSOR

     “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.  Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?  En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.  Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia” (Dn. 4:34-37).

La caída de Babilonia

     Cuando Nabucodonosor destruyó a Jerusalén, llevó consigo los vasos sagrados del templo.  Su nieto Belsasar mostró su corrupción en la forma tan profana cómo usó estos vasos sagrados.  Cuatro meses antes de la caída de Babilonia, los medos y los persas habían conquistado ya la mayor parte del territorio que hoy conocemos como Irak.

Mientras tanto, el rey Nabonides, hijo de Nabucodonosor, quien había construido un palacio real al norte de la ciudad, no se encontraba viviendo en Babilonia, sino que su hijo Belsasar actuaba como regente.

Dice la Escritura, que Belsasar hizo un gran banquete al que invitó un gran número de convidados.  Mientras bebían y se regocijaban, ordenó traer los vasos sagrados del templo de Jerusalén y llenándolos de vino los repartió entre sus invitados y comenzaron a beber en ellos: “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía.  Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra” (Dn. 5:5, 6).

El rey aterrado mandó a llamar a todos sus sabios, pero ninguno podía interpretar la escritura.  Ya para ese tiempo, nadie se acordaba de Daniel, pero la reina abuela no lo había olvidado.  La reina recordaba lo que le ocurrió a su esposo Nabucodonosor.  Belsasar, quien se enteró de lo que le sucediera a su abuelo cuando tenía 14 años, en ese momento recordó todo y mandó a llamar a Daniel.

A pesar de lo acontecido a Nabucodonosor, y que el rey había decretado que sólo el Altísimo gobernaba el reino de los hombres, Belsasar seguía a dioses falsos, “…dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra” (Dn. 5:4b).  Olvidó que el Altísimo es quien lo controla todo.

Cuando Daniel se presentó ante él, le habría encantado oírle decir: «¡Quiero estar bien con Dios!», pero no escuchó tal cosa.  Por eso procedió a interpretar el escrito, y le dijo: “Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.  TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.  PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Dn. 5:26-28).  Estas palabras eran en arameo.  Pero así como Dios contó el reino de Belsasar, de la misma forma cuenta nuestras acciones.

Cuatro meses antes de la caída de Babilonia, los medos y los persas habían atacado y conquistado casi todas las ciudades y villas alrededor de Babilonia.  Usted puede tener una idea de lo que había ocurrido, en el hecho que Belsasar ofreció “…un gran banquete a mil de sus príncipes…” (Dn. 5:1b).

Porque... ¿Qué podían estar haciendo mil príncipes en Babilonia?  Lo cierto es que se encontraban allí tratando de protegerse, ya sabemos por la historia que en Babilonia antigua había suficiente comida por lo menos para veinte años.

Babilonia se hallaba construida sobre el río Éufrates, el cual fluía a través de la ciudad, de tal manera que tenían acceso al agua de continuo.  Dentro de la ciudad se encontraban los famosos Jardines Colgantes que se elevaban casi veinticinco metros y eran considerados como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

La Puerta de Istar daba a una amplia avenida procesional.  Pasaba por el palacio de Nabucodonosor y seguía hacia el centro de la ciudad donde se erguía el gran templo Esagila dedicado a Marduk, el dios protector de Babilonia.  Al este y al oeste del gran templo, en ambas orillas del río Éufrates, se extendía un área de más de cuatrocientas hectáreas en donde se hallaban construidas casas densamente apiñadas, salpicadas de templos pequeños y mercados.

Se estima que esta ciudad fortaleza estaba habitada por unas 150.000 a 200.000 personas y que además estaba protegida por un canal alimentado por el río Éufrates y por muros de cinco metros de espesor en la base, los que formaban una circunferencia de diecisiete kilómetros.

Su población era muy diversa, reflejando la historia de los conquistadores y conquistados.  Sobre el río se extendía un puente apoyado sobre pilares de ladrillo y asfalto y recubierto de piedra.  Su construcción sobre el profundo y turbulento Éufrates representaba un gran logro de la ingeniería.

El río constituía una defensa natural para Babilonia, así como una vía fluvial para las embarcaciones que transportaban mercancías desde países lejanos.  Al otro lado del puente los recién llegados entraban a la ciudad por una puerta en el muro interior, el cual tenía veintisiete metros de altura y torres dispuestas a intervalos.  Más allá otro muro rodeaba la ciudad sagrada.

En la Biblia se encuentra registrado todo lo concerniente a esta fiesta y lo que hizo Dios, aunque a esto último no hace mención la historia antigua.  Según las crónicas seculares, Ciro el Grande de Persia y sus soldados, conquistaron a Babilonia en el año 539 A.C., gracias a un asombroso ataque sorpresa.

Heródoto refiere, que mientras los babilonios celebraban su fiesta, Ciro desvió las aguas del río Éufrates hacia un lago en las afueras de la ciudad.  Justo al norte de Babilonia arrojaron toneladas de tierra en el río y cambiaron su curso.  El Éufrates era un río caudaloso y el proyecto era grandioso, pero emplearon a miles de personas y mientras los babilonios celebraban su festival, el río cambió su curso y los persas avanzaron sobre su lecho seco.

Sabemos que el salón en donde se celebró este banquete en particular, era una caverna subterránea.  Debajo del suelo y en los confines de la ciudad de Babilonia se encontraba este famoso salón del banquete, en donde los babilonios creían que estaban protegidos y a salvo de todo.

Pero... ¿En qué momento exacto llegaron los medos y los persas?  De acuerdo con las crónicas babilónicas y la Biblia, ocurrió esa misma noche.  Antes que Belsasar pudiera pedir ayuda, se vio rodeado por las tropas persas, las que ya le habían dado muerte a todos los que vigilaban las entradas.

En el momento en que rompieron las puertas del salón, comenzaron a dar muerte a los miles que estaban allí reunidos: príncipes, esposas, concubinas y sus familias.  Las crónicas babilónicas registran que una división especial corrió directo hacia la plataforma superior en donde estaba Belsasar sentado y le dio muerte.

En una noche acabaron con todos, incluyendo a Belsasar.  Ciro entró en Babilonia precedido de una reputación de clemencia, ganada gracias a su espectacular carrera de veinte años.  Ya que de ser gobernador de una región persa en el reino de los medos pasó a dominar a los medos y los persas.

Cuando llegó a Babilonia fue recibido como libertador.  Según un cronista de la época, el pueblo extendió ramas verdes a su paso, ya que se sentían como «presos cuya cárcel se había abierto».  Ciro instauró un imperio con tolerancia y bondad.  De acuerdo con las crónicas babilónicas todo esto ocurrió el 13 de octubre del año 539 A.C.

El imperio babilónico se extendió desde el año 606 A.C., hasta el 539 de la misma era, cuando fuera conquistado por el imperio Medo-persa, pero estuvo en el poder por largo tiempo.  Había conquistado a Asiria, el imperio antes que él, y en el tiempo de Daniel alcanzó el clímax de riqueza y gloria espectacular, como pocos imperios de la historia.

Como vemos, la imagen del sueño exhibe un deterioramiento de valor en los reinos (oro, plata, bronce y hierro).  Conforme la interpretación progresa, los metales se tornan más duros, pero de menos valor.  El hierro es mucho más pesado y duro que el oro.  El oro puro es blando.  Es tan blando que hay que tener mucho cuidado con él, porque es posible romper una pieza de oro de veinticuatro quilates con sólo presionarla con los dedos.  Pero el oro tiene un valor especial y conforme vemos la disminución en el valor de los reinos, notamos el aumento de fortaleza de los mismos.

EL PECHO Y LOS BRAZOS DE PLATA

     El siguiente imperio de la imagen, podemos verlo en el pecho y los brazos de plata, los cuales portan la ilustración de que el reino está dividido en dos.  Esto es bien claro, la división estaba representada por el imperio Medo-Persa, un imperio dual.

Durante el tercer año del reinado de Belsasar, cuando Babilonia aún estaba en el poder y Medo-Persia no tenía preponderancia, Daniel tuvo una visión sobre el imperio que habría de venir, y de todas las guerras sucesivas que tendrían lugar.  Dijo: “En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes.  Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai”(Dn. 8:1, 2).

Esto nos indica sin lugar a dudas, que Babilonia todavía estaba en el poder, que no había sucumbido.  La caída de Babilonia se encuentra registrada en el capítulo 5, pero obviamente el tiempo de la visión antecede a su caída.

La razón de su importancia, es porque nos dice que fue “en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam”, de Irán en la actualidad y en la cercanía del “río Ulal”, un canal que todavía no existía en ese tiempo.  Este canal se originó de otros dos ríos y fue construido por los medo-persas.

Y sigue diciendo Daniel: “Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.  Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía” (Dn. 8:3, 4).

Primero que todo, hay características extraordinarias en este carnero.  Tiene dos cuernos, pero uno es más alto que el otro, y el más alto creció después.  Persia era más grande que Media, además Persia excedió a Media en términos de poder y conquista, aunque Media fue la primera en estar en escena.

La conquista de este carnero es exacta en términos de crónica.  El carnero hirió con los cuernos al poniente u occidente, hacia el norte y el sur, pero no se menciona al oriente.  Eso fue exactamente lo que ocurrió en Persia antigua, que nunca se extendió hacia el oriente.  Los persas primero avanzaron hacia el occidente, luego hacia el norte y finalmente conquistaron todo el sur incluyendo a Arabia.

Según Daniel, este reino era inferior al babilónico.  Una vez más la Biblia es fascinante en sus detalles.  Persia fue conocida por su habilidad administrativa y los príncipes y nobles se hicieron muy poderosos.  Eran tan fuertes, que el rey no podía quebrantar las leyes de los nobles.  Tenían un sistema legal que no permitía que el rey cambiase sus leyes.  Mientras que Nabucodonosor hacía lo que quería en todo momento.

Observe que cuando los sabios no pudieron revelarle su sueño, “mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia”.  Es por eso que la estructura autoritaria de los medo-persas era inferior al imperio babilónico.

La plata era un medio de cambio en Persia antigua, allí la plata era muy importante para acuñar monedas.  Era una de las cosas por la que Persia era notable.  También era conocida por su extenso sistema de impuestos.  Así era como controlaba al pueblo.  Estaba orientada hacia el dinero y la administración.

Contaba con tanto personal en su ejército, que cuando Alejandro el Grande tomó el imperio persa, estaba asombrado de ver cómo todas las opciones estaban en favor de los persas.  ¡Jerjes de hecho contaba con un ejército de más de un millón de soldados de infantería!  Sin embargo, este imperio nunca tuvo un rey poderoso, ya que su rey no podía hacer nada para cambiar las leyes dadas por los nobles.

Después de la caída de Babilonia en el año 539 A.C., un hombre llamado Darío el medo recibió el reino, como dice la Escritura: “Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años”(Dn. 5:31).

Siempre me he asombrado ante los detalles tan minuciosos que ofrece la Biblia.  Pero... ¿Por qué menciona que este hombre tenía 62 años?  El registro bíblico no nos dice siquiera cuántos años tenía Daniel, pero sabemos que debía ya ser un anciano para ese tiempo.

Mientras que sí aparece la edad de Darío el medo, y es así porque esto es un asunto de gran controversia.  Los críticos liberales dicen que no hay forma de que esto hubiese sido escrito por Daniel y que no hay registro de ninguna clase que verifique que un hombre llamado Darío el medo gobernara a Babilonia.

Sabemos que quien estaba verdaderamente a cargo era Ciro, rey de Persia, que fue bajo su dirección que tuvo lugar la caída de Babilonia.  Y si es así, entonces... ¿Quién es este Darío el medo y de dónde proviene?

Muchos cuestionan cómo era posible que un medo estuviera en el poder cuando Persia conquistó a Babilonia, pero los medos y los persas se habían unido y Darío tenía un nombre diferente en el idioma antiguo.  Era de hecho el rey de Babilonia y Daniel llegó a ocupar la posición como tercero en el poder, un regente de Darío.  Lo cierto era que el imperio Medo-persa era dos reinos unidos, y la Biblia especifica que Ciro era persa y Darío era medo.

Nos dice el registro bíblico que, “Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino.  Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado” (Dn. 6:1, 2).

Daniel ocupaba una posición importante como líder.  Era uno de los tres grandes que gobernaban el nuevo imperio llamado Medo-Persia, el cual tenía ciento veinte provincias.

Pero... ¿Cuál era la razón para ocupar esta posición?  Dice la Escritura: “Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino” (Dn. 6:3).

¡Qué declaración!  ¡Cómo Dios bendijo a un hombre que decidió seguirlo con todo su corazón y no comprometerse!  Dios había prosperado a Daniel incluso en este nuevo imperio, a pesar de que ya tenía que ser un anciano y que había permanecido ignorado por largo tiempo.

Pero nada le importaba a Daniel, sencillamente porque tenía la convicción de que fuesen cuales fuesen las circunstancias, estaba sirviendo a Jehová su Dios.

Pero como ocurre siempre, hay ocasiones en que aunque hagamos todo lo correcto sin hacer nada equívoco, la envidia y los celos, terminan por acarrearnos males, ya que quienes están celosos de nosotros dicen cosas que no son ciertas.

Eso mismo fue lo que le ocurrió a Daniel.  Su comportamiento no tenía reproche, porque era fiel en todo: Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él(Dn. 6:4).

En el caso de Daniel estos hombres no encontraban un punto donde atacarlo, entonces dijeron: “No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios” (Dn. 6:5).

Así que fueron donde el rey y le dijeron: “Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.  Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada” (Dn. 6:7, 8).

Con esto implicaron que Daniel también estaba de acuerdo, pero mentían hasta más no poder y lo hicieron a propósito porque sabían que Daniel no se abstendría de adorar a su Dios por 30 días.

Estaban seguros que con esto lo harían caer porque oraba tres veces al día.  Sabían que no iba a esconderse para orar, así que planearon la conspiración y todos estuvieron de acuerdo.

Daniel no le prestó atención a la orden, sino que fue a su casa y continuó haciendo lo mismo que hacía a diario: “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Dn. 6:10).

Daniel no iba a permanecer en un rincón, haciendo una oración silenciosa: «Oh Señor, perdóname, pero no quiero que me vean orando».  Él se ponía de rodillas asegurándose de mirar en dirección a Jerusalén, tal como indicó Salomón en su plegaria.

Esos hombres encontraron a Daniel orando y fueron de inmediato a hablar con el rey.  Darío sabía que no había escape posible.  Ellos le dijeron: “Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.  Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle” (Dn. 6:13, 14).

Probablemente tuvo reuniones toda la noche, en un esfuerzo por encontrar la forma de librar a Daniel.  Revisaría los códigos de la ley, tratando de buscar algo para revertir la ley de Media y de Persia.  Finalmente terminó por convencerse que sólo Dios podía librarlo: “Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones.  Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre” (Dn. 6:16).  ¡El rey tuvo razón, porque fue así!  ¡Dios protegió a Daniel!

Al amanecer del día siguiente, el rey después de haber pasado la noche en ayuno, sin escuchar música y sin poder dormir, llegó corriendo al foso de los leones: “Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?  Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.  Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño...” (Dn. 6:20-22a).

Daniel confiaba en Dios.  La mayoría de teólogos están de acuerdo en que “el ángel de Jehová” es la teofanía, la manifestación divina del Señor Jesucristo en el Antiguo Testamento.  Dios pudo haber usado aquí un ángel sin ningún problema, pero el consenso general es que fue el Señor Jesucristo.

Ante esto el rey experimentó un cambio de corazón: “Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.  De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.  Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones” (Dn. 6:25-27).  Nuestro Dios salva y libra y puede hacer esto y más, porque es quien tiene control de todo.

Pero Dios no sólo libró a Daniel del poder de los leones, sino que “este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa” (Dn. 6:28).

Dios iba a mover el corazón del rey Ciro para que permitiera que los judíos regresaran a Jerusalén.  ¡Qué historia más maravillosa!

Este imperio fue sucedido por el griego y se extendió desde el año 539 A.C. hasta el año 333 de la misma era.

EL VIENTRE Y LOS MUSLOS DE BRONCE

     El vientre y los muslos de la estatua eran de bronce, otro metal de menos valor, pero más duro que los metales anteriores.  El tercer reino, el imperio griego iba dominar “…sobre toda la tierra” (Dn. 2:39b).

Este es otro detalle de la Biblia que debemos notar.  Porque no dice nada similar respecto al segundo reino, pero sí lo dice sobre el tercero.

Alejandro el Grande, rey del imperio griego, cuando tenía 33 años de edad, sentado en los bancos del río Éufrates, ¡lloró porque no tenía más reinos que conquistar!

Otro punto de interés aquí, es que de acuerdo con la historia, el bronce era el metal que representaba a Grecia.  Ellos pusieron el mundo de cabeza con el uso del bronce para sus armas de guerra.

Alejandro Magno, nació en el año 356 y murió en el 323 A.C.  Fue rey de Macedonia y conquistador del imperio persa, y uno de los líderes militares más importantes del mundo.  Nació en Pela, la antigua capital de Macedonia.  Era hijo de Filipo II, rey de Macedonia, y de Olimpia, princesa de Epiro y recibió su educación de parte de uno de los hombres más sabios de su época, de Aristóteles.

Su padre, Filipo II de Macedonia había conquistado la entera península griega durante la infancia de Alejandro.  Filipo solidificó el reino en el año 338 A.C. y fue asesinado dos años después.

Tras la muerte de su padre ocurrida en el año 336 A.C., y cuando Alejandro tenía 20 años subió al trono de Macedonia y se dispuso a iniciar la expansión territorial de su reino.

Aunque la cultura griega se había estado estructurando por muchos años, tal parece que alcanzó su mayor impacto global bajo el gobierno de Alejandro.

Como en el caso del imperio anterior, el medo-persa, Daniel también tuvo una visión detallada de este otro imperio.  Y dice la profecía: Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos.  Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza.  Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder(Dn. 8:5-7).

La Biblia es bien exacta al decir“He aquí un macho cabrío venía del lado del poniente”.  Ese fue exactamente el lugar de origen del ataque, la historia lo comprueba.

El imperio griego estaba comandado por Filipo de Macedonia, quien no realizó estas conquistas, sino su hijo, Alejandro el Grande.  El “cuerno notable” en el macho cabrío se refiere a Alejandro el Grande, quien inició su ataque desde el occidente.  El alcance de su poder se extendió “sobre la faz de toda la tierra”.

Alejandro el Grande conquistó el imperio medo-persa, el más grande en ese tiempo.  Contaba con 120 provincias y más de un millón de soldados de infantería, los cuales reclutó en menos de tres años.  Hizo esto aproximadamente entre los años 334 al 331 A.C.  Daniel dice que el macho cabrío atacó al carnero “con la furia de su fuerza”.

     “Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él CON LA FURIA DE SU FUERZA.  Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder” (Dn. 8:6, 7).

Pero... ¿Cuál fue el castigo del macho cabrío?  Dice la Biblia que “…Estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo” (Dn. 8:8).  Alejandro el Grande murió en el año 323 A.C.  Usualmente se cree que al fallecer tenía 33 años, pero lo más seguro es que aún no los había cumplido.

A su muerte su imperio se dividió entre sus cuatro generales: Casandro de Macedonia, Lisandro de Asia Menor, Seleuco de Siria y Persia y Tolomeo de Egipto.

Y sigue diciendo la Escritura: “Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa” (Dn. 8:9).  Como vemos, este “cuerno pequeño”, sale de uno de los cuatro generales griegos, y “...creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa.  Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó” (Dn. 8:9, 10).

Esta “parte del ejército y de las estrellas”, se refiere a Israel, del que también dice Daniel, que “resplandecerán como el resplandor del firmamento... como las estrellas a perpetua eternidad” (Dn. 12:3).

Vemos además que este cuerno pequeño quitó el sacrificio continuo en el templo de Jerusalén y que prosperó: “...Y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra”(Dn. 8:11b).

Pero... ¿Quién es él?  La persona de quien estamos hablando es Antíoco Epífanes.  Es el octavo rey en la dinastía sirio-seléucida.  Gobernó desde el año 175 hasta el 164 A.C., y salió en medio de Seleuco de Siria, uno de los cuatro generales de Alejandro que recibiera una parte de su reino.

La historia registra que Antíoco Epífanes era mentiroso, traicionero y astuto.  La Biblia dice que era un “hombre despreciable”.  Antíoco Epífanes atacó al pueblo de Israel y también atacó a Dios.  ¡Este hombre trató de ser igual a Dios!

Rededicó el templo de Jehová a Zeus.  Construyó un altar pagano sobre el altar, luego cambió el sistema de sacrificios y decidió que no se sacrificaran más ovejas, carneros o machos cabríos, sino cerdos.  Mandó a acuñar unas monedas en las que imprimió esta frase: «Antiochus Theos Epiphanes», que quiere decir «Dios que se manifestó a sí mismo».  Persiguió a Israel, estaba en contra del propio Dios y de la Ley Mosaica.

De hecho, toda su historia se encuentra registrada en el libro apócrifo Primero de Macabeos, el cual aunque no es parte del Canon Sagrado, es uno de los mejores documentos históricos de ese período.

Este imperio se extendió desde el año 333 A.C., hasta el año 146 de la misma era.

Las dos piernas de hierro

     Estas dos piernas son una indicación clara de Roma y de la destrucción que trajo sobre cada una de las naciones que conquistó.

El imperio romano tomó control del imperio griego en el año 146 A.C., en la célebre batalla de Corinto.  No hubo otro imperio en la historia del mundo que arrasara a sus enemigos de la forma como hizo Roma.

Ellos no estaban satisfechos con tomar un país y hacerlo pagar impuestos, sino que los asesinaban.  Roma aniquilaba de tal forma, que los pueblos conquistados nunca consideraron siquiera la posibilidad de rebelarse.

Cuando Augusto estableció el imperio en el año 30 de la era cristiana, le llamó «La Paz Romana», ya que todos los enemigos conocidos de Roma habían sido literalmente aplastados por su poder.  ¡Eso mismo fue lo que anticipó la Biblia que habría de ocurrir!

De acuerdo con la historia secular, las dos piernas están representadas por el imperio de oriente y el de occidente.  Esta división se hizo tan evidente, que Constantino, el emperador romano, dedicó la capital oriental, Constantinopla en el año 330 de la era cristiana.

Hizo esto para apaciguar la sección occidental, pero resultó que las cosas empeoraron y para el año 395 Teodosio dividió el imperio entre sus dos hijos.  Él aceptó el hecho de que se trataba de dos imperios diferentes.  Estaba el lado oriental del imperio romano, Bizancio con su capital Constantinopla, y el sector occidental, con Roma como capital.

Usted puede entenderlo cuando mira un mapa, que habría sido muy difícil para Roma gobernar todo el oriente (Persia, Israel, Siria y Turquía).  Es por eso que la parte oriental actuaba independientemente de la sede del gobierno en Roma.

Finalmente llegaron a ser dos imperios masivos (oriente y occidente) los que diferían violentamente el uno del otro.  Esto también afectó al mundo religiosamente.

La Iglesia Griega Ortodoxa de occidente se separó de la Iglesia Católica.  Pero eso no fue todo, sino que hubo división sobre muchas otras cosas, incluyendo el sometimiento al Papa en Roma.

Esto tuvo sus raíces, más en un problema político que en el aspecto religioso.  Inventaron diferencias y pelearon sobre un montón de cosas, pero el asunto final era su sometimiento al obispo de Roma.

A través de la imagen que viera Nabucodonosor en su sueño, la Biblia describió perfectamente la historia anticipadamente.

Este imperio se extendió desde el año 146 A.C., y la fecha tradicional de su caída es el 4 de septiembre del año 476 de la era cristiana, cuando Rómulo Augústulo, último emperador de occidente, fue depuesto por el jefe de los hérulos Odoacro, a quien sus tropas proclamaron rey de Italia en el año 476.

Los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido

     Sigue diciendo la explicación final del sueño de Nabucodonosor: “Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.  Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.  Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Dn. 2:41-43).

En medio de esta mezcla hay diez dedos que representan a reyes.  En Daniel 2:44 también hay una referencia a “...los días de estos reyes...”, lo cual indica una brecha en el tiempo.  Los reinos se levantaron uno detrás del otro, pero los reyes siguieron a continuación, después de un gran período.  ¡Están separados por una brecha de mil novecientos años!

Descubrimos por las profecías de Daniel, al igual que por el libro de Apocalipsis, que esto es una referencia a una confederación de diez naciones que son parte integral del antiguo imperio romano, a la Unión Europea actual, el Imperio Romano Revivido.

La Unión Europea

     Las profecías de la Biblia indican que en medio de las cenizas del antiguo imperio romano, surgiría en los últimos días una confederación de naciones.  Los orígenes de la Unión Europea, la reagrupación de estos países que fueron un día parte del imperio romano de la antigüedad, se remontan a la formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), en 1951.

Posteriormente en 1957 se creó la Comunidad Económica Europea (CEE), integrada inicialmente por seis países.

En 1973 se incorporaron tres países sumando nueve.

En 1981, se adhirió otro completando diez.  En 1986 dos más para sumar doce, y finalmente en 1995 tres más completando quince, luego en el año 2004 diez países para sumar 25, y el primero de enero del año 2007 dos más.  A continuación citaremos los países que integran la Unión Europea: República Federal Alemana, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Irlanda, Reino Unido, Dinamarca, Grecia, España, Portugal, Finlandia, Suecia y Austria (1995).

En el año 2004 se unieron: Chipre, La República Checa, Estonia, Hungría, Latvia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.

El primero de enero del año 2007: Rumania y Bulgaria.

Países candidatos: Antigua República Yugoslava de Macedonia, Croacia y Turquía.

Es fascinante notar, que Javier Solana, el político español que desde 1995 hasta 1999 fuera secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y quien ahora es secretario general del Consejo de Ministros de la Unión Europea y alto representante en Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, valiéndose del «Programa Mediterráneo de Vecindario de la Unión», ahoratiene planesde expandirse precisamente en dirección hacia esas fronteras, ofreciéndole a los países que rodean el Mediterráneo asociación limitada dentro de la grandiosa Unión Europea.

Aunque la Unión Europea está integrada por 27 países, sólo diez son considerados miembros plenos.  Estos fueron los firmantes iniciales de un acuerdo conocido como Schengen, debido al nombre del poblado donde se firmó el documento.

El acuerdo capacita a los ciudadanos para viajar libremente dentro del territorio de la Unión Europea, sin necesidad de pasaporte.  Estos miembros plenos son: Alemania, Austria, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Italia, Países Bajos (constituidos por Holanda, Bélgica y Luxemburgo), Portugal y Finlandia.

Todos los demás ocupan posiciones menores, ya sea como país «Asociado», «observador», o «compañero».

La piedra cortada no con mano: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro.  El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Dn. 2:44, 45).

Los reyes mencionados tan a menudo en la profecía bíblica van a ser destruidos por una piedra.  ¡Qué visión más impresionante!  Esta piedra no sólo reduce los reyes a pedazos, sino que se convierte en el reino final que nunca será destruido, ni pasado jamás a otras personas.  Este reino tiene un rey, a nuestro Señor Jesucristo.  Pero... ¿Por qué se le llama piedra?  Bueno, dicen estos textos de la Escritura:

•   “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”(Sal. 118:22).

•   Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure (Is. 28:16).

•   “Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.  El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?  Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.  Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.  Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.  Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta”(Mt. 21:42-46).

Estos hombres religiosos sabían exactamente qué era lo que Jesús estaba diciendo, que estaba citando al libro de Daniel.  Sabemos por las propias palabras de Jesús, que la piedra es «el reino de Dios».

Este reino lo establecerá el propio Jehová y será indestructible.  También sabemos que una vez que este reino esté constituido, no habrá otro, ni competencia adicional.

¡Daniel 2:45 nos dice sin sombra de duda que nada puede cambiar este hecho!  Va a ocurrir.  ¡Imagínese sólo por un momento a Daniel diciendo todas estas cosas en el siglo VI A.C., antes de los imperios medo-persa, griego, romano, de la confederación de naciones del imperio romano revivido, antes de la venida de Cristo, antes del reino Mesiánico!  ¡La Biblia asegura que nada puede cambiarse!

Daniel fue uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento, a quien Dios le reveló el curso de la historia de la humanidad.  Además de las principales profecías concernientes al Mesías, en su profecía sobre las setentas semanas de años.

     ¿Recuerda cómo lo llamó Dios?  Un mensajero de Dios vino a él y le dijo: “Daniel, varón muy amado...” (Dn. 10:11a).  Pocos personajes recibieron esta distinción.

De Abraham se dice que “…fue llamado amigo de Dios” (Stg. 2:23b).

De David se dice que era “del agrado del corazón de Dios”.  Todos ellos fracasaron también en algún momento.

La Escritura no dice cuántos años tenía Daniel al momento de morir, pero sin duda debía ser un anciano.  Ocupó posiciones destacadas durante los reinados de Nabucodonosor, Belsasar su nieto, Ciro de Persia y Darío de Media.

     ¿Qué aprendemos de todo esto?  Aunque nuestra meta es descubrir con cuánta exactitud las profecías de Daniel se cumplieron, no debemos subestimar el caudal de enseñanza que la conducta del joven Daniel y sus compañeros nos dejan, especialmente la inspiración y orientación para todo joven cristiano.

1.  ¿Qué, o quién, motivó a Daniel proponerse a no contaminarse con la vida pagana y sus “delicias” en Babilonia?: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse” (Dn. 1:8).

2.  ¿Qué clase de padres habrá tenido Daniel?  Nada se nos dice de ellos, lo cual nos lleva a la conclusión que la decisión más pura y sujeta a Dios, no necesariamente exige a padres ejemplares.

3.  ¿Cuál era el elemento que mantuvo a Daniel en un pedestal tan alto, dando tanta importancia a los valores espirituales?

4.  ¿Cuáles fueron los primeros resultados que Daniel obtuvo, gracias a lo que “propuso en su corazón”?: “Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos” (Dn. 1:9).

5.  ¿Cuál era el temor del jefe de estos muchachos con Daniel como líder?: “Y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza” (Dn. 1:10).

6.  ¿Qué le propuso Daniel a su jefe para que no los obligara a “gozar” de los manjares del rey?: “Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber” (Dn. 1:11, 12).

7.  ¿Podríamos lograr hoy el mismo resultado teniendo como menú legumbres para comer y agua para beber?  ¿Es esta una... receta vegetariana que siempre resulta buena?

Fíjese en el versículo 10: “Y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza”.

El vegetariano tiene justamente esta apariencia: muy flaco, pálido y aparenta enfermo.  Melsar, el jefe de ellos tenía sobradas razones para temer.

¿Es correcto que sigamos esta receta para ser como Daniel y sus compañeros?  ¿Era la receta material y física el secreto de la sabiduría de ellos?

8.  Aspenaz tenía tres años para lograr los objetivos del rey en la capacidad y apariencia de ellos: “Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.  Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey” (Dn. 1:3-5).

¿Qué le sugirió Daniel al jefe que manejaba la alimentación, llamado... Melsar?: “Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.  Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.  Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.  A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”(Dn. 1:14-17).

9.  ¿Era solamente la comida del rey la que cuestionaba Daniel o se trataba de mucho más?

•   ¿No sería el “alimento” para la mente también?

•   ¿Qué de las diversiones, la pornografía, el vocabulario, las ambiciones de poder, por ejemplo?

•   ¿Qué de las prácticas idolátricas y la curiosidad de la comunicación con los muertos y tantas otras cosas tan comunes en el paganismo babilónico?

LA PORNOGRAFÍA EXISTIÓ SIEMPRE

     Para que tengamos presente de cuan difundidas eran ya en los días de los profetas toda suerte de inmoralidad vinculadas a la religión, incluso en Israel, tenemos que leer la queja de Dios en Ezequiel 8:5-18.  Examinemos brevemente esta “literatura”: “Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor” (Ez. 8:10).

Reptiles abominables e ídolos de la casa de Israel, “pintados en la pared por todo alrededor”.  Estos reptiles abominables, animales de todo tipo, de lo más repugnante, bien expuesto sobre las paredes.

¿Quiénes eran los que se nutrían de esos... “manjares” que Daniel y sus compañeros rechazaron?: “Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso” (Ez. 8:11).

¿Creían estos ancianos de Israel en la Omnipresencia de Dios?: “Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes?  Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra” (Ez. 8:12).

Si esta era la “espiritualidad y la moral” de las autoridades espirituales (ancianos) de Israel, ¿cuál no sería la conducta del pueblo en general?

Notemos que la pornografía abundaba en aquellos días, incluso en Israel.  ¡Cuánto más entre los paganos!

Notemos Ezequiel 8:3-5: “Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.  Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.  Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte.  Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada”.

Como si todo esto fuera poco, la... “Unión Femenil” tomaba parte activa en la inmoralidad en los días del profeta Ezequiel: “Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz”(Ez. 8:14).

¿Quién era Tamuz?

     Tamuz.  Deidad siria, pero de origen caldeo.  En un famoso poema babilónico se identificaba con un apuesto joven pastor que fue despedazado por un jabalí.  La diosa Istar, enamorada de él, bajó a buscarle a los infiernos y le resucitó.  Este poema era recitado en el cuarto mes del año babilónico, por lo cual los judíos exiliados allí llegaron a nombrar como T. a ese mes, cosa que perdura todavía.  El culto a T. se hacía mediante períodos de lamentaciones alternados con fiestas para significar el ciclo de renovación de la naturaleza.  La costumbre fue asimilada por la población en Jerusalén, pues Ezequiel vio en la puerta del templo a “mujeres que estaban allí sentadas endechando a T.” (Ez. 8:14).  Estos ritos pasaron de los fenicios a los griegos, que le dieron a T. el nombre de Adonis.

¡Y todo esto se hacía en el mismo templo y sus dependencias!: “Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente” (Ez. 8:16).

Recordemos que Ezequiel y Daniel eran prácticamente profetas simultáneamente.  A Ezequiel se le asigna la fecha 586-585 y a Daniel 536-530.

¿Cómo podemos comparar aquellos días con los nuestros?  ¿Era entonces más fácil que ahora vivir la santidad y la pureza?

¿Quién incentivó a estos muchachos a ser diferentes?

¿Habrán sido los “ancianos de Israel” mejores en los días de Daniel de lo que eran en los días de Ezequiel?

¿Cuál es el perfil de los cristianos, especialmente los líderes de hoy?

¿Es posible que la actual generación joven pueda vivir como vivieron esos jóvenes con Daniel como líder?

¿Podríamos encontrar hoy a jóvenes del calibre de Daniel, Ananías, Misael y Azarías?

¿Qué hizo que estos cuatro varones no hayan sido arrastrados por la manera de vivir de los paganos?

Hay otras preguntas.  ¿Cómo, cuándo y dónde comenzó Daniel su carrera?  No fue en algún Seminario donde podría aprender algo de las danzas cristianas... atar espíritus, ordenar a Satanás para que se rinda... ¡y lograrlo!

•   Cómo sacar ventaja de las novedades de la... “Iglesia Emergente”.

•   Cómo manejar la magia del poder de la palabra.

•   Cómo lograr hablar en lengua.

•   Cómo alejar a cuantos pueda de la gracia salvadora, gracia admirable, gracia divina, etc.

Daniel trató todos sus asuntos directamente con Dios desde su muy temprana edad.  ¡Con razón que fue informado que era... “muy amado”!: “Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.  Y me dijo: Daniel, varón MUY AMADO, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora.  Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando” (Dn. 10:10, 11).

¡Qué joven no quisiera lograr esta distinción divina!  Sin embargo, los jóvenes cristianos hoy admiran más a sus ídolos del fútbol que la Suprema Victoria del Salvador descrita en la Biblia.

¿No nos dice la Biblia que no es posible amar al mundo y lo mundano y al mismo tiempo amar a Dios, servirle y gozar de buena salud y correcta interpretación de las Escrituras?: “Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio.  Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.  No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.  Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.  Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:14-17).

No olvidemos: Todo lo mundano pasará, pero la Palabra de Dios siempre permanecerá: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”(Mt. 24:35).

*   “Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu” (Is. 34:16).

*   “De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella... No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió… sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado” (Jos. 21:43, 45, 23:13).

     ¿Quisieras, estimado joven, llegar a ser siquiera un...  “mini-Daniel”?

   Honra a tus padres, obedeciéndoles y sujetándote a ellos.

   Desde que aprendiste a leer, deberías haber leído la Biblia, pero si estas recomendaciones te llegan tarde, comienza ahora mismo.  Proponte en tu corazón «no dejar de leer la Biblia», «no contaminarte con las viandas cloacales de la mundanalidad, tanto en imágenes como en la música».

   Si te parece que la vida cristiana es demasiado restringida y limita las oportunidades que tienes como joven, te recomiendo leer detenidamente: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.  Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.  Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad” (Ec. 11:9-12:1, 6-8).

«Joven, la juventud es un tesoro.  ¡Disfruta cada minuto de ella!  ¡Has cuanto se te antoje!  Pruébalo todo, pero sabe que tendrás que rendir cuentas a Dios de cuanto hagas.  Aleja el sufrimiento y la pena, pero recuerda que el joven, ante el cual se extiende una vida entera, puede cometer graves errores.  No permitas que la alegría de la juventud haga que te olvides de tu Creador.  Hónralo cuando joven, antes que lleguen los años malos en que ya no tengas alegría de vivir... Sí; para todo hay tiempo y manera, aunque el hombre esté abrumado de dificultades; pues, ¿cómo evitar que acontezca lo que guarda el futuro desconocido?  Nadie puede impedir que se le escape el espíritu; nadie tiene poder para evitar el día de la muerte, pues no hay licencia que libre de esa obligación y de esa negra batalla.  Y desde luego, la maldad del hombre no le ayudará entonces» (Ec. 11:9-12:1, 6-8 - Parafraseado).

     Escoge con mucho cuidado a tus amigos, si quieres que el Señor sea tu amigo.  Él lo será bajo ciertas condiciones: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.  Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn. 15:14, 15).

Recuerda que si tus amigos son sólo cristianos de nombre o abiertamente profanos y que se burlan de Dios, de la Biblia, Su palabra, de la pureza que el Señor reclama, ¿cómo quieres andar en amistad con el Señor obligándolo a hacer causa común con los hijos del diablo?

¡Ellos bien pueden ser la causa de tus fracasos y de tu vida sumida en algún pecado que te parece imposible de superar!  ¡Rompe con ellos y comenzarás a gozar de victorias que nunca viviste!  Alguien tendrá que ceder.  O tú o ellos.  ¿Sabes qué dice Dios sobre esto al sufrido Jeremías?: “…Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer. 15:19b).  Aquí no hay neutralidad.  O tú eres como ellos o ellos como tú.  Si esos… «ellos no son, además de regenerados, también convertidos», prepárate para el fracaso.

No te avergüences del evangelio ante tus pares, condiscípulos, profesores o compañeros de trabajo.  Recuerda siempre lo que dijo el Señor, cuya amistad debes preferir: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”(Mr. 8:38).

Evita por todos los medios la “abibliosis”, es decir, el desconocimiento bíblico.  No importa cuán buen alumno seas en la secundaria o universidad, si desconoces la Biblia saldrás de la etapa de estudiante para ser un ignorante con diploma.

Busca el momento para leer la Biblia y orar a Dios cada día en completa privacidad.  Dialoga con el Señor, sométete a tu Salvador, depende de Él, busca en todo Su guía y no serás abandonado ni defraudado jamás.  Hazte un cuadro y cuélgalo de la pared de tu dormitorio con estas palabras: “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.  Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti.  Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha.  Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.  ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?  Y fuera de ti nada deseo en la tierra.  Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (Sal. 73:21-26).

Cuídate mucho de la ociosidad.  Satanás está reclutando a jóvenes ociosos, desocupados, que no tienen nada que hacer.  A los mundanos él ya los tiene en su cuartel, pero él anda detrás de los cristianos ¡especialmente los jóvenes!: “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.  Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.  Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 P. 5:5-9).

Si te comprometes con alguna actividad en la iglesia, no inventes excusas, sino procura por todos los medios cumplir con tu deber.  Recuerda que todo compromiso que contraes con la iglesia, lo haces con el Señor también, porque el Señor es la cabeza de la iglesia.  No intentes engañarlo: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Co. 11:3).

Ten mucho cuidado con los libros con títulos muy atractivos que parecen cristianos.  Es una especie de “Ateísmo cristiano”.  Los autores de esos materiales dictan conferencias y tienen a muchos seguidores.  Están galopando por todo el mundo pervirtiendo doctrinalmente a cuantos pueden.  Se trata de los que la Biblia menciona: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.  Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.  Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Co. 11:13-15).

Si quieres ser “muy amado” (muy amada) en los ojos de Dios, sigue estos pasos y, aunque no llegues a la estatura de él, serás un/a cristiano/a ejemplar.

Finalmente: Tienes a tu alcance a tres hombres excepcionales que agradaron a Dios y eran alabados por Él.

Daniel: “Varón muy amado” (Dn. 10:11).

Abraham: Fue llamado “…amigo de Dios” (Stg. 2:23b).

David: Dios dijo de él que era “…varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hch. 13:22b).

¿Cuál de los tres quieres que sea tu héroe preferido a quien te gustaría imitar?  ¿Daniel, Abraham o David?

Toma tu decisión y comienza con Daniel para no contaminarte con el mundo y sus… “placeres”.

Toma a Abraham, y jamás dudes de las promesas divinas.  Sé fiel a Él.

Toma a David y también tú harás «todo lo que Dios quiere».

Estudia la trayectoria de ellos.  Encontrarás que también ellos tuvieron sus faltas, pero descubrirás además por qué, a pesar de todo, eran tan distinguidos a los ojos de Dios.

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