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La imagen de Dios en el hombre - Parte VII -

  • Fecha de publicación: Martes, 07 Abril 2015, 03:10 horas

La palabra hebrea Nefilim se origina de la raíz nafal, que significa los caídos.  El Lexicon Hebreo de Gesenius, dice: «Esos que interpretaban el pasaje en Génesis de los ángeles caídos, entendían que los Nefilims eran los rebeldes, los apóstatas». 

La Septuaginta griega traducida aproximadamente en el año 270 a.C., interpreta la palabra como «los gigantes».  Encontramos que este mismo término fue usado en la literatura clásica griega, para referirse a hombres o a criaturas que eran mitad dios y mitad hombres.

Jonathan M. Hall, un profesor distinguido en humanidades e historia griega, en su libro publicado en inglés, titulado: Identidad étnica en antigüedad griega, hace notar que gegenes, significa «nacido de la tierra».  Desde el tiempo de la Iliada, Erecteo un rey de Atenas, era tratado como hijo de la tierra, y Heródoto le llama gegenes - «nacido de la tierra», «gigante» o «monstruo».

Dice el señor Hall: «En la mitología griega los gigantes eran los hijos del cielo y de la tierra, aunque algunos argumentaban que su padre era Tártaro, el infierno.  Los gigantes de la mitología griega, o gigantes nacidos en la tierra, como les llamaban en la lengua griega, eran una clase relacionada con los dioses.  Considere también a Cécrope, quien de acuerdo con Apolodoro, fue el primer rey de Ática, fue conocido como ‘un gegenes, cuya parte superior de su cuerpo era humana, mientras que la inferior era de un dragón’».

Si los traductores de la Septuaginta no hubieran querido que pensáramos de semidioses u hombres de enorme estatura, ¡ellos con seguridad escogieron la palabra equivocada!  Sin embargo, si por gegenes entendían que eran seres híbridos, mitad dioses - por ser hijos de los ángeles caídos, y mitad hombres - como hijos de las mujeres, entonces seleccionaron la palabra perfecta para describir a esas criaturas impías y no naturales, que coinciden con la descripción bíblica de los hijos de Dios - de criaturas celestiales que descendieron a la tierra y engendraron hijos.

No considerar la exposición que esos judíos alejandrinos ciertamente debieron aportar a la literatura griega y las numerosas historias sobre gigantes, es ignorar completamente el testimonio de ellos.  Lo hacemos, si interpretamos la palabra como algo diferente a criaturas que eran híbridas, un producto de los ángeles caídos y los humanos - quienes además tenían una estatura colosal.  ¡De hecho, en la mitología griega, estos gigantes tenían hasta nueve metros de altura!  Si los traductores hubieran querido indicar que estos hombres eran la descendencia del linaje piadoso de Set y la impía de Caín, con certeza habrían escogido una palabra diferente.

El Targum Jonatán traduce así Génesis 6:4: «Shemihaza y Uziel, quienes cayeron del cielo, estaban en la tierra en esos días».  Shemihaza y Uziel eran ángeles caídos, sobre quienes nos dice el Libro de Enoc, que tuvieron relaciones íntimas con mujeres de la tierra.  El Targum Jonatán añade específicamente que «cayeron del cielo», dando testimonio de cómo entendían la palabra Nefilim.  El Targum Onkelos traduce el versículo en una forma similar, dice: «Gigantes estaban en la tierra en esos días; y también cuando, después que los hijos de los poderosos se habían acercado a las hijas de los hombres».  La interpretación de este versículo es muy consistente en el testimonio antiguo: Que los demonios descendieron de su habitación y tomaron a mujeres y que de su unión sexual se originó una raza de gigantes, los cuales eran híbridos: mitad hombre y mitad demonio.

Uno puede preguntarse, cómo es posible que hubieran Nefilims después de eso, siendo que todos fueron destruidos en el diluvio, pero la respuesta es simple: los padres de los Nefilims eran demonios.  Mientras todo indica que quienes cruzaron la línea cuando se entremezclaron con los humanos fueron arrojados al pozo del abismo, tal parece que después de esta catástrofe otros debieron tener nuevamente relaciones con las mujeres y engendrar Nefilims.

Como resultado descubrimos que había gigantes en el territorio de Canaán cuando los hijos de Israel llegaron a tomar posesión de la tierra prometida.  Al verlos, perdieron la fe, creyendo que Dios no ganaría la batalla para ellos y por esta razón fueron llevados de regreso al desierto, en donde estuvieron errantes durante 40 años.  Cuando regresaron al territorio a la conclusión de ese tiempo, los Nefilims todavía se encontraban allí, pero el pueblo de Israel finalmente confió en Dios.

¿Quiénes eran los Nefilims, de acuerdo con la Biblia?

     Examinar las traducciones antiguas nos ofrece un sólido comienzo respecto a lo qué significa la palabra Nefilim.  A continuación analizaremos todo lo que la Biblia tiene que decirnos acerca de estos gigantes híbridos, mitad hombres y mitad demonios.  Primero que todo, notamos que hay una serie de versículos que actúan como ecuaciones, tal como si dijéramos: A es igual a B, y B es igual a C.  Aunque cada letra es única y tiene un nombre diferente, el valor es el mismo para todas.  Como por ejemplo, cuatro monedas de a 25 centavos son iguales a diez monedas de a diez, las cuales a su vez son iguales a un dólar.  En la misma forma, los versículos relacionados con los Nefilims nos muestran que ellos eran conocidos por nombres diferentes en muchos países, pero que eran iguales y lo mismo.

Correlación completa de los nombres de los Nefilims

     Si pensamos en los versículos que nos dan el valor de una ecuación, entonces Génesis 6:4 nos dice que A es igual a Nefilim.  Números 13:32 y 33 nos ofrece el segundo valor, B que es igual a los hijos de Anac:

Nefilim = Anaceo

•   “Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.  También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (Nm. 13:32, 33).
•   “...Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac” (Dt. 1:28b).

     Anac significa cuello largo o alto; los muchos versículos que hablan de los anaceos, mencionan que eran de gran altura.  Esto, claro está, concuerda perfectamente con el entendimiento que ya tenemos de los Nefilims o gigantes en el griego, los cuales como ya he mencionado eran híbridos, mitad hombre y mitad demonios.  De tal manera, que si los hijos de Anac son Nefilims, tal como implica el versículo, ¡entonces esto significa que también eran híbridos, mitad hombres y mitad demonios!  Como veremos más adelante, muchos de los pueblos del territorio eran realmente uno y los mismos, aunque tuviesen nombres diferentes, dependiendo del país en donde estuvieran hablando de ellos.

Anaceo = Refaím, Refaítas = Emitas

•   “(Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac.  Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas” (Dt. 2:10, 11).

Refaím, Refaítas = Zomzomeo = Anaceo

•   (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas.  Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar” (Dt. 2:20, 21).

Sehón rey de los Amorreos = Refaím, Refaítas = Amorreos

•   “Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón” (Nm. 21:26).

Og rey de Basán = Refaím, Refaíta = Amorreo

•   “Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón?  La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre” (Dt. 3:11).
•   “Y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés” (Dt. 3:13).
•   “Y poseyeron su tierra, y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los amorreos que estaban de este lado del Jordán, al oriente” (Dt. 4:47).
•   “Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?” (Dt. 9:1, 2).
•   “Porque hemos oído... lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido” (Jos. 2:10).
•   “Y el territorio de Og rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y en Edrei” (Jos. 12:4).
•   “Todo el reino de Og en Basán, el cual reinó en Astarot y en Edrei, el cual había quedado del resto de los refaítas; pues Moisés los derrotó, y los echó” (Jos. 13:12).
“Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim” (Gn. 14:5).
•   “Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros” (Jos. 17:15).
•   “Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas.  Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho” (Jos. 14:12).
•   “Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos.  Y la tierra descansó de la guerra” (Jos. 14:15).

Goliat, Lahmi y hermanos = Anaceo = Refaím, Refaíta

•   “Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod” (Jos. 11:22).
•   “Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes.  Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.  Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes.  Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervo” (2 S. 21:18-22).
•   “Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados.  Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.  Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes.  Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.  Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y de sus siervos” (1 Cr. 20:4-8).

Un pasaje paralelo a 1 Crónicas 20:8 es 2 Samuel 21:22, el cual le añade esta información importante: “Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos” (2 S. 21:22).

Después de la batalla en la cual Abraham terminó por rescatar a su sobrino Lot, Dios se le apareció y le prometió que tendría un hijo, quien heredaría el territorio.  Luego menciona algo muy interesante concerniente a los amorreos, agrega: “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Gn. 15:16).  Note que la razón por qué sus descendientes regresarían en la cuarta generación, era debido a la iniquidad de los amorreos, sugiriendo que mientras tanto en ese tiempo, los amorreos, quienes eran Nefilims, estaban llevando a cabo hechos perversos.

A continuación encontramos a los amorreos, exactamente después que Israel recibió la Ley en el monte Sinaí.  En el curso de un año, Dios los guió hacia la frontera de la tierra prometida y específicamente mencionó; “Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.  No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas” (Ex. 23:23, 24).

Descubrimos por este otro pasaje, que los amorreos todavía se encontraban en el territorio en el tiempo de los jueces: “Y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz” (Jue. 6:10).

Finalmente el momento de verdad para los israelitas después de salir de Egipto, fue cuando llegaron a la frontera de la tierra prometida, en Cades Barnea.  Ellos enviaron espías para explorar el territorio, quienes regresaron diciendo que la tierra era todo lo que Dios había dicho que era.

•   “Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.  Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.  Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.  Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.  También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (Nm. 13:29-33).

El hecho que Dios le ordenó a los israelitas que destruyeran a los hombres, mujeres y niños llega a ser lógico, si entendemos que tal como dice el texto, todas las personas en el territorio no eran simplemente hijos de Adán, sino una mezcla entre los hijos de Dios - los demonios y las mujeres humanas, tal como en los días de Noé.

El tamaño de los Nefilims

     El informe de los espías determinó los próximos cuarenta años para los israelitas.  Su falta de confianza en lo que Dios podía hacer por ellos, les negó la oportunidad de ver su mano obrando en sus vidas.  Sin embargo, no debemos pasar por alto los hechos de sus informes.  Primero, mencionaron que los habitantes del territorio eran mucho más fuertes que ellos, que la tierra tragaba a sus moradores, y que «todo el pueblo que vieron en medio de ella eran hombres de grande estatura».  No se trataba de unas pocas personas altas, sino que todos eran enormes.  De hecho, eran tan grandes, que los israelitas dijeron que si se comparaban con estos Nefilims, parecían “...como langostas; y así les parecían a ellos” (Nm. 13:33b).

Habiendo primero descrito al pueblo de la tierra, entonces los mencionaron por nombre, dijeron: “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes...” (Nm. 13:33a).  Note que Josué y Caleb no objetaron el informe.  Simplemente tenían fe en que Dios haría lo que había dicho.  Los Nefilims fueron la razón por qué los israelitas no tomaron posesión del territorio inmediatamente después de haber salido de Egipto.  Su presencia descorazonó a los espías, quienes consecuentemente dieron un mal informe.  Dios, aunque estaba muy molesto por la falta de confianza de Israel, no obstante estuvo de acuerdo con la descripción que el pueblo que habitaba el territorio, era de gran altura y también con la comparación de que los israelitas lucían ante ellos como langostas.

A pesar de todo, años más tarde en Amós 2:9 Dios dice: “Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo”.

El apoyo de Dios es significativo, Él declara que el tamaño de los amorreos era como los cedros y asimismo en el capítulo 40 de Job, compara el tamaño de la cola de behemot al de los cedros, dice: “He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; hierba come como buey.  He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre.  Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus muslos están entretejidos.  Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro” (Job 40:15-18).

Dios es muy claro al afirmar que la cola de behemot no era simplemente fuerte, y bien pudo haber mencionado cualquier otro árbol para comunicar ese mensaje.  Sin embargo, los cedros de Líbano eran famosos por su altura inmensa.  De acuerdo con una fuente de información, pueden crecer en cualquier lugar de 12 hasta 26 metros de altura, y el cedro de Líbano se encuentra entre los más altos.  Jehová el Señor compara asimismo sus huesos con el bronce, para enfatizar aún más que la criatura era extremadamente fuerte.
La descripción se ajusta muy bien a la de un dinosaurio, con su cola larga tal como se cree que era el diplodoco.  Una fuente de información sugiere que su cola bien podía tener unos 14 metros de largo.  La descripción de Dios, del behemot no es una exageración, sino que es consistente con la que tenemos sobre los dinosaurios.  Es muy posible que los cedros con los que Job estaba asociando su tamaño tuvieran entre 12 a 18 metros de altura en promedio.  De tal manera, que para ser tan conservadores como sea posible, si suponemos que la altura mínima del cedro, que Jehová tenía en mente era sólo de 12 metros, entonces tenemos el máximo aproximado de la altura de los amorreos.  Pero... ¿existe otra forma de poder calcular la altura de los gigantes en ese tiempo?

El tamaño de un codo en el día de Moisés

     Moisés describe el tamaño de la cama de Og, el rey de Basán, quien como ya vimos era un Nefilim, dice: “Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes.  Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón?  La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre” (Dt. 3:11).

Moisés afirma, que la dimensión de la cama de este hombre era nueve codos, pero... ¿cuál es la longitud de un codo?  Según el Diccionario Oxford, un codo era:
1.  La distancia de la parte del brazo comprendida desde el codo hacia abajo, hasta el antebrazo.
2.  Una medida antigua de longitud derivada del antebrazo, la cual variaba en tiempos y diferentes lugares, pero que usualmente tenía entre 45 a 56 centímetros de longitud.  El codo romano era de 44 centímetros y el egipcio de 52.

Tim Lovett, un experto en construcciones antiguas, revisó las referencias al codo alrededor del mundo, a fin de tener una comprensión firme sobre la longitud del codo que utilizó Noé en la construcción del arca.  Él nota que el más corto era el griego, que sólo tenía 36 centímetros, entre los más largos estaba el real persa de 64, y el arábigo de 65 centímetros.  A lo largo de los siglos, la longitud del codo varió, ¡tanto como 30 centímetros!  Sin embargo, podemos estar bastante seguros sobre cuál era la medida a la que se estaba refiriendo Moisés con relación a la cama del rey Og, porque es claro que los imperios griego, persa y árabe no eran prominentes en su día, por lo tanto eso de inmediato los elimina, así que el único imperio que se ajusta es el egipcio.

Moisés acababa de salir de Egipto, y en Hechos 7:22a, Esteban dice “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios...”   Como no tenemos registro de que Dios instituyera una nueva forma de medida, podemos con seguridad concluir que cualquier comparación dada, sería una con la que todo el pueblo de Israel estuviera familiarizado.  Considerando que eran esclavos y que fueron forzados a hacer ladrillos y a construir almacenes, las medidas debían ser muy importantes para ellos, por lo tanto, lo más natural y la única medida que podían haber conocido era la egipcia.  De tal manera, que cuando Moisés dice que la cama del rey Og tenía nueve codos de largo, es obligatorio hacer el cálculo, usando el largo del codo egipcio de ese día.

Tim Lovett hace notar, que el codo real egipcio original tenía un rango aproximado de 52 a 53 centímetros, mientras que el promedio era 54.  Esto es corroborado en dos lugares en la Escritura, los cuales hacen referencia al codo más antiguo y más largo.  El rey Salomón usó la medida más antigua cuando leemos en 2 Crónicas 3:3: “Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios.  La primera, la longitud, de sesenta codos, y la anchura de veinte codos”.  Asimismo en la visión que tuvo Ezequiel del templo futuro, las medidas que citó aparentemente son las más antiguas y las más largas.  “Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y palmo menor).  La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo.  Este será el zócalo del altar” (Ez. 43:13).
Por consiguiente, podemos concluir con confianza, que el codo al cual Moisés se refirió fue el real egipcio, el cual tenía 53 centímetros de longitud.  Si multiplicamos 53 por los nueve codos, tenemos que, el largo total de la cama era de 477 centímetros, o lo que es lo mismo, casi cinco metros de largo con un ancho de 212 centímetros, es decir un poquito más de dos metros.  ¡Era una cama gigantesca!

Moisés también menciona que la cama estaba hecha de hierro, lo cual excluye la idea de que quien dormía en ella, se trataba de un hombre pequeño con un ego muy grande, de otra manera no habría habido necesidad de mencionar el hecho que la cama era fuerte, que estaba hecha de hierro, a fin de soportar el peso de alguien con proporciones enormes.  De tal manera que podemos suponer que Og debía ser un poco más pequeño, que la cama en la que dormía y que por consiguiente, debía tener aproximadamente unos cuatro metros, 57 centímetros de altura.

Sin embargo, también existe la posibilidad que cuando Moisés dijo “cama”, de hecho se estuviera refiriendo a su sarcófago, su ataúd.  Esto tendría sentido, dado el hecho, que...

a) En el hebreo no existe una palabra única para sarcófago además de cama, y
b)  Esta cama aparentemente estaba en exhibición, ya que dice Deuteronomio 13:11, “¿no está en Rabá de los hijos de Amón?”.
Sería muy extraño tener la cama de su antiguo rey, colocada de aquí para allá, aparentemente en exhibición.  Sin embargo, poder visitar los sarcófagos de sus reyes caídos, es algo que sí tiene sentido.  Si ese es el caso, entonces sugeriría que la “cama”, no era para dormir por las noches, sino que había sido hecha para que colocaran su cuerpo dentro de ella.  De tal manera que estas dimensiones de manera más apta describen el tamaño verdadero de un rey Refaím, que medía cerca de cuatro metros, 70 centímetros de alto y cuya anchura de los hombros era de dos metros.

Pero... ¿Cuál era su tamaño?

     Para tener una idea de cuán grandes eran estas personas, considere que el hombre norteamericano tiene una altura promedio de un metro con 80 centímetros, mientras que Goliat medía aproximadamente tres metros 18 centímetros y Og cuatro metros con 70 centímetros.

Debemos señalar, que los gigantes que habitaban el territorio no eran sólo hombres altos como los jugadores de baloncesto de hoy.  Tampoco eran los israelitas de la antigüedad significativamente de más baja estatura que en la actualidad, y que al ver a hombres de un metro con 80, o de dos metros trece centímetros, pensaran que se trataba de gigantes, ¡tal cómo algunos teólogos liberales han sugerido!  El rey Og era por lo menos, dos veces y medio más alto que un hombre de un metro con 80.
Esas medidas son posibles, si verdaderamente tal como dice el capítulo 6 de Génesis, los ángeles caídos tomaron mujeres y procrearon a los Nefilims.  Sin embargo, estas medidas son ilógicas si aceptamos la teoría de los hijos de Set y las hijas de Caín, porque no hay razón alguna para que una persona piadosa y una impía procreen hijos de cuatro metros con 57 centímetros de altura.  Sin embargo, los demonios y los seres humanos sí podrían producir una monstruosidad de esta naturaleza.

¿Cuál era el peso de rey Og?

     Vamos a considerar otras implicaciones de una persona con tal estatura.  Supongamos que fuese equivalente a un hombre de 90 kilos, alguien que tiene una figura normal, pero que no es un atleta profesional y tiene aproximadamente un metro con 80 de altura.  Sin embargo, sabemos que el rey Og era dos veces y medio más alto, pero... ¿cuán pesado era?  Galileo Galilei, el astrónomo, matemático, físico y filósofo italiano, consideró el asunto con relación a los animales, pero este principio es lo mismo para las personas.

El Instituto Indio de Astrofísica, tomó en cuenta la teoría de Galileo con relación al tamaño, la fuerza, los huesos y la estructura.  Dice: «Considere dos animales de diferentes tamaños que son geométricamente similares.  Si el más largo, tiene una longitud doble que el animal más pequeño, también es el doble de ancho y el doble de alto.  La criatura más grande supera en peso a su contraparte más pequeña, ocho veces».

La fórmula que acabo de citar es igual a dos por dos, por dos, que es igual a ocho.  Por consiguiente, para calcular el peso del rey Og, necesitamos obtener el cubo de dos y medio, que sería 15,625.  Lo cual quiere decir, que el rey Og debía pesar 15,625 veces más, que un hombre de un metro con 80 centímetros de hoy, y que por lo tanto, su peso era igual a 15,625 por 200, ó lo que es igual a 3.125 libras ó 1.420 kilogramos.

Considerando que el rey Og era un guerrero, podemos suponer que era capaz de levantar, por lo menos el equivalente del peso de su propio cuerpo, ya que eso es lo que puede alzar potencialmente un hombre de 90 kilos, e incluso hay algunos que levantan entre 180 a 226 kilos, mucho más del doble de su peso.  De tal manera, que incluso en el caso de que sólo levantara el peso de su propio cuerpo, ¡podía sostener con cada brazo un caballo de 680 kilos con su jinete encima y lanzarlo por el aire!  En términos modernos, podría levantar un automóvil de tamaño mediano.

Una tierra que traga a sus moradores

     Los israelitas también dijeron que era “tierra que traga a sus moradores”.  Sería muy fácil sugerir que simplemente estaban exagerando, o usando una hipérbole.  Sin embargo, cuando consideramos lo mucho que debía comer el rey Og, comenzamos a ver que dieron una descripción exacta, ¡de lo que les gustaba a los gigantes!  Si usamos los cálculos más conservadores de peso, entonces él habría necesitado consumir por lo menos 22.657 calorías diarias, sólo para permanecer vivo, de acuerdo con la tasa de metabolismo basal, la cual se calcula con base a la altura, peso de la persona, y las calorías que necesita para vivir si no está realizando ningún trabajo significativo diario.  Vamos a poner todo en perspectiva, para ver cómo el rey Og y los otros gigantes del mismo tamaño estaban tragándose a los habitantes, los cuales supuestamente eran animales, ya que esperamos que no fuesen seres humanos.

Primero que todo, el norteamericano promedio hoy ingiere unas 4.000 calorías diarias.  En 1909, el promedio comía cerca de 3.500, unas 500 calorías menos, aunque el consumo diario de calorías recomendado es de sólo 2.000.  Por consiguiente, el rey Og debía comer el equivalente a lo que ingieren seis o siete norteamericanos modernos.  Pero... ¿qué cantidad comía una persona promedio en ese tiempo?  Mientras no tenemos ningún registro detallado, basados en la estatura de ellos, un metro con 67 centímetros a un metro con 70, y el tipo de comida que tenían, además del hecho que no contaban con los azúcares de hoy y las comidas procesadas, podemos estimar que el ingreso de calorías era de unas 1.600 por día.  Eso significa que el rey Og necesitaba, sólo para permanecer vivo, lo mismo que necesitarían aproximadamente nueve personas de tamaño normal.  Sin embargo, si convertimos sus necesidades en pizzas, habría necesitado 12 pizzas de 30 centímetros de diámetro, las que equivalen a 1.840 calorías cada una.  Si convertimos en hamburguesas de carne con queso, entonces necesitaría 63 diariamente, y si lo convertimos en corderos, consumiría un cordero entero cada dos o tres días, sólo para satisfacer sus necesidades básicas diarias.  Imagínese si estuviera preparándose para una fiesta, o para la guerra.  Claro está, todos estos cálculos son sólo para su tasa metabólica basal, lo cual es el mínimo requerido para permanecer vivo cada día.  Es muy posible que su consumo diario fuera el doble, y eso suponiendo que no comiera en exceso.  Dado el hecho de que era un gigante, ¡debía mantenerse comiendo y comiendo!  ¡Debía ingerir un equivalente a más de 30 pizzas ó 154 hamburguesas de carne con queso por día!

Generalmente las personas más fuertes son las primeras en comer, por consiguiente, es fácil suponer que necesitaba numerosos animales, plantas, frutas, además de agua y vino.  Por lo tanto, los espías no estaban exagerando cuando dijeron que era una tierra que se tragaba a sus moradores.  Los Nefilims, ciertamente debían comer de continuo y requerir muchos animales para satisfacer su apetito insaciable.  Por consiguiente, podemos identificarnos con los israelitas y el miedo que tenían a la tierra, que se «tragaba a los moradores».  Lo triste fue, que no prestaron atención a Dios, cuando los exhortó con estas palabras poderosas.  “Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho” (Dt. 9:3).

Aproximadamente 500 años después, David se enfrentaría con Goliat, quien también era descendiente de los Refaíms, como dice 1 Crónicas 20:5 y 6: “Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.  Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes”.

Goliat medía seis codos, lo que equivale a tres metros con 18 centímetros.  Eso significa que era 1,72 veces más alto que un hombre de un metro con 80 centímetros.  Una vez más, usando nuestra fórmula del cubo para calcular el peso, necesitamos averiguar el cubo de 1,72 el cual es igual a 5,088 y multiplicarlo por el peso del hombre de 90 kilos y Goliat habría pesado aproximadamente unos 484 kilos.  De tal manera que el rey Og pesaba cerca de 1.417 kilos y Goliat que era un tercio más bajo, 484 kilos.  Es obvio que eran dos personas enormes, lo cual hace comprensible que los israelitas les tuvieran miedo.  La evidencia bíblica es concluyente: los Nefilims, en verdad eran hombres de estatura extraordinaria, descendientes de madres humanas y ángeles caídos.

Confirmación extra-bíblica

     Números 13 del Targum Jonatán declara que los gigantes eran maestros del mal, dice: «El país a través del cual hemos pasado para explorar, es una tierra que mata a sus habitantes con enfermedades, y todas las personas que habitan en ella son gigantes, los hijos de Anac de la raza de los gigantes».
El Targum hace referencia a los gigantes en el territorio, indicando que eran del mismo linaje de esos que perecieron en el diluvio, lo cual una vez más demuestra que creían que eran Nefilims.

Dice el Targum Jonatán en Deuteronomio 2: «Los Emtanaia moraban en él desde la antigüedad, un pueblo grande numeroso y poderosos como gigantes.  Los gigantes que moraban en la planicie de Geyonbere, eran también considerados como los gigantes que perecieron en el diluvio; pero los moabitas les llamaban los Emetanee».

Finalmente, vemos en el Targum Jonatán, cómo creían y entendían los antiguos judíos lo que le dijo el Señor a Moisés.  Lo entendían como una referencia a su Shekinah, el cual es también conocido como el Verbo.  Note que los gigantes eran verdaderamente más grandes y poderosos que los israelitas.  De hecho, eran tan grandes, que Dios dijo que los cuidaría personalmente.  “Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho” (Dt. 9:1-3).

Josefo y Baruc

     A continuación nos volvemos a Josefo, quien describió a los gigantes como seres extremadamente grandes y cuyos huesos todavía estaban a disposición, incluso en su día.  Dice en Antigüedades de los Judíos, libro 5, capítulo 2, parágrafo 3: «Por esta razón trasladaron el campamento a Hebrón, la que tomaron matando a todos los habitantes.  Quedaba todavía la raza de los gigantes; tenían un cuerpo tan grande y un rostro tan distinto de los demás hombres, que sembraban pánico con su presencia e impresionaban con su voz.  Los huesos de esos hombres todavía se exhiben hasta hoy, diferentes a los de todos los demás hombres».

De manera similar a Josefo, el escritor del libro de Baruc menciona la fama de ellos y su gran altura.  Dice en el capítulo 3 versículo 26: «Allí nacieron los famosos gigantes de los primeros tiempos, de gran estatura y expertos en la guerra».

El libro de Jubileos

     El libro de Jubileos, de los rollos del mar Muerto, también registra el hecho de la gran altura de los gigantes e incluso presenta medidas específicas.  «Pero antes de que ellos llamaran a la tierra de Gilead la de los Refaím; porque era el territorio de los Refaím, y los Refaíms eran nacidos allí, gigantes cuya altura era de diez, nueve, ocho hasta siete codos».

Conclusiones bíblicas y extra-bíblicas

     De tal manera que podemos concluir que los Nefilims y todos los otros nombres que están en la Escritura, para ellos no eran simplemente la descendencia de un padre humano con una madre humana.  No hay evidencia absoluta al respecto, que surgieran como resultado, de que los hijos buenos de Set se volvieron malos y luego se casaron con las hijas malas de Caín.  El mundo antiguo creía hasta el tiempo de Agustín en los Nefilims.  Cada intérprete antes de Nicea; judío y cristiano, estaba convencido que los hijos de Dios eran ángeles que habían tenido relaciones sexuales con mujeres.  La descendencia de esa relación fueron los Nefilims.  Si ellos eran híbridos, mitad demonios y mitad hombres en los días de Noé y después de eso, entonces... ¿será eso mismo para el tiempo del retorno de Jesús?

Descubrimientos modernos de gigantes

     Ya hemos visto que la Biblia enseña claramente, que la unión de los demonios y las mujeres produjo una raza de híbridos conocidos como los Nefilims, quienes estuvieron en la tierra antes del diluvio y después de eso.  Hemos visto que todos los judíos de la antigüedad y la literatura cristiana antes de Nicea, que hablaba de los días de Noé, unánimemente estaban de acuerdo en que los demonios entremezclaron la simiente de ellos con las mujeres y produjeron la raza híbrida conocida como los Nefilims.  Por consiguiente, lo lógico es encontrar alguna evidencia arqueológica de su existencia.

Además de los muchos relatos registrados por escritores modernos, de exploradores y mineros que descubrieron hombres de grandes proporciones, también están los descubrimientos arqueológicos.  Sin embargo, en nuestro día, ver no es siempre creer, porque programas de computadora como Photoshop pueden hacer que lo irreal luzca muy convincente.  Desafortunadamente, hay muchas fotos circulando por Internet que son falsificaciones aunque luzcan auténticas.  De tal manera, que nuestro reto será explorar por nosotros mismos, y determinar cuál es la evidencia legítima y cuál no.

En esta parte de nuestro estudio, el hermano Douglas Hamp seleccionó cuidadosamente fotografías y noticias de periódicos, publicadas mucho antes de la aparición de la computadora, todo lo cual proviene de fuentes de información que pueden ser verificadas por los escépticos que leen este artículo.  Mientras la tesis de este estudio no depende de esta evidencia, es importante porque comprueba que había gigantes en esos días y después de eso, teniendo siempre en mente que Jesús dijo, que su venida sería como en los días de Noé.

Gigante irlandés

     Una forma para probar la autenticidad de la evidencia fotográfica, es buscar esas fotografías que fueron tomadas antes de la invención de la computadora y el programa Photoshop.  Sin embargo, eso no quiere decir que el objeto en la fotografía tiene que ser necesariamente real, sino que por sí misma no ha sido fabricada o alterada con la ayuda de una computadora.  Uno de tales ejemplos es el que nos trae el arqueólogo W. G. Wood-Martin, quien en 1901 escribió sobre tradiciones irlandesas pre-cristianas en su libro, Rastros de los credos antiguos de Irlanda: El cuadro de un folclor.

En su libro él incluye tanto evidencia textual como fotográfica de gigantes.  El texto es intrigante y corrobora lo que hemos estado investigando sobre ellos.  Wood-Martin cita a Agustín en su capítulo sobre «La vida y tamaño de los prediluvianos».

Dice: «Concerniente a la magnitud de sus cuerpos, las tumbas descubiertas por la edad o por la fuerza de los ríos y varios accidentes, convencen especialmente a los incrédulos cuando quedan expuestas a la luz, respecto a donde cayeron los huesos de increíble magnitud de los muertos.  Yo he visto, y no soy el único, en las playas de Útica, una muela de un hombre tan grande, que si se cortara en pequeños modelos de dientes como los nuestros, habría sido suficiente para hacer cientos de ellos.  Pienso que esto perteneció a algún gigante, ya que los cuerpos de todos estos hombres eran mucho más voluminosos que los nuestros, los gigantes una vez más, excedían mucho a los demás.  Jack Kirby, en su ‘Maravilloso y excéntrico museo’ publicado en 1920, dedicó un capítulo a la descripción de los ‘Restos gigantescos’, y declara que: ‘todos los documentos públicos hacen mención a un monumento extraordinario de estatura gigantesca, descubierto por dos obreros en Leixlip Churchyard, el 10 de julio de 1812.  Parece que pertenecía a un hombre de no menos de tres metros de altura, y se creía que es el mismo mencionado por Keating - Phelim O’Tool, sepultado en Leixlip Churchyard, cerca de Salmon Leap, hace 1.250 años’.  En el lugar se encontró un anillo gigantesco de oro puro.  No había inscripción o caracteres de ninguna clase en él.  Se dice que uno de los dientes era tan grande como un dedo ordinario índice».

Wood Martin incluye entonces una historia y fotografías tomadas por la revista Strand Magazine, en la edición de diciembre de 1895 y dice que «permite que el lector sea el Juez sobre la autenticidad del gigante irlandés fosilizado, el cual describe así: ‘Prominente entre los artículos más extraordinarios jamás conservados por una compañía ferroviaria, está el gigante irlandés fosilizado, el cual en este momento se encuentra en la Compañía Ferroviaria London and North-Western Railway, en la calle Broad... Se asegura que esta monstruosa figura fue desenterrada por el señor Dyer mientras buscaba hierro en el Condado Antrim’.

     Sus medidas principales son: entero largo tres metros con 70 centímetros, ancho del pecho un metro con 98 centímetros; largo de los brazos un metro con 37.  Tiene seis dedos en el pie derecho.  Su peso bruto son dos toneladas 15 CWT; de tal manera que se necesitaron media docena de hombres y una poderosa grúa para colocar este artículo o propiedad perdida en posición para C. F. Wood-Martin, el artista de la revista ‘Strand Magazine’ de diciembre de 1895».  (Esta fotografía aparece publicada en el libro Corrupting de Image, de Douglas Hamp, autor de esta fascinante serie de artículos).

Pero... ¿exactamente a cuánto equivalen dos toneladas 15 CWT?  Debido al hecho que este artefacto fue medido en Inglaterra, debemos usar las unidades imperiales de medidas.  La tonelada británica larga, equivale a 2.240 libras, mientras que la norteamericana es dos mil libras.  El peso central abreviado CWT equivale a 112 libras.  De tal manera, que el peso total de dos toneladas largas es 4.480 y las 15 CWT son 1.680.  Por consiguiente, el peso completo en libras es 6.160.  Claro está, el hombre en el ataúd no pesaba tanto cuando estaba vivo, ya que el proceso de fosilización se sumó al peso total.  No obstante, el Gigante de Antrim corrobora cómo debió ser el rey Og de Basán.

Si regresamos a los cálculos originales hechos primeramente por el físico, matemático y astrónomo italiano Galileo, entonces midiendo el doble de la altura del hombre hoy, estimada en un metro con 80 centímetros y un peso óptimo de 90 kilos, el Gigante de Antrim, debía tener un peso neto de 725 kilos.  No sólo el gigante irlandés, era 61 centímetros más alto que Goliat, sino que también tenía seis dedos en el pie derecho, exactamente como los Refaíms, quienes eran considerados Nefilims.  Dice 1 Crónicas 20:6: “Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes”.

El gigante irlandés fosilizado, de ninguna manera es el único ejemplo.  Hay numerosos informes escritos por arqueólogos respetables, que testifican el hecho de que los gigantes eran reales.  Además de las pruebas presentadas sobre el gigante irlandés, Douglas Hamp se proveyó de evidencia adicional que no está sometida a ningún tipo de trucos de Photoshop.

Huella petrificada de un pie de más de 61 centímetros de largo

     Una noticia publicada en el Chillicothe Weekly Constitution de 1917, también habla de la huella enorme de un pie que fue descubierta en una mina de carbón en Iowa, Estados Unidos.

Dice: «Una huella petrificada de más de 61 centímetros de largo fue descubierta en una mina de carbón cerca de Lehigh por mineros en Fort Dodge, Iowa.  Está perfectamente formada y pesa más de 13 kilos.  El pie fue extraído por los mineros a un nivel de unos 27 metros de profundidad de la mina».
Usando la misma fórmula que hemos empleado para deducir el peso, podemos calcular que el poseedor del pie, tenía probablemente unos cuatro metros de alto.

Periódico New York Tribune: “Gigante prehistórico”

     De acuerdo con el New York Tribune, del 3 de febrero de 1909, un esqueleto humano de cuatro metros con 57 centímetros de altura, fue desenterrado en México.  Recordamos que el rey Og de Basán tenía esa misma altura y fue reconocido como un Nefilim.

Decía el periódico: «Se han recibido noticias aquí desde México, que en Ixtapalapa, un pueblo a unos 16 kilómetros al sureste de la ciudad de México, se descubrió lo que se cree es el esqueleto de un gigante prehistórico de tamaño extraordinario.

     Mientras un peón excavaba para poner los cimientos de una casa en el Estado de Agustín Juárez, encontró el esqueleto de un ser humano que se estimó tenía cuatro metros 57 centímetros de alto, y que debió vivir hace cientos de años, a juzgar por el estado osificado de los huesos’.

     Rómulo Luna, Juez del distrito, ha tomado posesión del esqueleto el cual está completo con excepción del cráneo.  El Juez Luna dice que tan pronto como concluya la búsqueda por el cráneo, el esqueleto será enviado al museo nacional de México, el cual cuenta con una colección invaluable de antigüedades aztecas.  Se dice que el museo nacional, ha hecho arreglos para investigar este ‘descubrimiento’.

     El hallazgo del esqueleto ha revivido la antigua leyenda azteca, de que en los tiempos prehistóricos una raza de gigantes vivía en el valle de Anahuac, un nombre dado por los aborígenes mexicanos a esa parte de la planicie mexicana casi correspondiendo al moderno valle de la ciudad de México.  Conforme la historia continúa, estos gigantes conocidos como los Quinatzins, fueron después destruidos por los olmecas, quienes también eran de gran estatura, y quienes a cambio perecieron por un terremoto, interpretado como una expresión de la ira de Dios».

Gigantes de la Francia prehistórica

     La publicación Oelwein Register del 8 de noviembre de 1894, informó que los científicos confirmaron el hallazgo de una raza de gigantes, entre tres a cuatro metros con 57 centímetros de estatura.

Decía: «En un cementerio prehistórico recientemente descubierto en Montpellier, Francia, mientras los trabajadores estaban excavando un depósito para abastecimiento de aguas, fueron descubiertos cráneos humanos que medían 71, 78 y 82 centímetros en circunferencia.  Los huesos que los obreros descubrieron también eran de proporciones gigantescas.  Los hallazgos fueron enviados a la Academia de París para un estudio.  Uno de los científicos encargado de examinar los esqueletos, dijo que habían pertenecido a una raza de hombres que tenían entre tres a cuatro metros 57 centímetros de alto».

Extraño descubrimiento de mineros en la mina Apolo

     Publicado en la edición del periódico Charleroi Mail, de julio de 1909, estaba una noticia sobre un gigante petrificado que quienes lo descubrieron consideraron como absolutamente humano.  El problema es que de acuerdo con la evolución, ninguna persona podía encontrarse a tal profundidad ya que eso indicaría que la persona vivió hace millones de años, pero según la Biblia había gigantes en la tierra antes de los días del diluvio y el hecho de que se encuentren gigantes sepultados a tanta profundidad de la tierra, sólo sirve para confirmar la veracidad de la Biblia y el diluvio.

Dice el periódico: «A 23 metros de profundidad bajo la superficie - fueron descubiertos un cráneo y hombros humanos petrificados - que a no dudar se trata de restos humanos - El museo está llevando a cabo investigaciones ya que es algo muy raro».

Conclusión

            La evidencia que hemos visto en esta parte de nuestro estudio confirma lo que dice la Biblia.  Dado el caso que hay tantas fotografías falsificadas en Internet, lo más prudente es examinar fuentes de información muy anteriores a la aparición de Photoshop.  Por consiguiente, el hermano Hamp presenta copias de periódicos muy antiguos, incluyendo testimonios y fotografías de descubrimientos extraños.  Ofrece toda esta información para que cualquier persona inquisitiva, pueda verificar los detalles.  Por consiguiente, la conclusión a la que hemos llegado es que en el pasado existieron hombres de extraordinaria estatura, lo cual sólo sirve para confirmar que quedaron sepultados durante un gran cataclismo que le sobrevino a la tierra, el cual obviamente fue el diluvio en los días de Noé.

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