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Principio de dolores

  • Fecha de publicación: Miércoles, 14 Mayo 2008, 19:05 horas

El 11 de Septiembre del 2001 será recordado como el día de “La mayor tragedia de Estados Unidos de América”. Al menos muchos comentaristicas así lo piensan.

Pero... ¿No será que estamos notando ya lo que el Señor llamó “Principios de dolores?”. De ser así, esta tragedia es una pálida muestra de lo que se avecina. Y conste, no se trata aquí de sensacionalismo teológico ni de falsa alarma. Se trata de advertencias bíblicas tan clara que hasta un niño podría entenderlas. Veamos algunas declaraciones del libro de Dios, la Biblia:

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mt. 24:6-8).

No queremos ni pensar en todo aquello que la Biblia nos dice. La idea de que las cosas en el mundo van bien y que cada segmento de la sociedad está encontrando su lugar en el complicado cuadro mundial, es falsa. Las cosas no van ni irán mejorando. Un sabotaje, una acción suicida, aunque es muy dolorosa y alarma a los hombres, especialmente nuestro Continente que no ha sufrido las guerras del Continente Europeo, por ejemplo, hace que busquemos el por qué y cómo. Pero es muy raro que un político o un religioso acostumbrado a su rutina simplemente tradicional, entiendan qué esperar y cómo prepararse.

Es bastante extraño que, puesto que es virtualmente imposible que uno suba a un avión con cualquier tipo de arma, y que justamente esto ocurra en un país que está en la vanguardia tecnológica. Tanto el equipaje de carga como el de mano y los mismos pasajeros, son todos examinados cuidadosamente para evitar incluso cualquier cosa que podría servir como arma blanca. ¿Cómo lograron estos individuos sus objetivos suicidas? ¿Cómo es que no fueron detectados? Yo tengo constancia de que Estados Unidos ya ha alertado una y otra vez que un tipo de sabotaje de alcances hasta ahora desconocidos, se acercaba. Esto significa que el servicio secreto y todas las autoridades redoblaron sus esfuerzos para detectar cualquier maniobra en tal sentido. ¿Por qué no pudieron hacerlo? ¿Es posible que la sociedad sea tan vulnerable ante un cuadro como el presente?

No, esta seguramente no será la recordada como “La Mayor Tragedia del país (USA)”. Más bien, creo yo, que estamos ante lo que la Biblia llama “Principio de dolores”. Todo se prepara para una... “destrucción repentina”. Jesús dijo: “Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá” (Mr. 13:19).

Lo que por ahora vemos es apenas una muestra limitada de todo cuanto se avecina. Esto no quiere decir que los hombres, la humanidad en general, se arrepentirán y clamará a Dios. No, no habrá tal cosa. Todo el mundo, tanto políticos como psíquicos, religiosos y militares, siempre asegurarán que... “no hay por qué desesperarse, que todo está bajo control”. Pero la versión de Dios es completamente diferente, porque él nos dice que la muerte llegará a ser tan común en todo el planeta, que dos tercios de la humanidad perecerán por diversas razones. Como guerras, pestes, hambre, suicidio, plagas, terremotos, maremotos y terribles manifestaciones del cielo, manifestaciones que ni idea tenemos, salvo que el Señor dijo: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramidos del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos (el espacio sideral) serán conmovidas” (Lc. 21:25,26).

¿Cuál es la esperanza para el cristiano, el que es salvo por la fe en Cristo? “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc 21:28).

¿Dice la Biblia que dos tercios de la humanidad perecerán? El profeta de Dios, llamado Zacarías dijo esto unos 500 años Antes de Cristo:

“Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; más la tercera quedará en ella” (Zac. 13:8).

Según el último informe de las Naciones Unidas, actualmente la población mundial es de 6 mil millones de personas. Si dos tercios serán muertos debido a los acontecimientos apocalípticos, esto significa que morirán, por diversas razones, y en pocos años, nada menos que 4 mil millones de personas. Nuestros gobernantes pueden hacer todas las declaraciones que quieran, a segurándonos que todo está bajo control, pero tal cosa no sucederá, sino que Dios dice que él conmoverá no solamente la tierra, sino el cielo también. Isaías el profeta también menciona cómo la tierra será “vaciada” de su población, cuando dice:

“La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. La se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres” (Is. 24:3-6). Luego, un poco mas adelante el mismo profeta agrega:

“Temblará la tierra como ebrio, y será removida como una choza; y se agregará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará” (Is. 24:20).

EXISTE UN PLAN BIEN DELINADO POR DIOS

Lamentablemente nuestro agonizante planeta no se recuperará. Aquellos que hacen tanto por concervar la tan mentada...“madre tierra” , tendrán que aceptar que su final será desastroso, no por la contaminación, ni por talar los árboles, sino que Dios se encargará de limpiarla de tanto pecado. El apóstol Pedro dice:

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos siendo quemados se fundirán!” (2 P. 3: 10-12).

Pero.... ¿cuál es la esperanza para el cristiano?

“Pero nosotros (cristianos) esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensible, en paz” (2 P. 3:13,14).

Aunque es doloroso leer y ver, vía televisión lo que ha ocurrido en New York y pensar en la cantidad de inocentes que murieron sin siquiera haber imaginado lo que les esperaba, nosotros, como hijos de Dios, debemos saber que lo ocurrido, es como que si el Señor nos dijera.... “Estoy muy próximo a llevarlos conmigo, manténganse firmes en la fe, no se desesperen, procuren compartir con la mayor número posible el Evangelio de Salvación. Dejen todo pecado que pudiera opacar vuestro testimonio, porque yo he comenzado ya la cuenta regresiva para dar paso al rapto de la iglesia”.

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